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JUAN GABRIEL VALDES LA ESCUELA DE CHICAGO: OPERACION CHILE Ediciones B 1° edi iembre de 1989, Argentina INTRODUCCION El escalamiento ideolégico La sociedad chilena se ha visto marcada desde hace més de dos décadas por un proceso de escalamiento ideolégico'. Par- tidos politicos 0 grupos organizados se han propuesto usar ado y movilizar a sus adherentes sobre la base de sios para reorganizar la sociedad y modifi- car drésticamente sus reglas, cambiando el comportamiento y las formas de vida de las personas. cada sector exacerbé el perfil excluyente de su pro- alquier avance parci utopia— que herfan a ella. a eonepto de “esalaeat icbgio" ba sido tomado de Albert O. Hitseh~ san Exoys in Trespasing Economics to Poles end Bevond, Cambridge Unters) Tah n “hombre nuevo”, lo de'un fuerte sentido se en los sectores sociales tal naturaleza que todo el proceso aplastado por la violencia.? de 1973 no marcé el inicio de un reposo ideo s sino todo lo contrario. De la propia jlena habia experimen- quela derecha jeante ¢ impositiva que las anteriores. Ba} militares y muy directamente de Pinochet, un sruj aventura ideolgita mds extrema que reg caron el punto més febril de la inflaci ‘ambics econdmicas: le experiencia chilena1975-1982, Eéiorial Andrés Bello, age econdmica’ —a eso se reducia, ademés del orden piblico, la funci6n estatal— se moveri los imperativos de la efi prefereniemente los “sectores di trodujo un proyecto ideolégico que encontraba sus raices pr mero en la evolucién det Partido Consesvador y lve! las transformaciones de la doctrina tianas, al igual que las de la Unidad Popular después de ella, respondié a Jos intereses explicitos de grupos sociales impor. tantes. El desarrollo histérico de los partidos Socialista y Co- munista y la popularidad de las ideas marxistas en los medios intelectuales durante la década de los afios 1960 constituyen an- tecedentes evidentes de la raigambre de las ideas que se expre- saron en la coalisién de partidos de la Unidad Popular. Naturalmente, estas ideas se hallaban a veces fuertemente impregnadas de teorfas e imagenes proyectadas por el desarro- Ilo de las sociedades europeas o latinoamericanas; las ondas de ideas externas penetraron siempre en una sociedad y en parti- dos politicos como los chilenos, que han demostrado siempre un alto grado de permeabilidad ideolégica. Pero la base del de- sarrollo y los origenes de los movimientos eran siempre impu- tables a intereses sociales especificos y acontecimientos historicos locales. Distinto, sin embargo, es el caso de la ideologia que irrum- pe tras el golpe militar chileno y se impone como marco orde- nador de la sociedad, Ella no provino del fermento de grupos sociales organizados, ni representé la manera como la derecha ‘habia observado el desarrollo del pais y propuesto sus alterna- tivas electorales. La ideologia resulté ser el patrimonio de un grupo de economistas que tenian como identidad comin: ha- berse formado en-la Escuela de Economia de la Universidad de Chicago, desde 1956-en adelante, Sus origenes, por lo tan- to, no son femotos:ni sutiles, no se esconden en sinuosidades © casualidades historicas: se encuentran en una transferes ideolbgica sistematica realizada desde Estados Unidos @ Chile, a mediados de la década de 1950. St bien la transferencia de ideas de un pafs a otro es un fendmeno comin, la historia de la gestacién de un grupo de académicos en Estados Unidos pa~ excepcional. Lo que es tinico sin embargo es que en el breve lapso de diecisiete afios, una transferencia ideolbgica haya con- ducido a un grupo de economistas de la oscuridad del trabajo académico a la aplicacion totalizante y autoritaria de una doc- trina respalddda por un estado militar. to un estudio acerca del régimen chileno, de sus medidas econémicas o de las acciones empren- didas por “los Chicago boys” desde la administracién del Es- tado. No es tampoco un libro de economia. Es un estudio 0, sobre conceptos, valores y actitudes y su transferen- organizada, Es también un relato sobre la influencia de Es- tados Unidos en un pais de América Latina. Es por iltimo un ejetcicio contemplativo de una generacién de la década de los 60 que absorbid, esta vez no desde la izquierda sino de la dere- cha, una visién toralitaria y antidemocratica de la sociedad y de ottas generaciones y grupos extremos de la jeron para ver aplicados sus suefios, pudo rea~ ada “‘revolucién de Chicago” en Chi- jcas las que motivan el intento de “arqueologia ideolégica’’ emprendido en este libro. El proyecto fundacional es y los generales que tomaron el poder en Chile io de gobierno. La Doc- trina de la Seguridad Nacional, a la cual hacian referencia cons- -R— tantemente, no era de un modelo p 10 un “mero sustituto de un proyecto 0 podia brindar el diseto para una relacién eficiente entre el Estado y la sociedad civil, Las Fuer- zas Armadas chilenas carecian de experiencia en el gobierno y actuaron forzadas, no por un plan predeterminado para impo- ner una admit ion militar en el Estado, sino mas bien co- se hizo particularmente evidente en el cam- La Marina, que inicialmente se hizo cargo 2 del pais, s6lo compartia el acuerdo general res- pecto de la gravedad de la situacién. Los indices de los precios mayoristas mostraban que las tasas de inflacion eran superio- ia escasez de mercaderias y la industria esta- ida_debido al prolongado conf embargo, las nuevas aut i representado por la Unidad Popular. Desde fines de 1972, algunos altos oficiales de la Marina habian establecido contactos con un grupo de economistas de i6n que trabajaban secretamente preparando un plan al- ‘0 de gobierno. El plan estaba listo para el dia del golpe ar y habia sido ya distribuido s de las Fuerzas Armadas que ocuparor 0s en el gobierno. Las nuevas autoridades, sin embargo, mo- tivadas probablemente por un deseo de reconocimiento inter- nacional en este campo, optaron inicialmente por aquellas per- sonas a quienes consideraban de mayor prestigio. Entre los primeros que fueron contactados se encontraba Sergio Moli- inistro de Finanzas durante la administracion de Eduar- . El almirante Gotuzzo, quien era el nuevo minisiro de Hacienda, le ofrecié el puesto de subsecretario defesa cartera. 