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Antonio Barea
Territorio y paisaje
Doctorado 2008/2010
Introducción
Por otro lado la Iglesia difundió también, en el s.XIII, su propia visión cristiana
del mundo, otorgando el puesto central a Belén y Jerusalén.
Más tarde será el árabe Ai Idrisi quien esboza un mapamundi y realiza la
representación en una esfera de plata en la que sitúa el centro en la Meca, ciudad natal
del profeta Mahoma.
Aún con la llegada de Cristóbal Colón al continente americano, el italiano
Heronymus Marini sostenía que el centro del mapa debía ser Jerusalén, por lo tanto
prevalecía la visión cristiana en la elaboración del mapa.
En cualquier caso, esa ha sido la tendencia del hombre a la hora de elaborar una
visión del entorno, la elección de la posición centralizadora, otorgándose a si mismo la
posición central de las representaciones cartográficas.
Lo que sucede con la creación y evolución de los mapas, es la separación del
hombre de su entorno para observarlo desde el “allí” y no en función del “aquí”. El mito
de Ícaro se personifica en el ser humano, quien aúna la percepción física del espacio y la
conceptual relacional, es decir, el hombre toma conciencia de la extensión y situación
del territorio gracias a la mirada desde una perspectiva diferente y superior en cota.
Se cambian las tornas y la dirección de la mirada; la mirada del hombre pre-
mapa parte de lo concreto para llegar a lo general; sin embargo tras la aparición de los
mapas, la visión se orienta de lo general a lo específico o concreto a modo zoom.
Este hecho del cambio de mirada es fácilmente transportable a nuestros días en
modo internface informático. Obtenemos a través de las nuevas tecnologías múltiples
imágenes de mapas mundi que permanecen en nuestra retina y han marcado a fuego la
silueta de la superficie terrestre, tan reconocible, en nuestra memoria visual. Como
puede serlo cualquier logotipo comercial que responda a un alto nivel de pregnancia.
Interface Google Earth
Accedemos fácilmente a Google Earth, un programa de fácil acceso y uso, que
nos proporciona la visión satélite de la tierra e incluso de las constelaciones. La relación
con el desarraigo físico del hombre en función de la tierra ocurre en la primera vista del
programa, en su pantalla de inicio, donde el usuario disfruta de una imagen de la esfera
terrestre desde el “allí”, separado de ella a miles de kilómetros, obteniendo una imagen
desde las alturas como ya la obtuvo el aviador peruano, a cota más baja, que descubrió
las líneas ejecutas en las llanuras rocosas de los Andes, en el sur de Perú denominadas
Líneas Nazca. El usuario con solo introducir un solo comando, dirección o coordenada,
se desplaza como si de un avión que desciende buscando su aterrizaje se tratara, hasta el
lugar solicitado, se produce un viaje de lo general a lo concreto, que por supuesto
mucho tiene que ver con la mirada del hombre pos-mapa y con la idea del Uomo
renacentista que aún en nuestros días fascina al hombre con la posibilidad de volar, este
mismo hombre que admira boquiabierto a través de la ventanilla del avión que lo
transporta, los cambios de escala que se suceden en su trayecto aéreo. Sin embargo este
programa tendrá sus raíces conceptuales dónde converge la aparición del mapa con la
de la cámara fotográfica y el afán por volar que dan lugar a las primeras fotografías
aéreas, paisajes aéreos inmortalizados por Nadar por primera vez en 1958, cuando desde
un globo aerostático fotografía un pueblecito situado en Francia llamado Petit-Bacetre,
fotografía que no ha sido conservada. Si se ha conservado una fotografía de un coetáneo
a Nadar, James Wallance Black, que en 1860 toma una instantánea aérea de la ciudad
de Boston.
Este hecho cambia la concepción y la forma de entender y descubrir el paisaje y
el territorio. Por supuesto esta nueva mirada introducirá cambios relevantes en las
realizaciones de artistas posteriores y por extensión ayudará a fundamentar algunas
filosofías que marcarán el camino de nuevos movimientos artísticos.
