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Protegiendo al rebaño de los lobos

“Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas. Pero el asalariado,
que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las
ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa” (Juan 10:11-12).

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Por David Wilkerson

Como Pablo, en Hechos 20, va camino a Jerusalén, se detiene en Efeso. Allí


convocó a los líderes de la iglesia para una reunión especial. Solemnemente les dijo
a esos creyentes efesios: “Y ahora, yo sé que ninguno de vosotros, entre
quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro” (Hechos
20:25).

Pablo, entonces, entregó su último mensaje a los efesios. En esencia les dijo: “He
estado con ustedes antes y conocen todo lo que he hecho. Les he servido
con humildad y lagrimas. He predicado en vuestra iglesia, como asimismo
casa por casa. Todo lo he cumplido bajo las más grandes tribulaciones y
persecuciones. Pero, [nada he guardado de vosotros].”

Entonces, con lágrimas, les dio esta sobria advertencia: “… por tres años, de
noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada
uno” (Hechos 20:31).

¿Qué es lo que Pablo vio que iba a venir? ¿Qué es lo que tanto le afligió para pasar
tres años gimiendo sobre la iglesia? ¿Acerca de cual tragedia venidera les había
advertido tantas veces, tanto pública como privadamente, ya sea en la iglesia como
en sus hogares? ¿Qué asunto pudo sacudir tan profundamente a este hombre
piadoso y de oración.

La preocupación de Pablo no era una explosión de lujuria, adulterio, divorcio o


borrachera. Sus advertencias no eran acerca de persecuciones o restricciones
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venideras, ya sea de parte de la sociedad o del gobierno. No les amonestó sobre


alguna explosión de depravación u homosexualidad en el púlpito, o alguna
decadencia moral, desempleo y pobreza, terrorismo y guerras.

En cortas palabras, las advertencias de Pablo no fueron acerca del caos que ocurren
fuera de las puertas de la iglesia. No, la preocupación de Pablo fue por lo que él vio
venir dentro de los muros de la casa de Dios. El amonestó a los efesios acerca
de lo que venía sobre el ministerio, sobre los pastores, en particular. Y
estas advertencias fueron acerca de la destrucción que viene en las manos
de impostores que se desbordarían dentro de la iglesia.

En este mensaje final, la mente de Pablo no estaba en el crecimiento de la iglesia,


los problemas personales de los pastores, o las circunstancias difíciles y tentaciones
de los creyentes. No, el clamor profundo del corazón de Pablo era: “Ustedes
obispos, ustedes pastores, pongan atención. Mirad por vosotros y por su
gente”.

“El Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la iglesia del Señor”
(20:28). En otras palabras: “Ustedes sobreveedores, ustedes obispos, ustedes
líderes – alimenten sus ovejas, prepárenlas. Susténtenlas con la pura Palabra de
Dios, sálvenlas de los lobos rapaces e impostores que atacarán las ovejas débiles.”

“Porque yo sé que después de mi partida entrarán lobos en medio de


vosotros que no perdonarán al rebaño. Y de entre vosotros mismos se
levantarán hombres que hablarán cosas perversas para arrastrar tras sí
discípulos. Por tanto, velad,…”(20:29-31).

Sobre este punto, Pablo les remarcó: “Ahora mismo, ustedes son una iglesia
bendecida. Son un pueblo fiel, un poderoso cuerpo de creyentes. Tienen un
fundamento sólido.” Mas tarde también Cristo diría lo mismo acerca de los
efesios en el libro de Apocalipsis. Él les dijo: “Yo conozco tus obras, tu arduo
trabajo y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, has
probado a los que se dicen ser apóstoles y no lo son, y los has hallado
mentirosos.” (2:2).

Sin embargo, según Pablo, “Tan bendecidos como son, su iglesia no será
escatimada, a menos que presten atención a mis advertencias. Van a ver
levantarse un ministerio impío y perverso que hará comercio o mercancía
del rebaño.” Cristo dio a los efesios la misma advertencia en Apocalipsis
2: “Dejaste tu primer amor. Arrepiéntete, sino quitare tu candelero, tu
testimonio brillante ante el mundo.”