2 Ver Mansel Anionio Garreién, El proceso pol nas Sociales (FLACSO) 1983, chino, Facyiad -Be Roull Saez, quien ta istracion de Frei, fue y de Economia bajo el régimen mi endigron a disminuir las conexiones establ s personalidades vinculadas al Partido Demécrata y se cortaron completamente cuando el diciond su participacién, tanto en su capacidad pol téenica, al cumpli jén se cortaron cuando quedé en claro gue el régimen habia optado por un plan politico acorde-con las aspiraciones de los sectores mas radicales de Ja derecha. En realidad, en el periodo inmediatamente posterior al golpe mi acerca de Ja politica econémica quedé estrechamente vincula- dilema estaba en optar entre un “‘esquema de restaura que requeria meramente una “‘pacificacion represiva”” y un “ quema fundacional”’, que implicaba la necesidad de una revo- lucién. La primera opeién significaba que las Fuerzas Arma- das, habiendo reestablecido el régimen constitucional y el “‘or- den quebrado”, se convertirian en un puente entre dos administraciones civiles. El enfoque “fundacional”” implicaba que encabezarian un proyecto de trensformacién que, como se afirmaba en la Declaracién de Principios del Gobierno Mi- fitar, requeria acciones profundas y prolongadas para cambiar la mentalidad chilena’. « Emtreviaa pertonal com Sergio Molina, Santiago, 30 de septicrbe de 1983. MO- fina exis en Buenos Aires en esa epoca y Gotuzzo le ofreci el puesto por telefono, ‘Gurndo Molina se neg6 a hablar del tema por teléono, el elrnrante envio un avi) 70, Sin embargo, dugsnie su enews quedé claro que a Mar- fi ya no queria expertos vineulados al Partido Demdcrata Cristiano. Molina reeo- Tendé a Victoria Aralang para el cargo de subsecreacio y v Jean Villar como Exe olimo, un Geméerata erisiano,eraun economia Ge iengo. e ‘estos concepta y tna deserpsibn ms detallada dels ten ‘prapos que formaron ia coaliaéa dela insurrescién, ver Pilar Las Chicago boys ” seria decisivo para definir jarla al régimen su tenfa confianza en Cubilios, través de lazos familiares, Cubillos y Roberto Kel cial de la Marina empleado del propietario del periéico Agustin Edwards, tenian total conocimiento acerca de un plan que un grupo de economistas, en su mayoria provenientes de la Uni- versidad Catdlica, habia estado disefiando en secreto desde 1972, mn de tn posible golpe militar. El plan y el equipo que lo proponia fueron calurosamente recomenda- dos por el staff ejecutivo del periddico a las autoridades navales*, El programa que habia preparado el equipo formaba parte del plan general que apuntaba a desestabilizer y a derrocar al régimen izquic sta’. El trabajo s landestino emprendido durante 1972 intentaba cubrir, por una parte, la necesidad de informacién y de orientacién econdmica para el sector que se oponia a Allende —particularmente en el Congreso— pero tam bién it ia un programa de gobierno a aplicado en casc de que éste fuese derrocado. Una comi: investigadora del Senado de Estados Unidos ha hecho pit que los fondos para las actividades del equipo fueron provistos por la Agen- cia Central de Inteligencia (CIA) desde Estados Unidos, a tre- ‘vés de canales establecidos con organizaciones empresariales chilenast. Rolf-Luders, miembro prominente del grupo Chicago en ver Arturo Fontaine Aldunate, Le hstorie no contada de los ewonomises det presidente Pinochet, Empresa Zig-Zag, Santiago 1988. Ver Revista Hoy, N° 376, del {7 a) 23 de septembre de 1964, p28, Santingdy cont cl apoyo Financiero proviso Dreparacign de wn programa de goblerno aliermativo, pp. 30 3 40- ese quien no estaba en el pais durante ese period, deseri- bid a este “equipo técnico fantasma”” del siguiente modo: +, dicho grupo de trabajo seguramente fue posible y frocifero por ta formacién téonica comtin que caracterizaba a sus integrantes. A ae i sid fea de Chile, destacando a elgunos de sus prof Chile para investigar, y recfbiendo alumnos chilenos para realizar es- tudios de postgrado. En virtud de ese programa y por intermedio de solucin de los problemas, y el anbelo de contribuir con sueraos 2 una sociedad prospera, justay libre. La mayoria de tas son hoy —les guste 6 no-- conccides como Chica- Las figuras principales del grupo eran: Sergio de Castro, antes decano de la Escuela de Economfa de la Universidad Ce- télica (quien en realidad encabezeba el grupo); Pablo Barao- na, antes director del Departamento de Economia de la misma universidad; Sergio Undurraga, también un economista vincu- Jado a la Universidad Cat6lica; Emilio Sanfuentes; Manuel Cra- zat y Juan Braun, ligados a grupos empresariales; Alvaro Bar- dén, J. L. Zavala, Andrés Sanfuentes y Juan Villarzi. Estos cuatro altimos eran economistas de la Universidad de Chile, habian estudiado en Ja Universidad de Chicago y formaban parte del equipo técnico del Partido Demécrata Cristiano. Aproximadamente dos afos después, Sergio de Castro, Pa- blo Baraona y Alvaro Bardén, junto con Rolf Luders, Miguel Kast (quien en 1973 estaba estudiando en Chicago), y Sergio de la Cuadta, se convertirian en las figuras principales de lo * Pedro Ibknes Ojeda y Rolf Luders Sch., Una economls para Chie, Mimeograph, Ver tambien (especialmente i primera serci) Alvaro Bar~ co A-y Alvaro Vial O.: Una décade de combios economices: 197413, akorial Andrés Bello, Santiago, 1985. = 16— . ~ nistro del Trabajo Sergio de Castro fue ministro de Economia desde abril de 1 a diciembre de 1976 y luego ministro de Hacienda, desde mavirtié en ni de Hacienda entre abril y agosto de 1982. Todos ellos hal sido estudiantes de la Universidad de Chicago. ‘Otros chicaguenses de menor importancia ocuparon dite rentes puestos en el Banco Central, en la Oficina de Pres puesto y en las Divisiones de Planeamiento del gobierno; ent 's, Juan Carlos Méndez, Alvaro Donoso, Ernesto lafuy, Jorge Selume, Alvaro Saich, etc. Las posiciones jcas del grupo también eran compartidas por otros econ’ ss conocidas como argo, estos tiltimos no eran alumni {guid cursos de postgrado en la Universidad de Columbia y Pi fiera lo hizo en Harvard. El camino hacia la hegemonia Desde el principio, el equipo de Chicago tuvo que lucha! por obtener el control en una “‘coalicién’” de economistas ho compartia sus puntos de vista acerca de las medidas 2 to mar, ni respecto de los tiempos en que se darian los pasos ne ‘cesarios. Lo que es mas importante, el resto del grupo no so» tenia los mismos puntos de vista neoliberales radicales que reeian les modificaciones