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Proyecto de Cooperación CE-MERCOSUR en Materia Estadística II

PROGRAMA DEMOGRAFÍA BÁSICA


FORMACIÓN A DISTANCIA

Curso Básico de Demografía a Distancia

Módulo Teórico

III

Mag. Mónica Bankirer

1
MODULO III

Al finalizar el módulo el alumno será capaz de:


- Identificar las principales fuentes de datos para el estudio de la fecundidad.
- Calcular e interpretar las medidas directas de la fecundidad.
- Reconocer las ventajas y limitaciones de los diferentes indicadores
- Explorar los determinantes sociales que inciden sobre la fecundidad de la
población.

Temas claves:
La fecundidad.
Fuentes de datos.
Medidas de la fecundidad. Nivel y tendencia.
Determinantes de la fecundidad.

INDICE

1. La fecundidad

2. Fuentes de datos para el estudio de la fecundidad

3. Medición de la fecundidad
3.1. Tasa bruta de natalidad
3.2. Tasa de fecundidad general

3.3. Tasa de fecundidad por edad

3.4. Tasa global de fecundidad

3.5 Tasa bruta de reproducción

4. La Segunda Transición Demográfica

Bibliografía

2
1. La fecundidad

Desde el punto de vista del análisis demográfico, el término fecundidad refiere al


estudio cuantitativo de los fenómenos directamente relacionados con la procreación
humana, es decir con el proceso de engendrar o tener hijos (Torrado, 1993).

Si bien la fecundidad está relacionada con el resultado final del proceso


reproductivo, es decir con el nacimiento de un niño, el estudio de esta variable
demográfica debe tener en cuenta todas las etapas que intervienen (formación y
disolución de uniones o parejas, gestación, embarazo y parto) y considerar tanto los
aspectos cuantitativos como las determinaciones sociales, históricas y culturales
que influyen en su nivel y en su evolución histórica.

Para una mejor comprensión de este fenómeno es necesario considerar algunas


definiciones de los conceptos básicos más utilizados.

Desde el punto de vista individual, la fecundidad es la efectivización de la


capacidad de procrear, es decir de “producir” un nacimiento. Una mujer puede ser
fecunda o infecunda, según haya engendrado o no hijos.

La fertilidad es la capacidad biológica de una mujer, hombre o pareja para


engendrar un hijo. El concepto opuesto es la infertilidad o esterilidad.

Resulta importante distinguir adecuadamente ambos conceptos. El primero refiere


al resultado efectivo de la procreación mientras que el segundo alude a la capacidad
de procrear. Una mujer fértil puede tomar la decisión de no tener hijos, más allá de
su capacidad para hacerlo, y ser infecunda1.

En el estudio de la fecundidad pueden distinguirse tres dimensiones: la natalidad,


la reproducción de la población y el comportamiento reproductivo.

La natalidad designa la frecuencia de los nacimientos en el seno de una población


tomada en su conjunto. Junto con las defunciones determina el crecimiento
vegetativo.

La reproducción de la población es el proceso de renovación o reemplazo de las


generaciones. El nivel de la reproducción de la población va a determinar su
crecimiento en el largo plazo.

El comportamiento reproductivo designa la fecundidad de las uniones o parejas


(tanto legales o consensuales). Resulta de la voluntad de las parejas para fijar el
número de hijos deseados y su espaciamiento en el tiempo. Desde este punto de
vista, se distinguen a las parejas que planifican su procreación de aquellas que no lo
hacen. Es decir, este comportamiento se vincula con la existencia o no de
planificación familiar, entendiendo como tal a la regulación de la fecundidad.

1
Hay que tomar especial cuidado cuando se traduce bibliografía en inglés, ya que los términos se invierten respecto
de su significado en español (fecundidad es fertility y fertilidad es fecundity).

3
Las poblaciones en las que la planificación familiar está ampliamente difundida y con
resultados eficaces se denominan poblaciones malthusianas o de fecundidad
dirigida. Por el contrario, aquellas en las que no se practica o su aplicación es
incipiente o ineficaz, se denominan poblaciones no malthusianas o de fecundidad
natural.

2. Fuentes de datos para el estudio de la fecundidad

El estudio de la fecundidad desde el punto de vista demográfico, requiere de la


medición de su incidencia en la población en su conjunto, o en subgrupos de la
misma. Para esto, es necesario conocer la cantidad de nacimientos ocurridos
durante un período de tiempo y en un lugar determinado, y la cantidad de personas
que han estado expuestas al “riesgo” de producir esos nacimientos en ese lugar y
momento del tiempo específico.

Existen dos fuentes de datos tradicionales para estudiar la fecundidad: las


Estadísticas Vitales y los Censos de Población. Las estadísticas vitales, que
recogen los datos del registro de nacimientos, permiten conocer la incidencia del
fenómeno. Los censos proporcionan la cantidad de personas expuestas al riesgo (el
universo).