¿Cómo perdieron su primer amor estos creyentes efesios? ¿Cómo empieza a


morir cualquier iglesia? Claramente se debió a que suspastores y líderes no
estuvieron protegiendo las ovejas. No fueron cuidadosos y permitieron que los
lobos rapaces tuvieran acceso al rebaño. Cuando estos lobos entraron, devoraron
las ovejas, sin dejar una.
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En resumen, un evangelio pervertido infiltró la iglesia [El Perverso Evangelio de


la Prosperidad] y fue enseñado el error. Pronto, creyentes de corazón puro se
descarriaron por horrible decepción. Por años, esta iglesia fiel había sido cuidadosa
en juzgar lo que era el evangelio y lo que era de la carne. Pero, ahora estos
mismos creyentes fueron encausados en un evangelio fácil que mitigaba la carne. Y
fueron apartados de Cristo.

Hoy Pablo no esta, y los rapaces y

perversos han entrado.

Estos lobos rapaces ha invadido la casa de Dios. Y están engañando a pastores y


congregaciones alrededor de todo el mundo. Por todas partes donde viajo, veo
predicadores perversos dividiendo al rebaño y esparciendo las ovejas.

El profeta Ezequiel habló de estos lobos: “Hay conjuración de sus profetas en


medio de ella, como de león rugiente que arrebata la presa. Devoraron
vidas, tomaron haciendas y honra, multiplicaron sus viudas en medio de
ella….Sus jefes en medio de ella son como lobos que arrebatan la presa;
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derraman sangre para destruir las vidas, para obtener ganancias injustas…
al afligido y necesitado destruía…” (Ezequiel 22:25, 27, 29).

Muéstreme un predicador que nunca expone el pecado – quien no muestra a la


gente la diferencia entre lo santo y lo profano, quien no hace mención del
arrepentimiento y el juicio, y que en cambio dice que Dios desea hacerlo rico y
próspero –y calificaré a ese hombre por lo que es.Es un lobo rapaz. Y ha
sustituido la Cruz por el dinero.

Permítame describir esta clase de lobo moderno. El hombre en quien estoy


pensando es uno de los más conocidos predicadores de la prosperidad en América.
Hace unas pocas semanas, este fue su mensaje: “Ustedes han oído acerca de la
venida de Jesús. Han oído que él puede regresar en cualquier momento. Yo les
digo, eso es imposible. El no puede venir hasta que haya prosperado – hasta que
tenga su hermoso auto, hasta que tenga la casa soñada. Simplemente, no puede
venir hasta entonces.”

Recientemente vi un video que me fue enviado de una conferencia de prosperidad.


Esta fue la teología declarada en esa conferencia: “Encuentre al predicador más
próspero que conozca, y déle su dinero. Las bendiciones de él fluirán sobre usted.”

Un pastor de prosperidad estuvo en la plataforma y describió sus autos, su avión,


su casa, sus diamantes, y un perro que compró en 15,000 dólares. Declaró
además: “Voy a construir una casa de la cual Salomón podría estar orgulloso.
Entonces, cuando la gente en mi ciudad vea mi mansión y mi Rolls Royce, conocerá
que hay un Dios en el cielo.”

Mientras hablaba, la gente se acercaba y llenaban sus bolsillos de dinero. Otros se


dirigieron a la plataforma para dejar allí su dinero. Aún otros lanzaron dinero sobre
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él. Entonces, empezó un canto titulado “Corre por el Dinero.” Algunos cayeron
postrados mientras otros corrieron por el auditorio cantando: “Corre por el Dinero.”

Amados, esto me choca y me espanta, cómo pastores y cristianos creyentes de la


Biblia, pueden ser tan engañados. Aún en nuestra iglesia, algunos feligreses
distribuyen mensajes grabados por el lobo rapaz que enseña: “Jesús no puede
venir hasta haya prosperado.” ¡Qué horrible blasfemia! Jesús mismo dijo que
busquemos su manifestación, que él vendrá en un abrir y cerrar de ojos, cuando
menos le esperemos.

