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Coleccién Teorema George Lakoff y Mark Johnson Metéforas de la vida cotidiana Introduecién de José Antonio Millén y Susana Narotzky OCTAVA EDICION CATEDRA, “THOREMA 1? edicién, 1986 8+ edicién, 2009 ‘Titulo original de la obra: Metaphors We Live By ‘Traduccién de Carmen Gonzilez Marin Reservados todos los El tésmino sisomorfismos, que proviene del dlgebra, eté aqui utlzado en un sentido eblando» que no presupone la existencia de eestructuray alguna en Jos campos semanticos relacionados. Douglas R. Hofstadeer ha tratad el iso ‘morfismo como tema central de sn obra Goel, Eicher, Bab, Nueva York, Basic Books, 1979 (ed. espafiols en Mexico, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnolo si, 1982; en preparacin por Ed. Tusquets, Barcelona), y también ha abordado la cuestién desde el punto de vista de la Inteligencia Artifical (véase su artculo en Investigacion y Cirmia, Barcelona, nim, 62, noviembre de 1981). 14 palabra, Le arrancaran la confesién con amenazas. Su nombre pasa de bca on boca, estéen todos los labios. Las palabras, ademds, funcionan como recepticulo de las ideas, Esta metéfora tiene como precondiciones Ins dos meté- foras anteriores: tanto contenido como continente deben ser objetos fisicos: LAS PALABRAS CONTIENEN LAS IDEAS: Esto no lo puedo decir ‘menos palabras. La pottica esta lena de palabras vaca, sn come. nid, Para reager el concepto, acufaron esta nueva expresidn, El pensar es una sucesién de ideas en ef tiempa, como el ha- blar es una sucesién de palabras, rh TIEMPO ES ESPACIO €s una metéfora fundamental en muchas lenguas. En virtud de ella Ja sucesion Zemporal es sucesi6n espacial: las ideas, las palabras, 0 el conjunto de ambas, se mueven a lo largo de un trayecto, disor ren por un camino, configurando un VIApE: Ex oiscunso us uw viaje: Tiene un punto de part, uno ae pres, dg, cdesaminads, da ure sor ars Foe por los cetsos de Ube, maber ao qu estaba, are June pancpaies de un tema, dons epeaimente en al. I dds quictes iv «part Partin de tas obseraciones No es nada infrecuente el caso de que coexistan varias me- téforas para un mismo concepto. Al lado de la metafora del ‘viaje hemos encontrado otra metéfora del espafol que nos ha recido especialmente fructifera, y cuya suerte seguiremos en seifalle: ui, biscuRso 0 EL DSCURRIR ES UN HILO. Dependiendo de la naturaleza del concepto, la metafora recoge el aspecto de pinecraz (tipo «hilo de Ariadna»), de MATERIA PRIMA para claboraciones complejas, 0 de sovorrz en el que engarzan otros elementos (que ademés deberin ser oxjzt0s Fistcos) ONC Fy ww smo (OMEN: He pei le Mpindado, me apesué a rar lil de us testes pensumien tee A bide a que baci. Es my cipro, le fl on bib condstor, eon bistnrosConorvaatesros) Fulano dale yf Ese ean argent rete exe er te de toed asunto. Aer silo denmaras (COMO PLENESTO DE 15 stn): Atando cabos... Pegué la bebra con mi vecino de asiento. Enlazando con lo que he dicho antes. Apenas he podido bilvanar lunas. cuantas ideas. (MATERIA PRIMA PARA ELABORAGIONES Courtry4s): Urdié un buen pretexto, No sé lo que éramas. De- sanarse los sesos. La trama de la novela tiene un desenlacepevfec- to, sin eabas suelts. Ya empieza con sus igjemanejes. (SOPORTE} tart, una detrds de otra, siete citas, Dentro de este reserin le problemas... Me sol una sarta de inexactitudes, una retabila de bobadas, y para terminar, éa que no sabes lo que me enjaretd? Como hemos comprobado al desarrollar los ejemplos, en la lengua coexisten, para un mismo campo, muy distintos esta dios de cristalizacidn: catacresis, «frases hechas», metéforas de- bilitadas, metéforas plenas,.. Hsto no significa otra cosa que la gran vitalidad de la metdfora base a lo largo del tiempo. Si exis- ten metaforas fésiles, es porque en una época tuvieron gran vi- talidad. En el caso mds extremo, no podremos postular que lung,metéfora etimoldgica es ni remotamente operativa para el hablante, pero sf nos podra dar pistas preciosas acerca de la permanencia de una metéfora a lo largo del tiempo. Si los an- tecedentes latinos de los términos predmbule, digresiin, obvio y srivial remiten todos a la metéfora del discurso 0 del pensa- miento como recorrido, podremos ver las dinémicas del cam- bio lingiistico en una dimensién mds rica, y al tiempo mas compleja Isomonrismos La riqueza de las claboraciones metafSricas es evidente: no fs ya que se asocie aisladamente una determinada actividad con un hilo, sino que ese hilo se despliega en todas sus dimen- siones semnticas: se usa para coser, para atar, para engarzar cuentas, se corta, se teje con él... Estas operaciones configuran tun mapa («textibs) de la actividad pensamiento/habla, creando unas relaciones y unos conceptos que no existirian de no ser Por estas metéforas («urdiry una excusa no es sélo «inven- tarlay. Hemos calificado antes esta operacidn de sisomorfismon, y éste nos resultaré un concepto itil para captar lo que consti- tuye la raiz de los mecanismos metafdricos. Isomorfismo es el reconocimiento de un conjunto de relaciones comunes en el 16 seno de entidades diferentes. Un mapa y un territorio son, na- turalmente, isomorfos; también un embrién y el ser desarrolla- do, Pero todavia mis: supongumos la situacién en que interve- nimos en una conversacién ya iniciada, y participamos algin tiempo en ella hasta darnos cuenta de que no trata sobre lo que pensdbamos: lo que ha permitido que surgiera y se desa rrollara el equivoco es el isomorfismo parcial entre el tema real y cl imaginado, Los primeros pasos que damos por una ciudad desconocida se gufan por relaciones que establecimos en terri torios familiares... Muchos juegos, chistes, caricaturas explotan esta capacidad humana para relacionar realidades diferentes: si F, fucra una flor, écudl serfa?; den qué se parece 2 a yi; équién es la Thatcher espaitola?, ete. Por lo general, la metéfora supone Ia existencia de un is morfismo entre sus dos términos, lo que plantea un problema delicaclo: épresentaba ef campo seméntico original (en nuestro ejemplo, el de discurrit/discurso) una estructura propia, que ha encontrado su espejo en Ja de la metéfora, o més bien ha ac tuado ésta como una borma, dotando de organizacién a una masa informe? En realidad, no hay una sola respuesta, porque el campo seméntico puede irse configurando en torno a diver- sos conceptos, que destacan determinados aspectos, y que pre- sentan una cualidad de comprensién inmediata, como en nue tro ejemplo: EL DIscuRSO ' srancta: E. 1. Ei piscunam f #8 UNA suasrancia: Este razonamiento estd fuera cle contexto, EL DISCURSO , zpos: Nos obsequié un 2. Er DISCURS. } ES UN CONTENEDOR: Nos obsequié discurso Heno de ideas. EL, DIscuRSO EL DISCURRIR de serie; todos sus discursos estan bechos sepiin el mismo pa- tri. } Es UN PRODUCTO: Hize un discurso fuera EL Discurso ADO EN ts ¥spacio 4, EL DISCURSO, } Es UN OBJETO ORIENTADO EN EL ESPACIO Tras ese discutso despiadado escondia sus buenas inten- ciones; frente a la tristeza de sus pensamientos me quedé sin habla, 7 1. DISCURSO' EL DISCURRIR, } es uw azconnmmo (cfr. us un viAgE). Notemos que estas’ metéforas bsicas son fundamentalmen- te ontoldgicas (1. y 2.) y de orientacién (4. y 5.) y cuando son estructurales (3,) responden a formas de interaccién centrales en nuestra cultura, en nuestro entorno econdmico y social. Cada una de estas metéforas bisicas tiene sus implicaciones particulares y divergentes, pero todas ellas forman un sustrato coherente sobre el que puede apoyarse el campo seméntico creado por