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CapfruLo 3 LA PARTICIPACION ELECTORAL Introduccién La participaci6n electoral es una forma de participacién politica es- pecialmente importante, cuyo car4cter distintivo ha justificado el que se analice siempre de manera independiente con respecto a otras formas de participacién politica. Desde una perspectiva émpirica, se trata de la forma de participa- ci6n politica mAs ejercida, como-vefamos en el capitulo 1. La part pacién electoral supone menos costes que otras formas de participacién politica mas exigentes (como la participacién en organizaciones politicas 0 el ejercicio de la protesta politica) y necesariamente se da dentro de un contexto politico altamente movilizador (las elecciones). Desde una perspectiva normativa) la participacién electoral incorpo- ra un elemento igualitario que no esta presente en otras formas de partici- paci6n. En los sistemas democraticos, el acceso al voto es igual y univer- sal para todos los ciudadanos (como vefamos en el capitulo 2), mientras que en otras formas de participacién politica la influencia de cada perso- na es variable, en funcién de su capacidad y de su disposicién. Desde el punto de vista politico, el nivel de movilizacién y el perfil de los electores participantes son elementos que pueden incidir en los resul- tados de la eleccién, y por lo tanto muy importantes en nuestro andlisis Por estas tres razones, desde el momento de la implantacién del su- fragio universal, los politélogos se han interesado por la participacion electoral, constatando importantes diferencias en los niveles de absten- cién a través de los distintos sistemas politicos democraticos, asi como di- ferencias entre los electores votantes y los abstencionistas. Recientemente, ademés, se detecta un descenso en los niveles de participacién electoral que ha acrecentado el interés por esta dimensi6n del comportamiento electoral. Este capitulo comienza con un anilisis descriptivo de la participa- 104 COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL de convocatorias y se trazan pautas de evolucién a lo largo del tiempo. El apartado 2 se centra en las.razones que hacen importante la participacién. electoral desde el punto de vista normativo. El apartado 3 analiza distin- tas explicaciones de la participaci6n electoral, articulandolas en factores relativos a la posicién social, las actitudes politicas y el contexto politico. El apartado 4 examina algunas de las implicaciones politicas de la partici- pacién electoral y, finalmente, el capftulo se cierra con una discusién en torno al descenso en la participacién electoral y las posibles estrategias movilizadoras. 1, La participacién electoral en Espafia y en Europa occidental 1.1. COMO MEDIR LA PARTICIPACION ELECTORAL En la mayor parte de los paises occidentales existen cifras oficiales sobre el ntimero de votos emitidos, el ntimero de electores registrados y la poblacién en edad de votar. Con esta informacién es posible medir el nivel de participacién electoral, aunque la exactitud y fiabilidad de estos datos varia dependiendo del pafs, sobre todo en lo referente al censo electoral A partir de estos datos, la participacién electoral puede definirse operati- vamente de distintas maneras. Porcentaje de personas que votan con respecto al electorado registrado: P = (ntimero de votos emitidos / ntimero de electores censados) * 100 Esta suele ser la opci6n més frecuente. Si se utiliza, es importante te- ner en cuenta que los procedimientos de revision y depuracién del censo son fundamentales a la hora de determinar el grado de subestimacién de la participaci6n. Si el censo contiene un mimero importante de ciudadanos fallecidos o duplicaciones debido a cambios de domicilio se sobrestima el mimero de votantes potenciales (muchos de los inscritos, en realidad, no estén en condiciones de votar) y por tanto también el nivel de abstencién.! Porcentaje de personas que votan con respecto a la poblacién en edad de votar: P = (ntimero de votos emitidos / nimero de personas en edad de votar) * 100 Esta forma de operacionalizacién es mas apropiada para comparar los niveles de participacién en sistemas con distintos tipos de registro 1, Rose (1974) propone un sistema para coreg as tasas de participaci electoral que tene en wena tempo desde fa compilacin del censa hasta a eleceion los ciudadanes no redisradon fos tlectores registrados dos veces, on electors fallecidosy los electones que se han muedesAgunes doe repancias ens datos censales son realmentc importantes En Grecia por ejemplo, las ia oils ‘muestran casi nueve millones de elctorespotencais a finales de los aia ochenta, Sin embargo, sega LA PARTICIPACION ELECTORAL 105 (por ejemplo, registros voluntarios como el de Estados Unidos con regis- tros de oficio como los propios de la mayoria de los pafses de Europa). En este caso el denominador del porcentaje incluye a personas sin derecho de voto (por no estar registradas o por otras razones), lo que necesaria- mente hace que la participacién estimada sea menor de lo que resulta si se calcula con relaci6n al electorado registrado. En algunos estudios sélo se inéluye en el numerador el nimero de votos validos o incluso el ntimero de votos a candidaturas. Pese a que el porcentaje de votos en blanco o no validos normalmente es pequefo, éste ha adquirido una importancia creciente, sobre todo en los paises en los que el voto es obligatorio. En la definicion de la participacién electoral no tiene por qué tenerse en cuenta el contenido del voto, si es blanco o nulo, sino tinicamente si el elector lo ha emitido 0 no. Algunos autores (sobre todo en la literatura francesa, italiana y espafiola, pero raramente en la anglosajona) analizan con mayor frecuencia la tasa de abstencionistas (y no de votantes) sobre el total de electores o la poblacién en edad de votar. Hablar de participacién o de abstenci6n es una cuesti6n formal, sin impli- caciones para los andlisis, Si medir la participacién a partir del censo y los resultados electora- les puede hacernos subestimar la participacién real, cuando la medimos a partir de-datos de encuesta\el problema es el inverso: los porcentajes de participacién en encuestas son siempre sistemdticamente superiores a Tos que ofrecen los datos oficiales. No es infrecuente encontrar diferencias in- cluso superiores a los 10 puntos porcentuales, Junto a la posibilidad ya mencionada de que el censo esté hasta cierto punto «inflado», hay dos ele- mentos que también pueden explicar estas diferencias. En primer lugar, algunos ciudadanos no reconocen su.comporta- miento abstencionista. La participacién en las elecciones es un compor- tamiento socialmente reconocido, y el sentimiento de deber civico no cumplido puede hacer que los abstencionistas no quieran admitir su «fal- ta», contestando que votaron o evitando responder a la pregunta. Para evitar este tipo de «error» es muy importante cuidar la redaccién de la pregunta, de manera que el encuestado no encuentre ningtin problema en reconocer el comportamiento abstencionista. Por ejemplo, en algunos Eurobarémetros se pregunta: ¢A qué partido vot6 Ud. en las tiltimas elec- ciones generales? y se ofrece como una de las posibles respuestas No voto. Este formato de redaccién produce una importante subestimaci6n de la abstenci6n y un gran porcentaje de no respuesta. En el cuestionario post- electoral estandar del CIS la redaccién de la pregunta es muy diferente: Como Ud. sabe, votar es un derecho que tenemos todos, pero nadie esta obligado a votar si no puede o no quiere hacerlo. ¢En las elecciones a las Cortes Generales, al Congreso y al Senado, del pasado 12 de marzo, Ud. fue a votarv voté fue a votar nero na nna hacerlo no fie a votar norane 106 COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL Este tipo de formulacién de la pregunta legitima el comportamiento abstencionista, de manera que la gente tiene menos problemas en recono- cerlo. Aun asf, los porcentajes de participacién son muy superiores a las cifras oficiales. En segundo lugar, los ciudadanos abstencionistas estén subrepre- sentados en la muestra. El problema