Oh, cuán ciega se ha vuelto la iglesia. Y cuán ciegos son ahora muchos
pastores. Iglesias que una vez creyeron en el sacrificio, negarse a si mismo
y cargar la cruz, se han corrompido por la carne.Están totalmente
concentradas en si mismo, en las cosas materiales, en la buena vida, y no en la
vida santa.

El profeta Jeremías describió a los lobos rapaces quienes vienen cargando este
engaño: “Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño;
así se han hecho poderosos y ricos. Engordaron y se pusieron lustrosos, y
sobrepasaron los hechos del malo. No juzgaron la causa, la causa del
huérfano, y sin embargo, prosperaron. ¡La causa de los pobres no
juzgaron!”

Dice el Señor: ¿No juzgaré esto? ¿De tal gente no se vengará mi alma? Cosa
espantosa y fea es hecha en el país: los profetas profetizan mentira y los
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sacerdotes dominan por manos de ellos. ¡Y mi pueblo así lo quiere! ¿Qué, pues,
haréis cuando llegue el fin? (Jeremías 5:27-31).

Según Jeremías, estos lobos rapaces hacen sus fortunas sobre las espaldas de los
pobres y necesitados. Un prominente evangelista está vendiendo “Sanidad del
Cáncer” por $1,000 dólares. Por $500 dólares, una persona puede pasar al frente y
recibir oración para cualquier clase de males. Pero, la oración por cáncer cuesta
$1,000 dólares.

Todo esto es una hediondez en las narices de Dios. Y permítame decirle donde va a
terminar. Servimos a un Dios paciente, quien no desea destruir o juzgar a nadie
que es inducido en las redes del engaño por ignorancia. Él previene y corrige sus
ovejas. Pero el día viene cuando el dirá a estos lobos rapaces: “¡Suficiente! No
robarán más a las viudas. No usarán la Sangre de mi Hijo como tarjeta de crédito
para satisfacer vuestra lujuria. Ya no les será permitido ir por todo el mundo y
predicar un Cristo materialista. A cada lobo rapaz vestido de oveja lo desenmascaro
y lo llevo a la banca rota. Muy pronto el dinero que está fluyendo en ustedes, se
secará completamente.”

Cada pastor del Señor, tiene la responsabilidad

de cuidar su rebaño de los lobos rapaces.

¿A quiénes siguen los lobos rapaces? Ellos toman como presas, a las ovejas débiles
y mal alimentadas. Buscan a quienes no conocen su Biblia y están atrapados en un
evangelio centrado en si mismo. Es por esa razón que la amonestación de Pablo es
tan clara: “Pastores y líderes, cuídense a si mismo. Cuiden el rebaño al cual
han sido llamados a supervisar. Alimenten la iglesia de Dios.” Nosotros los
pastores estamos llamados a llenar el rebaño con la pura Palabra de Dios.
Solamente entonces podrán discernir lo que es del Espíritu Santo y lo que es del
lobo.
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Le pregunto: ¿Cuál debería ser la preocupación de cada pastor en esta nación? Esta
no debe ser una manera nueva para atraer a la gente para que venga a la iglesia.
¡No! Los pastores deben ser abrumados con la preocupación que quebrantó el
corazón de Pablo. Dios puso la misma preocupación en el corazón del profeta
Amós: El peligro de una carestía de la Palabra de Dios.

En los días de Amós, Israel empezó a obsesionarse con el dinero y el materialismo.


Mientras tanto, los pobres eran despreciados. Cualquiera que no fuera exitoso era
mofado. En consecuencia, Amós exclamó: “Oíd esto, los a que explotáis a los
menesterosos y arruináis a los pobres de la tierra, diciendo: …
achicaremos la medida, subiremos el precio, falsearemos con engaño la
balanza, compraremos a los pobres por dinero y a los necesitados por un
par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo. El Señor juró por la
gloria de Jacob: No olvidaré jamás ninguna de sus obras” (Amós 8:4-7).

Amós vio lobos rapaces tomando como presas a las viudas y los pobres,
quitándoles su plata o su sustento. Les exclamó: “Están quitando los zapatos a
las viudas. Están robando a los pobres.”