estructurales que alterari drasticamente el camino seguido previamente por el pais ha el desarrollo. En realidad, ya desde el principio, se hizo 25 rente el bosquejo ‘de una preferencia evidente por una 0" nizacion ecoémica liberal”. Sin embargo, durante esa fav i Ja politica econémica se enfocé principalmente en corregir los desbalances creados durante el periodo anterior”. En consecuencia, el personal militar 2 cargo de la econo- mia dedic6 inicialmente sus principales esfuerzos a balancear iscal y a reducir la inflacién. Posteriormente, cl primer equipo econémico predominantemente civil relteré ‘que su intencién era reducir gradualmente la inflaci6n a través de recortes moderados en el presupuesto fiscal, porque se te- soluciones drasticas produjeran. resultados En julio de 1974, casi un aflo después del golpe, el recién nombrado y prestigioso ministro de Finanzas, Jorge Cau: ‘mé que la meta era crear “una economia moderna, mi ta” y reestablecer el orden en vista del severo desbalance here- dado del régimen anterior. Las declaraciones oficiales estipu- laban que las leyes del mercado determinarian la adjudicacion de los recursos productivos, enfatizande que la operacion del mercado deteria estar acompafada de “una adecuada orien- tacién general provista por el gobierno, para incrementar su alcance social”. Por lo tanto, las medidas iniciales “‘no apuntaban, ni aun implicitamente, a producir cambios en cl sistema econdmico que habia tenido Chile hasta los afios se- tenta, sino que intentaban simplemente ‘normalizar’ su opera- cién ¢ introducir reformas graduales en parte del sistema’ En realidad, Jas declaraciones oficiales, sumadas a algunas medidas espectaculares para controlar la inflacién, consiguie- ron oscurecer el desarrollo de las discretas pero radicales re- formas estructurales implementadas por el vasto numero de economistas de ‘Chicago, nombrados en los puestos guber- namentales por Sergio de Castro. Desde 1975 en adelante, co- mo ministro de Economia, puesto para el cual fue nombrado al mismo tiempo que Cauas se convirtié en ministro de Ha- cienda, de Castro enfatizé las medidas que apuntaban a pro- ducir cambios estructurales profundos en la configuracién de ilar Vergara, op. cits p28. +p. 30. erg: Gas, Dien de Prep 179.135, Cao pox Yate ‘Per Ernesto Tiron, £1 model neloiberal chien y su implantoin, Publics gengcns N, CnvéEation det Dero (CED), Senet, ‘icembre Ses — 1B jo error subestimar I de shock” implementado en abril de 1975, dieron a la economia en una prof sion, duri el producto bruto interno (PBI) disminuyd en w embargo, tal como afirmé el profesor Arnold Har debate publico se jos de la inflacién y del desemp! realidad, casi imperceptiblemente, s- formacién més profunda en este siglo de la economia chilena. Al principio, la opinién piblica chilena no comprendié las ra- zones subyacentes a estos cambios. Como afirmé EI Mercu- rio, durante ese periodo de cuatro afios el pais fueron gobernados por un pequefio y selecto equipo “que po- ‘cas veces explica sus razones y (. ..) que no comunica sus deci- siones por adelantadi Las medidas econémicas Las medidas que caracterizeron al modelo econdmico se pueden clasificar en tres areas generales: liberalizacién del sis- Yema de precios y del mercado; un mercado abierto para el comercio exterior y para las operaciones de financiacién exter- ina; y une reducci6n dréstica det rot del Estado en Ia econo: mia. A continvacion, analizaremos brevemerite cada no, de estos aspectos. ‘Entre 1973 y 1980, se climinaron virtualmente todos los con- troles gubernamentales sobre los precios tas, A partir 9 de 1974, se liberalizé el mercado interno de capitales y se dio autorizacién para que operaran compaiiias financieras ademas de los bancos, Esto fue seguido por'la devolucién al sector privado de los bancos que haban sido nacionalizados por la administracién anterior. En 1975, una vez que el equipo eco- némico neoliberal habia logrado controlar la politica econd- mica, la Corporacién de Fomento de la Produccién (CORFO, corporacion estatal para la promocién del desarrollo industrial) transfirid el 86% de sus acciones bancarias a ciudadanos privados"”. Sin embargo, durante los primeros seis afios del régimen se mantuvo al mercado laboral “bajo estrictas restricciones y control", Fue sélo en 1979, y debido principalmente a la presién internacional coordinada por la AFL-CIO, cuando se puso en vigencia un Plan Laboral que establecia una forma restric EI proceso ce “‘abrir el mercado’ para las operaciones ex- tranjeras fue igualmente veloz. Desde los primeros dias del ré- ‘gimen, Ja tendencia fue aliviar las restricciones para las impor- taciones en jo. En etapas sucesivas, los derechos de importacion promedio se redujeron primero des- de el 92% al 52% pero, luego de 1975 fueron disminuidos aun mas drdsticamente. Entre 1975 y 1977.se los rebajé desde el 52% al 22% y, finalmente, quedaron establecidos en un nivel tan bajo como el 10% en 1977, Junto con las reducciones s y de los derechos de aduana, se eliminaron todas una tarea del ministro de Relaciones iré del Pacto Andino. Hasta ese mo- mento, el Pacto habla formado parte de los cimientos sobre Jos cuales se basaba ef futuro desarrollo industrial de Chile La lista de derechos de aduana para los paises miembros y las icciones impuestas por el Acuerdo de Cartagena 2 las im- portaciones de capital extranjero en el rea de integracion de ‘Tomas Moulian y Pilar Vergara, Etvodo, ideotogio y polices econdmices Coin sie CIEPLAN N.S 190, lado ver: Ricatdo Ffrench-Devis, Liberliccion de tas Iimportaciones: la experiencia chilena en 1973-1879, Coleccion Estudios CIEPLAN N's, Samuago, jlio de 1980, Seceiéa 1 og la ’subregién, no eran compatibles con el modelo neo! Las nuevas reglas para la inversién extranjera, apt cuanto Chile se retiré del Pacto, establecieron iguales guna y, en caso que-devidiesen retirarlo, hi Jes aseguraban un acceso permanente a la moneda ex Ademés, también se autorizaron los préstamos directo: bancos y se eliminaron gradualmente todas las restricciones tban que éstos contrajeran deudas en el extrai jeran préstamos en moneda local a partir de pr externos®, No obstante, la meta de esta ica econdmica 4 Estado iar el rol que fe desempehabe el gobie! la produccién directa y como organismo a cargo de prot el desarrollo. Entre 1973 y 1979, los