de la subrepresentacién de los abs- iencionistas en las muestras va lo hemos visto con caracter general en el apartado 2.3 del capitulo 2. Aunque idealmente la seleccién de individuos para formar parte de una muestra debe hacerse de acuerdo con criterios aleatorios, parte de los individuos seleccionados al azar no estan localiza- bles, o simplemente se niegan a contestar a la encuesta. Es muy probable que las mismas razones que hacen que una persona se abstenga de votar (por ejemplo, la falta de interés) hagan también que rechace o no llegue a contestar al cuestionario. _ ~~"'A pesar de estos errores de sesgo, hasta cierto punto inevitables, las encuestas son fundamentales para analizar las caracteristicas individua- les que facilitan la participaci6n, aspecto que trataremos en el apartado 3 de este tema. 1.2. DIFERENCIAS ENTRE PAISES Y EVOLUCION DE LA PARTICIPACION. EN ELECCIONES GENERALES Comenzaremos por ofrecer un panorama general del fenémeno en el Ambito de las elecciones legislativas, consideradas las mas importantes y también las mas participativas en Europa occidental. En este caso utiliza mos como indicador de participacién el porcentaje de votantes sobre el total del electorado registrado, que es lo més habitual. Entre los paises mas participativos se encuentran Austria y Bélgica, con niveles de participacién electoral media entre 1945 y 2002 superiores al 90 % sobre el total de electores censados. Italia, Holanda, Dinamarca, Suecia y Alemania son también pafses con niveles de participacién por encima de la media europea, entre el 85 y el 90 %. Noruega, Grecia, Fin- landia, Francia, Portugal y Reino Unido muestran niveles de participa- cién ligeramente por debajo de la media europea, entre el 75 y el 80 %. Espafia e Irlanda se sittian por debajo del 75 % y a mucha distancia Suiza destaca con una participacién media del 57 %. Estos niveles medios no permiten ver la variaci6n a lo largo del tiem- 10, que cada vez resulta més importante. Como se observa en Ia tabla 3.1, los niveles de participacién en las tiltimas elecciones de cada pafs son in- feriores a los niveles medios, salvo en los casos de Suecia, Espafia y Reino Unido, lo que refleja el descenso en los niveles de participacién. Hasta los afios ochenta, la variacin mas notable se encontraba en- LA PARTICIPACION ELECTORAL 107 Tasia 3.1. Participacién electoral media en Europa occidental Media Media Desviacin sihimas Pass 1945-2002 pica Ny Suiza 565 110 14 Irlanda ni 40 0 Espaiia +46 8 Reino Unido 35 16 Portugal 104 u Francia 10 0 Finlandia 58 16 Grecia 35 0 Noruega 32 15 Media 102 252 75.5 Alemania 45 1s 790 Suecia 47 8 86.8 Dinamarea 25 B 43, Paises Bajos 73 7 788 39 15 829 a1 16 819 16 7 ond "FumNTe: Elaboracion propia a partir de datos de International IDEA wwwidea int participacién permanecié en un segundo plano, ya que las tasas presenta- ban en general una cierta estabilidad a lo largo del tiempo. Solo en el caso de Estados Unidos la acusada tendencia decreciente generé un cierto nu- mero de tentativas de explicacion. Pero en los iiltimos afios ha comenzado a detectarse también en Europa un descenso generalizado.de la participa cién, de intensidad variable segin los casos, que trae consigo nuevos inte- rrogantes. El grifico 3.1 refleja la evolucién a lo largo del tiempo de la participacién electoral. 85 7 70 1940 1950 1960-1970 -«1980 10002000, 108 ‘COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL El gréfico refleja cémo la participacién media ha descendido del 84 % en la década de los afios sesenta al 75 % en la de los afios noventa. Las elecciones celebradas en lo que ha transcurrido de la década actual atin son escasas (12), pero parecen confirmar la tendencia decreciente. Analizando cada pats separadamente se pueden distinguir algunas diferencias. Bélgica es el tinico pafs que presenta niveles de participacion electoral superiores al 90 % incluso en la década de los afios noventa, y por lo tanto en este caso la participacion se mantiene estable. También en Dinamarca la pauta es de estabilidad, e incluso se ha incrementado la par- ticipacién en las tiltimas elecciones generales celebradas en 2001 con res- pecto a la registrada en las dos décadas anteriores. En todos los demés ca- sos, sin embargo, la pauta de evolucién es de descenso. En Austria, la participaci6n se ha mantenido por encima del 90 % hasta la década de los noventa, cuando se reduce al 85 %. En Italia, el des- censo comienza en los afios ochenta y en las tiltimas elecciones se ha al- canzado el mfnimo hist6rico del 81 %. En los Pafses Bajos, la participa- cin supera el 90 % hasta los afios sesenta y se reduce progresivamente hasta situarse en torno al 75 % en la década pasada. Alemania y Suecia reflejan una pauta curvilinea muy parecida. A partir de los afios cuarenta la participacién media crece hasta alcanzar su nivel maximo, superior al 90 %, en los afios setenta. A partir de enton- ces desciende hasta situarse en el 80 %. En el Reino Unido hay una pauta de estabilidad en torno al 75 %, que encubre bastantes variaciones entre elecciones. En este pats, las dos tiltimas convocatorias han supuesto dos. mfnimos hist6ricos; la participaci6n en las tiltimas elecciones legislativas, celebradas en 2001, no alcanzé el 60 % del electorado. Finlandia, Francia e Irlanda presentan una pauta decreciente parti- 100 soa" 1950 " 1960 " 1970 " 1980 "1990 ” 2000 LA PARTICIPACION ELECTORAL 109 cularmente acentuada: el nivel de participacién electoral no supera el 70 % de media en la década de los noventa. Portugal es un caso de impresionan- te descenso en las tasas de participacién, que, de mas del 85 % en los afios setenta, pasan a menos del 70 % en la tiltima década. No deja de ser curioso el que dos de los pafses que en ocasiones se ci- tan como ejemplo de democracias presenten niveles de participacion ex- tremadamente reducidos y con una decidida tendencia decreciente. Se trata de Suiza y Estados Unidos. En los afios cuarenta, la tasa de partici- pacién en Suiza era superior al 70 %, mientras que en los afios noventa no alcanza el 45 %. Las caracterfsticas del sistema politico suizo que pueden citarse como explicacién de esta escasisima participacién electoral son varias. En primer lugar, la democracia directa que caracteriza al sistema politico suizo otorga al electorado la posibilidad de decidir sobre numerosas cuestiones que en otros sistemas serfan tratadas en el Parlamento. En Suiza, paralelamente a las elecciones, las votaciones sobre cuestiones concretas ofrecen otra posi- bilidad mas valorada de influir en la politica. Las elecciones son juzgadas como secundarias: sélo el 17 % de los electores las considera mas importan- tes que los referendos. demas, desde 1956, el gobierno suizo se construye sobre la base de la denominada «formula magica», que reparte las carteras ministeriales entre los cuatro principales partidos, de acuerdo con criterios > preestablecidos y, hasta el momento, invariables. Las elecciones no se aso- cian con ningiin tipo de alternancia o cambio politico, y en consecuencia existen pocos incentivos para que los electores acudan a las urnas para que los principales partidos traten de movilizarlos. Por consiguiente, Suiza es un caso de limitada importancia institucional del Parlamento, tanto en Io que se refiere a la toma de decisiones, como en lo relativo a la formacién del gobierno. Por otro lado, el sufragio universal femenino existe en este pais tan s6lo desde 1970 y en algunos cantones las mujeres adquieren el derecho a votar en 1989, Uno de los efectos de la tardia incorporacién de las mujeres al electorado ha sido el descenso en las tasas de participacién electoral; ha- biendo estado excluidas hasta una fecha tan reciente, su nivel de participa cién electoral es muy inferior al de los hombres y su incorporacién a la acti- vidad politica se produce poco a poco y en parte gracias al cambio generacional. Estados Unidos es otro ejemplo de participacién electoral escasa y descendente. Si en los afios sesenta la participacién en elecciones presi- denciales superaba el 60 % sobre la poblacién en edad de votar, en la dé- cada de los