Veo que la misma cosa está sucediendo hoy. Un lobo rapaz – un ministro
consultante – le dijo a nuestro administrador financiero: “Si alguien envía una
donación a su ministerio, remítanle de inmediato otra apelación.” En otras
palabras: “No importa quien envía el dinero. Permitan a las viudas y a los ancianos
que les apoyan, que den aún más, si es que ellos lo prefieren. Obtengan las más
grandes donaciones que les sean posibles.” No, ¡Esto nunca será así! Hoy, ese
ministro consultante está cerca de la ruina.

¿Cómo reaccionó el Señor ante tal avaricia en Israel? Le dijo a


Amós:“Ciertamente vienen días, dice el Señor, en los cuales enviaré
hambre a la tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra
del Señor. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente
andarán buscando palabra del Señor y no la hallarán. En aquel tiempo, las
muchachas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed” (Amós 8:11-13).

Dios, en esencia, está diciendo: “Adelante, vayan por el dinero. Desprecien a los
pobres, los necesitados, las viudas, los justos. Pero yo enviaré carestía sobre
ustedes y su rebaño. Ustedes se morirán de hambre por una palabra celestial.
Correrán del este al oeste, tratando de encontrar una palabra de mí, pero no la
encontrarán.”

De la misma manera, hoy, el Señor cerrará el cielo a cada pastor materialista. Cada
bendición que les fluye, pronto se secará. Y en los tiempos difíciles, el rebaño
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sediento que siguieron a esos lobos rapaces, se esparcirán mientras corren


buscando una palabra de Dios.

“Este testimonio es verdadero; por tanto, repréndelos duramente, para que sean
sanos en la fe, no atendiendo a fábulas judaicas, ni a mandamientos de hombres
que se apartan de la verdad.” (Tito 1:13-14)

Amados, la única preocupación de nuestro Padre celestial, es que ningún otro


evangelio nos aleje de la Cruz. Conozco a muchos cristianos cuya fe ha naufragado
debido a que hace años atrás se les pronuncio una palabra aduladora: “Tendrán un
gran ministerio. Ganarán miles de almas para el Señor.” Ninguna palabra de estas
se cumplió. Y ahora esas ovejas están totalmente descorazonadas, su fe sobre un
montón de ceniza.

Si usted va a recibir una palabra del Señor, deje que sea de la Escritura. Que
venga de su precioso tiempo de oración en la cámara secreta con Jesús. Permita
que sus amigos creyentes prueben y confirmen la palabra con usted. De otra
manera, si permite que cualquier cosa lo saque del verdadero evangelio, terminará
en carestía y hambre.

Pablo advierte de una innovación aun más

peligrosa contra la iglesia de Cristo.

Pablo dijo a los Efesios: “Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres


que hablarán [cosas perversas para arrastrar tras sí discípulos]” (Hechos
20:30). En el Griego la palabra ‘perversa’ aquí significa [obstinada persistencia en
promover un error].

Pablo estaba advirtiendo: “Algunos de ustedes que están en autoridad, se


levantarán y traerán un evangelio distorsionado. Introducirán una
corrupción del evangelio puro.” ¿De qué podría Pablo estar hablando? ¿Cómo
podría ser posible que esto ocurriera entre los líderes de su iglesia?

Note, Pablo ahora no está hablando de lobos rapaces o ladrones de viudas. El no


estaba fijando la mira sobre aquellos que desprecian a los pobres. No, Pablo está
haciendo alusión a los ministros que se acobardan y se encogen de predicar
a todo el consejo de Dios. Estaba hablando de aquellos que presentan un
evangelio liviano, un medio evangelio, solamente una parte de la Palabra de Dios.
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Pablo declaró a estos hombres: “porque no he rehuido anunciaros todo el


consejo de Dios” (Hechos 20:27). Por lo tanto, les dijo: “yo os declaro en el día
de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos” (v.26). En otras palabras:
“Soy inocente ante el Señor, debido a que no he retenido nada al predicar a
ustedes toda la verdad de Dios.”