gastos gubernames les se rédujeron de! 40% al 26% del Producto Bruto In Estas reducciones, que apuntaban a disminuir el di flacién, se mantuvieron aun después que el climinado. El empleo en en menos de cuatro aftos: Ja cantidad total de empleados bernamentales pasd de 360.000 en 1974, 2 un poco mas 290.00) en 1978, ‘Al mismo tiempo, se descartaron los mecanismos eube: mentales para regular la economia. Como se mencion: riormente, se 1s controles de precios (pero no los controles de 5: ‘con otras medidas administrativas gue regulaban lades econdmicas. Se hizo obliga- torio que les y demas organizaciones pulicas (ta- Ice como las universidades y los canales de televisién) fuesen autosuficientes. ‘bargo, él cambio mas radical fue eliminar el rol de! ‘omo productor. En este aspecto, el empuje radical ipo de Chicago fue el mas intenso: solamente en 1975, a la empresa privada las acciones y los de- to diez firmas, y 1 86% de las partici rechos de mas de ci ciones bancarias que poseia™. Tos USS 730, ‘eeografiea brut ida, lacie abril de 1979 sabia devueito # sus ntiguos propictarios cerca del 305% de la superficie expropiada. Si ‘otro 35% se asigna en propiedad individual 2 unos 35,000 car ‘stima que fines de I dad cerca de la mitad de éstos 1 Sender o arcendar sus pateelas sl ro contar con eb impres- ‘apoyo del Estado para wransformarse en pequetios Prope desnacionalizacién afectd 2 todas las actividades pro- ductivas, inciuyendo los depésitos de minerales, las propieda- des urbanas de las compahias de servicios piiblicos y finaimen- te, Jas companias en las cuales la participacién gubernamental habia sido considerable (tales como la Compafiia de Acero del Pacifico, CAP). Estas actividades serian administradas por ¢! sector privado, el cual se convertiria en el principal y, final- mente —ésta era la meta— exclusivo agente productor. El re-» sultado fue la concentracion de compafiias y de bancos en las manos de unos pocos ‘‘grupos econdmicos"? que establecieron ‘estrechas conexiones de colaboracién con.el gobierno, prove- % Ernesto Tiron op st. p20. 3 Erma Tiomi Bid pp 3647. —2- yendo y recibiendo per gas seguidores de de Castro y de Barao! eran antiguos estudiantes de la Univers vves estadias en Chicas La CORFO redujo gradualmente su parti mocién de la actividad econdmica, en detrim quehias y medianas compafias mineras, agricolas ¢ les, De este modo, el gobierno quedaba ahora cont trema pobreza”, el Unico sect jeraba como una obl del gobierno. Se: ign las cifras oficiales, “Ios gastos sociales”* aumentaron apro Kimadamente entre el 27% y mas del 50% durante el periodo 1973-1979. Gracias a este item del presupuesto, el grupo mis Joven de los Chicago boys se volvié notorio ¢ influyente, El ‘que mas se distinguia en ese grupo era Miguel Kast” .cion en favor de forestal y pesquera™. Tios gubernamentales declararon que dentro de la gama de ac- tividades econémicas que existen en’ el pais, ninguna esté ve- ‘dada a la empresa privada; inversamente, se exclay6 al gobierno de participar en casi todas las actividades productivas™. En el informe oficial de de Castro seferido al estado de Jas finanzas piiblicas de enero de 1978, que fue Hamado “EI Nuevo Ordea Econémico”’, el ministro pudo declarar que “vir 2% pauicio Meller, Los Chcaga boys se! modelo ecosiico eno, op. GP) 37 Pe aoa ol techacado por lon economists de la oponii6, quienes St er Pilar Vergata, opt. 18 SSigo de Coton en Qué Para 61 al 7 de junio de 1918, pp. 1920. —B- tualmente ya han sido adoptadas todas las medidas econémi- cas fundamentales al respecto""™®.- Las modernizaciones Tras la ejecucién de las medidas economicas recién descri- tas, el equipo econémico orienté sus esfuerzos a expandir la logica del mercado el conjunte de las relaciones sociales. Las Hamadas “‘modernizaciones” significaron la privatizacién de Jos servicios sociales basicos, la salud, la educacién y la previ- sién social; la confeccion de un Plan Laboral destinado a de- sarrollar “‘un sindicalismo libre" y el desbaratamiento de los “‘Colegios Profesionales", organismos que regulaban le prac- tica de las profesiones. Tal como ha anotado Pilar Vergara, Jas medidas apuntaban simulténeamente a teducir el poder del Estado y atomizar la sociedad civil. “Para ello combinan la privatizacién de las funciones sociales del Estado con la desar- ticulacién de las organizaciones sociales, de modo de minimi- zat el poder de sindicatos, gremios y colegios profesiona- Jes. E] Plan Laboral reconocia el derecho de huelga y radicaba la negociacién colectiva en el ambito interno de la empresa, restringiéndola sélo a los trabaj del sector privado. Per- mitfa la bre afiliacién o desafitiacién de los’ sindicatos y la formacién de més de uno por empresa. Prohibia al mismo tiem- po las confederaciones por rama de actividad laboral y permi- tia el lock-out empresarial. Se suponia que el propio juego del mercado permitiria disminuir paulatinamente el problema de la cesantia y que Ja productividad de Jos trabajadores en la empresa entregaba a éstos un mejor argumento negociador que las presiones derivadas de su poder de organizacion. Por su parte, las pensiones de la seguridad social pasaron del tradi- jema de reparto controlado por el Estado, a un siste- trado por empresas privadas. Asimismo, la ley que establecié 1a libertad de afiliacién 2 los Colegios Profesionales, intent6 poner fin a las facultades re~ ® Serglo de Cento, Exposcion sobre et estodo dls hacienda public. p. 381. OP ety p20. Wer Pilar Vergara, op. ct, pi.'St 4 oladoras que estas asociaciones cumplian res- .dos. Por ultimo, la privatiza vi de la educacion persiguid acal $ mmonopolio ineficiente que el Estado mantenia sobre estos ser- vei odas estas medidas apuntaban, segin su principal artifi- ce, José Pinera, “a introducir mérgenes de libertad personal Gesconocidos para el chileno: contribuir a la necesaria iguala- cidn de oportunidades, dinamizar el desarrc lo econdmico; var Jorar la voz de los expertos en las decisiones eminentemente téenicas que adoptan los gobiernos, en fin, trensformar a Chi- Je en un pais moderno””™ Los fundamentos ideoldgicos Desde fines de 1975 en adelante, comenzaron a hacerse mas explicitos los fundamentos ideol6gicos que sirvieron de respal- Go 2 les medidas técnicas descritas anteriormente®. Los ¢co- homistas que dirigieron el proceso hablaron con toda