noventa no alcanza el 50 % y en las elecciones al Congreso la cifra ha caido por debajo del 40 %. Eneste caso, las razones de la reducida participacién electoral son muy distintas al caso suizo. Contrariamente a lo que sucede en la mayoria de las democracias citadas hasta el momento. en Estados Unidos corresponde al 110 COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL excluidos del censo electoral. De los electores inscritos, el 63 % acudié a vo- tar en las elecciones presidenciales de 1996. En las elecciones presidencia- Ies de 2000, muy competitivas, este porcentaje aument6 hasta el 67 %. Pero sobre la poblacién en edad de votar, estos porcentajes se reducen al 47 y 49 % respectivamente. En los diltimos afios se han puesto en préctica p cas tendentes a facilitar la inscripcién electoral. La Motor Voter Act estable- ce que la inscripcién en el censo electoral pueda hacerse en los mismos lu- gares en los que se tramita el permiso de conduccién. Sin embargo, parece que estas facilidades son utilizadas sobre todo por los que se inscriben en cualquier caso, y no por los sectores de la poblacién mas marginados y con, mayor subrepresentacin en el registro electoral Otra razén que explica la reducida participacién media en elecciones presidenciales y legislativas es el ntimero de ocasiones en las que los norte- americanos estan llamados a las urnas, lo que puede producir un cierto can- sancio entre los electores. Entre 1995 y 2000 un elector catalan habria podi- do votar en 7 ocasiones (dos municipales, dos generales, dos autonémicas y ‘unas europeas) mientras que un elector californiano habria sido convocado en 15 ocasiones. 1.3, LA PARTICIPACION ELECTORAL EN ESPARA En Espafia, la participacion media se sittia en el 75 %, pero esta tasa fluctiia de una manera importante entre una elecci6n y otra. Posiblemen- te la breve experiencia democratica hace que los factores que en otros paises permiten una movilizacion relativamente constante del electorado (por ejemplo, a través de vinculos fuertes con partidos politicos) jueguen un papel menos importante y por tanto dejen més espacio para que los elementos coyunturales especificos de cada eleccién influyan en la tasa de participacién. En el caso espafiol es posible distinguir elecciones generales en las que se ha producido una movilizacién importante del electorado (en tor- no al 80 %) en raz6n de su cardcter «excepcional» (1977, 1982) y otras, lla- madas de continuidad o «normales», en las que la participacién ha sido menor, alrededor del 70 % (1979, 1986, 1989, 2000). Las convocatorias electorales de 1993 y 1996 estén marcadas por la vuelta de la competitivi- dad electoral, reducida desde que en 1982 se abri6 un perfodo de hegemo- socialista. Esta mayor competitividad ha venido acompafiada de una mayor participacién electoral con respecto a la segunda mitad de los afios ochenta, sin llegar a alcanzar el umbral del 80 %. Pero, como suele suceder, estos niveles medios de participacién es- conden diferencias territoriales importantes. Las comunidades de la pet feria geografica del estado (sobre todo Galicia, Pafs Vasco, Canarias, Balea. res y Catalufia) presentan niveles de participacién inferiores a las del centro. Estas diferencias territoriales se han ido reduciendo a lo largo del tiempo, por lo que se puede hablar de una pauta de convergencia u homogeneizacién (Justel, 1993). Algunas comunidades que hace dos dé- LA PARTICIPACION ELECTORAL m1 1977" 1979" 1962" 1986 ” 1969” 1993" 1996 ” 2000 Furnre: Elaboracion propia a partir de datos del Ministerio del Interior, GrAmico 3.3. Participacién electoral en Espanta (elecciones generales) cadas registraban niveles muy elevados de participacién como Madrid hoy son menos participativas, mientras que algunas con una baja partici- pacién inicial como Galicia hoy registran mayores niveles de moviliza- cién. Las distintas comunidades y provincias suelen responder de manera parecida a la coyuntura politica de la eleccién, ya que las fluctuaciones en los niveles de participacién se suelen registrar en todo el territorio. pata Eleciones 2000 7540771) 84784 (2) 7230738 (3) Dersares (ene Oorsa673 (4) Fig. 31. Partiipacion en las elecciones generales de 2000 por comunidades autGnomas. >. 112 COMPORTAMIENTO POLITICO ¥ ELECTORAL En resumen, la participacién electoral en elecciones generales en Es- pafia fluctiia entre el 69 y el 80 % del electorado. Hay, por lo tanto, una Potable variacién entre convocatorias, de lo que se deduce que el contexto Politico influye claramente sobre el nivel de movilizacion del electorado. Fambién hay una notable variacién en los niveles de participacion entre provincias y comunidades autGnomas, que, sin embargo, reaceionan al Unfsono a los cambios a nivel estatal y tienden a converger. 1.4, LA PARTICIPACION EN DISTINTOS TIPOS DE ELECCIONES Los datos del apartado anterior se refieren a elecciones generales, pero los ciudadanos votan no sélo para elegir a sus representantes 2 nivel eefatal, sino también en elecciones locales, regionales y europeas. En tér- fninos generales, este tipo de elecciones registran unos niveles de partici pacidn electoral inferiores al de las elecciones legislativas y presidencia- Tes, por lo que algunos autores se han referido a ellas (especialmente en woe de las europeas) como elecciones de «segundo orden» (Reif y Schmitt, 1980) 1.4.1. Elecciones europeas En las elecciones al Parlamento Europeo celebradas en junio de 1999 acudieron a depositar su voto tan sélo dos de cada diez briténicos, tres de cada diez holandeses, y cuatro de cada diez suecos. La participa tién media en los quince paises de la Uni6n no superé el 50 %, una cifra Sin precedentes en la ya anteriormente poco participativa historia electo~ sal del Parlamento de Estrasburgo. El porcentaje de electores que partici- pan en elecciones europeas ha cafdo en picado desde 1979. La evolucion eepes la misma en todos los paises, pero la caida es muy clara en casos Gomo el holandés (del 58 % en 1979 a tan sélo el 30 4% en 1999), el portu- gués (del 72 en 1987 al 40 % en 1999) o el francés (del 61 % en las prime- Bis elecciones al Parlamento Europeo al 30 % en las diltimas). Las eleccio- hes europeas son quiz4 el Ambito que mejor refleja un fenomeno que s¢ abe s multiples interpretaciones: el descenso de la participacién electoral en las democracias occidentales ‘Hasta el momento se han celebrado cuatro convocatorias para la eleccién directa de los miembros del Parlamento Europeo: 1979 (1981 en Grecia), 1984 (1987 en Espaiia y Portugal), 1989, 1994 (1995 en el caso de las ultimas incorporaciones, Austria, Finlandia y Suecia) y 1999. Las tasas Medias de participaciGn electoral han descendido desde el.67.% en 1979 21'52.% en 1999. La baja participacién registrada en los nuevos paises 2 embros de la Union (sobre todo Suecia y Finlandia) no ha contribuide winodificar esta tendencia. Incluso Austria, un pais en el que 9 de cada 10 Glectores participan en las elecciones legislativas, presenta una participa: Son inferior al 50 % en las tltimas elecciones europeas. Curiosamente en 1979" 1984" 1989 y Alemania 7 0, oa dare SEB pocas 78 52,3 46,2 529 Finlandia — yd ar sr Francia 7 6, is, 5 @ = a i 2 8 8H Luxemburgo 88 a8 ara ee Fuxemburg 8,9 88,8 87,4 88,5 on jos 57.8 50,5, 47,2 356 1981 en Grecia ** 1987 en Espa Grecia ** 1987 en Espatia y Portugal *** 1995 en Austria, Finl Elaboracién propia a partir de datos del Parlamento Europeo. eee Espafia la evolucién del lel porcentaje de partici Espafa la evlucin Participacién en clecciones europe no s desreciente, sino que entre 1989 y 1999 pasa del 55 al 64%, en por astre que se produce al celebrarse conjuntamente con las elecciones autonémicas en ai noma: jutonémicas 0 d ns 13 comunidades auténomas y locales en En resumen, en k en, en las elecciones eure muy inferior sel y I de las elecciones generales y se aprecia una clara tende1 cia a la baja. La partici 6 cin 2 1. La participacién media en est 0 entre el 32 % del Reino Unido y el 91% de Belge ee ‘opeas el nivel de participaci6n es 1.4.2. Elecciones locales Desde una perspectiva c: Se ees Dorper comparada resulta