la metéfora estructural BL. PISCURSO © EL DISCU RRIR ES UN HILO. UNA METAFORA EN MOVIMIENTO A pesar de la importancia que Lakoff y Johnson dan a fa ex- periencia como fundamento de los conceptos metafricos, no aparece en ningiin momento una consideracién histérica de la aparicién 0 consolidacién de ciertas metéforas, en particular aqucllas que responden de forma més directa a nuestra interac cién con un medio social y cultural determinado. Sin embargo, la perspectiva histérica puede iluminar la vida de los campos metafSticos. LAS PALABRAS CONTIENEN LAS IDEAS y LAS PALABRAS ¥ LAS IDEAS SON OBJETOS FiSICOS Se En- ccuentran plenamente operativas ya en los siglos xu y xiv: ‘anillsaludes vos envée» (Libro de Buen Amor), afzieron en serip- to meter toda la cosa» (Berceo, Milagrat), wen escripto_yar esto» (Libro de Aletcandre), «yo del papel sagué la razén que decian (Don Sem Tob) En el caso de EL DISCURS, } es uN 111L0 nos hemos aven- EL DISCURRIR turado a trazar la evolucién de la metdfora en un contexto his- térico y lingiisstico determinado. En primer lugar, expresiones como filam orationis» ya existian en latin, con el sentido de «estilo de un discurson; pero también ordior, urd’, esta util do, por ejemplo en Cicerén, en el sentido de «comenzar a ha- blar» (cfr. exordic). Tex, *ejer, tiene el sentido metaférico de «crear (obras escritas)», como en el ejemplo, también de Cice- 18 rn, «texere epistolas quotidianis verbis». La forma fetus es utilizada por Quintiliano para referirse a lo que hoy Iamaria- mos el contexto, Podemos considerar heredado del latin por lo menos el con cept HAY UN HILO EN EL DISCURSO, que experimentaria un gran desarrollo, culminando hacia el siglo xvii, para luego re ducir su importancia en nuestros dfas. Esta es la historia que vamos a intentar reconstruir, Para comenzar, y como muestra de la extraordinaria riqueza que legé a alcanzar la metéfora, consideremos la siguiente variedad de expresiones, que abat- ‘can por orden cronolégico desde finales del siglo xvi hasta mediados del xvi. «Bien se ve en Virgilio que el hilo del parlar y la textura y coli gamiento de las dicciones fo hacen clariimo» (Fernando de Herrera}; alos que hilan més delgado al servicio de Dios» (Pray inada), eperder el hilo» (La Pieara Justina); econtar la hebra», «cortar el hilo», «Entretexer: meter en la tela alguna ‘rama diferente, y cn la escritura cnxerir algo que sea fuera del argumento principal» (Covarrubias, Tesora); evolver a coger el cabo», «cuando comienzas a enhilar sentencias» (Cervantes, Quijote); «Que es listiona que para renir en materia como ésta se quiebre el hilo de la suyas (Lope de Vega, Arcadia); «l.a hebra de la verdad, que adelgaza pero no quiebra» (Correas, Vocabn Jario); wenhebrar razones» (Diecionarin de Autoridades); wensartar lugares de la escrituray (Thesaurus de Requejo). Junto a usos de la metéfora bastante neutros, pronto salta la vista que ésta vehiculiza abundantes contenidos peyorativos. Veamos eémo van surgiendo: En 1466 (El Corbacho) tenemos: «E. estas ¢ otras infinitas cosas largas de escrivir estudian las mugeres € urden en tanto que nunca donde van e se ayuntan fazen sino fablar ¢ murmu- rar.» En el mismo siglo, un poeta de Cancionero, Ferrant Sén- chez Talavera, canta: Los sessos humanos non cessan urdiendo, ‘texendo ¢ faziendo obras de aranas, al cabo se fallan mas vanos que catas e tengo que dIesto se esta Dios riendo; el que mas trabaja pensando e leyendo 19 este pao viste mas corto pedago, {que todo es ello migar por cedago. Un romance de'1582 de Géngora reza: No bills memorias tristes cn este aposento oscuro, que cual gusano de seda moriéis en el capullo, En 1605 (La Peara Justina) «tela» tiene el sentido de «em- busten, y adecir de lo biew hilado» significa wacertar con palabras, hirientes»; también encontramos allt: «Que no se puede imagi- nar sino que como codiciosa habfa de ser inventiva, en Ailar trazas, y dar mil artes.» Ein 1606 (Tesoro de Covarrubias) apare- ce «urdir o tramar alguna vellaqueria», y la siguiente definicién: «Hilar delgads: ser un hombre demasiado de menudo [misera- ble, s2/, que mira cn cosas muy pocas.» En 1612 (La hija de Celestina) leemos: «Cierto que mentia con mucho aseo y lim- pieza (...) Decfa ella muchas veces que era todo buen natural y tan copioso que en una hora que se tecogiese con su pensa- miento echaba una fela que le duraba todo el afio.» il hilar y tejer fue una actividad doméstica, cotidiana, du- ante muchos siglos. Como ocurre con frecuencia, son las acti- vidades experiencialmente proximas al hablante las que se con- vierten en metaforas de otras mas abstractas. La metaforiza- cién va apareciendo poco a poco: «urdir» en La Celestina slo tiene el sentido literal, y lo mismo ocurre con «hilar delgado» 0 acela» en El Carhacho 0 La Celestina; ete. Es en los siglos x1 y xvi cuando hace eclosion toda la expansién metaférica que hemos rastreado, Pero ademds es todo el campo semédntico textil el que se va contaminando peyorativamente, y no sdlo cuando actiia como metéfora del discurso: Un Vocabulario Castellano de fines del xv 0 principios del xv1 dice bajo «devanear»: whablar desconcertado 0 desvariado», y lo relaciona con «devanary, «labor de las mujeres», En La Ce- Lestina encontramos al hilado como pretexto, y soporte de he- chizos: «Aqu{ llevo un poco de hilado-en esta mi faltriquera (.) para tener causa de entrar donde mucho no soy conociday; (en el hechizo) «y otra y otra vez te conjuro; y asf confiando en 20 mi mucho poder, me parto para alld con mi hilado, donde creo te llevo ya envueltor; y por tiltimo veamos cual es la metdfora para la venta del virgo de las doncellas: «Pocas virgenes, a Dios gracias, has tii visto en esta ciudad que hayan abierto tienda a vender, de quien yo no haya sido corredera de su pri- mer hilado.» En La Lozana Andaluza, como en muchas obras populares de los Siglos de Oro, son abundantisimas las meté- foras textiles de contenido sexual. El Tesoro de Covarrubias ex- plica «traer al retortero»: «desvanecer a un hombre con embe- lecos», de «tortera», «la rodaxa que se pone en Ia punta del uso»; y también bajo «torcedor»: «instrumento donde se tuet- ce [hilar y torcer es la operacién conjunta} y algunas veces si- nifica la sin raz6n que se haze a alguno para necesitalle a que venga en lo que se Ie piden. Un romance de Géngora, de 1603, hablando de las gitanas en sus bailes, dice: Buscan os el aspa [otro instrumento de ila, mas, segain dan vueltas, antes hallarén Tas devanaderas. En La hija de Celestina (1612) se utiliza «ortar a uno de ves- tiny por «murmurar de éb LA TRAMA HISTORICA éQué ha ocurtido? A lo largo de los siglos xvi y xvut Ia la- bor de hilar y tejer experimenta un cambio en estimacién so- cial: ya no es la actividad doméstica alabada undnimemente por los moralistas como labor propia de la mujer hogarefia (un cjemplo entre mil: «en su casa la muger flando e labrando (co- siendo} € a ninguno non mal faziendon, Hi Corbacho), sino que se ha ido convirtiendo en una ocupacién colectiva, que llevan a cabo desde familias enteras a grupos de vecinos y parientes, pero sobre todo ha pasado de ser una labor destinada al auto- consumo a ser una actividad de produccién a gran escala, ocu- pando de forma sistemdtica y organizada grandes sectores de Ja poblacién rural y urbana. Etapa llamada de protoindustriali- zacion que se extiende desde el siglo xvi hasta principios del xx por toda Europa, Durante estos siglos y de forma cre- a4 ciente existird la tensién entre unos fabricantes/comerciantes