Por tanto, ¿qué es “todo el consejo de Dios” a lo cual Pablo aquí se refiere? En
pocas palabras, todo el consejo de Dios incluye las duras materias de la Escritura,
no solamente las bendiciones. Incluye la predicación sobre la excesiva perversidad
del pecado. Esto implica predicar sobre el infierno, la venida de Cristo y el juicio
que se aproxima.

Significa predicar sobre la tristeza piadosa por el pecado, el arrepentimiento y dejar


el pecado. Es la predica de un evangelio ofensivo de la sangre de Cristo. Es un
mensaje de tomar la cruz, negarse a sí mismo, de sacrificio y de morir con Cristo.
Es un evangelio de santidad y separación del mundo.

Ciertos ministerios están dedicados hoy, a promover lo que ellos llaman un


evangelio “amigable”, dando a entender de uno que no ofenda. El diccionario
define “amigable” o “amistoso,” como cálido, confortable, no perturbador.

Por supuesto, yo creo que el evangelio de Jesucristo es de consuelo, y sanidad. Es


buenas nuevas – con seguridad, las más grandes noticias que el hombre puede
haber escuchado. Y como mensajeros del evangelio, estamos llamados a predicar
ánimo, esperanza y fe.

Pero, si atendemos a las exhortaciones de Pablo, entonces, estamos llamados a


predicar todo el evangelio. Y “todo el evangelio” incluye un mensaje ofensivo, una
palabra que provoque y constriña cualquier corazón lleno de pecado, tanto de
creyentes como no creyentes. Según Pedro, el evangelio de Jesucristo es “Piedra
de tropiezo y roca que hace caer. Ellos, por su desobediencia, tropiezan en
la palabra”(1 Pedro 2:8).

Pero el evangelio “amigable” que es presentado hoy, se niega a hacer eso. Tales
predicadores rara vez llevan a su gente a un lugar de convicción del Espíritu de
Dios por el pecado. ¿Puede imaginarse a Pablo predicando un mensaje que excluya
el llamado a negarse a sí mismo? ¡Nunca!

El evangelio “amistoso” no es nada más que un mensaje pasado por agua y


tibio, que intenta alcanzar las más grandes multitudes que pueda. No
obstante, trágicamente, nunca trata los asuntos que conducen a los hombres hacia
la Cruz: el pecado. En cambio, esconde la verdad, la misma verdad que libera a la
gente.

Al leer la advertencia de Pablo, tiemblo por lo que

veo que va a suceder en nuestro tiempo.

He determinado predicar todo el consejo de Dios hasta el día que yo me vaya con el
Señor. Y lo haré debido a la exhortación de Dios para todos los predicadores, que
está en Ezequiel 33:

“Y él (el centinela) vea venir la espada sobre la tierra, y toque la trompeta


y avise al pueblo, cualquiera que oiga el sonido de la trompeta y no se
prepare, y viendo la espada lo hiera, su sangre será sobre su cabeza. El
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sonido de la trompeta oyó, pero no se preparó; pero el que se prepare,


salvará su vida.

“Pero si el centinela ve venir la espada y no toca la trompeta, y el pueblo


no se prepara, y viniendo la espada, hiere a alguno de ellos, este fue
tomado por causa de su pecado, pero demandaré su sangre de mano del
centinela.

“A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por centinela de la casa de Israel;


tu oirás la palabra de mi boca y los amonestarás de mi parte. Cuando yo
diga al impío: “¡Impío, de cierto morirás!”, si tú no hablas para que se
guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero yo
demandaré su sangre de tu mano.

“Pero si tu avisas al impío de su camino para que se aparte de él, y el no se


aparta de su camino, él morirá por su pecado, pero tu libraste tu vida”
(Ezequiel 33:3-9).

Como un predicador de la Palabra de Dios, debo avisar al impío, o el Señor me hará


responsable por su sangre. Con razón Pablo dijo a los efesios: “Soy inocente de
la sangre de todos los hombres.” Él sabía acerca de la advertencia de Dios a los
predicadores en Ezequiel 33.