Las estadísticas vitales son sistemas nacionales de recolección continua de


información referente a natalidad y nupcialidad con datos provenientes de las
declaraciones o inscripciones que la población realiza en los Registros Civiles cuando
el hecho se produce. Proporcionan información sobre el número de nacimientos y
acerca de las características del recién nacido y de sus padres. En muchos países
latinoamericanos la calidad de los registros vitales no permite realizar un análisis
adecuado de la fecundidad. Muchos nacimientos no se registran o se registran
tardíamente.

Cuando las estadísticas vitales no son de buena calidad o se trata de poblaciones


numéricamente pequeñas -donde las estimaciones se vuelven muy inestables por
efecto de los errores de tipo aleatorio-, se suelen utilizar medios alternativos para
estimar la fecundidad. Uno de ellos consiste en la inclusión de preguntas específicas
en los censos de población y en las encuestas demográficas específicas.

Entre los problemas que presentan las estadísticas vitales en la medición pueden
señalarse:

- Problemas de cobertura (áreas geográficas no cubiertas por el registro


civil) lo que conduce a un subregistro de los nacimientos.

- Registro tardío (inscripción con posterioridad – meses o años – al hecho)

- Errores de calidad en la información recogida (errores en la


declaración del nacido vivo como nacido muerto o viceversa, falta de
respuesta o mala calidad en la declaración de las variables referidas a los
padres: edad, nivel educativo, condición de actividad, etc.)

4
En el estudio de la fecundidad, las estadísticas vitales proporcionan la cantidad
de nacimientos ocurridos en un determinado lugar y período, dato que se utiliza en
el numerador en las tasas de natalidad y fecundidad (que se presentarán más
adelante en este módulo).

Por su parte, los censos de población son operativos estadísticos que involucran a
la totalidad de la población dentro del territorio nacional, que son utilizados para la
medición de la fecundidad de varias formas:

 como denominadores de las tasas de fecundidad: totales de población y


número de mujeres en edad fértil estimados a mitad de año – (Medición
Directa)

 como fuente única para el cálculo de medidas de la fecundidad, cuando las


estadísticas vitales no son de calidad. El censo permite el cálculo de tasas de
fecundidad a partir de los nacimientos ocurridos durante un período anterior
(generalmente un año) y la población femenina censada (Medición Directa).

 permite la aplicación de técnicas indirectas para estimar los niveles actuales y


las tendencias pasadas de la fecundidad (preguntas retrospectivas sobre hijos
nacidos vivos e hijos nacidos el último año) (Medición indirecta).

En cuanto a las limitaciones que presentan los censos para el estudio de la


fecundidad pueden señalarse:

- Problemas de cobertura (subenumeración de personas, viviendas o áreas


geográficas completas).

- Problemas de contenido (mala declaración de la edad, de los hijos nacidos


vivos, etc.).

A estas dos fuentes se les suman las encuestas específicas relacionadas a


temáticas demográficas y de salud, tales como las DHS2, que se realizan en
algunos países del mundo, principalmente aquellos en los que las estadísticas
vitales presentan problemas de calidad.

Estas encuestas tienen la ventaja de posibilitar la recolección de información muy


específica para el estudio de la fecundidad y de los principales determinantes que
influyen en el comportamiento reproductivo, tales como la historia de embarazos,
edad promedio de la unión, prácticas anticonceptivas, acceso a servicios de salud,
tradiciones culturales, entre otros. Pero tienen la limitación de que, al realizarse
sobre una muestra de personas, debe considerarse el error de muestreo para poder
establecer conclusiones generalizables al total de población. Además, no es posible
realizar grandes desagregaciones de la información, debido a la baja
representatividad para áreas pequeñas.

2
Cuya sigla provienen de Demographic and Health Surveys (DHS)

5
3. Medición de la fecundidad

La mayor parte de las medidas de la fecundidad son tasas que relacionan los
nacimientos ocurridos con la población que los produce. Entonces, se hace necesario
definir, para cada tasa, los nacimientos (numerador) y la población expuesta al
riesgo de producirlos (denominador):

- En cuanto al número de nacimientos, en todos los casos se consideran sólo los


nacidos vivos y no los partos dado que, por la baja incidencia de los partos
múltiples y su manifestación de forma aleatoria y socialmente no controlable, se
toma a cada nacido vivo como una unidad de análisis, independientemente del tipo
de parto. La fuente de información de los nacidos vivos son las estadísticas vitales.

- La población que se utiliza como denominador de las tasas de fecundidad se


relaciona con la idea de exposición al riesgo. En el caso de la fecundidad se
considera como población expuesta a la que generalmente participa de la
reproducción. Si el estudio considera a la mujer como unidad de análisis,
considerará como población expuesta al riesgo a las mujeres en edades fértiles
(entre los 15 y 49 años cumplidos). Las medidas son más refinadas a medida que
en el denominador se delimita la población realmente expuesta al riesgo de
concebir. La población se estima al 30 de junio del año que se analiza. La
población utilizada en el denominador proviene de los censos o de
proyecciones que se elaboran a partir de los datos censales.

