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Defendamos la vida

Por: Germán Alvarado Médico


Viernes 26 de Marzo del 2010

Me ha llamado la atención un artículo publicado en este diario por el doctor


Alfredo Guzmán en relación con la reciente decisión del Ministerio de Salud
(Minsa) de continuar distribuyendo la píldora del día siguiente (PDS) a pesar
de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que explícitamente la
prohíbe; dicho articulo está lleno de inexactitudes médicas. Voy a aclarar las
más relevantes.

En primer lugar, el doctor Guzmán dice que el embarazo empieza en la


implantación; dicha afirmación es inexacta. Desde el punto de vista
científico, el inicio de la vida humana se produce en la fecundación o
concepción (unión del óvulo y el espermatozoide) y desde ese momento
está presente toda la información genética del nuevo ser (ADN con 46
cromosomas); lo anterior es reconocido en todos los textos actuales de
Embriología Médica (Moore 2008, Sadler 2006, O’Rahilly 2001, Larsen
1998). Mas aún, ahora se sabe que el embrión en las primeras horas (y
antes de la implantación) produce diversas hormonas (HcG, IL-1a, IL-1ß), las
cuales lo ayudarán a implantarse interactuando con el endometrio materno
(Lindhard 2002, Licht 2001, Lobo 2001). Por lo tanto puede afirmarse que el
embarazo (como estado de la madre gestante) también empieza en la
fecundación.

En segundo lugar, el doctor Guzmán pretende desconocer el efecto abortivo


de la píldora del día siguiente. Al respecto, los estudios epidemiológicos
actualmente reconocen que el mecanismo de acción de
la PDS (Levonorgestrel 0.75 mg) depende del momento en que se
administra: si se administra antes de la ovulación actuará como
anovulatorio. Sin embargo, cuando la ovulación ya ocurrió y se produce la
concepción, la PDS utilizará principalmente mecanismos antiimplantatorios
o abortivos (Mikolajczyk y Stanford, 2007). Esto está reconocido también en
los insertos de los productos comerciales que se expenden en el ámbito
internacional.

En tercer lugar, luego de realizar una búsqueda en la Biblioteca Nacional de


Medicina de EE.UU. (Medline, la principal, más seria y más grande base de
datos en el ámbito mundial para investigaciones biomédicas) no se
evidencian nuevas investigaciones científicas originales en los últimos tres
años sobre el mecanismo de acción de la PDS (solo revisiones que no tienen
el mismo peso que una investigación original); por lo tanto lo planteado por
Mikolajczyk y Stanford (2007) en relación al mecanismo abortivo de la PDS,
sigue vigente. Entonces, nos preguntamos: ¿cuales serán los nuevos
estudios científicos a los que aluden el Minsa y la OMS/OPS para negar el
efecto abortivo de la PDS? ¿Por qué no los muestran hasta ahora para la
correspondiente evaluación?

El TC entonces —al prohibir la distribución de la PDS de acuerdo con la


información científica actual— ha obrado coherentemente según la
legislación peruana la cual defiende la vida desde el momento de la
concepción.

Finalmente debemos preguntarnos. ¿Quién desinforma y quién dice la


verdad? En aras de la transparencia y la objetividad en este delicado tema,
todos aquellos que tienen conflictos de intereses (porque están asociados
con los laboratorios que venden la PDS) deberían hacerlo público.

El ministro de Salud al ignorar la sentencia del TC ha cometido desacato y


puesto en riesgo el Estado de derecho, la democracia y, sobre todo, la vida
de los peruanos y peruanas por nacer.

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