Predico en una iglesia donde la gente viene de todos los caminos de la vida:
travestís que viven en un infierno personal, actores y actrices que ahogan su
desesperación en el alcohol y las drogas, desesperados hombres de negocio al
borde del suicidio. Al mirar las caras de estos sufridos pecadores, ¿cómo puedo
estar atemorizado de darles la verdad? ¿Cómo podría ser posible que yo retuviera
de ellos alguna Palabra de Dios, sabiendo que la única verdad que les hablará es la
sangre de Jesús y la cruz de Cristo?

Mi mensaje algunas veces puede ofender a pecadores y los que se comprometen


con el pecado. Pero, no tendré ninguna sangre en mis manos en el día del juicio.
Puede pensar: “Todo lo que usted señala viene del Antiguo Testamento. Esto no se
aplica en este día de gracia”. Si esto es verdad, entonces Jesús estuvo equivocado
cuando citó a Isaías y los otros profetas. Y lo mismo es válido para Juan el Bautista
y el apóstol Pablo. Pedro escribe: “De este [Jesús] dan testimonio todos los
profetas,….” (Hechos 10:43).

Aquí están las propias palabras de Jesús sobre este asunto: “Yo soy el buen
pastor, el buen pastor su vida da por las ovejas. Pero el asalariado, que no
es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las
ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa” (Juan 10:11-12).

Jesús dice que el buen pastor entrega su vida por las ovejas. ¿Qué exactamente
significa esto hoy, para un ministro de Dios? Esto incluye dejar el orgullo, todo
temor al hombre, y toda cobardía cuando se trata de predicar todo el consejo de
Dios. Esto es un requisito para cualquier pastor que está llamado a alimentar el
rebaño.

Ahora, permítame darle algunas buenas nuevas.

Veo a Dios levantando un remanente

santo, de buenos pastores.


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Estos pastores están buscando a Dios con diligencia fresca. Son ministros devotos,
jóvenes y ancianos, quienes no permitirán que ningún lobo rapaz toque a sus
rebaños. Mientras que estos pastores miran alrededor de la iglesia de hoy, están
enfermos y cansados de todas las deserciones que ven. Gimen al ver que las ovejas
son esparcidas a la derecha y a la izquierda, porque no tienen un pastor verdadero.

Estos piadosos pastores tienen una profunda inquietud: Han determinado alimentar
a sus rebaños con la pura Palabra de Dios. Se niegan a edificar sus propios sueños
sobre las espaldas de los pobres y las ovejas débiles. En cambio, vienen al púlpito
con una palabra fresca y encendida del Espíritu Santo. Saben que esa es la única
cosa que mantendrán a sus ovejas en los días difíciles por venir.

Mi hijo Gary y yo, nos reunimos con estos pastores devotos alrededor del mundo,
mientras sostenemos asambleas de ministros. Están cansados de los conceptos
hechos por hombres y artefactos para el ministerio. Todo lo que ellos desean es oír
de Dios. Ellos saben que este mundo está corriendo al juicio, por lo tanto predican
con el fuego del Espíritu Santo. No están compitiendo con otros, tratando de ser
estrellas religiosas. No quieren ser hallados corriendo tras sueños estúpidos,
cuando Dios esté sacudiendo, todo lo que puede ser sacudido.

Creo que pronto, en un solo día – un día de terror y pánico – Dios hará caer
todos los evangelios falsos y perversos. Él cerrará todas las iglesias que
complacen la carne. El Apocalipsis dice que en una hora caerá Babilonia. Es
cuando veo a Dios quebrando a cada “ministerio rapaz.”

En su lugar se levantará un cuerpo de vencedores. Estos siervos de Dios serán


audaces, santos, totalmente preparados debido a que fueron plenamente
advertidos. Es entonces cuando veremos la gloria de Dios volver a su iglesia.
¡Aleluya!

Usado con permiso por World Challenge, P. O. Box 260, Lindale, TX 75771, USA.

http://vozdejehova.wordpress.com/2009/01/10/protegiendo-el-rebano-cuidado-de-los-
lobos-en-la-iglesia/

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