Santiago Sierra
Las estrategias de creación utilizadas por los artistas que intervienen en el
territorio crean tres vertientes; los que utilizan el material autóctono para la intervención,
los que se apoyan en el medio natural para sumar materiales ajenos a ese ecosistema y
los que mezclan las dos vertientes anteriores. Spiral Jetty fue construida con rocas de
basalto que circundaban el lago salado donde realizó su intervención, en este caso se
considera una adición de material autóctono para la creación de nuevas formas, pero
ocurre también la producción de intervenciones por sustracción, como los anillos
circulares que Dennis Oppenheim traza retirando nieve y dejando ver la textura y el
color del suelo u otras más recientes como las realizadas en Brasil por Vik Muniz,
donde elabora unos dibujos lineales por sustracción de material autóctono del territorio,
mediante la excavación con grandes maquinarias.
Vik Muniz
Walter de María con su Campo de Relámpagos en Quemado, Nuevo México,
1974-1977, rompía la regla de trabajar con el paisaje, el comienza a hacer en el paisaje,
tomándolo como soporte, añadiendo elementos ajenos a éste, creados por el hombre,
para producir una situación natural condicionada por su intervención; De María coloca
400 postes de acero inoxidable que ocupan un terreno de 1milla por un 1km, estas
medidas hacen referencias a las dos medidas más utilizadas en la medición del paisaje,
creando una zona de atracción energética que provoca unas descargas eléctricas, de
truenos y relámpagos al paso de una tormenta por ese lugar. Afirmaremos pues, que De
María trabajo en el paisaje y con la naturaleza, con esa concepción romántica de la
vuelta a la naturaleza, pero provocándola, modificando el carácter de entropía natural,
para otorgar al hombre una posición de mando en esa escala de orden y caos natural.
Walter de Maria
3. La fotografía aérea como fragmento documental de la intervención.
Miniaturización del paisaje.
El rechazo y la reconciliación del Land Art con el cubo blanco tiene sus raíces
en la poética y estrategia creativa de autores como Rodin y Brancusi, quienes
precedidos de otros acontecimientos artísticos relevantes para la historia del arte,
cambian la ubicación de intervención y exposición de la escultura o manifestación
artística. Todo proceso innovador, viene precedido de un antecedente, por eso el
rechazo que muestran los artistas relacionados con el Land Art contra la institución y la
galería se produce, además de por cuestiones relacionadas con el contexto político
conservador del momento y la mercantilización del arte de otros movimientos coetáneos,
surge por el abandono del lugar expositivo de la escultura, la separación del relieve de la
arquitectura, transformándose en un bulto redondo situado en el exterior, donde el
espectador toma contacto directo con el y el nuevo contexto, obteniendo la posibilidad
de visión 360º, algo novedoso para la escultura y el espectador.
Como ocurriera con los “Burgueses de Calais” de Rodin y la “Columna sin fin”
de Brancusi, la escultura abandona su contexto habitual, lo que se traduce en la galería,
el marco arquitectónico y el pedestal, para ocupar un nuevo contexto, el público, fuera
de los marcos anteriores que en la encerraban. Situación similar se produce en el
momento que el Land Art rechaza la galería para intervenir en la naturaleza, ya fuera
por intencionalidad romántica de vuelta a la naturaleza o por rechazo al mercantilismo
del arte en la galería, a esta ultima causa contribuye enormemente el afán de creación de
obras efímeras e imposibles de transportar, no sólo por las dimensiones de los
componentes, sino por el contexto natural necesario para el funcionamiento conceptual
de la intervención. Este contexto tan necesario de imposible transporte, se une a la
inviabilidad de creación de proyectos de alto coste sin ningún tipo de contribución
económica por parte de inversores, coleccionistas, galeristas o instituciones, que como
solución a este problema económico acuerdan con los artistas un cambio de sus
aportaciones económicas por una justificada recepción de la información y
documentación del proyecto realizado.