En la medición de la fecundidad puede utilizarse el análisis transversal o el


análisis longitudinal. En el análisis transversal, se calculan tasas de momento,
que dan cuenta del nivel y de la estructura de la fecundidad. Es decir, se mide el
valor del fenómeno en un momento de tiempo determinado y su distribución
respecto de diversas variables (edad, duración de la unión, cantidad de hijos, etc.).
En el análisis longitudinal, se estudia la experiencia real de una cohorte de mujeres
durante toda su vida fértil (por ejemplo, una generación de mujeres o una cohorte
de mujeres casadas en un mismo período de tiempo).

A continuación se presentan las medidas usualmente aplicadas en el análisis


transversal de la fecundidad.

3.1. Tasa bruta de natalidad

Representa la frecuencia con que ocurren los nacimientos en una población. Se


calcula dividiendo el número de nacimientos vivos (B) vivos ocurridos en un área
en un período determinado z, por lo general un año, por la población estimada a
mitad de período para esa misma área (NT30-VI-Z). El resultado se expresa por cada
mil personas.

6
Si se supone que el período de referencia es el año z y que los nacimientos B
ocurridos pueden distribuirse de manera uniforme a lo largo de ese período, la
población media estará representada por una estimación al 30 de junio del año z.

En símbolos:
z z
b = B x 1000
30-VI-Z
N

Donde

Bz representa el total de nacimientos en el año z.

N30-VI-Z representa el total de la población al 30 de junio del año z.

La tasa bruta de natalidad suele adoptar valores que varían entre 10 y 60 por mil.
Una tasa menor a 25 por mil es indicativa de baja natalidad, entre 25 y 35 por mil
corresponde a un nivel de natalidad intermedia y tasas superiores al 35 por mil se
relacionan con altos niveles de natalidad.

En la actualidad se encuentran tasas del orden del 10 por mil en


algunos países europeos en los que se practica un alto control de la fecundidad,
mientras que en países del continente africano, en los que este control no existe o
es escaso, la tasa bruta de natalidad alcanza niveles del 55 por mil. En América
Latina y el Caribe, la tasa bruta de natalidad proyectada para el período 2005-2010
es del 19,9 por mil.

Este indicador es una medida de cálculo sencillo y fácil interpretación.


Además, es comparable con la tasa bruta de mortalidad, medidas que en
conjunto permiten estimar el crecimiento vegetativo de la población.

La tasa bruta de natalidad presenta algunas limitaciones ya que, al igual que la


tasa bruta de mortalidad, no utiliza en el denominador a la población
expuesta al riesgo, sino a la población total, por lo que la comparación entre
países, áreas o regiones (o inclusive para un mismo país en diferentes momentos)
está afectada por las variaciones en la estructura por sexo y edad de las
poblaciones involucradas. Es por ello que la tasa bruta de natalidad no es un buen
indicador del nivel de la fecundidad.

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3.2. Tasa de Fecundidad General

La tasa de fecundidad general representa la relación entre los nacidos vivos (B) y
la población femenina en edad fértil (NF(15-49)30-VI-Z)3 y se calcula dividiendo el
número de nacimientos ocurridos en un área en un período determinado, por lo
general un año, por la población de mujeres en edad fértil estimada a mitad del
período correspondiente en esa misma área. El resultado se expresa por cada mil
mujeres.

En símbolos:
z z
TFG = B x 1000
30-VI-Z
NF15-49

z
B : Nacimientos del año Z

30-VI-Z
NF15-49 : Población media en edad fértil (15 a 49 años)

TFGz: Representa la cantidad de nacimientos ocurridos por cada 1000 mujeres en


edad fértil en un año determinado.

Los valores que adopta esta tasa suelen oscilar entre 50 y 250 por mil. Una tasa
menor a 100 por mil denota baja fecundidad; entre 100 y 150 por mil: fecundidad
intermedia y mayor a 150 por mil: alta fecundidad.

La tasa bruta de natalidad (b) es equivalente a la tasa de fecundidad general


(TFG) multiplicada por la proporción de mujeres en edad fértil dentro de la
población (PMEF); o lo que es lo mismo la TFG es igual a la tasa bruta de natalidad
dividida por la PMEF.

Para obtener esta relación, en la fórmula de la TFG se divide el numerador y el


denominador por la población total:

z z
TFG = B /NZ * 1000 = bZ___
30-VI-Z
NF15-49 / NZ PMEFZ

Para ilustrar el cálculo e interpretación de la tasa bruta de natalidad y de la tasa de


fecundidad general consideremos el siguiente ejemplo:

3
Por lo general, se considera que las mujeres en edad fértil son las comprendidas entre los 15 y 49 años aunque
algunos autores convienen en fijar el límite superior en los 44 años teniendo en cuenta que el aporte a la
fecundidad total de las mujeres de 45 a 49 años suele ser de escasa importancia relativa.