interesados en la expansidn de la produccién y unos producto- res preocupados en satisfacer un nivel determinado de consu- mo y que respondian inversamente a la presién de fa demanda, dejando de trabajar en cuanto conseguian su objetivo. Cuanto mayor era la demanda y mas elevados los sueldos, antes alcan- zaban su nivel de satisfaccién y reducfan el ritmo 0 incluso pa- raban de producir. La dificultad de imponer una disciplina de produccién, hacia que estos productores protoindustriales, en su mayoria rurales, fueran tachados de perezosos. Por otra par- te existia la tensidn entre los gremios de artesanos del textil, con sus rigidos controles de calidad, y estos nuevos producto: res que escapaban a las reglamentaciones gremiales. De ahi su reputacién de chapuceros. Por ultimo, segiin consta de datos de Alemania, Francia e Inglaterra, los trabajadores protoindus triales —en contraste con burgueses y campesinos— incurrfan 0 un consumo ostentoso y jocoso; hacfan frecuentes fiestas de ‘rabajo —por ejemplo maratones de hilanderas donde los hombres se acercaban a elegir esposas trabajadoras—; y tenfan pautas de matrimonio muy temprano. Todo ello contribuys a lh atribucién de una moral sexual relajada a hilanderas y teje- dores protoindustriales*. No conocemos estudios equivalentes para Espatia, y s6lo contamos con algunos testimonios obli Cuos, pero significativos, como el refrin recogido a comienzos del xvim: «Hilandera la levis Vicente, quiera Dios que os aproveche.» No es de extraftar por Io tanto que en una época en Ia que cerca de la mitad de la poblacién europea est implicada de una u otra forma en la produccion textl, esta imagen cobre un vigor inusitado en la cultura occidental®, En este contexto re- sultan comprensibles también las connotaciones negativas con las que se amplfa la metafora doméstica heredada del latin del discurso como hilo. Podriamos aventurar que entre las metéfo- ras basicas sefialadas mas arriba como parcialmente subyacen- * P. Keidke, H. Medick y J. Sehlumbokm (eds), Jadustrilieaton fore Indus- ‘riacaton, Cambridge, Cambiidge University Press, 1981 5 J. Schneider, «Rumpelstiskin Revisited: Witch’ Hunting and the Transition from’ Linen to Buster in Early Modern Europes, ms, Wenner-Gren Founda: tion, Symposium n, 93, 1983, 22 ‘i 1, pIscuRso iw tes a la metéfora estructural Ey ORCUNSO, xs UN HILO, aquélla a través de la cual sufre una transformacién el signifi- cado neutro 0 positive (por hacendoso) de la metéfora, es la de EL DISCURSO EL DISCURRIR ligada al parimetro econdmico, social y cultural de la exp riencia, Asi, en consonancia con Ia transformacién de la pro- duccidn textil se transforma la metéfora. Por supuesto el referente doméstico/hacendoso y el pro- toindustrial de la metafora textil van a coexistir, pero la fuerza hist6rica del segundo va a sumergit con cl tiempo la prictica totalidad de la metéfora bajo un halo peyorativo. De este modo, por ejemplo, una virtud técnica como ehilar muy fino» (en La Celestina un simple ponderativo cuando intenta vender su hilado: «delgado como el pelo de la cabezay), que para Fray Luis de Granada aparece como metafora positiva, en el Tesora de Covarrubias se presenta bajo un aspecto peyorativo, como vimos. Una vez configurada esta metafora en el contexto hist6rico protoindustrial va a contribuir a canalizar la comprension de tun determinado discurso, en particular el de las mujeres de la clase trabajadora. Este tipo de discurso es el que se desvela fundamentalmente en la metéfora textil. Una metafora cuya forma resulta curiosamente prdxima a las redes de parentesco y vecindad que mediante el habla forman el poder social de las, mujeres. Referirse a un discurso dentro de la metéfora textil 10 €s, por tanto, un acto arbitrario sino que remite, por lo ge- neral, con todas sus consecuencias, a una determinada expe riencia cultural. 5 UN PRODUCTO, que precisamente es la més Los Litres DE LA METAFORA Sefialaremos, por tltimo, que la metéfora puede manifestar- se en todo tipo de elementos gramaticales. Por ejemplo, Ex. TIEMPO FS ESPACIO, una metéfora fundamental en muchas len- guas, puede aparecer de los siguientes modos: el priximo dia (adjetivo), este jueves (demostrativo), est djor mi cumpleafios, (adverbio), ojalé degue el martes (verbo), desde abril hasta ahora 23 no ha Hovido (preposicién), resérvame el centro de la semana (nombre). Pero tampoco es infrecuente que metéforas muy poderosas en’el seno de una cultura desborden el marco lin- {gilstico para invadir otros Ambitos. La metéfora E1, PERRO ES UNA PERSONA no sdlo puede realizarse lingufsticamente (un anuncio reciente: «K. S., experto en pricalagéa canina (...) para amos que quietan dar lo mejor a su fiel amigas), sino que cuan- do se le da a un perro el nombre de Ricardo, se le viste a cua- dros escoceses 0 se le besa, asistimos a otras tantas realizacio- ines metaféricas. En cualquier lengua abundan las expresiones metafdricas, De hecho, hay muchas cosas que no se pueden decir sino es «anctaforicamenten: la mayorfa de las preposiciones son espa- ciales, la totalidad de las perifrasis verbales de aspecto, tam- bien (i, andar, venir, estar, seguir, llegar, etc.)®, De hecho, la espacialidad, 1a situacién de los objetos en un mundo fisico @rientado por la gravedad es una importante fuente de metifo- ras en muchas lenguas (ARRIBA, ERGUIDO ES BUENO). Sin em: bargo, no se puede generalizar; a lo que parece, no hay ningyin suniversaby de este tipo al que se atengan todas las lenguas, Las metéforas son basicamente culturales, y ademas en gran medi- da propias de cada lengua determinada. En casi todos los casos las metéforas dan expresién a reali- dades abstractas en términos ce otras mas concretas, del uni- verso de accién y experiencia humanas, que en el siglo xvi po- dia ser cl hilado, pero en Ia actualidad el mismo automévil (UNA LiY Es UN VEHICULO: se frena un proyecto, se aperea una ley, 0 se pone en marda, etc.). La afirmacién sustantiva de La- koff y Johnson es que estos procesos influyen en la percepcién de los hechos, y esto es algo que pocos pondrin en duda en cl caso de enunciados de tipo social: que la drogadiceién sea una «enfermedad», un «deliton o una «plagay, es algo que tiene in- dudables consecuencias. O en el caso de la ciencia: una teorfa cientifica es bdsicamente una metéfora (el hombre como mi- crocosmos en el xvi, el tomo como sistema solar en miniatu- * Sobre este aspecto, y otros muchos, de las metiforas fisicas en espetol, véase I, Bosque, «sos figurados de los adjtivos que denctan dimensiones fis. ‘asm, en Phillie Hipaniecia in bonarem Manuel Alvar, ll, Madvid, Gredos, 1988, 24 12,0 el «encanto» y Ia terminologfa joyceana de la fisica quanti- ca), Peto también esta la inmensa red de metaforas cotidianas que convierten un aparente mundo de entes y valores en un espacio fisico de manipulaciones de objetos y de sustancias que fluyen y se remansan La ideologia impregna el lenguaje de muchas maneras, y no es la menor la elaboracién metafrica: todo el discurso econé- mico y sociolégico dibuja un universo de causalidades, de Au dos y citcuitos de reparto que conviene desbrozar para com- prender, primero, que Ia existente no es Ia tinica forma de ha- blar de las cosas, y segundo, que en cuanto hablamos ade otra forma», gran parte de las categorias, de las causas y efectos que manejamos de forma natural se diluirén hasta la desaparicién, Nota a la edicin espafiola ‘Todos los ejemplos de esta obra pertenecen a la lengua in- glesa. Como en muchos de los casos su