franque- {a respecto de los principios tedricos en los cuales erelan. Com- partian na ideologla coherente que era evidente en su manera Ue hablar y en sus acciones. Gracias a la publicidad que hacian Jos medios de sus actividades y al discurso triunfalista que los circundaba, desde ese punto en adelante, los economistas s¢ fransformaron en los protagonistas del régimen. También se Convirtieron en figuras miticas para un sector social dominan- fe, que necesitaba desesperadamente de una ideologia capaz Ge ayudarlo a superar el trauma de Je administracion Gnterior™, La lealtad del grupo hacia Pinochet era total y su , ttsP- 217. jeson”- Al histor She mare oe Sar costo J. 3. Brunner: “Et periods cntsbuy® con ss desi Soe ree ar acon oye a epee com € ro Se de honbyestoermntevmpenents con oC sabe ‘ sen la conversacion, sent influencia éii'el discurso del equipo militar gobernante cra muy notoria. En consecuencia, comenz6 a-aparecer el bosquejo de janza entre los militares y los economistas””, que des- fue celebrada por El Mercurio. Segin ese peric estaban a cargo de crear orden, seguridad y con! za, mientras que los economistas brindaban ideas nuevas ca~ paces de levantar al pais de su postracién y de liberar las ener- gias para emprender la marcha veloz del desarrollo®, La seccién siguie luye-un breve bosquejo de cuatro surso ideoldgico de! grupo, preferentemente en palabras: la aceptacién y la adhesién al autorita- como condicién necesaria; el uso de la i para legitimar el poder adqu y el intento de reducir portancia de la politica en sociedad. En primer lugar, los Chicago boys emprendieron un exa- men radical y critico istoria chilena durante la ultima mitad del siglo, reduci inidad Popu- .rin ellos, no valia Ja pena preservar —ni ico experimentado durant ‘Su desaprobacién se enfocaba 1 1as politicas econdmicas predominantes en esa poca no bian sido modificadas en realidad, sino que més bien se ha- tian aplicado meramente las politicas existentes en una forma rms intensa. Esto condujo al pleno desarrollo de una crisis que estado incubando durante medio siglo®. Amplianido El Mercurio consideraba que para convertir a Chi- politicos, formados durante un periodo de cuarenta afios y apar- {arse de una economia paternalista, dirigista y levemente feu- dal, hacia una ecoridinia de mercado, abierta al intercambio ‘con el extranjero y libre de una interferencia gubernamental jnnecesaria®, De este modo, los ataques a las décadas previas finalmente se extendieron, sin circunloquios, al campo politi- co. En 1978, Pablo Baraona liegé a la conclusién de que ¢l 58 va semans polis", EI Mercjrio, 21 de septiombre de 1980. 1 Sergio de Castro, Diezcidn de Presupuesto (1978), p. 361."Ciuado por Pier Vergara: op. cits Be “La semana poi”, EL Mercurio, 23 de julio de 1978: —6— moderno, era necesario ramper con los habitos. era debido en definitiva a une crecimiento ineficaz y corrupt ia que se escondia tras el squeda del poder por el po desenfrenada’™*. Esto explicaba las ansias jento del Esta- ha por la conguista del poder y tiene constituye una fuerza irresistible en pro de la estatiza- wn favor de ampliar y perfeccionar el poder de que dis- pro de tener un mayor mimero posible de empresas porque ello significa poder electoral, poder politico, co, o simplemente prestigio’. De este modo; en las propias palabras de Alvaro Bardén y menos sofisticada a la cent en “una formula’. Ademés, la democraci dictadura: “los antiguos parlamentarios estaban exentos de responsabilidad y en el hecho las mayorias de la Camara cian una dictadura sin responder ante nadie de sus decisio- nes", Por lo tanto, no deberia sorprender ¢l hecho de que Chile estuviese ahora bajo un régimen autoritario. Por el contrario, ‘era una situacién positiva y necesaria, en cualquier caso. El tratamiento de shock y la reduccion del aparato estatal habian efectos sociales devastadores en los sectores de Ia clase media y en sus expectativas de desarrollo; simultaneamente, habia elevado a niveles sin precedentes el desempleo entre las clases populares, Un costo social de esa magnitud no podria 2 Palo Bar: “Economia y nueva insticionai sidad Catoien de Chile, en la Direci6n de Presopuesto (978), p. 388. sno hay todavia vecdtteros dembcratas” Revita ‘Qué Pose, Samtingo, 31 de mayo al 6 de fonio de 1979, p. 389 Dotante enor anos et desempeo su 1982, Ver Nicolde Flano y Raul E. Stent: Ef radio “yi Chile 1981-1985. Nous Técnicas CIEPLAN N* oe 1986. Sammiago diciembre —n— haberse encarado en democracia. Por lo tanto, el mo era un elemento vital pare la “revolucion” neoliberal. Asi Jo reconocié E! Mercurio, al afirmar que la experiencia actual no hubiese sido factible de no haber existido condiciones ex- ‘epcionales en la politica y en el trabajo. En otro editorial Sostenia que el régimen, en primer lugar, tiene la virtud de ser doradero; en segundo lugar, puede conferir ales autoridades tuna eficiencia negada @ los sistemas democraticos deliberati- Vos y en tercer lugar, puede poner en vigencia 2 un modelo Xoneebido por los expertos, sin ceder ni atender —al menos Gurante un cierto periodo— 2 las reacciones sociales produci- das por sv implementacidn*’, Sin embargo, para los econo- mistas neoliberales, el autoritarismo no era solamente una ne- cesidad histérica inevitable. Por el contrario, lo consideraban abiertamente como un régimen ideal que garantizaba ¢! fun- cionamiento neutral del mercado: “porque un gobierno auto Htario es un gobierno fuerte en la defensa de normas iguales para todos” afirmé Baraona‘'. Y de Castro fue aun mas ex: Plicito al declarar que Ja efectiva libertad de la persona sélo Fe garantiza con un gobierno autoritario que ejerce el poder a través de normas iguales para todos, De este modo, el principio que sostenia que Ja libertad per- sonal y que el libre mercado eran sin6nimos, s¢ conv’ fo con la dectrina anticomunista de la Seguridad Nacional de Jos militares, en ei principal concepto ideolégico del régimen. libertad econémica individual en el mercatio, no podia haber libertad politica. “El mercado es la mmanifestaci6n econémica de la libertad y de la impersonalidad en el mando”, enfatizd Baraona‘, También era, segtin Bar- dén ‘un mecanismo téenico neutro, sin connotacién ideol6gi- ca’, Como tal, ¢! mercado no solamente era el lugar prin~ cipal para ejercer la libertad, sino también el “escenario” de la ciencia, Para los Chicago boys, ¢] mercado combina los prin- “© vetemas Econémicse”. EI Mercurio, 1) de noviembre de 1978 BY Mercurio 25 de tetiembre de 1977 Ne Dig, § de enero 6e 1977. Cito por Pilar 2p. sts P38 Fe Scjan de Cano en EL Mercurio, $8 de febrero de 1976, Citado po Pilar Ver~ pp. 98-9. 