8
Supongamos un país A y un país B con similar volumen de población total
(10.000.000 de habitantes) en un momento determinado, por ejemplo en un año z
cualquiera. En ese año, en el país A se producen 100.000 nacimientos, mientras que
el país B tiene el doble (200.000).

Es decir que la tasa bruta de natalidad (b) del país A será de 10 por mil (nacen 10
niños por cada mil nacidos vivos) mientras que la correspondiente al país B es de 20
por mil (Tabla 1). Es decir, de acuerdo con estos resultados se concluye que la
natalidad en el país B es más alta que en A.

Tabla 1: Tasa bruta de natalidad y tasa de fecundidad general. Países A y B. Año Z

País
Indicador A B
Total de habitantes 10.000.000 10.000.000
Nacimientos 100.000 200.000
Pf 15-49 1.000.000 2.000.000
b 10 20
TFG 100 100
% Pf 15-49 10 20

Ahora bien, veamos que ocurre si se refina la medición, tomando en cuenta la


población femenina en edades reproductivas. Vemos que el elevado número de
nacimientos del país B se explica a partir del importante volumen de mujeres con
edades entre 15 y 49 años. Si se divide el número de nacimientos por el porcentaje
de mujeres en esas edades se obtiene una tasa de fecundidad general igual a 100
para ambos países.

Esto demuestra que, para el análisis de la fecundidad, no es un buen indicador la


tasa bruta de natalidad, medida que se encuentra afectada por la estructura por
sexo y edad de la población total. Así, una manera de mejorar en parte la medición
es tomar en el denominador la población efectivamente expuesta al riesgo de
procrear.

La Tasa de Fecundidad General es una medida más refinada que la Tasa Bruta de
Natalidad, ya que considera como denominador a la población femenina en edades
fértiles. Sin embargo, persiste el problema de las diferencias que pueden
presentarse en la estructura por edades de la población femenina en edad fértil en
distintas poblaciones. Es por ello que esta tasa mantiene las limitaciones para su
comparabilidad en el tiempo o en contextos demográficos diferentes.

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A continuación, y tomando en cuenta estas limitaciones se presentan otras medidas
que permiten superar la influencia de la estructura de edades.

3.3. Tasa de fecundidad por edad

Las tasas de fecundidad por edad permiten caracterizar el comportamiento


reproductivo de las mujeres. Son indicativas de la distribución de la fecundidad por
edad y posibilitan el cálculo de medidas sintéticas que se desarrollarán a
continuación.

La tasa de fecundidad por edad es el cociente entre los nacidos vivos según la edad
de la madre y la población femenina clasificada para cada una de las edades.
Generalmente, dada la disponibilidad de la información, en lugar de considerar la
edad de las madres en años simples, se trabaja con grupos quinquenales de edad.

Estas tasas representan la frecuencia con que ocurren los nacimientos para una
determinada edad o grupo de edades, con respecto a la población femenina en esta
edad o grupo.

En símbolos:
z z
5fx = 5Bx x 1000
30-VI-Z
5NFx

En donde:
z
5Bx representa los nacimientos del año z provenientes de madres de cada uno de
los grupos quinquenales del grupo 15 a 49 (ej: 15-19; 20-24; 25-29;…; 45-
49);
30-VI-Z
5NFx representa la población femenina del grupo quinquenal de edad
correspondiente, estimada al 30 de junio del año z, y
z
5fx es la tasa anual media de fecundidad válida para los 5 años del grupo de edad
respectivo

Es usual que estas tasas se presenten multiplicadas por mil.

A modo de ejemplo se presentan a continuación las tasas de fecundidad por edad


de la madre correspondientes a Argentina para el año 2005:

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Cuadro 1:

Argentina: Tasas de fecundidad por edad (por mil). Año 2005

Edad de la madre Nacimientos Población femenina 5fx 5fx


(a) (b) (a)/(b) ((a)/(b))*1000
15-19 108.123 1.655.417 0,065315 65,315
20-24 179.497 1.595.394 0,112509 112,509
25-29 184.509 1.626.318 0,113452 113,452
30-34 143.031 1.365.079 0,104778 104,778
35-39 73.887 1.202.744 0,061432 61,432
40-44 21.584 1.144.194 0,018864 18,864
45-49 1.502 1.094.554 0,001372 1,372
50 y más 88 1.021.683 0,000086 0,086
Fuente: DEIS (2007); INDEC(2003)

La fecundidad tiene un comportamiento particular de acuerdo a la edad de la


madre. Las tasas son bajas al inicio del período reproductivo, luego suben
rápidamente hasta alcanzar su máximo, en el ejemplo anterior entre los 25 y 29
años, para luego comenzar a disminuir lentamente, y luego, más rápidamente a
medida que avanza la edad. Este patrón, con algunas variaciones importantes, es
característico de todas las poblaciones humanas.