equivalente espanol responde 2 una metéfora vigente en nuestra lengua, se incluye simplemente su traduccisn (Ia cuestion de Ia equivalencia de metiforas entre una Jengua y otra es, por supuesto, compleja; las decisiones tomadas en esta traduccin tratan s6lo de facili tat Ia lectura). Hay ejemplos que suenan forzados en espaftol piénsese que responden a expresiones naturales en inglés. Por Ultimo, en Ios casos en que la traduccién se desvia tanto que hace incomprensible In metéfora original, se ha explicado me- diante nota. En algunos casos, inversamente, se han completa- do entre corchetes los ejemplos originales con expresiones es- paftolas que no tienen equivalente en inglés. Salvo que se indique otra cosa, todas las notas al texto son de la traductora JAM yS.N. 27 Metdforas de la vida cotidiana Para Andy y los Gherkin Prdlogo Este libro surgié de auestea comiin preocupacién por la for- ma en que la gente entiende su Ienguaje y su experiencia. Cuando nos conocimos, en enero de 1979, nos dimos cuenta de que también compartiamos la impresién de que las ideas so- bre el significado dominantes en la filosofia occidental y la lin- guistica son inadecuadas —que «significado» en esas tradicio- nes tiene muy poco que ver con lo que la gente encuentra usig- nificativon en su vida, ‘Nos unié un interés comtin por la metéfora. Mark se habfa dado cuenta de que la mayor parte de las ideas tradicionales conceden a la metéfora, como mucho, un papel muy escaso en la comprensién de nuestro mundo y de nosotros mismos. George habia encontrado evidencias lingasticas que mostra- ‘ban que Ia metafora impregna todo el lenguaje y el pensamien- to-evidencia que no cuadra con ninguna teorfa del significado anglo-americana contemporinea, ni en Ja lingistica ni en la filosoffa. Tradlicionalmente se ha considerado la metafora en ambos campos como una cuestidn de interés periférico. Noso- tros compartiamos la intuicién de que, por el contrario, se tra- ta de una cuestidn de interés central, acaso la clave para dar cuenta adccuadamente de Ia comprensién. Poco después de conocernos, decidimos colaborar en lo que pensamos que serfa un breve artfculo que aportara alguna evi- dencia linguistica, para sefialar algunos defectos de ciertas teo~ ras del significado recientes. En una semana nos dimos cuenta de que ciertas presuposiciones de la filosofia y la lingiistica, 33 que se han venido manteniendo sin discusién en la tradicién occidental desde los griegos, nos imposibilitan incluso de sus. citar el tipo de problemas que queriamos formular. No se tra- tabaya de extender o arreglar alguna de las teorfas del signifi- cado ya existentes, sino de tevisar esas presuposiciones de la tradicién filoséfica occidental. En particular, esto significaba rechazar la posibilidad de cualquier verdad objetiva o absoluta, y todo un sinntimero de presuposiciones relacionadas con ella. ‘También significaba tratar de aportar’una solucién alternativa, en la que desempefiaran el papel central la experiencia humana y la comprensién, mas que la verdad absoluta. En el curso de nuestro trabajo, hemos encontrado elementos para una aproxi- macién experiencialista', no solamente en lo que se refiere al lenguaje, verdad y comprensién, sino también en lo que atafie al sentido de nuestra experiencia cotidiana, preciso intcoducir el temino eexperiencialistas, puesto que ninguno de bos exiseentes carce cle ambigtedid y se adecia completamente al sentido re- ‘querido, por economia es més aconsejable que una perrasis (que deberi repe tlese casi constantemente) 34 Agradecimientos Las ideas no surgen de la nada. Las ideas generales de este libro representan una sintesis de diversas tradiciones intelec- tuales, y muestran la influencia de maestros, colegas, estudian- tes y amigos. Adicionalmente, muchas ideas especificas han surgido en medio de discusiones con literalmente cientos de personas. No podemos agradecer adecuadamente a todas las tradiciones y las personas con las que nos sentimos en deuda. Lo tinico que podemos hacer es nombrar a algunos de ellos, con esperanza de que el resto sepa que les estamos igualmente agradecidos. Algunas de nuestras ideas generales han surgido de las siguientes fuentes. John Robert Ross y Ted Cohen han dado forma a nuestas ideas acerca de la lingifstica, la filosofia y la vida de muchas, maneras, ete Becker y Charlotte Linde nos han hecho fijarnos en la forma en que la gente crea coherencia en sus vidas, El trabajo en semdntica de Charles Fillmore, las ideas sobre sistemas de representacién del conocimiento de Terry Wino- grad, y la concepcién de los guiones de Roger Schank nos die- ron las bases para la concepcién de las gestalts lingiiisticas de George, que luego generalizamos como gestalts experienciales. Nuestras ideas sobre parecidos de familia, la teorfa de la ca- tegorizacién por prototipos, y el cardcter borroso de la catego- rizacién, proceden de Ludwig Wittgenstein, Eleanor Rosch, Lotfi Zadeh y Joseph Goguen. Nuestras observaciones sobre la manera en que el Jengusje 35 refleja el sistema conceptual de sus hablantes derivan en gran medida del trabajo de Edward Sapir, Benjamin Lee Whorf, y otros que han trabajado en esta tradicién, Nuestzas ideas. sobre las relaciones entre metéforas y rituales derivan de la tradicién antropoldgica de Bronislaw Malinows. ki, Claude Lévi-Strauss, Victor Turner, Clifford Geertz y otros. Nuestras ideas sobre la manera en que nuestro sistema con- ceptual es conformado por nuestra constante interaccién con nuestro ambiente fisico y cultural, surgen parcialmente de la tradicion de las investigaciones sobre el desarrollo humano co- menzadas por Jean Piaget, y parcialmente de la tradicién de la psicologia ecolégica desarrollada a partir del trabajo de J.J. Gibson y James Jenkins, particularmente tal como esta re- presentada por el trabajo de Robert Shaw, Michael Turvey y otros. Nuestra visidn de la naturaleza de las ciencias humanas ha sido influida significativamente por Paul Ricoeur, Robert McCauley, y la tradicidn filosofica continental Sandra MeMorris Johnson, James Melchert, Newton y He- Jen Harrison, y David y Ellie Antin nos han hecho posible ver el hilo ordinatio de nuestra experiencia estética y otros aspec- tos de Ia misma. Don Arbitblit ha hecho que centrisemos nuestra atencién ¢n las implicaciones politicas y econdmicas de nuestras ideas. Y. C. Chiang nos ha permitido ver la relacién entre la expe riencia corporal y 1a forma de verse a s{ mismo y al mundo, También hemos contrafdo una deuda importante con aque llas figuras contempordneas que han claborado con detalle las ideas filosdficas contras las que nosotros reaccionamos. Respe- tamos el trabajo de Richard Montague, Saul Kripke, David Le- wis y Donald Davidson, y otros como contribuciones impor- tantes a las concepciones occidentales tradicionales acerca del significado y la verdad. Su clarificacién de esos conceptos tra. dicionales ha hecho posible ver en qué puntos divergemos de Ja tradicién y en qué puntos la mantenemes, Nuestras opiniones se apoyan en gran medida en evidencias que provienen de ejemplos lingtifsticos. Muchos de ellos, si no la mayorfa, han surgido en discusiones con colegas, estu- diantes y amigos. John Robert Ross, particularmente nos ha 36 tado un flujo constante de ejemplos via lamadas telefni- cas y postales. La mayorfa de los cjemplos del capitulo 16 y del 17 son de Claudia Brugman, que también nos brindé una valiosa ayuda en la preparacién del manuscrito, Otros ejem- plos son de Don Arbitblit, Georges Bergman, Dwight