4 Malo Baraona, Qué Pasa, 20 de junio aS de juio de 1926, p. 28 1M pivaro Bardon, Qué Pasty 31 de mayo al 6 de junio de 1979, p. 31 es cipios normativos de la libertad, como asi también la préctica neutral y objetiva de la ciencia econdmica, ‘La autoridad de la ciencia econémica fue el argumento prin cipal presentado por el grupo. Las alternativas no se elegian 4 través de sus propias decisiones ni dependian de le autoridad gubemamental. En lugar de ello, esteban determinadas por la propia ciencia, 1a que revelaba el comportamiento de la natu- Faleza: ‘No se puede construir la justicia social apartindose {el mundo real”, declaraba José Pitiera a The Economist, en in discurso que parece marxista. ‘Las leyes de la ciencia eco- nomica meramente desentierran y revelan los aspectos objeti- Yor de la realidad, una realidad que no se puede ignorar por- gue se sabe que actuar contra la naturaleza es contraprodu- Cente y autoengafioso™®, Las personas que resisten y que ‘ritican las medidas adoptadas por un grupo que tiene el cono- cimiento cientifico necesario, lo hacen porque representan ““in- tereses sectoriales y grupales””, “juicios morales”, “*posicio- ines ideologicas” 0 mera ignorancia y son como Jas personas Que en ia Edad Media trataron de evitar el desarrollo cientifi- Go por razones dogmiticas®. El mero uso de la “*ciencia eco- némica” aumenta la libertad “*porque si reconocemos a Ia eco- nomia como una ciencia””, dice Bardén, “esto implica inme- ‘Giatamente menos poder para el gobierno o para le estructura politica porque dejan de ser responsables por adoptar estas de- Esiones y de este modo éstas quedan nuevamente en manos de cada individuo y de los téenicos"""!, A través de su cono- cimiento cientifico, los economistas devolvieron a la sociedad fa libertad inherente a la naturaleza: ‘Somos tan monetaristas que hemos llegado a una posicién en la cual el Banco Central ya casi no controla al abastecimiento de moneda. Se controla Zolo™, dijo Sergio de Castro a The Economist. En consecuencia, Jos economistas de Chicago habian des cubierto que en Chile “existian dos mundos diferentes, con capacidades analiticas y responsabilidades puiblicas separadas”; 4 uchite’s Couster-Revgluion. A survey", The Economist 2.6 febrero de 1980. Ftinas Economies", £1 Mererio, 24 de julio de 1976, Citedo en J.J. Brune nes: La cultra evtoitario én Chile, op. ek P. 7: ‘a Rica Barn Informe Gerioes, primer wrimestre 1878, p, 90. Ciao en Fi- far Vergara, op. ota p. 132 SEERies Gouniee Revolution, A sures." The Economist, 2 de Febrero de 1980, pit -w- uno era el mundo profesional-de-los.economistas, pposeian un arma metodol6gica abrumadora’” el otro era el mun- Go representado por “las afirmaciones intelectuales das ¢ improvisadas, emitidas por Ios gremiios, por lo: politicos y por (...) los un mundo premoderno ajeno a la ciencia®. La tran cign de la sociedad no sélo exigia la interdiccién politica de este mundo no cientifico y premoderno, sino que tambi _queria la prédica constructiva de los economistas profesiona- Tes acerca de las leyes fundamentales de la ciencia, A través de El Mercurio y del semanario Qué Pasa se efectué una adoc- trinacién sistertdtica en el estilo que se necesitaba para difun- dir un dogma. * ‘cuentra un pensamiento sobre en las ensefianzas de Ia ciencia econémica” rio en uno de sus multiples editoriales sobre el tema. Y oon respecto a las negoci no fue forzado a aceptar en 1979, Qué Pasa tra: ectores arguyendo que ‘‘el modelo econémico ria una alta y creciente dosis de libert tro del frio razonamiento del economista, es tan imperioso el contar con un precio correcto en el mercado de capitales (la tasa de interés) y en el mercado de divisas (¢1 tipo de cambio) como en el mercado laboral (las temuner La intencién fundamental era reemplazar ala y alos politicos por los economistas. El objetivo no requeria solo de la entronizacién de-umlenguaje tecnocr: co como discurso gobernante o de la campafia de despr sistemético en contra de los politicos a la que se abocaban la televisidn.y la prensa controlada por el régimen. Necesitaba Ia politica de su base de apoyo: ciudadanos en su relacién con e! Estado. A eso apuntaron las “modernizaciones”, las que en el marco establecido por el mer- 5 Emilio Sanfventes, “Responssbilided ene debate pico”, Qué Pasa N° 368, jhe de 1976. Ctada en J.J. Bron: ner, ids p. 70. Dering econémica Is bertad politica”, Qué Pasa, al 10 de enero —30— cad libre debian constituir las bases materiales y valorativas de la nueva sociedad autorregulada. Cada individuo deberia resolver aisladamente en el mercado los problemas que antes ‘enfrentaba colectivamente, a través de sus organizaciones. “Asi, idescargando al Estado de gran parte de las decisiones que de- terminan el futuro de las personas y favoreciendo la busqueda ‘dual de la promocion social, se promueve una fr mn de los intereses que termina por restar toda sig mn a la politica y, en general, a cualquier accién colecti organizade jas de las personas’’, las moda es se constituirian en Ia principal garantia de estabilidad que podia tener la sociedad que inauguraba el régimen autoritario. Desde este punto de vista, no bastab: establecer el predominio de los economistas sobre las d nes técnicas. Los juicios de valor, aungu as autoridades politicas, tenfan que ser “‘altamente técnicos y cientificos””. Debian ser implementados por los expertos ¥ estar basados en criterios de eficiencia técnica. Por lo tant ‘que ser establecidas por Jos expert inarian la coherencia y la compat de las diferentes deci ideologica desarrollada por el grupo y tenia ademas que las decisiones concernientes exclusivamente a los deseos de los ciudadanos, debian ser decisiones “‘infor- *, Los ciudadanos debian est cuencias de sus decisiones y nuevament saria tenia que ser brindada por los té en la ciencia econdmica. Por minar absolutamente sobre y-por encima de las “‘ideologias”” y de las “peculiaridades individuales Los economistas estaban a la altura de la tarea. Las estruc- turas econémicas y politicas se nuteen Jas unas a las otras y Ja ciencia econémica ha avanzado mas que las demés ciencias el creciente interés de los economistas por los asuntos (politicos)"", declaré Baraona, agregando que ‘asi como Adam Smith fue el altimo economista que podia ser considerado como moralista, los economistas actuales son los por los expertos 2 Ver Pilar Vergara op. et, pe 225." 