- Indicadores de la Estructura de la Fecundidad

Para estudiar la estructura por edad de la fecundidad se calculan dos indicadores:

a) la Distribución porcentual de las 5fx y b) la Edad media de la fecundidad.

La distribución porcentual de las tasas de fecundidad se calcula dividiendo la


tasa correspondiente a cada grupo de edad por la suma total de las tasas.

La edad media de la fecundidad se calcula multiplicando las tasas de fecundidad


por edad por el punto medio del intervalo de edad; se obtiene la sumatoria de estos
valores y se la divide por la sumatoria de las tasas de fecundidad.

Para una mejor comprensión, a continuación se presenta un esquema de cálculo


para ambas medidas:

11
Cuadro 2:

Cálculo de la estructura de la fecundidad por grupo de edad y de la edad


media de la fecundidad
Grupos Estructura Cálculo de la edad media de
de edad 5fx relativa la fecundidad
5fx (%) X X * 5fx

15-19 A A/T * 100 17,5 17,5 * A


20-24 B B/T * 100 22,5 22,5 * B
. . . . .
. . . . .
. . . . .
. . . . .
45-49 N N/T * 100 47,5 47,5 * N

TOTAL  5fx = T 100,0 -  X * 5fx = T1

Edad media de la Fecundidad: m = T1 / T =  X * 5fx /  5fx

12
Su aplicación en el caso de Argentina (2005) alcanza los siguientes resultados:

Cuadro 3

Argentina: Distribución porcentual y edad media


de la fecundidad. Año 2005

Edad de la madre 5fx % 5fx x x * 5fx


(a)
15-19 0,065315 13,7 17,5 1,1430076
20-24 0,112509 23,5 22,5 2,5314572
25-29 0,113452 23,7 27,5 3,1199215
30-34 0,104778 21,9 32,5 3,4052910

35-39 0,061432 12,9 37,5 2,3037008


40-44 0,018864 3,9 42,5 0,8017337
45-49 0,001372 0,3 47,5 0,0651856
T 0,477808 100,0 T1 13,370298

m= T1/T 27,98

Fuente: DEIS (2007); INDEC(2003)

13
Gráfico 1:

Argentina: Estructura de la fecundidad por edad. Año 2005

25.0

20.0

15.0
%

10.0

5.0

0.0
17.5 22.5 27.5 32.5 37.5 42.5 47.5

Edad

Fuente: Cuadro 3

Estos resultados muestran que en la Argentina en el año 2005 casi un 70% de la


fecundidad sucede entre los 20 y 34 años. Un 13,7% de la fecundidad transcurre en
edades adolescentes y sólo un 5,2% de la fecundidad se produce a partir de los 40
años.

La interpretación de la edad media de la fecundidad es un valor analítico que no


existe en la realidad. Se hace referencia a la edad que, en promedio, se situarían
todos los nacimientos de cada mujer, bajo el supuesto de tuvieran todos sus hijos
en un solo parto y no en partos separados. Este indicador oscila por lo general entre
los 26 y los 30 años. Para el ejemplo desarrollado de Argentina, la edad media de
la fecundidad en el año 2005 se ubica en los 28 años, indicando que este país se
encuentra ya en una fase de ocurrencia tardía de la fecundidad.

Tomando en cuenta las estructuras de fecundidad observadas en diferentes países


del mundo se elaboraron modelos de fecundidad por edad en base a dos

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parámetros: la edad a la que se produce la mayor fecundidad (edad modal) y a la
proporción de fecundidad que se produce en esas edades (Naciones Unidas, 1963).

Se distinguieron tres tipos básicos de estructuras en función del grupo quinquenal


de edad de la madre en el que se produce la mayor fecundidad:

Cúspide temprana: máxima fecundidad en los 20-24 años;

Cúspide tardía: máxima fecundidad en los 25-29 años;

Cúspide dilatada: máxima fecundidad en los 20-24 y 25-29 años.

Entre los factores que influyen en las tasas de fecundidad por edad pueden
distinguirse:

a) Factores Biológicos: existe un patrón de fertilidad por edades que da el


límite biológico máximo esperable en cada edad. Se supone que la edad más
fértil se sitúa alrededor de los 22 años y luego decrece gradualmente hasta
los 35 años, acelerando su descenso hasta desaparecer poco después de los
50 años. Este máximo biológico es sólo un límite ya que en todas las
poblaciones humanas las tasas de fecundidad por edad se ubican por debajo
de ese límite, debido a la influencia de otros factores, como son las variables
intermedias.

b) Variables intermedias: no todas las mujeres están expuestas al riesgo de


concebir durante toda su vida fértil. La formación de la unión o pareja no
coincide con el inicio del período fértil, algunas mujeres permanecen célibes
toda su vida y otras se separan, se divorcian o enviudan antes de finalizarlo.
Es por ello que la frecuencia y el patrón de formación y disolución de
las uniones son factores importantes en la estructura de la
fecundidad por edad.

