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Es a comienzos del siglo XX el nombre de Archena comienza a sonar en los círculos culturales,
histórico- arqueológicos españoles.
No se vuelve a saber nada hasta 1911-12 en que José Pijoan cuenta como E. Salas llegó a
Madrid y fue vendiendo su rica colección a diversos coleccionistas como D. Antonio Vives, que
revende algunos al museo de Barcelona y al mismo Pierre Paris quien adquiere un lote para el
Louvre, según Ricardo Olmos*.
E. Salas se reservó el vaso de los guerreros, con el cual pretendía hacer fortuna y según P. París
viajó con él a Londres e incluso a América (en casa de V. Medina) despertando el interés en los
círculos científicos.
La importancia del Vaso de los Guerreros y la expectación que provocaba, estriba en que por
aquella época fue el primer vaso ibérico completo, y de gran tamaño, decorado con luchas de
guerreros a pie y a caballo y jabalíes.
En 1912, el Centro de Estudios Históricos compra el vaso de los guerreros y otros objetos por
3500 pesetas, desconociéndose la identidad del vendedor y del comprador.
Finalmente, el 8 de noviembre de 1918 el vaso de los guerreros y otras 135 piezas de Archena
son donadas en depósito por la Junta de Ampliación de Estudios al Museo Arqueológico
Nacional.
Conocida la sorprendente historia del vaso de los guerreros y del resto de los materiales
continuamos con la historia de esta necrópolis.
Anteriormente a estos sucesos, el canónigo Juan Lozano* (a finales del siglo XVIII) dice
textualmente refiriéndose al Cabezo del Plomo (anterior nombre del Cabezo del Tío Pío). “Yo
he logrado un par de jarros con su adorno de ramos y enlaces. Color de castaño claro y que
parecen del uso doméstico. Su forma es un esferoide, descontando su lindo cuello. Largas y
elegantes sus asas y de mucho donaire. El barro muy bruñido. Ambos tan firmes y tan ligeros
como el cartón”.
Los dibujos de estas piezas están publicados en la Historia de Jumilla (1800) de este autor y
por su excelente estado de conservación, bien pudieran ser de esta necrópolis.
Hacia 1924 visitó el lugar D. Juan Cabré (que había excavado en las necrópolis ibéricas de Toya
y Galera) y habló con uno de los colonos de los terrenos en cuestión (tengo acreditado que se
trata de D. José Campuzano Guillén (1890-1968) abuelo de D. Toñi Campuzano que vivía justo
enfrente de la necrópolis, al otro lado de la carretera que conduce a Ulea y que fue quien
encontró gran parte de las piezas de esta necrópolis).
Este le informó que todos los veranos, y durante pocos días, efectuaba allí rebuscas en
compañía de un magistrado de Cáceres, D. Julián San Juan (Según A. Valiente juez de primera
instancia) que hacia 1912-15 vino al Balneario y explotó la necrópolis con gran fortuna ya que
podrían contarse por cientos los vasos que encontró de los cuales se desconoce su paradero.
Al parecer se trata de D. Julián San Juan Cava, natural de la ciudad de Cuenca, que fue
magistrado en Cáceres, ciudad en la que falleció en 1928.
Este indemnizaba al propietario económicamente por cada vaso completo y la excavación se
limitaba a cortar perpendicularmente los bancales, desde el nivel inferior de cada uno, en una
anchura de dos a tres metros hasta el frente vertical o escalón del bancal inmediato.
Durante el invierno, el mismo colono continuaba el solo las rebuscas, esta vez de acuerdo con
D. Antonio Vives, recogiéndose únicamente las vasijas completas, abandonando los restos
fragmentados.
Hacia el año 1924-25 se elevó el nivel de la acequia que pasa por debajo de la necrópolis, unos
veinte metros lineales para ampliar el regadío. La franja de monte comprendida entre ambos
trazados se roturó para dedicarla al cultivo, pudiendo comprobar D. Juan Cabré la existencia de
una parte virgen de la necrópolis cuyas cámaras rectangulares de mampostería, idénticas a las
de Galera, afloraban a la superficie.
El ajuar estaba compuesto por falcatas, puñales de frontón, puntas y regatones de lanzas,
mucho bronce y cerámicas. Cabré recogió los restos abandonados más significativos y
denunció reglamentariamente el yacimiento.
D. Emeterio Cuadrado* estudia varias piezas de barniz rojo de esta necrópolis procedentes de
las colecciones Vives y Heiss.
4 platos llanos
Un plato hondo
Botellita bitroncónica
Botellita semiovoide
Acaba Fernández Avilés diciendo: “Al haberse convenido hasta ahora en que todo el conjunto
publicado del material de Archena era originario de una misma necrópolis, habría de
entenderse que es esta, la situada al pie del cabezo, con sus cámaras y rico ajuar ibérico en la
que habían aparecido los objetos romanos imperiales que de la colección Heiss se han
reseñado.
Conclusión
─ Quiero dejar constancia de la importancia de esta necrópolis por la gran cantidad y calidad
de las piezas encontradas.
─ Aprovechar la polémica suscitada por la urbanización del Llano del Barco para que se
estudie científicamente esta necrópolis si existe alguna zona que no esté destruida.
─ Aclarar que la mayor parte de los materiales de esta necrópolis corresponden plenamente a
la dominación romana (únicamente la copa Cástulo es de fines del siglo V a. c. y puede ser
material extraño a esta necrópolis) entre los siglos II y I a. c. y la época del emperador Claudio
en que al parecer el poblado del Cabezo del Tío Pío es abandonado definitivamente.
─ Coincidir con D. Antonio García y Bellido en que el vaso de los guerreros es de esta época y
no del siglo V a. c. como pone en la reproducción del jinete ibérico que hay a la entrada de
Archena.
─ También D. Rafael Ramos Folques* excavador de la Alcudia de Elche cuyos materiales
conjuntamente con los de Archena dan nombre a un estilo de decoración de la cerámica
ibérica “el estilo Elche-Archena” con rica decoración vegetal y figurada sitúa los mismos en el
estrato E de la Alcudia que comienza con la conquista romana.
Bibliografía
T. Tortosa Rocamora: ‹‹Tras las huellas de dos recipientes ibéricos: El vaso de los guerreros de
Archena y el vaso Cazurro›› Instituto de Historia (C.S.I.C.)
V. Page del Pozo: ‹‹Imitaciones de influjo griego en la cerámica ibérica de Valencia, Alicante y
Murcia›› Iberia Graeca . Serie arqueológica. (C.S.I.C.) 1984