Bo- linger, Ann Borkin, Matthew Bronson, Clifford Hill, D. K. Houlgate III, Dennis Love, Torn Mandel, John Manley: Buser, Monica Macauley, James D. McCawley, William Nagy, Reza Nilipoor, Geoff Numberg, Margaret Rader, Michael Reddy, Ron Silliman, Eve Sweetser, Marta Tobey, Karl Zim- mer asf como de diferentes estudiantes de la Universidad de Berkeley y del Instituto de Arte de San Francisco. ‘Muchas de Jas ideas individuales de este trabajo surgieron en discusiones informales. Nos gustaria agradecer particular- mente a Jay Atlas, Paul Bennaceraf, Betsy Brandt, Dick Brooks, Eve Clarck, Herb Clarck, J. W. Coffman, Alan Dun- des, Glenn Erickson, Charles Fillmore, James Geiser, Leanne Hinton, Paul Kay, Les Lamport, David Lewis, George McClure, George Rand, John Searle, Dan Slobin, Steve Tai- ner, Len Talmy, Elizabeth Warren y Bob Wilensky, 37 Los conceptos mediante los que vivimos Para la mayorfa de la gente, la metafora es un recurso de la imaginaci6n pottica, y los ademanes retdricos, una cuestién de lenguaje extraordinario més que ordinario, Es més, la metafora se contempla caracteristicamente como un rasgo solo del len guaje, cosa de palabras més que de pensamiento 0 accién. Por esta razén, la mayorfa de la gente piensa que pueden arreghir- selas perfectamente sin metéforas. Nosotros hemos Ilegado a la conclusién de que la metafora, por el contrario, impregna la vida cotidiana, no solamente el lenguaje, sino también el pen- samiento y la accién, Nuestro sistema conceptual ordinario, en rérminos del cual pensamos y actuamos, es fundamentalmente de naturaleza metaférica Los conceptos que tigen nuestro pensamiento no son sim- plemente asunto del intelecto. Rigen también nuestro funcio- namiento cotidiano, hasta los detalles més mundanos, Nues- tos conceptos estructuran lo que percibimos, cémo nos mo- vemos en el mundo, la manera en que nos relacionamos con otras personas. Asi que nuestro sistema conceptual desempetia un papel central en la definicion de nuestras realidades cotidia nas. Si estamos en lo cierto al sugerir que nuestro sistema con- ceptual es en gran medida metaférico, la manera en que pens mos, lo que experimentamos y lo que hacemos cada dfa tam- bién es en gran medida cosa de metéforas. 39 Peto nuestro sistema conceptual no es algo de lo que sea- mos conscientes normalmente. Fn la mayor parte de las pe- ‘quefias cosas que hacemos todos los dias, sencillamente pensa- mos y actuamos, mis 0 menos automsticamente de acuerdo ccon ciertas pautas. Precisamente en absoluto es algo obvio lo que son esas pautas, Una manera ce enterarse es mirar al len- guaje. Puesto que la comunicacién se basa en el mismo sistema conceptual que usamos al pensar y actuar, el lenguaje es una importante fuente de evidencias acerca de cémo es ese sis- tema. Sobre la base de la evidencia lingiistica ante todo, hemos descubierto que la mayor parte de nuestro sistema conceptual ordinario es de naturaleza metaférica. Y hemos encontrado una forma de empezar a identificar detalladamente qué son exactamente las metéforas que estructuran la manera en que percibimos, pensamos y actuames, Para dar una idea de lo que podria significar que un concep- to es metaforico y que ese concepto estructura nuestra activi- dad cotidiana, comencemos con el concepto piscust6n ( /AR- Gumenro!) y la metéfora conceptual UNA DISCUSIGN ES UNA curnaa. Esta metifora se refleja en nuestro lenguaje cotidiano en una amplia variedad de expresiones: Una piscuston 8s U A GUERRA ‘Tus afirmaciones son indents Ataes todas ls punta dies de wi argumento. Sus eritcas dieron justo ene! Blanc. Destrui sa argumesto. Nunca lee renidoen una discus. éNo estis de acuerdo? Veale, para! Siusas esa estratepa, te aniguland Es importante ver que no es que nos limitemos a hablar de discusiones ( /argumentos) en tétminos bélicos. Podemos, "BI inglés argent tiene tanto el sentido de un dixcurso construido para apoyar una posicién, como el de un proceso de raznnar, debatir 0 disci. Por tanto, cuando se aude a la metifora ARGUMENT 8 WAR hay que considerar exe dobie sentiéo. Generalmente en espatol disiamos dius, pero en eapitlos posteriores, donde se habla de rational argumem, hay que entender también ear- sgumento» 40 realmente, ganar 0 perder en las discusiones. Vemos a la per- sona con la que discutimos como un oponente. Atacamos sus posiciones y defendemos las nuestras. Ganamos y perdemos terreno. Planeamos y usamos estratepias. Si encontramos que tuna posicién es indefendible, la abandonamos y adoptamos tuna nueva linea de ataque. Muchas de las cosas que Aacemas al discutir estén estructuradas parcialmente por el concepto de guerra, Aunque no hay una batalla fisica, se da una batalla ver- bal, y Ia estructura de una discusién —ataque, defensa, con- traataque, etc— lo refleja. En este sentido, la metéfora una DISCUSION ES UNA GUERRA ¢s algo de lo que vivimos en nuestra cultura, estructura las acciones que ejecutamos al discutir. “Tratemos de imaginar una cultura en la que las discusiones no se vieran en términos bélicos, cn la que nadie perdiera ni ganara, donde no existiera el sentido de atacar o defender, ga- har o perder terreno, Imaginemos una cultura en la que una discusién fuera visualizada como una danza, los participantes como bailarines, yen la cual el fin fuera ejecutarla de una ma- nnera equilibrada y estéticamente agradable. En esta cultura, la gente consideraria las discusiones cle una manera diferente, las experimentarfa de una manera distinta, las levaria a cabo de otro modo y hablaria acerca de ellas de otra manera. Pero naso- sos seguramente no considerarfamos que estaban discutiendo en absoluto, pensarfamos que hacfan algo distinto simplemen te. Incluso parecerfa extrafio lamar adiscutity a su actividad. Quiz la manera mas neutral de describir la diferencia entre su. cultura y la nuestra serfa decir que nosotros tenemos una for ma de discusién estructurada en términos bélicos y ellos tienen otra, esteucturada en términos de danza, Este es un ejemplo de Jo que significa que un concepto me- taférico, por ejemplo UNA DISCUSION ES UNA GUERRA, estructu- 1a (al menos en parte) lo que hacemos y la manera en que en- tendemos Jo que hacemos cuando discutimos. La esencia de la ‘mutifora es entender y experimentar un tipo de cosa en términas de ora. No es que las discusiones sean subespecies de guertas. Las dis- cusiones y la guerra son dos cosas de diferente tipo —dlis cursos verbales y conflicts armados respectivamente— y las acciones ejecutadas son diferentes tipos de acciones. Pero una discusién se estructura parcialmente, se piensa en ella, s¢ ¢je- cuta y se describe en términos bélicos. El concepto se estruc- 41 tura metaféricamente, la actividad se estructura metaférica- mente, y, en consccuencia, el lenguaje se estructura metaféri camente. Por otra parte, esta es la manera ordinaria en la que mante- nemos una discusién y hablamos de ella. La forma normal en que hablamos de atacar una posicién es usar las palabras «ata- car una posicidn». Nuestras formas convencionales de hablar sobre discusiones presuponen una metéfora de la que raramen- te somos conscientes, La metifora no esta meramente en las palabras que usamos —esté en nuestro concepto mismo de discusién, El lenguaje de la discusién no es poético, imaginati- vo 0 retdtico; es literal. Hablamos de discusiones de esa mane- ra porque las concebimos de esa manera— y actuamos segiin Ja forma en que concebimos las cosas. La afirmacidn mds importante que hemos hecho hasta ahora €s que la metéfora no es