Además de estos factores, en las poblaciones no malthusianas (que no


controlan su fecundidad) la fecundidad está por debajo del límite biológico
como resultado de otras factores tales como la lactancia prolongada, la
existencia de patrones de abstinencia culturales, la mortalidad intrauterina y
la prevalencia de infertilidad.

En poblaciones malthusianas, que controlan la fecundidad, los patrones de


fecundidad por edad se definen por las decisiones reproductivas de las
parejas.

15
Un interesante trabajo que describe las tendencias recientes
de los principales determinantes próximos de la fecundidad en
América Latina fue desarrollado por Bay, Del Popolo y
Ferrando (2003). En la carpeta de Material Teórico encontrará
TAREA la edición electrónica (versión pdf) del capítulo I
“Determinantes próximos”. Dicho material es de lectura
obligatoria.

Las tasas de fecundidad por edad permiten derivar a su vez tres medidas resumen
de la fecundidad: la tasa global de fecundidad, la tasa bruta y la tasa neta de
reproducción.

3.4. Tasa global de fecundidad

Es la tasa de fecundidad más difundida y se utiliza para realizar comparaciones en


los patrones de fecundidad entre diferentes poblaciones. Se obtiene sumando las
tasas de fecundidad por edad. Si éstas corresponden a grupos quinquenales de
edad, la suma deberá multiplicarse por 5.

Si se dispone de las tasas de fecundidad por edades simples:


49
z
TGF =  fx z
x = 15

Si se dispone de las tasas de fecundidad por edades quinquenales:


45
z z
TGF = 5 *  5fx
x = 15

La tasa global de fecundidad (TGF) se interpreta como el número promedio de hijos


que tendría cada mujer de una cohorte hipotética de mujeres no expuestas al
riesgo de muerte desde el inicio hasta el fin del período fértil y que, a partir del
momento en que se inicia la reproducción, están expuestas a las tasas de
fecundidad por edad de momento de la población en estudio.

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El supuesto de ausencia de mortalidad da como resultado que el número de mujeres
que componen la cohorte hipotética se mantiene constante durante todo el período
fértil. Este procedimiento supone que las tasas del período de referencia se
mantienen constantes durante 35 años (es decir el tiempo que transcurre desde los
15 a los 50 años de edad de la cohorte hipotética).

La TGF es una medida resumen del nivel de la fecundidad, su valor no está


afectado por la estructura de edad de la población por lo que permite efectuar
comparaciones entre países. Su rango de variación en la actualidad varía en la
actualidad de menos de 2 hijos por mujer en Europa hasta más de 6 hijos por
mujer en algunos países africanos.

Para el ejemplo de Argentina en el año 2005 la TGF alcanza un valor de 2,39 hijos
por mujer, de acuerdo al siguiente desarrollo:

Cuadro 4

Argentina: Tasa global de fecundidad (por mujer). Año 2005

Edad de la Población
madre Nacimientos femenina 5fx
(a) (b) (a)/(b)
15-19 108.123 1.655.417 0,065315
20-24 179.497 1.595.394 0,112509
25-29 184.509 1.626.318 0,113452
30-34 143.031 1.365.079 0,104778
35-39 73.887 1.202.744 0,061432
40-44 21.584 1.144.194 0,018864
45-49 1.502 1.094.554 0,001372
50 y más 88 1.021.683 0,000086
SUMAT. 0,477808
TGF 5* 0,477808 = 2,39

Fuente: DEIS (2007); INDEC(2003)

17
Durante el siglo XX y principios del siglo XXI América Latina experimenta un gradual
descenso en los niveles de la fecundidad, como consecuencia del proceso de
transición demográfica que continúa desarrollándose en diferentes etapas en toda la
región. Cabe recordar que dicho proceso, que comienza con el paso de altos a bajos
niveles de mortalidad, continúa con el descenso de la fecundidad, produciendo de
esa manera modificaciones sustanciales en el tamaño y la estructura por edades de
la población.

Particularmente, los países de América Latina y el Caribe redujeron fuertemente sus


niveles de fecundidad en los últimos 50 años, a partir de la aplicación de métodos
anticonceptivos modernos y eficaces.

Un detallado análisis de las variaciones en el comportamiento reproductivo y sus


diferenciales en la región se presenta en el 2º número de Temas de Población y
Desarrollo del CELADE (2003), cuyo archivo Comportamientoreproductivo.pdf se
encuentra en la carpeta Material Complementario del Módulo III.

3.5 Tasa bruta de reproducción

Constituye una medida similar a la tasa global de fecundidad, con la diferencia


que se calcula exclusivamente con los nacimientos femeninos.