dificil analizar la partici Brom een sce ees debe a bein de as, inven lesen fcativas en la participaci6n que se re. ohare peleces municipales, de la misma aacent gue le fe tencias importantes en las carcteristicas de sus goblernos locales. a centaie de participacion electoral en eleciones locales y regional a ee aoa male intermedio entre las elecciones generales. eae Se yeiones Sutck eas tant en el caso de Espana como en el de la mai yoria setts pats de Europa. Seguin el grfico 3.4 Ta partcipacion es clovada en Bélgica, Italia y a a la registrada en las ek ciones locales es précticam elecciones legislativas, a si ones general Bn los Paes Bue, la patcpaion ence ment untos inferior a la registrada en las mientras que en el Reino Unido esta diferencias 4 COMPORTAMIENTO POLITICO ¥ ELECTORAL 8 SCOPE OP Ef TE ‘MLocales El Generales FuENTE: I. Delgado (1997). El comportamiento electoral municipal espafiol, 1979-1995. Max iaars GeArico 3.4. Participacién electoral en elecciones locales y generales, 2ra los 30 puntos. La evolucién a lo largo del tiempo muestra pautas pa- ilelas a las que observamos en las elecciones generales, es decir, de des- snso, especialmente en los casos de Holanda y Alemania. En Espaia, la participacién media en elecciones municipales ha do del 66 %, 8 puntos inferior a la participacién en las elecciones gene- ules, y 4 puntos superior a las elecciones europeas. También aqui se de- ctan oscilaciones entre convocatorias, entre un escaso 63 % en 1979, asta casi el 70 % en las elecciones de 1995. En el andlisis de las eleccio- 2s municipales es muy importante tener en cuenta las variaciones terri wiales, ya que se tratadél tipo de convocatoria electoral donde ms in- uencia pueden tener los factores locales. Sin embargo, la participacién 1elecciones municipales también refleja en gran medida las mismas ca- \cterfsticas que en elecciones generales: la periferia geogréfica del estado varece como el territorio donde la participacién es menor (Canarias, Ca- Juha, Baleares, Pais Vasco), mientras que comunidades como La Rioja, xtremadura, Castilla-La Mancha o la Comunidad Valenciana son las que ‘esentan mayores niveles de participacién. Las variaciones en la participacién media (representada en la tabla 2) también se suelen reflejar en las distintas comunidades. Por otro lado, pauta convergente que se encontraba en el caso de las variaciones teri- wriales de la participaci6n en elecciones generales también se encuentra wiallesen detec imamintnalostilab mecsdnirtas onde alictendanionae I LA PARTICIPACION ELECTORAL 115 179” 1983" 1987.” 1901” 1905 ” 1999 2008 Forme: Elaboracion propia pati de datos del Ministerio del Interior GrAnico 3.5. Participacion en elecciones municipales en Espasia. «nacionalizacién» del comportamiento electoral de los espafioles, tam- bién en el Ambito municipal (Fustel; 1993:-104). En resumen, la participaci6n en elecciones locales suele situarse en- tre los niveles de las elecciones generales y las elecciones europeas. En el caso de Espafia, la participacién en estas convocatorias ha oscilado entre el 63 y el 70 % y refleja las mismas caracteristicas de distribucién territo- rial que se dan en las elecciones generales. 1.4.3, Elecciones autonémicas y regionales La participacién en elecciones autonémicas tiene un promedio del 70 % en las 13 comunidades aut6nomas que las celebran simultanea- meni, ligeramente por encima de Ia participacion que se registra en las elecciones municipales. La participacién ha sido superior a la media en 1987, 1995 y 2003, e inferior en 1983, 1991 y 1999. Estas oscilaciones se reflejan en los niveles de participaci6n de las distintas comunidades, con- firmando la reaccién comin a la coyuntura politica del pafs que se daba también en el caso de las elecciones generales y municipales. Las diferen- cias entre comunidades se mantienen e incluso se incrementan ligera- mente, Entre las comunidades menos participativas destacan de nuevo Canarias, Baleares, y Asturias, a Jas que se afiade Madrid, con una parti- cipacién muy inferior a la media, especialmente en 1991. La tasa de par- ticipaci6n es mayor en Castilla-La Mancha, Cantabria, Castilla y Leon y Extremadura. ‘Cuatro comunidades celebran sus elecciones de acuerdo con un ca- lendarin indenendiania (Cata iad To nfia Pate Vaern Andaluata v Gali 116 (COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL ‘TanLA 3.3, Participacion en elecciones autondmicas 19819871991 «1995 ——«1999 ‘Aragon oe TL 658 Canarias 617 642 Cantabria 23 740 Castilla-La Mancha nS 788 Castilla y Leén 616744 Navarra 66,7 684 Valenciana 692 760 Extremadura 710 783 Baleares 04 63.6 LaRioja 690 76.2 Madrid 588 704 Asturias 69,1 Murcia 760 Media 661 72,3 66,7 Funnre: Elaboracin propia a partir de datos del Ministerio del Interior 58 % en Galicia. En estos cuatro casos las pautas de evolucién son muy ~“distintas. En Galicia la participaci6n ha ido incrementandose en la linea de una mayor convergencia con los niveles de participacién medios del estado, pasando del 43 al 60 % entre 1981 y 2001, aunque con un ligero descenso en las tiltimas dos elecciones. En el Pais Vasco se registra una pauta relativamente irregular marcada por el aumento de la participacién en las tres tiltimas convocatorias, en las que la participacién asciende del 60 al 80 %. En Andalucia también se encuentra un incremento de la parti- cipacién desde principios de los afios noventa en que ésta se situaba en el 55%, hasta el 78 % de las tiltimas elecciones. En las elecciones autonémicas la evolucién de la participacién elec- toral se caracteriza por: — Una pauta fluctuante en las 13 comunidades que celebran sus elecciones simulténeamente, que se presenta de manera homogénea en todas ellas: la participacién es elevada en 1987, 1995 y 2003 y relativa- mente baja en 1983, 1991 y 1999. Esta relativa homogeneidad en la evolu- ci6n es légica en la medida en que estas elecciones se celebran de manera simulténea a las locales, y por lo tanto se enmarcan en un proceso electo- ral estatal, ya que las locales se celebran a la vez en toda Espafia. — Una pauta también irregular, pero con una cierta tendencia al alza en al menos 3 de las 4 comunidades que tienen su propio calendario politico (Galicia, Andalucia y Pais Vasco). En este caso las elecciones se celebran de manera independiente, aunque las elecciones andaluzas Tisceneninn dirt cnn laa manuralasion gables anselamoul la oie eninarte' ex: LA PARTICIPACION ELECTORAL 117 ‘Tapia 3.4. Evolucion de la participacién en elecciones autondmicas en Galicia, Andalucta, Pats Vasco y Catala “Andacta Galicia’ Pals Vasco Cota 1980 398 oua 1981 463 1982 652 1988 , 69,1 3 1985 374 1986 707 06 1988, 533 1989 595 1990 553 610 1992 550 1998, 642 1994 613 sor 1995 36 1996 m9 1997 025 1998 700 1999 399 2000 A 2001 602 790 Medi 093 584 669 6055 En otros pafses europeos la participacién en elecciones regionales se sittia también entre la que se registra en las elecciones generales y la par- ticipacion en las europeas. Parece que la importancia de las instituciones regionales (su magnitud, autonomfa, volumen de competencias) no guar- da ninguna relaci6n con los niveles de participacion en elecciones regio- nales. Lo que sf parece ser una pauta general nuevamente es el descenso en los niveles de participacién en elecciones regionales que se ha detecta- do en los tiltimos afos. 1.4.4. La abstencion diferencial y la participacién electoral en Cataluita La participacién electoral en Catalufia muestra unas diferencias muy importantes segtin el tipo de convocatoria y se sittia siempre por de- bajo de los promedios estatales. La participacién més clevada, el 73 % del electorado, se registra en las elecciones generales; en las elecciones muni- cipales la participacién media ha sido del 63 %; en elecciones autonémi- cas apenas supera el 60 % y en elecciones europeas el porcentaje de vo- tantes es del 57 %. El grafico 3.6 muestra con més detalle las diferencias entre eleccio- nes, incluyendo todas las convocatorias celebradas entre 1977 y junio de 2003. En elecciones generales, europeas y municipales la evolucién sigue excite stern Page