solamente una cuestién del lenguae, es decit, de palabras meramente. Sostenemos que, por el con: trario, los procesos del pensamiento humano son en gran me dida metaféricos. Esto es lo que queremos decir cuando afir- mamos que el sistema conceptual humano esté estructurado y se define de una manera metaférica, Las metaforas como ex- presiones linguisticas son posibles, precisamente, porque son metéforas en el sistema conceptual de una persona, Ast pues, cuando en este libro hablamos de metéforas, tales como UNA DISCUSIN HS UNA GUERRA, debe entenderse que metdfora signi- fica concepto metafirica, 42 2 La sistematicidad de los conceptos metaféricos Las discusiones normalmente siguen modelos; es decir, hay ciertas cosas que hacemos y no hacemos caracterfsticamente en una discusién, El hecho de que en parte conceptualicemos las discusiones como batallas influye sistemsticamente en la forma que adoptan las discusiones y la manera en que habla mos acerca de lo que hacemos al discutir. Puesto que el con: cepto metaférico es sistemdtico, el lenguaje que usamos para hablar sobre ese aspecto del concepto es también sistemético, ‘Vimos en la metéfora UNA DISCUSIONES UNA GUERRA que ciertas expresiones del vocabulario de la guerra, por ejemplo ‘atacar una posicin, indefendible, estrategia, nueva linea de atague, ven- er, ganar terreno, etc., constituyen una manera sistematica de hablar sobre los aspectos bélicos de la discusién. No es un ac cidente que estas expresiones signifiquen lo que significan cuando las usamos para hablar de ciscusiones. Una parte de la red conceptual de la batalla caracteriza parcialmente el concep: to de discusién, y el lenguaic le sigue la corriente. Puesto que las expresiones metaféricas de nuestro lenguaje se encuentran enlazadas con conceptos metaféricos de una manera sistemsti- ca, podemos usar expresiones lingufsticas metaféricas para es- tudiar la naturaleza de los conceptos metaféricos y aleanzar una comprensién de la naturaleza metaférica de nuesteas acti- vidades. 43 Para hacernos una idea de cudl es la forma en que las expre- 1es metafricas de nuestro lenguaje cotidiano nos pueden indicar la naturaleza metaférica de los conceptos que estructu- ran fuestras actividades cotidianas, consideremos el concepto metaférico EL TIEMPO ES DINERO, tal como se refleja en nuestra lengua, EL TIEMPO Es pivERO Me estas haciendo perder el tiempo. Este artilugio te aborrard horas No temo tiempo para dedicirtl alan que gatas el tiempo estos dias? Esa rueda deshinchada me Aa casa una hora He mertida cho tiernpo en ell ‘No dippongo de tiempo sufcente para eso. LEstdsferminande co tu tempo. Tienes que ealealar el tiempo. Reserva algo de tiempo para e ping pong, 2Vale la pena gastar ese tiempo? Te sabra mucho tiempo? Vive de tiempo prestada No utilzs ta tempo con prov Pedi sucho tiempo cuando cal enfermo, Gracias porta tempo. En nuestra cultura, el tiempo es una cosa valiosa, Es un re- curso limitado que utilizamos para alcanzar nuestros objetivos. Debido a que en la forma en que ha evolucionado en la cultura occidental moderna el concepto de trabajo va caracteristica- ‘mente asociaclo con el tiempo que lleva realizarlo, y el tiempo se cuantifica con precisién, se ha convertido en una costumbre pagar a la gente por horas, semanas o aftos. En nuestra cultura EL TIEMPO ES DINERO de muchas maneras: las unidades de las iamadas telefonicas, los salarios por horas, los precios de las habitaciones de hotel, los presupuestos anuales, los intereses en los préstamos, y el pago de las deudas a la sociedad por me- dio de servicios temporales. Estas pricticas son relativamente nuevas en la historia de la raza humana, y en absoluto existen * En inglés se usa el verbo gin, iterslmente dass, En expat existen ade- mis expresiones como wéZiews in minuto? 44 cen todas las culturas. Han aparecido en las sociedades indus- rales modernas y estructuran nuestras actividades basicas co- tidianas de manera muy profunda. De manera andloga al he- ho de que aetuamos como si el tiempo fuera una cosa valiosa Ahn recurso limitado, dinero incluso— concebimes el tiempo de ‘esa manera, Es decir, entendemos y experimentamos el tiempo Como el tipo de objeto que puede ser gastado, desperdiciado, aleulado, invertido acertada o desacertadamente, ahorrado y despilfatrado, Tanto EL TIEMPO ES DINERO, como EL. TIEMPO ES UN RECURSO LIMITADO Y EL TIEMPO ES UN OBJETO VALIOSO son conceptos metaféricos. Son metaforicos desde el momento cn aque estamos usando nuestras experiencia cotidianas con el di- nero, los recursos limitados y las cosas valiosas para concep- tualizar el tiempo. No existe ninguna necesidad por la cual el ser humano deba conceptualizar cl tiempo de esta manera; est ligada a nuestra cultura. Existen otras culturas en las que el tiempo no es ninguna de estas cosas. Los conceptos metafSricos £1. TIEMPO ES DINERO, EL TIEMPO Es UN RECURSO LIMITADO, y EL. TIEMPO ES UN ORJETO VALIOSO constituyen un sistema tinico basado en la subcategorizacién, ya que en nuestra sociedad el dinero es un recurso limitado y los recursos limitados son cosas valiosas. Estas relaciones de subcategorizacién caracterizan ciertos vinculos entre las meté- foras, Que EL TIEMPO &S DINERO implica que EL. TIEMPO ES UN RECURSO LIMITADO, lo cual a su vez implica que EL. TIEMPO ES LUNA COSA VALIOSA. Estamos adoptando la prictica de usar el concepto metafo- +Hico mas especifico, en este CaSO EL. TIEMPO BS DINERO, para ci- racterizar el sistema entero. De las expresiones anotadas bajo Ja metéfora EL TIEMPO ES DINERO, algunas s¢ refieren especti- camente al dinero (gastar, imertir, caleular, provech, estar), otcas a recursos limitados (usar, agotar tener suficent, terminar), y otras a cosas valiosas (tener, dar, perder, agradecer). Este es un ejemplo de la forma en que las implicaciones metafricas pueden carac- terizar un sistema coherente de conceptos metafSricos y un istema coherente correspondiente de expresiones metaféricas de esos conceptos. 45 i 3 Sistematicidad metaf6rica: destacar y ocultar La misma sistematicidad que nos permite comprender un aspecto de un concepto en términos de otto (por ejemplo, comprender un aspecto de la discusién en términos de una ba. talla) necesariamente ha de ocultar otros aspectos del concepto en cuestién, Al permitirnos concentrarnos en un aspecto del concepto (por ejemplo, los aspectos bélicos de una discusién), tun concepto metafSrico puede impedir que nos concentremos en otros aspectos del concepto que son inconsistentes con esa metifora. Por ejemplo, en medio de una discusién acaloreda, cuando estamos obcecados en el ataque de las posiciones de ‘nuestro oponente y Ia defensa de las nuestras, poclemos perder de vista los aspectos cooperativos de la discusidn. Puede consi derarse que alguien que esta discutiendo con otro est dedicn- dole su tiempo, una cosa valiosa, en un esfuerzo comtin de mutuo entendimiento. Pero cuando estamos preocupados por los aspectos bélicos, a menudo perdemos de vista los aspectos ‘cooperativos. Un caso mucho mas sutil de la manera en que un concepto metaférico puede ocultar un aspecto de nuestra experiencia puede observarse en lo que Michael Reddy ha denominado la senetéfora del canal», Reddy observa que nuestro lenguaje so bre el lenguaje esta estructurado de una manera general por medio de la siguiente metafora compleja: 46 Las 1DFAS (0 SIGNIFICADOS) SON OMJEXOS. Ls EXPRESIONES LINGUISTICAS SON RECIDIENTES, a COMUNIEACION CONSISTE EN UN ENVIO. EJ hablante pone ideas (objetos) en las palabras (recipientes) y