Este indicador equivale a multiplicar la Tasa Global de Fecundidad por la


proporción de nacimientos femeninos sobre el total de nacimientos ocurridos4 (K).

En símbolos:
45
z z z
TBRZ = 5 * K ∑ 5fx = K. TGF = 0,4878. TGF
x=15

Se interpreta como el número de hijas que en promedio tendría cada mujer de una
cohorte hipotética de mujeres bajo el supuesto que se cumplan las mismas
condiciones previstas para el cálculo de la tasa global de fecundidad.

Esta tasa es una medida más refinada de la fecundidad si se la compara con las
anteriores, pues constituye el primer acercamiento a la capacidad de

4
Generalmente, cuando no existe información para calcularlo, el valor de K se asume en 0,4878
(=100/205) y corresponde al supuesto de que nacen 100 mujeres por cada 105 varones.

18
reemplazo de la población, ya que indica la posibilidad que tiene la población
femenina de reemplazarse a sí misma.

Así se define el llamado nivel de reemplazo de la fecundidad, entendido como el


nivel de fecundidad por el cual las mujeres dentro de la misma cohorte tienen
suficientes hijas (en promedio) para "reemplazarse" dentro de la población, o bien
como el número promedio de niños que sería suficiente para reemplazar a ambos
padres dentro de la población.

Para Argentina en el año 2005 entonces:

TBR= 0,4878 * 2,39= 1,166

Es decir que en el caso de Argentina, para el año 2005 una generación


hipotética de mujeres sería reemplazada por otra, de no existir mortalidad, de un
tamaño 17% mayor.

Ahora bien, la TBR al igual que la TGF, presenta la limitación respecto de no


considerar la probabilidad de muerte de las mujeres a lo largo de la vida
reproductiva. Esto presenta inconvenientes en los países en los que la mortalidad es
alta, ya que se tiende a sobreestimar el patrón reproductivo. Para solucionar este
problema, se utiliza la tasa neta de reproducción, que se presenta a continuación.

3.6 Tasa Neta de reproducción:

La tasa neta de reproducción (TNR) al igual que la TBR, se refiere a la tasa de


nacimientos femeninos, pero toma en cuenta la mortalidad que experimentarían las
mujeres desde su nacimiento hasta la edad que tenían sus madres cuando éstas
nacieron. Esta medida representa la capacidad de una población de
autoreemplazarse numéricamente, a través de la reposición del número de mujeres
que serán las que asegurarán la procreación futura, bajo el supuesto de que no
hayan cambios en la mortalidad y en la fecundidad.

Su cálculo requiere como insumos las tasas de fecundidad por edad y una tabla de
mortalidad que permita obtener las probabilidades de sobrevivencia femeninas
desde el nacimiento hasta diferentes edades del período fértil.

En símbolos:
45
z
Z
∑ 5fx *
TNR = 5 * K x=15 x+2.5P0 (f)

19
Donde:

x+2.5P0(f)= Probabilidad de sobrevivencia femenina entre el nacimiento y la


edad x+2.5 años, que es el punto medio del grupo de edad de la
madre.

Una tasa neta de reproducción que alcanza el valor 1 (equivalente a una hija por
mujer) es igual al nivel de reemplazo de las mujeres. La superación de una
población del nivel de reemplazo es indicativa de sus posibilidades futuras de
crecimiento.

Una vez que la población alcanza el nivel de reemplazo, paulatinamente el volumen


de nacimientos podría tender a igualar al número de defunciones; y bajo el
supuesto que no existiera migración, el crecimiento poblacional podría llegar a ser
nulo. Por medio de la tasa global de fecundidad, también es posible conocer cómo
se ubica una población respecto del nivel de reemplazo. En la mayoría de países
desarrollados, que tienen una baja mortalidad, se considera que una TGF de 2,1,
aproximadamente, es suficiente para que obtenga el nivel de reemplazo. Sin
embargo, en países con patrones de mortalidad mayores, es necesario que la TGF
sea mayor a esta cifra para que, en promedio, cada pareja pueda reemplazarse a sí
misma y que a su vez la nueva pareja sobreviva hasta el final de la edad
reproductiva.

4. La Segunda Transición Demográfica

Con la finalidad de explicar la evolución de la dinámica demográfica de los países


occidentales desde mediados de los años de 1950, Dirk Van de Kaa y Ron
Lesthaegue (1986) desarrollaron el concepto de “Segunda Transición
Demográfica”, asociado fundamentalmente a los cambios en las pautas de
comportamiento de los individuos en la conformación de las familias.

Pueden distinguirse tres fases en la Segunda Transición Demográfica de acuerdo


con la experiencia de los países nórdicos y centroeuropeos (Lesthaeghe, 1995 citado
por Solsona, 1996).