Ta V9 abd pcae rcs eee 118 COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL SORA RODS EIS ASE AESERS Fone: Elaboracion propia a partir de datos del ICPS y Ministerio del Interior GrAmco 3.6. Panticipacion electoral en Catalurta Una de las preguntas que sugiere esta situacién es la razén por la cual entre la participacién en elecciones legislativas y la participacion en cleceiones autonémicas, se da una diferencia media de 13 puntos porcen. tuales a favor de las primeras. A esta diferencia se la ha denominado abs- tencién diferencial. La abstencion diferencial se da también en otros ca- ‘sos, pero no con la misma intensidad. Es también importante (superior a 8 puntos) en Asturias o Madrid, y muy baja (inferior a 4 puntos porcen, tuales) en Extremadura o Cantabria. En otros pafses europeos la absten. cion diferencial varia de manera notable, entre un escaso punto porcen- {ual en tala, hasta més de 16 en Holanda (Font, Contreras y Rico, La abstencién diferencial en Catalufia afecta especialmente marcas litorales, ciudades Yycinturones industriales, fae que eae og rizan por una presencia importante de electores de izquierdas y castellano. Parlantes. Como explicacién de este fendmeno se han ofvecido, dos hipotesis principales. Una se centra en las earacterfsticas de los electores, especialmente en su grado de interés por la politica catalana, La otra se centra en las caracteristicas de la oferta politica propia de las elecciones autonémicas catalanas, caracterizada hasta hace poco por una cierta debi, lidad en los partidos politicos de oposicién en el Ambito autonémico, Una combinacién de ambas explicaciones podria ser el hecho de que un sector \ del clectorado, que se moviliza sobre la base del eje izquierda-derecha, en- | cuentra pocos incentivos para participar en unas elecciones autonomicas escasamente centradas en cuestiones relativas a esta linea de conflicto. En conclusién, a la luz de este breve 6 ; , ala luz de retrato de la evolucién de la participaci6n electoral en una perspectiva comparada, se plantean varios interrogantes. En primer lugar es realmente tan importante conseguir sam olaareelsreciea LA PARTICIPACION ELECTORAL. 119 pacién moderado 0 incluso reducido. Esta discusi6n se aborda en el si- guiente apartado. A partir de esta consideracién inicial se puede intentar sistematizar el anlisis de los factores que influyen en la participacion electoral: ¢por qué se abstienen de votar algunos ciudadanos?, cpor qué la participacién electoral es menor en determinados contextos? Estos inte- rrogantes se analizan en el apartado 3. El apartado 4 analiza las conse- cuencias de distintos niveles de participacién electoral. Sobre este diag- néstico es posible afrontar la cuestién relativa a la evaluacién de los posibles remedios para resolver el problema de un creciente nivel de abs- tencién electoral, que se plantean en el apartado 5. 2. @Es realmente importante el nivel de participacién electoral? El voto es una forma singular de participacion politica. En él se con- jugan tres circunstancias que no estan presentes en otras formas de parti cipacién. Dichas circunstancias ya fueron analizadas més en detalle en el capitulo 2. A continuaci6n, las recordamos brevemente. En primer lugar, desde la implantacién del sufragio universal, la ley garantiza el acceso de todos los ciudadanos y ciudadanas mayores de edad al voto, ciertamente el mas importante y Basico de los derechos poli- ticos. Esta universalidad de acceso se ve reforzada por el hecho de que la participacién electoral es la forma de participacién politica més extendi- da, y para un gran mimero de ciudadanos la tinica ejercida con una cierta regularidad. En segundo lugar, la influencia que cada ciudadano puede ejercer sobre su entorno politico a través del voto es igual, independientemen- te de su género, edad, condicién social u orientacin ideolégica. El princi- pio de «una persona, un voto» completa el proceso de extensi6n del sufra- gio y constituye ui principio democratico esencial. En otras formas de participacién como la colaboracién con partidos, la asistencia a manifes- taciones 0 el contacto con politicos, la intensidad depende de la capacidad © voluntad del ciudadano, mientras que en el caso de la participacién electoral se impone un elemento de naturaleza igualitaria, En tercer lugar, el ciudadano que participa en una eleccidn es libre e irresponsable frente a los demas en cuanto a la orientaci6n de su voto. El sentido del término irresponsabilidad tiene que ver en este caso con Ia ab- soluta libertad de la que debe gozar el individuo para elegir entre distintas opciones politicas. Este anonimato, esa total libertad, no se da tampoco en otras formas de participacién politica, que, al contrario de lo que debe suceder con el sufragio, no son secretas, Estas peculiaridades del voto no implican necesariamente que éste sea considerado la mas importante forma de participacién politica. Po- 120 COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL cracia, otras formas de participacién més exigentes y ejercidas con mayor frecuencia que el voto son las verdaderamente importantes. La participa- cién electoral, por muy elevada que sea, nunca es suficiente para garanti- zar el cardcter democratico de un sistema politico. Desde esta perspecti- va, el ascenso de la abstenci6n electoral no es un elemento especialmente preocupante (aunque sf puede considerarse como un sintoma de desafec- cién), sino que la atencién se centra fundamentalmente en Ia escasa fre- cuencia de otras formas de participacién politica consideradas de mayor entidad, que son las que dan verdadero talante democratico a un sistema politico. La participacién electoral no es suficiente para asegurar el carécter democrético de un sistema politico. Sin embargo, no conviene confundir lo insuficiente con lo irrelevante; si la participacién electoral no es ni debe ser la tinica forma de participacion politica necesaria en democracia, si es esencial a la hora de garantizar la igualdad politica, la legitimidad del sis- tema politico, la representatividad de los parlamentos y el control por parte de la ciudadanfa en la formacién de los gobiernos. Para otros autores, la participacién electoral es la tinica forma de participacin politica verdaderamente imprescindible, ya que permite que se produzca la necesaria competiciGn entre distintas opciones politi- cas. Es esta competicién la que constituye el micleo central de la demo- cracia y la participacién electoral es titil como medio para conseguirla. Desde esta perspectiva, que coincide con la de la teorfa elitista de la de- mocracia que vefamos en el capftulo 1, no es necesaria una participacion masiva de todos en lis élecciones, sino que basta con un nivel de participacién moderado. Tasas elevadas de abstencién no se con- sideran un problema, sino el indicador de que los ciudadanos estan en lo esencial satisfechos con el funcionamiento del sistema politico y se dedi- can a sus asuntos particulares (Jones, 1954). Sin embargo, como vere- mos mas adelante, no hay evidencia empirica de que los abstencionistas estdn satisfechos con el sistema y prefieren dedicarse a asuntos particu- lares. La importancia de la participacién en las elecciones no puede enten- derse tinicamente como medio para conseguir elecciones competitivas, sino que el voto tiene un valor legitimador muy importante, Las tasas de participacién electoral son a menudo tenidas en cuenta a la hora de eva- luar la salud de un sistema democratico. La abstencién hoy no puede con- siderarse un indicador de satisfaccién, sino més bien un sintoma de apa- tia, desafeccién y alienacién del ciudadano. Por lo tanto, reducir al minimo el nivel de abstencién electoral es un objetivo deseable por varias razones. En primer lugar, una participacién elevada constituye un indicador de que los ciudadanos se interesan por los asuntos politicos y se sienten vinculados a los partidos y al propio sis- LA PARTICIPACION ELECTORAL 121 laalienacin no puedan existir junto a niveles elevados de participacién electoral. El caso italiano ilustra bien esta situacién, pues conjuga niveles muy