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Tan frecuente que es, hoy como entonces, la religiosidad del rito, de las
devociones: encender velas, or muchas misas y rezar rosarios, en suma, lo
secundario; casi siempre, quien pone nfasis en eso, lo acompaa de gruesas
inconsecuencias con el mandamiento de amar a Dios y al prjimo. En nuestro
medio es tpico circunscribir la moral al mbito sexual; as se deja de lado,
como cosas sin importancia, las inmoralidades contra la justicia, contra la
verdad, contra el amor.
Esa advertencia, no es para los escribas y fariseos, sino para todos los que nos
digamos creyentes. Ser creyente, se demuestra comprometindose con la
suerte del prjimo que sufre.
El ejemplo de Jess es quemante: no pas indiferente al lado de necesidad ni
dolor alguno. Siempre ofreci Su amor al necesitado o doliente. Ese es nuestro
desafo, si decimos ser sus seguidores: dar crdito al anuncio que hizo y hoy
prosigue Su Iglesia.
La expresin del juicio de Jess se resume en dos frases contundentes: Este
pueblo me honra con los labios pero su corazn est lejos de m y en vano
me rinden culto. Terminada esa aclaracin, les advirti que no es lo que entra
en el hombre lo que causa impureza, sino lo que sale de l.
Cuando le comentan sus discpulos el escndalo con que recibieron los
escribas y fariseos sus reprensiones y aclaraciones, Jess sentencia que sus
antagonistas, no estn en los lugares de direccin espiritual y poltica del
pueblo porque su Padre los haya puesto all; son plantas de otro origen que en
su oportunidad sern arrancadas de raz. Slo son ciegos que guan a otros
ciegos. Para cerrar el tema, Jess repite a los discpulos que los malos
impulsos y los malos pasos vienen del interior del ser humano, no de lo que
come; la aceptacin o rechazo de las malas cosas, comienza en el corazn y la
cabeza.
Sanacin de la hija de la cananea.
Es un nuevo tema que surge; tiene mucho que decirnos sobre la obligacin que
los creyentes abandonemos cualquier pretensin exclusivista. En todo tiempo
y lugar. El amor de Dios est dirigido a todos. Una madre le pide sanacin
para su hija endemoniada; Jess no parece dispuesto a acogerla. La expresin
con que lo explica, es que ha sido enviado a las ovejas perdidas del pueblo de
Israel. Una cananea, claramente no es parte de ese pueblo. La conversacin
entre ellos se ve forzada por la insistencia de la mujer que se arrodilla delante
de Jess. De las palabras de Jess pareciera desprenderse una confirmacin de