Las exposiciones de Land Art en museos y galerías estaban compuestas por
fragmentos naturales de la intervención acompañados de dibujos y fotografías aéreas del
proceso de creación y culminación de la obra.
La fotografía aérea augurará el cambio de percepción de escalas, el espectador
no tomará conciencia del tamaño de la intervención, se establece un proceso de
miniaturización del paisaje como ya ocurriera con las fotografías aéreas de Nadar y
Wallance Black y que tanto han influido en el cambio de dirección de la mirada del
espectador hacia su entorno. Este hecho será relevante en los procesos documentales
que se ejecutan para documentar los proyectos Land Art, pero también será
determinante en el arte posterior, llegando a inferir en manifestaciones artísticas
contemporáneas como la serie “Spiral city” de Melanie Smith. Una serie que reflexiona
a cerca de los símbolos de la ciudad. Nos presenta imágenes aéreas en escala de grises,
un entramado urbano diferente al fotografiado por Nadar, pero inmerso en las
equivalentes mirada y dirección de la misma. La urbe que se transfigura en la miniatura,
la ampliación del campo de visión del hombre, disminuye la escala de los elementos
observados que se convierten en pequeñas conquistas del espectador. Haciendo alusión
a una cita en “La poética del espacio” de Gaston Bachelard, “… poseo el mundo tanto
más cuanto mayor habilidad tenga para miniaturizarlo…” deducimos el carácter
conquistador que contenían los miembros del Land Art y numerosos artistas posteriores.
Esto responde a la obligación de cambio de cota para divisar de forma completa la
intervención y su contexto algo que no será necesario en otro tipo de conquistas de la
miniatura.
Melanie Smith
Charles Simonds, cambia esta concepción de conquista, con la estrategia
creativa de disminución de escala y reconversión del soporte a intervenir. Este
neoyorquino, construye pequeñas arquitecturas, Dwellings a base de diminutos ladrillos
de barro, en el espacio urbano y en ocasiones en su cuerpo, durante la realización de sus
performances en el medio natural. Lo que nos conduce a este artista es el cambio de la
mirada y de escala, como a lo largo de todo este escrito venimos relacionando con
algunos artistas.
El hombre frente a la ciudad obtiene un campo de visión limitado y horizontal,
en cambio al observar las Dwellings, el ángulo de visión se convierte en picado y la
visión en completa, lista para comenzar el proceso de conquista. Se produce en sus
performances un contacto directo con esa ciudad miniaturizada, ya que el soporte es su
cuerpo, lo que propone la cuestión de los roles de soporte y elemento de acción entre el
hombre y la ciudad o el territorio.
Charles Simonds
Todo este tipo de manifestaciones contienen implícito un carácter de cambio de
visión, en la mayoría de ellos inaccesibles para el usuario o espectador, sin embargo con
las intervenciones de Charles Simonds obtenemos esa visión miniaturizada que de
forma natural, entre obras e intervenciones, solo se podría obtener desde una visión
aérea.
Esto nos reconduce a interrelacionar la dirección visual de los Dwellings de
Charles Simonds con algunas piezas de Miquel Navarro, sus ciudades. El usuario
interviene en el proceso relacional obra-espectador desde el “allí”. Ciudades de gran
extensión horizontal y escasa altura y verticalidad situadas a nivel tierra, a los pies del
espectador, esto hace que la mirada de éste planee por estas ciudades miniaturizadas, a
causa de la intervención visual del espectador, como si de un viaje aéreo se tratara. Este
tipo de distribuciones, organizaciones espaciales o especie de estudios urbanísticos nos
hacen pensar en esas primeras fotografías aéreas de Nadar, James Wallance Black o
más recientemente de Melanie Smith.
Miquel Navarro
Conclusiones