re- dducidos de abstencion con valores elevados en algunos indicadores de alle. nacién politica como el grado de satisfaccion con la democracia o el interés por la politica. Segiin datos de los Eurpbardmetros, en los afios noventa, tan s6lo el 22 % de los ciudadanos italianos declaraba sentirse satisfecho con la forma en la que funciona la democracia en su pals, frente a una media euro- pea del 46 %. Sélo el 31 % de los italianos se declara interesado en la politi- ca, frente a un 45 % en el conjunto de los miembros de la Unién Europea. ‘También puede darse la situacién opuesta, con niveles de participacién electoral muy reducidos en contextos democraticos con altos niveles de legiti- midad. En Suiza, una reducida participacion electoral se da acompafiada de tun nivel de confianza en sus instituciones politicas superior al resto de los pafses de su entorno. Sin embargo, como ya hemos visto, en este caso hay ue tener en cuenta las peculiaridades del sistema politico suizo en el que los ciudadanos tienen ocasi6n de votar en referendos en maltiples ocasiones, lo que hace descender la participacién electoral registrada en las elecciones. En segundo lugar, una elevada participacién constituye un objetivo deseable en sf mismo en la medida en que puede reforzar actitudes y com- ppetencias politicas deseables en los ciudadanos. En este sentido, la parti pacién puede considerarse no s6lo como un indicador del buen funciona- miento del sistema politico, sino como un elemento generador de virtudes cfvicas en los.ciudadanos. La participacién puede incrementar el interés por los asuntos piiblicos y la intensidad de los vinculos con el sistema poli- tico. También es probable que la participacién favorezca el desarrollo de los sentimientos de eficacia politica interna (sentimiento de que el propio ciadadano puede influir en lo que sucede en el sistema politico).y externa (percepcién de que el sistema politico es susceptible de ser modificado por” Jos ciudadanos). Por todo ello, el incremento de la participacién puede considerarse bueno en s{ mismo, ya que contribuye a generar actitudes de- mocraticas positivas. En definitiva, a través de la participacién no sélo se consiguen beneficios en relaci6n al funcionamiento del sistema-politico (mayores niveles de legitimidad), sino que también se logra una mejor ciu- dadanfa. La fuerza de este segundo argumento queda, sin embargo, mati- zada por la escasez de andlisis empfricos que lo contrasten y confirmen. Un tercer argumento en defensa de un alto nivel de participacién electoral parte de la consideracién de que cuanto mayor sea el nivel de abstencién, mayor seré la parte de la ciudadania excluida del sistema po- litico. Precisamente la participacién se concibe como una forma de limi- tar las desigualdades socioeconémicas. El problema de la exclusion es tanto mayor cuanto mayores son las diferencias de cardcter social y politi- coentre la poblacién abstencionista y la participante, 122 COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL nistas se encuentran sobrerrepresentados sectores sociales como el de las mujeres, las personas con bajos niveles de estudios e ingresos, los jévenes, ‘los ancianos, es decir, personas alejadas del «centro» del sistema politt: co qiie por su situacién son mas proclives a presentar actitudes de desin- terés o apatia hacia la politica. Dado que estas personas pueden tener unas orientaciones politicas e ideolégicas especificas y quiz distintas de las de los votantes, es posible argumentar que la abstencién tiene conse- cuencias no sélo en lo relativo a la marginacién de determinados grupos, sino también en los propios resultados de la eleccion. En el supuesto de gue todos los electores votaran, desaparecerian estos problemas de exclu sién de algunos grupos sociales, y no cabria entender que los resultados de las elecciones constituyeran un indicador sesgado y, por lo tanto, no re- presentativo de los intereses del conjunto del electorado, Sobre esta cues- tién volveremos en el apartado 4 a la hora de hablar de las consecuencias de la participacién. Porlo tanto, desde el punto de vista normativo, la participacién elec- toral es basica para favorecer: » — La legitimidad democratica del sistema politico: la participacién indica apoyo al sistema politico. + — La mejora de la ciudadanfa: la participacién es un indicador del interés y la implicacién de los ciudadanos por cuestiones poli- ticas. * — La igualdad politica entre los ciudadanos: la participacién uni- versal sittia a todos los ciudadanos en la misma Posicién, inde- pendientemente de sus recursos y de su clase social. 3. Las explicaciones de la participacién electoral Los intentos de explicar las diferencias en la participacién electoral pueden hacerse con referencia a distintos aspectos y con distintos objeti- vos. Para ordenar la presentaci6n analizaremos tres grupos de factores que pueden incidir sobre la participacién: = La posicién social del elector: el género, la edad, el nivel de estu- dios, los ingresos o el lugar de residencia. > Las actitudes politicas del elector: el interés, la politizaci6n o la valoracién del sistema y las instituciones, > El contexto politico de la eleccién: el sistema electoral, la compe- titividad electoral o los sistemas de incentivos institucionales, Esta misma divisién en tres grupos de factores es la que se utiliza en los capftulos 4, 5 y.6 para explicar la orientacién del voto. LA PARTICIPACION ELECTORAL 123 3.1, POSICION SOCIAL ¥ PARTICIPACION ELECTORAL En numerosos anilisis se ha constatado que existe una relacién en- tre la abstencién y caracterfsticas sociodemograficas de los electores ‘como Ta edad, el sexo, los estudios, los ingresos, el lugar de residencia, la clase social, el estado civil, etcétera. La relacién de la participacién con estas variables sociodemograficas se interpreta habitualmente a través del siguiente argumento. Las personas con una posicién social privilegiada suelen votar més porque: — disponen de mas recursos individuales para asumir los costes de la participacién (conseguir y procesar la informacién, llegar a una decisién, encontrar el tiempo para emitir el voto); — tienen una mayor tendencia a desarrollar actitudes de interés por la politica, de identidad o cercanfa con partidos e instituciones, y de satisfaccién con el sistema politico, que a su vez favorecen la participacié: — son ms facilmente alcanzables por los estimulos movilizadores de partidos ¢ instituciones. 3.1.1. Edad y recursos socioeconémicos ‘Quizé la relacién més clara en todos los pafses sea la que se da entre edad y participacién; ésta es menor entre los electores mds jévenes, aumen- ta con la edad hasta los 65 afios aproximadamente, y a partir de entonces desciende ligeramente. Segtin van cumpliendo afios, los electores adquie- ren recursos que les facilitan la participacién: se familiarizan con partidos y candidatos, conocen el proceso electoral, adquieren habilidades politicas y se van integrando socialmente. También, con el tiempo, se tienden a re- forzar los vinculos con los partidos. demas, la edad, al menos hasta un cierto umbral, incrementa la intensidad de la integracién y los contactos sociales y, por lo tanto, la posibilidad de estar expuesto a estimulos politicos. Esie efecto de la edad sobre la participacion se puede apreciar en el gréfico 3.7: la participacin se sittia ligeramente por encima del 80 % en- tre los mas jévenes, aumenta hasta casi alcanzar el 95 % en la categoria de 60 a 69 aiios, y desciende ligeramente entre los ms mayores. Los datos son para el total de Europa occidental, pero cada pais, considerado de for- ma individual, presenta una pauta curvilinea muy similar. Las diferencias en la participacién segiin niveles de edad pueden es- tar motivadas también por diferencias gener s. Es decir, las dife- rencias que se aprecian entre los distintos grupos de edad pueden deberse en realidad a que éstos pertenecen a distintas generaciones, socializa- das en contextos politicos distintos que a su vez producen diferentes nive- les de movilizacion. Para distinguir el llamado efecto generacional del FSS atatoe ° rea 124 ‘COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL 100 80 mat ®0 < 7 1823 90.89 4049-50-59 6069 700, mas ‘Fuse: International IDEA (1999). Youth Voter Participation. Estocolme (p. 2), GrAnico 3.7. Participacién electoral segun la edad en Europa occidental. El nivel de estudios es otra de las variables que puede favorecer la participacién. A través de la educacién se aprende a entender y a trabajar con conceptos abstractos y complejos y se accede con mayor facilidad a la informacién politica. La educacién proporciona habilidades como la lec- tura o la capacidad de hablar en ptiblico y de participar en discusiones so- bre politica, que a su vez pueden incrementar el interés por la politica y la participacién electoral. Para algunos autores este factor es uno de los de- terminantes més importantes de la participaci6n politica y electoral. Sin embargo, los andlisis empiricos no confirman este efecto en to- dos los casos, como muestra la tabla 3.5. La diferencia para el conjunto de los casos en los niveles de participacién entre los electores con niveles ba- jos y elevados de estudios es de apenas tres puntos, y en algunos patses como Espafia, Portugal, Grecia, Finlandia, Francia e Irlanda los electores con mayores niveles de estudios participan incluso menos. Es posible que Ja educacién no sea un recurso tan importante para una forma de partici- pacién relativamente poco costosa como la electoral, o que el incremento en los niveles generales de estudios haya producido un descenso en el efecto de esta variable. Pero en cualquier caso la educacién no parece ser ya un factor facilitador de la participacién de manera generalizada, como sf sucede en el caso de la edad. El nivel de ingresos es otro de los recursos que puede favorecer la participacién por varias razones. En primer lugar, los recursos econémi- cos permiten dedicar tiempo y energfa a la actividad politica, y entre otras cosas, a informarse y votar. Sin embargo, también es posible pensar que un mayor nivel de ingresos puede suponer un mayor coste de oportuni- dad para el individuo, que estarfa ganando mas dinero si continuara tra- bajando que si dedica parte de su tiempo a informarse, reflexionar y votat. En segundo lugar, se puede pensar que las personas con mayores niveles de recursos econémicns se inecan mAs con cada eleccién a al menos ner- LA PARTICIPACION ELECTORAL 125 TABLA 3.5. Participacion por nivel de estudios e ingresos en Europa ee ae ell Alemania 89 95, 80 _ ce og sf pg r En ne f Bap Fo oo e mn S & 3 2 ne re : oe ee 5 a s z ne 2 FFeeyre: Anduiza (1999, p. 99 102) ms estudios y por lo tanto mayor facilidad para estar al tanto de cuestio- nes politicas ¢ identificar sus preferencias. En tercer ugar, un mayor nivel de ingresos también esta relacionado con un entorno social y profesional que favorece la participacién electoral. Entre el cuartil de personas con los ingresos mas bajos y el cuartil con mayores ingresos hay una diferencia en los porcentajes de participa- cion de 7 puntos. Esta diferencia se mantiene en la mayor parte de los paises, con la excepcién de Espafia y Portugal, donde la participacin de los que mas ingresos tienen es inferior a la de los mas pobres. 3.1.2. Integracion social y lugar de residencia _Es bastante generalizada la tendencia a que el porcentaje de partici- pacién aumente segiin se incrementa el nivel de integracién social. Des- de esta perspectiva, la importancia de la posicién social del individuo no reside en sus recursos, sino en la centralidad de la posicién que éste oc Pa con respecto a su entorno y en los flujos de comunicaci6n e interac- cién social en los que participa. Asf, cuanto més central es la posicién so. cial de un individuo, mayores seran sus contactos personales y mayor su nivel de participacién electoral (Lazarsfeld, Berelson, Gaudet, 1944). ___ Los contactos personales son muy importantes como factor de movi- lizacién, ya que al no ser intencionales, suelen encontrar menor resisten. 126 COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL cuestiones politicas relevantes, as{ como los mecanismos para emitir el voto. Una mayor integraci6n social genera también sentimientos de res- ponsabilidad cfvica y mayor presién social hacia la participacién. Las per- sonas que llevan poco tiempo en su lugar de residencia, viven solas, no participan en actividades sociales, no son miembros de organizaciones 0 asociaciones y no acuden a servicios religiosos tienen un nivel de integra- cién social previsiblemente menor y, por lo tanto, unos niveles de partici- pacién electoral inferiores. Los andlisis empfricos confirman ampliamen- te estos datos. ‘Un elemento estrechamente relacionado con el grado de integracién social es el tamafio del municipio o habitat en el que reside el elector: Sin embargo, existen interpretaciones alternativas acerca de la relacién entre esta variable y la participacién electoral. De acuerdo con las teorfas de la modernizacién, los entornos urbanos producen més estimulos para la participacién politica (como vefamos en el apartado 4.2 del capitulo 1): mayores niveles de informacién, mayores flujos de comunicacién politi- ca, clases medias més desarrolladas, redes de organizaciones y asociacio- nes més desarrolladas, més facilidades para emitir el voto, eicétera. Ello deberfa conducir a una participacién electoral més elevada en contextos urbanos. Una visi6n alternativa, que podrfamos denominar el modelo co- munitario, postula que las comunidades de pequefio tamafio favorecen la integracién social de sus miembros, la creaciGn de identidades politicas y el control social sobre los comportamientos, incluido el politico, elemen- tos todos ellos que favorecen la participacién electoral. Por el contrario, el anonimato propio de los entornos urbanos reduce la implicacién de los ciudadanos en los problemas sociales y politicos de su entorno. La politi- can la gran ciudad se percibe como algo distante, impersonal y compli- cada, por lo que la participacién electoral que se registra es menor. En general, los datos parecen confirmar més el segundo modelo que el primero y, salvo algunas excepciones, la participacién disminuye con- forme aumenta el tamafio del municipio. Una vez que los medios de co- municacion permiten acceder a la informacién politica en cualquier 4m- bito, parece que una localidad pequefia es un contexto més motivador para la participacién que las aglomeraciones urbanas. En el caso de Espa- ‘fia y con referencia a las tiltimas elecciones generales la relacién parece adoptar una forma curvilinea, como se refleja en el grafico 3.8. El nivel maximo de participacién se sittia en las localidades de menos de 2.000 ha- bitantes y alcanza el minimo en las ciudades de entre 100.000 y 400.000 habitantes. En ciudades de mayor tamafo, la participaci6n vuelve a incre- mentarse ligeramente. 3.2. ACTITUDES POLITICAS Y PARTICIPACION ELECTORAL LA PARTICIPACION ELECTORAL 127 Menos de 20012 10001@ 50.0018 100.0014 400.001a Mas de 2000 10.000 50.000 100.000 400.000 1.000.000 1.000.000 habitantes habitanies hablantes habltantos habtantes de habitaies de habiantes Fur: Elaboracion propia partir dl estudio 2.382 del CIS, GrArico 3.8. Participacion por tamaito de habitat en las elecciones generals de 2000. ayuda a discriminar entre votantes y abstencionistas, la interpretacién del problema cambia notablemente. Si ademés las tasas de abstencién son ele- vadas, esta situacién indica que ciudadanos con suficientes recursos y veles de integracién social dejan de participar. El problema ya no esta tan- to en el individuo, como en el fracaso del sistema politico de prover incentivos suficientes a la participacién. Y ésta es precisamente la situa- cion hacia la que se tiende. La participacién desciende y las variables so- ciodemogréficas cada vez importan menos a la hora de explicar el compor- tamiento electoral. Factores como el interés por la politica o el nivel de compromiso e implicacién politica a través de la identificacién con parti dos, ideologias o el propio sistema politico son las variables que mas apor- tan a la explicacién del fendmeno (al menos en términos estadisticos). Siguiendo la distinci6n que presentabamos en el apartado 4.3 del ca- pitulo 1, podemos distinguir distintos tipos de actitudes con incidencia sobre la participacién: interés, politizaciOn y satisfaccién. A continuacién analizaremos sus efectos. 