En la fase inicial (aproximadamente entre 1955 y 1970) se produjo en primer


lugar una aceleración en la tasa de divorcios. En segundo lugar, finalizó el “baby
boom” que había comenzado después de la Segunda Guerra Mundial y la fecundidad
descendió en todas las edades en forma simultánea, coincidiendo con el desarrollo
de nuevas hormonas anticonceptivas y el DIU. El control de los nacimientos se
vuelve una práctica generalizada en todas las capas de la sociedad (Zavala de
Cosio, 1990)

20
En esta fase se observa además un aumento de la soltería y un retraso en la edad
del matrimonio.

Durante la segunda fase (entre 1970 y 1885) aparece en los países nórdicos y
se extiende a otros países la cohabitación pre-matrimonial. La procreación comienza
a producirse en las uniones consensuales trayendo como consecuencia el aumento
de la proporción de los nacimientos fuera del matrimonio, aunque sin un aumento
de la fecundidad antes de los 25 años.

La tercera fase (1985-1994) se caracteriza por una estabilización de las tasas de


divorcio. No se observa una reincidencia en segundos matrimonios por parte de las
personas divorciadas o viudas, los que son reemplazados por la cohabitación post-
matrimonial y la semicohabitación, es decir, las relaciones estables en las que los
cónyuges viven en forma independiente. En esta fase se produce una recuperación
en los niveles de fecundidad después de los 30 años de edad. Solsona señala que no
todos los países occidentales alcanzaron esta tercera fase, en Europa los países
mediterráneos se sitúan en la segunda fase.

Estos procesos suponen además una reducción del control social ejercido por las
instituciones estatales y religiosas sobre el comportamiento sexual, reproductivo y
familiar de las personas, que dio como resultado un aumento de la autonomía
individual. Se destaca también la emancipación económica de la mujer, a partir
de su creciente participación en el mercado laboral, que implica el alcance de
una menor asimetría en las relaciones de género.

Es por ello que, en el marco de interpretación de la segunda transición demográfica,


tanto los procesos de individualización como las relaciones de género adquieren un
rol fundamental.

El surgimiento del individuo como sujeto autónomo, resultante de los procesos


sociales de la modernidad, se articula con las nociones de libertad, elección y
voluntad personal. Estos procesos son los que se enuncian como factores
explicativos de la segunda transición demográfica y a los que los cientistas sociales
denominan como proceso de individualización o individuación. La biografía de las
personas se desliga de los modelos y las seguridades tradicionales, de los controles
ajenos y de las leyes morales generales, y de manera abierta, como tarea, se
vincula a la acción y decisión de cada individuo (Paredes, 2008).

Puede afirmarse entonces que, a diferencia de la primera transición demográfica,


cuyo componente central fue el descenso de la fecundidad y la mortalidad, en la
segunda transición los cambios más profundos se operan en materia de nupcialidad,
del calendario de la fecundidad y de la formación y consolidación de las estructuras
familiares, en un contexto relativamente estable en ambas variables demográficas.
En el caso de la fecundidad, se encuentra en niveles muy bajos, por debajo del nivel
de reemplazo.

Algunos autores destacan también un carácter de tipo altruista en la primera


transición, pues se orientaba a mejorar la calidad en lugar de la cantidad de los

21
hijos. En cambio, en esta segunda transición prevalecerían, como ya se mencionó,
las motivaciones individuales, la búsqueda de mejores relaciones de pareja y las
manifestaciones públicas de autonomía personal frente a los controles
institucionales y del Estado (García y Rojas, 2001).

Cabe preguntarse en qué medida estas tendencias observadas en los países de


mayor desarrollo, estarían próximas a iniciarse en América Latina o si ya están
ocurriendo, teniendo en cuenta las tendencias recientes en el descenso de la
fecundidad y fundamentalmente los cambios experimentados en la nupcialidad de
ciertos sectores sociales (nuevas formas de uniones, incremento de separaciones y
divorcios) más próximos al estilo de vida de los países desarrollados.

Un aporte al estudio de los cambios recientes en las pautas de organización


familiar, a través del examen de los patrones de nupcialidad, de fecundidad
matrimonial y extramatrimonial, de ciclo de vida y de composición familiar, fue
realizado a partir de dos encuestas biográficas llevadas a cabo en el Area
Metropolitana de Buenos Aires y Montevideo (Cabella, Peri y Street, 2004). Si es
de su interés puede acceder a su publicación electrónica (archivo Segunda
transición-Cabella-Peri-Street.pdf) en la carpeta Materiales complementarios del
Módulo III.

Realice una aplicación de estos conceptos resolviendo los


ejercicios del Trabajo Práctico del Módulo 3. Encuentre la
consigna y la información básica correspondiente en la carpeta
TAREA TRABAJO PRACTICO MODULO 3

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BIBLIOGRAFÍA

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aplicación a países latinoamericanos. Serie Población y Desarrollo Nro. 43.
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23
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