3 Wold p32 eee Ye primeros que pueden ser considerados como politicos". Por Io tanto, les economistas estaban mejor dotados para estable- cer las condiciones que legitimaran las decisiones del régimen y para definir el proyecto '“democratico” deseado. Pinera de- ‘lard que el gobierno estaba basado en dos formas de legitimi- dad: “ja lesitimidad salvadora, para liberarnos del comunis- mo y reconstruir el pais (...) ¥ la legitimidad revolucionaria (..) para realizar profundas transformaciones con la finali- dad de que no se repita el ciclo que terminé com-el marxismo (..-) Como se sabe que estas reformas no se pueden hacer con el juego politico tradicional, la mayoria de los ciudadanos en- trega al gobierno su apoyo, para que éste (....) alcance estas metas. La “nueva democracia’” que crearia el régimen de. Piriochet, tendria para Baraona los atributos siguientes: debera ser autoritaria, en el sentido de que un conjunto de nor- ster no estén sujetas al pro- ‘adas vigilan e} cumplimien- jas norms se aplican igual para fo de que et principio de subsi lave p cl bien comin general; tecnifice- dda, en cuanto el sistema politico no pueda decidir cuestiones ti fo que deba limiterse a la cuesti6n valorica, otorgendo & lz asia la respons jzat procedimientos ldgicos pe- ra resolver problemas y ofrecer soluciones alternatives"™*, Le wiopia al alcance de la mano Ei modelo econémico neoliberal tovo tres fases claramente diferenciadas: la recesién de 1975-76; el periodo de recupera~ cién que termind en 1980, y el periodo de entrada en vigencia del modelo en toda su extensién a partir de 1981 y su posterior . Superado el periodo recesivo, el modelo adquirié para Jas clases dominantes chilenas y para la propaganda guberna- mental las carecteristicas de un éxito sin precedentes. La dis- _minucién de la inflacién y las altas tasas de crecimiento medi- fe jo de 1978, p. 24 jie be 1975. (3978), p 308, subrayado en ef rie fs Ens Qué Pasa N° 486, 27 de 6 pao Bars inal das a partir de la caida producida en 1975 guguraron un sa- neamiento de la economia y un desarrollo estable y sostenido. La liberalizacién de la entrada de capitales estimuls a bancos y entidades financieras a endendarse en el exterior. Los ban- cos practicamente persiguieron af piblico cn su afan por ven- der crédites. Los empresarios reatizaron buenas ganancias apro- vechando la generalizada tendencia al gasto privado mientras las clases medias parecieron satisfechas con el acceso a bienes sofisticados y al crédito facil. Al mismo tiempo, al decretarse Ia fijacion del tipo de cambio, los productos importados aba- rataron sus precios. El gobierno transmitié todas las sefiales para que productores y consumidores se endeudaran préctic mente sin limites y para que dispusieran de esa repentina ri- ‘queza pastando y consumiendo por sobre sus ingresos. El pais contemplé aténito el milagro de la inundacién de bienes de ‘consumo importados que parecia auguras, para quienes tenian acceso a ellos, un futuro de prosperidad sin precedentes en la historia del pais. Por su parte, los trabajadores, a pesar del alto desempleo y de los bajos salarios, no pudieron sino con- templar con una mezcla de incredulidad y esperanza esta re- pentina prosperidad. La prédica en favor de la economia det mercado y de le primacia de los técnicos en le administracién de las deci publicas, penetr6 abundantemente en la derecha y los empre Sarios. El lenguaje téenico financiero se hizo de uso comin; Jas clases acomodadas adoptaron una actitud de verdadera ve- neracién hacia los economistas y se publicitaron tipos y roles sociales que idemtificaban a una nueva y audaz generacién, in- diferente ante la politica y dotada de los valores competitivos y del conocimiento de las leyes del mercado que caracteriza- ban, ahora si, a un ‘hombre nuevo’’: el chileno moderno. Se prediijo que en pocos aiios Chile seria como Bélgica, como Suiza. ‘La enajenacién abare6 a varios millones de chilenos que participaron de la aparente prosperidad ausentes de Ia reali- dad represiva del régimen. Los desaparecimientos, el uso ge- neralizado de In tortura, el encarcelamiento de dirigentes sin- dicales y politicos, el exilio de cerca de un mill6n de chilenos y la supresion e ilegalizacién de toda actividad politica y de Ja critica periodistica, fueron denunciados como inexistentes © irrelevantes 0 percibidos como costos necesarios de las trans- formaciones econdmicas en curso. Para una mayoria de sus . BH partidarios ellos constituyeron también un ajuste de cuentas con un pasado molesto y peligroso que insistia en levantarse como un obstéculo en contra de una realidad que parecia in- desmentible: Chile habia encontrado en la adhesi6n a los prin- del mereado el antidoto en contra de la més ineficiente rosa de las actividades: la . ‘El modelo econdmico de Chicago’ ideologia de Chi- mas aun, el término “Chicago” propiamente dicho, ificado preciso para la mayoria de los chi- convirtieron en conceptos coméamente usados. Se- stintas formas ext que los chilenos vefan al grupo, genes de autoridad técnica o de abuso de poder, de mo- idad 0 de dogmatismo cuasi religioso proyectado por los as, In naturaleza cientifica.o el caracter ideoldgico jo de sus decisiones técnicas, se volvieron tan fuer que Ia imagen proyectada por los militares. Chica- {g0 no fue, sin embargo, un calificativo adversario. La Univer- sidad de Chicago fue la imagen elegida por la mayoria de estos economistas para reafirmar el prestigio cientifico del grupo, para enfatizar su homogencidad y lo que un autor ha descrito como el “entrelazamiento de sus relaciones y de sus itinerarios personales”. Chicago fue de este modo “la fuente alimenta- in mito de autoidentificacién”®. La siguiente des- - eripcién introductoria de una entrevista de prensa constituye -mplo de la actitud det grupo can respecto a la Uni- ) habla de sus aftos en Chicago con verdadera insptraci6n, ¢o- ‘sellado un compromiso a muerte con la sociedad ‘Como si