3.2.1. Interés por la politica ‘Todos los andlisis confirman que el interés por la politica favorece la participacién electoral, Las personas que manifestan interés por la po. Iitica suelen estar mejor informadas y tienen mayores motivaciones para superar los costes de votar (por ejemplo, a través de una mayor concien- cia del deber civico o de un mayor grado de eficacia politica), 128 COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL sobre el sistema politico. Esta variable parece incidir en la participacién setoaad en elcayo expafiol: entre los que tienen una baja pereepcion de su tficacia politica, la participacién es del 80 %, mientras que cuando la efica- cia es maxima, ia participacin asciende al 92 %. Sin embargo, si mantene- mos bajo control el efecto de otras variables (Ia edad, el interés por la politi- ca, la cereania a un partido), el efecto de esta variable desaparece. Por tanto, parece que el interés y la politizacién inciden sobre la participaci6n en parte a través de la de eficacia politica. En la tabla 3.6 se observa cémo en todos los casos las Personas con niveles relativamente elevados de interés por la politica participan casi 10 puntos poreentuales més que aquellos que se interesan poco 0 nada. Las Biferencias son especialmente importantes en Suiza, Alemania y el norte de Europa, mientras que en Espafia, Portugal e Italia son relativamente Dales hecho de que el comportamiento abstencionista esté asociado con actitudes de apatfay desafeccién no implica que deba interpretarse como lin gesto de protesta y rechazo activo al sistema politico en general o a al- guno de sus componentes como los partidos o los propios politicos. Los es- fudios centrados en el andlisis de los distintos tipos de abstencién coinci- den en sefialar que la abstencién como comportamiento apatico es mucho mas frecuente que la abstencién como protesta. Por lo tanto, la ausencia de interés indica un distanciamiento entre el mundo de la politica y los electores, pero no necesariamente un rechazo de éstos hacia la politica. ‘TasLa3.6. Participacién electoral segdn interés por la politica y politizacion. a ee Bajo = Alto a =e ee 3 i 3 fg 8 = | 2 i i ne 5 wm &§ ££ 8 & ie. 8 3 i 3 foe ae: ee: 3 = 3 BO 3 ms m ws " Tot ‘Fupere: Andulza (1999, pp. 115.7 0) arte de varios indicadores de interés (interés reconocido, LA PARTICIPACION ELECTORAL 129 3.2.2. Politizacién y cercanta a un partido El grado en que los electores se identifican con diferentes opciones politicas, partidistas 0 ideoldgicas, es otro de los factores que favorece la participacién electoral. La identificacién con un partido es, desde que en la década de los aftos cincuenta se desarrolla el modelo de Michigan, una de las variables que mas importancia ha tenido en los estudios sobre participacién electoral y todos los andlisis muestran que las personas que se sienten cercanas a un partido participan més en las elecciones. Tam- bién, aunque de manera menos clara, parece que los electores que se identifican ideolégicamente (por ejemplo, en la escala izquierda-dere- cha) votan mas que aquellos que no se ubican. En definitiva, la politiza- cién tiene como consecuencia légica una mayor participacién electoral. Segiin muestra la tabla 3.6, el efecto de la politizacin es muy pare- cido al del interés por la politica (incrementa la participacién en unos 10 puntos porcentuales), pero en algunos pafses como Noruega, Portugal, Espafia, los Paises Bajos o Gran Bretafia el efecto de esta variable es mu- cho mayor que el del interés por la politica. No hay que confundir el lugar en el que se ubica ideolégicamente el individuo (por ejemplo, en la escala izquierda-derecha) con el hecho de que el individuo se ubique o no en dicha escala. El hecho de ser capaz de iden- tificar nuestra posicién ideol6gica indica un cierto nivel de politizaci6n (in- dependientemente de la posicién en la misma) que viene asociado con ma- yores niveles de participacién electoral: los que no se ubican participan menos que los que s{ se ubican. Sin embargo, la relacién entre la participa- ci6n y la posicién en la que nos ubicamos es menos clara. Tradicionalmen- te se ha asociado una mayor participacion con las posiciones de derecha. Esto se ve confirmado en algunos casos, pero no de manera sisteméttica. En Espaia, por ejemplo, en las diltimas elecciones generales, pasar de la ex- trema izquierda a la extrema derecha hace aumentar la participacion en 13 puntos porcentuales (grafico 3.9). Sin embargo, esta relacién no se mantie- ne cuando controlamos por otros factores, y tampoco se encuentra de ma- nera sistematica en otros pafses. La existencia o no de esta asociacion entre autoubicaci6n ideolégica es fundamental porque gran parte de la discusién en tomo a la pregunta de «a quién beneficia la abstencién?» depende de ella. Si se abstienen mas los que se ubican ideolégicamente a la izquierda, una mayor participaci6n electoral beneficiarfa fundamentalmente a los partidos de izquierdas. Esta cuesti6n se trata en el apartado 4 de este tema. 3.2.3. Satisfaccién con la democracia y las instituciones Un tiltimo grupo de actitudes polfticas relevantes para la participa- cién electoral esta constituido por aquellas orientaciones de naturaleza valorativa. relacionadas can la saticfaccidn ane Inc electares tienen rac 130 COMPORTAMIENTO POLITICO Y ELECTORAL 95% — 25% 20% 789%: 70% ; FUENTE: Elaboracion propia a partir del estudio 2.384 del CIS GrArico 3.9. Participacién por autoubicacién ideologica en Espana. abstencion como fenémeno politico es radicalmentedistinta dependiendo de la influencia de estos factores. Sila abstencién es un fendmeao quedo ae aeipamentan algunor autores, entonces os nivele de abstencin de 3 an algunos autores, entonces los stein de- berian ser mayores entre los mas satisfechos Si pol ontai,laabs tencién es un indicador de descontento e insatisfaccién, yor insatisfaccién debe producir menor participacion, saana ponona cin el funcionaimiento dela democracia en su ais, tnayor es el grado de partcipacion electoral. En el caso de Espana los ue no estan nada satisfechos participa en un 667, mientras 4 los muy satisfechos la participacién sube més de 20 p it iticas evaluativas (%) ‘Tala 3.7. Participacién politica segiinactitudes poi " a Partcipaciin media ‘Satisfaccién con el funcionamiento de la democracia 6 Neda sesecho oc satistesho in Eston stisecho & Muy satitecho : \aloraion dees partidos politics ‘ Bala » Media & Alta ee rr de datos del estado 2.384 del == ifudie de valorslon dels partidos polis caborado a partir del grado de acuerdo mane n pole tics la gente puede participar en P nts indcadores" «Gracias alos partidos polt Fae rial SRE partis slo sven para cadre genes «Sn partion no Put aber derorain tos faridono ertican mucho entre i pero en realidad son todos igualess La valor as que la valoracion ata indica una vision positiva. Vision negativa de los partidos politicos, mientras quel 1LA PARTICIPACION ELECTORAL 131 Lo mismo sucede con la valoracién de los partidos politicos como clementos centrales de la democracia. Las personas que tienen una visio, positiva de los partidos (creen que son un mecanismo de participacion » que son esenciales para que haya democracia) participan mas en las elec. Giones que aquellos que consideran que los partidos solo sirven para divi dir a la gente o que «son todos igualesy. A la luz de estos datos, por lo ian. ter debemos aceptar que la abstencién es un comportamiento que no refleja satisfaccién, sino mas bien todo lo contrario. Las explicaciones de la participacién electoral que apelan a las actitu- des politicas de los electores funcionan bien desde el punto de vista empiri Co (aumentos en el nivel de interés, politizacién y satisfaccién con las teeth inciones democraticas producen incrementos en los niveles de participacion

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