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EL SENTIDO DE LA VIDA

Desde sus orígenes el ser humano se descubrió a sí mismo, viajando, explorando,


descubriendo, preguntándose; y cada vez que aprendía algo nuevo de otros, ya sea una
manera diferente de ver las cosas, de decirlas o de disfrutarlas, incorporaba nuevas formas de
ser “humano”.

La vida de toda persona necesita ir definiéndose, ir trazando un camino a partir de las


experiencias y decisiones que vaya tomando. Este camino le da una orientación, le da un
sentido a su vida. No se trata de vivir experiencias aisladas y desarticuladas sino que, en la
medida de lo posible, se intente orientarlas hacia un camino personal.

El sentido de la vida es quizá el enigma más difícil de resolver, con el cual se enfrentan los
filósofos y todo ser humano. Ello va a influir, en gran medida, en el grado de realización que se
alcance.

Para que esta ruta o camino personal vaya cobrando sentido se requiere de reflexión, así como
de ir entendiendo los aspectos que encaminan o alejan de las metas.

A veces vivimos sin pensar qué queremos realmente, de qué manera y cómo lo podemos
conseguir, porque estamos enfrascados en lo cotidiano, en las demandas del contexto o en los
intereses personales actuales. Tomar las riendas de la vida supone exigirse coherencia y
autenticidad para mantenerse fiel a los propios proyectos. Nuestros proyectos buscan alcanzar
la felicidad.

El camino se inicia prestando atención a las necesidades, tanto físicas como emocionales, por
ejemplo: alimento, salud, libertad y autonomía, confianza en uno mismo, relaciones
interpersonales satisfactorias, buenos niveles de autoestima, sentirse capaz de lograr metas,
autorrealización.

El(la) adolescente está en proceso de descubrimiento de su identidad, por eso le es difícil tener
claridad sobre sus metas, sus deseos, su vocación. Por ello, la labor del docente es acompañar
y ayudar a clarificar el sentido de los pequeños pasos que va dando para la construcción de su
proyecto personal.

El psiquiatra austriaco Viktor Emil Frank dijo que la sociedad se olvida de “satisfacer la más
humana de todas las necesidades del hombre, la de encontrar sentido a la vida”.

Se tiene que ayudar a los(las) jóvenes a encontrar sentido a sus vidas, a encausar y armonizar
sus energías en pos de sus objetivos.

1. ¿QUÉ ES EL SENTIDO DE LA VIDA?


El sentido de la vida es una de las preocupaciones que ha estado presente a lo largo del
tiempo y está relacionada con el grado de realización que alcancemos durante nuestra
existencia.
Muchos jóvenes son presionados por padres, escuela, amigos, etc., para tomar
decisiones sobre qué hacer o qué estudiar con el objetivo de conseguir determinadas metas
que les permitan lograr bienestar en el futuro.
El problema está en que la sociedad actual intenta imponer un modelo de realización
personal, por intermedio del “temer” “disfrutar”, así como del “conseguir” de manera
individual, más que del “ser”, “ayudar” y del “dar”. Si el sentido de la vida está puesto en las
cosas materiales, esto hará que se persigan expectativas de acumulación y disfrute de
bienes también materiales, las cuales, de no poder lograrse, provocarán la sensación de un
futuro incierto o con frustración.
El sentido que le encontremos a nuestra vida orientará nuestro camino, tanto las metas
personales a seguir como la manera de lograrlas. Este sentido organiza nuestra energía,
nuestras acciones y decisiones y las orienta hacia un mismo fin, el de nuestra realización
personal.
2. ¿PARA QUÉ PENSAR EN EL SENTIDO DE LA VIDA?
Debemos pensar en e sentido de la vida para:
• Encontrar respuestas a los problemas que vivimos.
• Pensar y encontrar formas de vivir mejor.
• Encontrar la manera de vivir con alegría, con intensidad, con disfrute.
• Buscar mejores formas de vivir en armonía con los otros.
• Planificar y ordenar nuestra vida, nuestras decisiones, nuestras acciones.
• Pensar en las formas de transformar nuestra realidad.
1. ¿CÓMO ENCONTRAR EL SENTIDO DE LA VIDA?
El sentido de la vida se hallará reflexionando sobre cuestiones básicas, tales como:
¿quiénes somos?, ¿qué queremos?, ¿qué es importante para nosotros…? (a nivel
intelectual, social, emocional, espiritual, etc.), ¿de qué manera somos felices?, ¿cuáles son
nuestros ideales?, ¿con qué valores nos comprometemos?, ¿cuál es el papel que tenemos
dentro de la sociedad?, ¿cómo podemos contribuir a la felicidad de otros?, ¿qué estamos
haciendo a respecto?... muchas de estas y otras respuestas nos irán dando el sentido que
buscamos para nuestra vida.
A continuación, presentamos algunos elementos que pueden ayudar en este complejo
proceso de búsqueda:
• Tomar lo mejor de la vida. Quiere decir valorar los aspectos positivos de la vida,
manteniendo una actitud positiva. También se refiere a la capacidad de disfrutar de las
experiencias que uno tiene, las relaciones, lo que se aprende, etc.
• Asumir las responsabilidades. Reconocerlas y cumplirlas, asumiéndolas como retos,
ayudará a crecer y a descubrir las propias posibilidades. Todo ello dará mayor
autonomía e independencia.
• Buscar ser auténtico. Es ser consciente de lo que uno(a) es y quiere, analizando
críticamente las presiones del contexto para no dejarse llevar.
• Plantearse metas. Intenta alinear nuestras expectativas, decisiones y las actividades
que realizamos en función de determinadas metas.
• Ser consciente y sensible a las necesidades de los otros. Esto permite valorar y
comprometerse con e bienestar de los demás. Al hacerlo, alcanzaremos el bienestar
personal.
Las personas encuentran el sentido de sus vidas en sí mismas y en la relación con los
demás. Ello implica un ejercicio diario que requiere de esfuerzo. En este proceso se vivirán
éxitos y fracasos, pero es necesario saber que nos vamos construyendo y que debemos
aprender incluso de nuestros errores.
La idea del sentido de la vida se refiere, entonces, al camino que se elige para vivir y al
significado que tiene para nosotros y para los demás. Este camino lo vamos construyendo
día a día y depende de cada persona.

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