las envia (a través de un canal) o un oyente que extrae las ideas-objetos de sus recipientes. Reddy lo documenta con mas de cien tipos de expresiones en inglés, que ¢l estima que dan cuenta de al menos el 70% de las expresiones que usamos para hablar sobre el lenguaje. Veamos algunos ejemplos: metafora del CANAL Li Bs dificil baer legar esa ides. Yo te di-esa i Nos alearzaron tus razoncs. Es dificil poner mis ideas on palabras, Cuando tengas una buena idea trata de capiurarla inmedistamente en palabras, ‘Trata de pater mas pensamiento en menos palabras No se puede simplemente ilenar de ideas una oracicn, El significado esté ahi mismo a las palabras. Sus palabras tienen poco significado, La Introduccida sine una gran cantidad de eontnida, ‘Tus palabras parecen hneezt, La oraci6n m0 tiene significado, Las ideas estin exterradas en pireafos terriblemente dificiles, En ejemplos como éstos es mucho més difiil ver que hay algo oculto por la metéfora, o incluso que hay una metéfora En tan gran medida es esta la manera convencional de pensar sobre el lenguaje que, a veces, es dificil imaginar que podria no ajustarse a la realidad, Pero si atendemos a lo que supone la metéfora del CANAL, podemos ver algunas de las formas en ‘que enmascara aspectos del proceso de Ia comunicacién, En primer lugar, ese aspecto de la metéfora del CANAL que se puede formular como LAS EXPRESIONES LINGUISTICAS SON RECIPIENTES PARA LOS SIGNIFICADOS, supone que las palabras y las sentencias tienen significados en sf mismas, independiente- mente de cualquier contexto © hablante. La parte de la metéfo- ra que se formula como 108 SiGNIFICADOS SON OBJETOS, por ejemplo, supone que los significados tienen una existencia in- 47 dependiente de la gente y los contextos. La parte de la metifo- a que dice que LAS EXPRESIONES LINGUISTICAS SON RECIPIEN- ‘TES PARA SIGNIFICADOS supone que las palabras (y las senten- cias) tienen significados, de nuevo independientes de los con ceptos y los hablantes. Estas metiforas son apropiadas en mu- chas situaciones —aquellas en que las diferencias de contexto ‘no tienen importancia y en las que todos los participantes en la conversacién entienden las expresiones de la misma man Estas dos implicaciones quedan ejemplificadas en oraciones como: El significado estd ahi mesmo en las palabras que, de acuerdo con Ia metéfora del ANAL, podria decirse de cualquier oracién. Pero hay muchos casos en que el contexto importa. He aqui un caso famoso, registrado en una conversa- cidn real, por Pamela Downing: Por favor, sidntate en el asiento del zamo de manzana, Esta oracién, aislada, no tiene significado alguno, ya que la ex- presién «el asiento del zumo de manzanay no ¢s una forma convencional de referirse a ninguna clase de objeto. Pero la oracién tiene sentido perfecto en el contexto en que fue profe- rida. Un invitado de la noche anterior vino a desayunar. Habia cuatro sitios, tres con zumo de naranja y uno con zumo de manzana, Era claro que era «el asiento del zumo de manzanap. Incluso a la mafiana siguiente, cuando ya no habia zumo de manzana, todavia era claro qué sitio era «el asiento del zumo de manzana», Ademés de oraciones que no tienen significado fuera de contexto, hay casos en que una sola oracién significa cosas diferentes para gente distinta, Consideremos: "Necesitamos fuentes de energia alternativas significa algo muy diferente para el presidente de Mobil Oil y para el presidente de Amigos de la Tierra. El significado no esté en la otacién misma —tiene mucha importancia quién esta diciendo 0 escuchando Ia sentencia, y cudles son sus acti- tudes politicas y sociales. La metafora del CANAL no se ajusta a 48 1s que es necesario el contexto para determinar si la eden igniieado ys sies asf, cual es ese significado. OF estos ejemplos muestran que los conceptos metafSricos que hemos examinado nos proporcionan una comprensién parcial tic lo que son Ia comunicacién, la discusién y el tiempo, y que, haciéndolo, ocultan otros aspectos de estos conceptos. TEs im- portante ver que la estructuracién merafériea que se implica Pui es parcial, no total, Si fuera rotal, un concepto seréa en realidad el otro, 90 seria meramente entendido en términos Gel otro. Por ejemplo, el tiempo no es realmente dinero. Si uno gasta sn tiempo tratando de hacer algo y no le sale bien, na- die le devuelve su tiempo. No hay bancos para el tiempo. Yo puedo dedicarte mucho tiempo, pero tti no puedes devolverme El mismo tiempo, aunque puedes devalverme la misma cantidad de tiempo, Y asi sucesivamente. Asf pues, parte de un concepto ‘metafdtico no se ajusta ni puede ajustarse a Ia realidad. Por otra parte, los conceptos metaféricos pueden extender se mis alld del rango de las formas literales ordinarias de pen- sary hablar, hasta el rango de lo que se denomina pensamien- to y lenguaje figurativo, poético, colorista, o imaginativo. Ast, si las ideas son objetos, podemos vestirlas com ropas caprichosas, “jugar con as, alinearlas de wna manera agradable 3 ordenada, et. Por consiguiente, cuando decimos que un concepto esta es- tructurado por una metéfora, queremos decir que esté parcial- mente estructurado y que puede ser extendido de ciertas ma- neras pero no de otras. 49 4 Metéforas orientacionales Hasta este momento, hemos examinado lo que llamaremos metiforas estructurales, casos en los que un concepto esta estruc- turado metaféricamente en términos de otro. Pero hay otro tipo de concepto metafdrico, que no estructura un concepto en {érminos de otro, sino que organiza un sistema global de con- ceptos con relacién a otro, Llamaremos a estas metdforas orien- tacionales, ya que la mayorfa de ellas tiene que ver con la orien: taci6n espacial: arriba-abajo, dentro-fuera, delante-detrés, pro- fundo-superficial, central-periférico. Estas orientaciones espa- ciales surgen del hecho de que tenemos cuerpos de un tipo de- terminado y que funcionan como funcionan en nuestro medio fisico. Las metéforas otientacionales dan a un concepto una orientacién espacial: por ejemplo ret is ARRIBA. El hecho de que el concepto FeLtz esté orientado arripa lleva a expresio- nes como «Hoy me siento alton Estas orientaciones metaféricas no son arbitrarias, tienen una base en nuestra experiencia fisica y cultural. Aunque las oposiciones polares arriba-abajo, dentro-fuera, etc., son de na- turaleza fisica, las metéforas orientacionales basadas en cllas, 5 Fan espanol propiamente se habla de kestar alto de morals 0 sbajo de mo raly; no obstante, abundan més as expresiones referidas a la metifora TRISTE ABAJO: ’stoy por los suelosy, «Estoy hundido (en la miseriae, etc 50 pueden variar de una cultura a otra. Por ejemplo, en algunas Priruras el futuro est delante de nosotros, mientras que en Seras esta detrés, Vamos a examinar como ilustracién las me- (aforas de espacializacion arriba-abajo, que han sido intensiva- mente estudiadas por William Nagy (1974). En cada caso, da- femos unia breve indicacién sobre la forma en que cada con cepto metafrico puede haber surgido de nuestra experiencia fisica y cultural, Estas explicaciones pretenden ser sugerentes y plausibles, no definitivas. ELIZ HS ARRIBA; TRISTE ES ABAJO Me siento alts. Eso me devant el inimo, Se me lenanté la moral. Es. tis saltando de gozo. Pensar en ella siempre me ayuda a lerantarme Me siento bape. Estoy deprimidet. Esta verdaderamente bajo estos dias. Caf en una depresién, Mi moral cayé por los suelos, [Se en- cuentea abatde, espero que pronto se remonte] Base fisica: una postura inclinada acompafta