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La existencia de Dios y el Respeto a su persona parte I

Un famoso juez inglés, reconocido por su fuerte creencia en Dios, a veces se


encontraba con personas que decían no creer en Dios. Él siempre les pedía que
describieran al dios en el cual no creían. Después de escuchar sus respuestas les
decía que él tampoco creía en ese dios que acababan de describir.
¡Cuán pocos entienden y conocen a Dios en la actualidad! La razón principal de esto
es que la mayoría de las personas adquieren su concepto acerca de Dios de otras
personas, en lugar de adquirirlo de la palabra inspirada de Dios, la Biblia. Es por
esto que su perspectiva de Dios casi nunca está de acuerdo con la revelación bíblica
acerca de lo que es él en realidad.
Otra razón es que muchos maestros religiosos nunca han tenido acceso a la clave
crucial que permite adquirir el conocimiento de Dios. Esta clave es el Espíritu Santo
de Dios, accesible a aquellos que el Creador llama y que están dispuestos a
reconocer qué y cómo somos en relación con él (Is. 66:1-2). Y ese don del Espíritu
de Dios es dado sólo “a los que le obedecen” (Hch. 5:32), un requisito bíblico
que muchos teólogos pasan por alto.1
Muchas veces oímos en la televisión o leemos a través de los medios de
comunicación, como una sociedad descreída y malaprendida, incrementa su vileza
irrespetando el carácter y el ser de nuestro Dios.
El respeto es una de las bases sobre la cual se sustenta la ética y la moral en
cualquier campo y en cualquier época. Tratar de explicar que es respeto, es por
demás difícil, pero podemos ver donde se encuentra.
A medida que nuestra sociedad se fue desintegrando moralmente, el
ateísmo y el escepticismo han calado profundo en el seno de nuestra
sociedad.
El hombre de nuestro tiempo tampoco se sitúa frente a la naturaleza con
aquellos sentimientos religiosos que hacen su aparición clara y tranquila,
con apasionamiento en los románticos… Ha sufrido una desilusión. Esto tal
vez tenga relación con la pérdida del sentimiento de ilimitación, propio de la
edad moderna. La ciencia se abre paso hacia horizontes cada vez más
amplios, tanto en el macrocosmos como en el microcosmos; pero estos
horizontes nunca dejan de ser resueltamente limitados, y de esa forma se
les juzga. El motivo de esa pérdida radica en que la ilimitación, no era
únicamente un concepto cuantitativo, sino sobre todo cualitativo. Hacía
alusión al ser primero, inagotable y triunfante, al carácter divino del mundo.
La vivencia de esta ilimitación se hace cada vez más rara. Sea lo que fuere,
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lo cierto es que el hombre no considera ya el mundo como su lugar de


refugio. Ese mundo se ha convertido en algo diferente, y alcanza
significación religiosa precisamente en cuanto que es algo diferente. 2
Así como el creyente se preocupa por dar razones de su fe, el ateo lo hace de su
falta de fe. No conozco los complejos mecanismos sicológicos de los ateos ni cuales
han sido verdaderamente los verdaderos motivos de este desencanto, del abandono
de su fe de niños, ya que esta probado que los niños tienen fe.
La Biblia no discute el tema de la existencia de Dios, explica F.Ureta.3, lo da por
sentado que Dios existe.
Ya hace mucho que los mejores filósofos y los científicos han comprendido que es
imposible probar científicamente la existencia de Dios así como demostrar
racionalmente que Dios no existe. La ciencia no cuenta con los medios para probar
la existencia de Dios o negarla. Tampoco se dedica a ello. Es por esto, que
lamentablemente, el ateo, librado a sus propias presuposiciones, nunca llegará a
Dios a menos que opere un milagro en si vida, como comenta acertadamente
F.Ureta4
Como van a creer en un ser en el cual no creen, no es cierto? Es imposible. Sería
cometer una especie de suicido intelectual y nadie en su sano juicio está dispuesto
a pagar este precio, este irracional salto al vacío obviamente por ser contrario a su
formación racional.
Respeto:
Respeto es poder aceptar y comprender al humilde y al engreído, al pobre y
al rico, al sabio y al ignorante, por pequeña o grande que sea, física, moral o
intelectualmente, es situarlo en el mismo lugar de comprensión y
comprender su forma de ser pues se comprende que ese ser humano se
merece toda tu atención, no importando su condición.
El respeto consiste en el reconocimiento de los intereses y sentimientos del
otro en una relación. Aunque el término se usa comúnmente en el ámbito de
las relaciones interpersonales, también aplica a las relaciones entre grupos
de personas, entre países y organizaciones de diversa índole. No es
simplemente la consideración o deferencia, sino que implica un verdadero
interés no egoísta por el otro más allá de las obligaciones explícitas que
puedan existir.
Uno de los filósofos que mayor influencia ha ejercido sobre el concepto de
respeto en el mundo de la academia ha sido Immanuel kant. En su filosofía
moral este pensador sostiene que los seres humanos deben ser respetados
porque son un fin en si mismos. Al ser un fin en si mismos poseen un valor
intrínseco y absoluto. Por este motivo es que los seres humanos tenemos
este valor tan especial, llamado por Kant la “dignidad”. 5

Cuanto más nuestro Dios merece todo respeto y toda honra. No lo cree ud. así?
Concluyo invitando a la reflexión a aquellos que no respetan a Dios. En los
próximos días iré publicando una serie de razones por las que entiendo que hay que
respetar a Dios, aún cuando se la triste paradoja de que no se crea en él.
Notas
1. http://www.lasbuenasnoticias.org/archivos/2009/bn022009/10cosas.htm
2.
Cf. Romano GUARDINI, El Ocaso de la Edad Moderna , Ed. Guadarrama, Madrid.
82-83 cit en http://www.viajeros.net/escritos/escritos-10.html
3. Floreal Ureta, Elementos de teología cristiana, p. 43,CBP
4 Ibíd.
5. http://www.taringa.net/posts/info/1958438/Que-es-el-respeto.html

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