all se gestara un modelo que va mucho mas alla de la econ nia y que da Tespuesia 2 una amplia game de la existencia’ of perioaista®®, Otro economista consultado sobre el principal atributo de Chicago, replica que se caracteriza por: “un respeto absoluto (on de la racionalidad y el empirismo, al estudio sonémicas y también a la recomendacién de politicas econémicas (...) Yo diria que lo que'se esta-hacien- do en Chile es tratarsde aplicar: esos principios:del Departa- © 3,5. Bromner_op. cit. ps © Gio socio en Jo. Brammer. (revista G-140, Wid... #3 —Ma rtada se potencid por § mes econdmicas y Po- Iiticas distintas a tas ct 70 boys fueron pre- sentados como la vanguardia “‘maderna”” de una oleada mo- netatista y privatizadora que desmont6 las funciones de regu- acién econémica de los gobiernos, y reconstituy6 la vie i del mercado autorregulado que muchos creian defi te sepultado bajo los escombros de nomistas en Inglaterra, Estados Uni Jaregin, miraron hacia Ennii que el régimen precio en todo ef mundo por violar Jos derechos humanos y por destruir las tradiciones democraticas de Chile, en muchas partes el modelo econémico era elogiado como un experimen- tos politicos y culturales— para hacer honor en persona a este experimento de libertad. Frederick von Hayek, Milton Fried- man y Arnold Harberger fueron a Santiago en medio de una gran publicidad. Von Hayek fue hecho presidente honorario del Centro de Estudios Publicos, dedicado a promover las creencias conser- vadoras; Friedman aparecié en ci canal de television guberna- mental para dar una clase magistral. Harberger, un visitante ‘escuela de la preferencia sy uno de los primeros hués- ‘The University of Michigan Pres, 1967 —35— e pedes que visitd el Centro de Estudios Puiblicos. La ultra con- fervadora Societé Mont Pelerin decidié celebrar su convencion anual de 1978 en Viha re 1976 y 1980 hubo inter- minables elogios para ¢ en El Mercurio y en la tele visién, por parte de banqueros, hombres de negocios extranje~ 10s, periodistas conservadores, personal del gobierno de Esta- {Gos Unidos y economistas monetaristas. Segiin una deseripcién de Barrons, una publicacion conservadora estadounidense, las reformas de Chile ‘eran las modificaciones mas importantes ‘que se habian implementado en e] mundo en desarrollo en épo- tas recientes”. Chile era un modelo de racionalidad econémi- ca, “Los tratados econémicos sostienen que ésta es la forma fen que deberia funcionar el mundo, pero es 0170 pals el que Jo esté poniendo en préctica.’"* Las ideas contenidas en el modelo, al menos las puramente ‘econdmicas, eran realmente coincidentes con los libros de tex- to dela economia ortodoxa liberal, Simulténeamente, diferian en forma radical de las ideas que habian prevalecido en Chile antes que la democracia fuera destruida el 11 de septiembre de 1973, Eran extrafias a la cultura politica y a las ideologias que formaban parte del criterio comin de la mayoria de los chilenos. También diferian de la ideologia que habia caracteri- zado a las clases capitalistas chilenas y a los sectores de la de- recha tradicional hasta la administraciéa de Allende. Estds con ceptos nunca hebian aparecido en los programas de desarrollo economico preparados por la mayoria de los partidos politicos poderosos, ni en las prapuestas presentadas por los principa- les economistas de la Gerecha durante los treinta aos anterio- res a la Unidad Popular. Definitivamente, no representaban fa los pensamientos de los militares respecto de la economia. {De dénde entonces provenian estas ideas? Como explica Barrons, provenian parcialmente de los libros de texto, tales ‘como los que usaban en el Departamento de Economia de la os economistas que habian estudiado en Chicago. Pero los libros de texto eran s6lo un aspecto y en mngiin ceso el mas importante de una trensferencia cultural implementada por los profesores de la Universidad de Chica- + caso en EI Mercurio, Cverpo D: “Por guéatacar tx economia cine julio de 1987. age go en Estados Unidos y, posteriormente, por sus seguidores en Santiago durante un perlodo de mas de quince aos. Esta transferencia de ideas no fue una conspiracion. Tam- poco file un proceso accidental sin intenciones definidas. Por ‘l contrario, la transferencia fue implementada como parte de un plan deliberado para implantar conceptos previamente ine- xistentes en el “mercado ideolégico™ chileno, conceptos q si isladamente existieron, habian sido deseartados como im- précticos. Y este plan deliberado procuraba, muy exp! te, tener un impacto sobre los puntos de vista econdmicos y —potencialmente— influir en las decisiones gubernamentales respecto del curso de la economia. No obstante fus un proceso abierto y piblico en el cual los acteres estaban advertidos de {que encaraban acciones legitimas que ellos consideraban posi- tivas y-altamente valiosas para ¢l desarrollo de Chile. Por lo tanto, aunque el emprendimiento fue un acto intencional y con- certado, carecia de un elemento esencial para la conspiracién: el secreto. ‘Al mismo tiempo, estos acuerdos formaron parte de una verdadera “‘mision”, Reflejaron los esfuerzos de un grupo de profesores de Chicago para proteger a la verdadera ciencia de Ja economia, es decir, a la-teoria ortodoxa neoclisica de lo ‘que consideraban Ja ofensiva socializante del keynesianismo. En esa época, los grupos de la derecha chilena padecian de una profunda crisis hegeménica y la transmision de esta “mi sign’ a Chile proporcioné a los economistas chilenos adies- trados en Chicago, la fuerza que necesitan los grupos que se sienten lamados 2 encarar destinos revolucionarios. ‘La transferencia ideoldgica podria haber quedado confina- da al marco académico y relativamente marginal que la habia caracterizado durante mas de una década, Para que esta trans- ferencia se convirtiera en un proyecto social, se requerian cam- bios muy profundos en Ia sociedad chilena, Los acontecimien- 105 politicos e ideoldgicos que alteraron severamente el curso seguido por la sociedad durante el periodo previo, fueron asi una condicién necesaria. En otras palabras, se requeria una crisis dentro det sistema politico que convirtiera estas ideas — previamente imposibles de llevar a la practica— en el proyecto ‘evolucionario sostenidd por un sector de Ia burguesia chilena, 7

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