caracteristica- mente a la tristeza y la depresién, una postura erguida acompa- faa un estado emocional positive. LO CONSCIENTE ES ARIAS LO INCONSCIENTE #5 ABAJO Levanta, Despierta®, Ya estoy enantade, Amanecié (1 leeanté) pron: to por Ia manana’. Cayé dormido. [Se dundié en un prafinde su Ao, ] Est bajo hipnosis. Cayé en coma’. Base fisica: los humanos y la mayorfa de los otros mamife- ros duermen echados y se mantienen de pie cuando estén dor- midos. SALUD Y VIDA SON ARRIBA; LA ENFERMEDAD ¥ LA MUERTE SON ABAJO aro se leranté de entre los muertos. Esse en la cia de la salud. L * Literalmente, wdeprimido» es hundido 0 abatido, puesto que wlepresiin» tiene un sentido isco eae. "En inglés se utiliza un verbo preposicional con upy pero nétese que en es parol puede usarse simplemente warriba'» como intereccidn, con el mismo Eentido exactamente que «Wake ups ‘Bn inglés se tila el mismo verbo, ra, para referirse a la accion de le ‘vantarse y a lade sli el sol, Es lo equivalente del espanol eamanecer» aplicado als accion de levantarse 7 El inglés «to snk into 2 comay es iteralmente «sumengirses, whundises, 51 En cuanto a su salud, va hacia ariba. Cayé enfermo, Est decayen de, Se vino alajo con la gripe. Su salud esti decinando. Cay muerto, Base fisica: las enfermedades graves nos obligan a yacer fisi- camente, Cuando alguien esti muerto, fisicamente esté ten- dido, “TENER CONTROL © FUERZA ES ARRIDA;'ESTAR SUJETO A CONTROL O FUERZA #5 ABAJO “Tengo control sabre ella. Estoy por encima de la situacién, Bsté en tuna posicién superior. Esti en la cumbre de su poder. Est en el alto mando, Esté en el escalén mds ala. Gre su poder. Es superior a ini en fuerza. Bsté baja mi control. Gay del poder. Su poder esta ‘en deve. Es sovialmente inferior a ri Base fisica: Ia talla fisica se correlaciona caracterfsticamente ® con Ia fuerza fisica, y el vencedor de una lucha esta caracteris- ticamente arriba. MASS ARRIDAS MENOS ES ABAJO EI niimero de libros impresos cada afio sigue en alza. Su mimero es alt, Mis ingresos se elenaron el ato pasadlo, La actividad artisti- ca en este estado decayé el aio pasado, El mimero de errores que comete es increfblemente baja. Sus ingresos dismrinuyeron el afo pa- sado. Es senor de edad, Si tienes demasiado calor, baja la calefac- Base fisica: si se afiade una cantidad mayor de una sustancia © de un objeto fisicos a un recipiente o pila, se eleva el nivel. LOS ACONTECIMIENTOS FUTUROS PREVISIBLES ESTAN ARRIBA (ADE LANTE) ‘Todas las actividades que va a haber estén anotadas en el papel. 2Qué va a pasar esta semana? Tengo miedo de lo que pueda pa sarnos més adelante, (Qué bay”, ® En inglés emenor de ead es lteralmente underage, so en inglés; en espafol se ampli la ndmina. Como escribia Rufino Jose Cuervo en el Prologo a su Disaonario de cmstrucin 9 régimes. (1886). «cual bedeciésemos a simpatia misteriosa, prestamnos al mundo que nos rodea lot tsibutos de nuestra propia personalidad, y vemos en el monte aabeca, ja, kr ta, ey falda, yarns also branes, y aca y mado (pig, xiv) [NG de fr Ede) 94 adas y sus cimas se convierten en cabevas. Lo que es importante €n este CASO 5 que existen metdforas como UNA NowrASA ES UNA PERSONA que son marginales en nuestra cul- fara y nuestro Tengusje; la parte que ¢s utilizada puede consistir en una sola expresiOn del lenguaje, fjada convencionalmente y {que no interaccionan sistemaéticamente con otros conceptos pretaféricos debido a que se utiliza una parte muy reducida de his mismas. Esto las convierte en metaforas rclativamente poco interesantes para nuestros propssitos, aunque no com- Jetamente insignificantes, ya que pueden sex extendidas, utili- tando la parte no usada en expresiones metafricas nuevas que se pueden acufar, al hacer chistes por ejemplo, ete. Y precisa mente nuestra capacidad de extenderlas indica que aunque son marginales, existen. jemplos como el del pie de la montaita son idiosineréticos, aislados y no sistematicos. No interaccionan con otras metéfo- ras, no desempefian un papel particularmente interesante en nuestro sistema conceptual y por eso no son metaforas de las que vivimos. Los tinicos signos de vida que poseen son que pueden ser extendidas en ciertas subculturas y que sus porcio- nes no utilizadas sirven como base de nuevas metéforas (relat vyamente no interesantes). Si alguna expresion metaforica me- rece ser llamada emuerta» son éstas aunque Conserven una pe- quctia chispa de vida puesto que se entienden parcialmente en términos de conceptos metaféricos marginales como UNA MONTANA ES UNA PERSONA. Es importante distinguir estos casos aislados y asistematicos de las expresiones metafsricas sistemdticas que hemos estado discutiendo. Expresiones como perder el tiempo, atacar pasiciones, ir por caminos dictints,etc., son reflejo de conceptos metaféricos sisteméticos que estructuran uestras acciones y nuestros pen~ samientos. Estén «vivos» en el sentido més fundamental: son metiforas mediante las que vivimos. El hecho de que estén fi- jadas convencionalmente al Iéxico de nuestra lengua no las hace menos vivas. 95 12 ¢Coémo est4 fundamentado nuestro sistema conceptual? Hemos afirmado que la mayor parte de nuestro sistema con- ceptual normal estd estructurado metaféricamente; es decir, la mayorfa de los conceptos se entienden parcialmente en térmi nos de otros conceptos. Esto plantea una importante cuestién acerca de las bases de nuestro sistema conceptual. ¢Existe al- gxin concepto que entendamos directamente, sin metéforas? Si ino €s asf, éccmo es posible entender algo? Los principales candidatos a conceptos entendidos directa- mente son los conceptos espaciales simples como ARRIBA Nuestro concepto espacial anRtBA emerge de nuestra experien cia espacial. Tenemos cuerpos y nos mantenemos erectos, Casi todos los movimientos que hacemos implican un programa motor, que, o bien cambia nuestra orientacién arriba-abajo, 0 bien la mantiene, la presupone o Ia toma en consideracién dle alguna forma. Nuestra constante actividad fisica en el mundo, incluso cuando dormimos, hace la orientacién arriba-abajo no ‘meramente relevante para ella sino centralmente relevante. El cardcter central de la orientacién arriba-abajo en nuestros pro- gramas motores y nuestro funcionamiento cotidiano podria hacer pensar que no existe alternativa a este concepto orienta ional, Hablando objetivamente, sin embargo, existen muchos posibles sisternas de orientacién espacial, incluidas las coorde- 96 snadas cartesianas, que no poscen en sf mismas orientacién ibi-abajo. Los conceptos espaciales humanos, no obstante, jacluyen ARRIBA-ABAJO, DELANYE-DETRAS, DENTRO-FUERA, aivec L805, etc. Estos son los conceptos relevantes en mues- fre funcionamiento corporal cotidiano constante, y eso les onfiese prioridad sobre otras posibles estructuraciones del es: cio —-para nosotros. En otras palabras, la estructura de Piestros conceptos espaciales surge de nuestra experiencia es- mcial constante, cs decir, nuestra interaccién con el medio fi- Feo, Los conceptos que emergen de esta forma son conceptos de los que vivimos de la manera més fundamental Asi, ARRIBA no se entiende puramente en sus propios térmi- ‘nos sino que surge del conjunto de las funciones motoras reali- adas constantemente y que tienen que ver con nuestra postu- taerecta en relaci6n con el campo gravitacional en el que vivi mos. Imaginemos un ser esférico que viviera fuera de todo campo gravitacional, sin conocimiento o imaginacién de nin- jain otto tipo de experiencia.

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