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espaoles de Europa.
El resultado de esto continu Anchorena- fue que al instante se entusiasm la
cuicada y una multitud considerable de provincianos congresales y no
congresales. Pero con tal calor, que los diputados de Buenos Aires tuvimos que
manifestarnos tocados de igual entusiasmo por evitar una dislocacin general en
toda la Repblica. Es que Belgrano, adems de proponer a un cuico como
llamaban en forma despectiva a los pobladores originarios, sostena que la
capital de la nueva nacin tena que ser el Cuzco. Los porteos no pudieron
tolerar la prdida del centro del poder.
Aqu se plante, entonces, las dos concepciones de revolucin en pugna. La
de quienes se proponan romper los lazos coloniales con Espaa y ser
independientes para asociarse con Inglaterra, y la de quienes queran eliminar
todas las formas de explotacin, incluida la encomienda, los obrajes, la
esclavitud y tambin el dominio colonial. Unos pensaban en trminos
econmicos, los otros soaban con modificar tambin la estructura social. A los
primeros les bastaba el Ro de la Plata. Los segundos iban por todo el
continente.
En este sentido, Belgrano con su propuesta lea la realidad: en 1816, Buenos
tena apenas 60 mil habitantes, mientras que desde Crdoba hasta Lima vivan 2
millones y medio de habitantes, americanos en su mayora indgenas.
Cuando el 9 de julio de 1816, el Congreso proclam la Independencia lo hizo en
nombre de las Provincias Unidas de Sud Amrica, y no slo por las que
pertenecan al Ro de la Plata, y tanta importancia le dio a la participacin de
los pueblos originarios, que orden imprimir copias del Acta en espaol, en
quechua y en aymara.