Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Introducción
En este ensayo pretendemos estudiar el papel que puede desempeñar la población, en el
paso de un régimen dictatorial a uno democrático. Los casos concretos de estudio son las
transiciones acaecidas en 1989 en los antiguos países comunistas de Europa del Este.
El ensayo está basado principalmente en una artículo de Oberschall sobre las revueltas de
1989 en el Este de Europa (Oberschall, 1999) y en el estudio de Szabó sobre dos
movilizaciones en Hungría (Szabó, 1994). Como se ha comentado ambos estudios utilizan
para sus explicaciones la EOP por lo que hemos añadido algunas aclaraciones sobre la
misma basadas en un artículo de Adell (Adell Argilés, 2003)
En su artículo Oberschall se centra en la creación de marcos, movilización y oportunidad
política en cuatro países: Polonia, Hungría, Alemania del Este y Checoslovaquia. En ellos
los movimientos de masas, que pedían elecciones libres y democracia, derrocaron a los
regímenes comunistas de Europa del Este sin utilizar la violencia. Tuvieron éxito debido a
diversos factores del ámbito internacional y a ciertas oportunidades políticas internas, entre
las que podemos destacar la pérdida de legitimidad, que colocó a los regímenes en
desventaja al intentar imponer sus soluciones a la crisis, produciéndose la erosión de su
autoridad y debilitando la lealtad de los agentes de control social. La fuerza moral fue el
arma de los disconformes.
El impacto de las campañas de los movimientos sociales depende de las características del
contexto político – estructura institucional, procedimientos informales y estrategias
dominantes y configuración del poder – obteniendo cuatro marcos generales del
comportamiento de los miembros del sistema político respecto a sus desafiadores (ver
Tabla 1).
Estrategia dominante Estructura institucional formal
Estado débil Estado fuerte
Siguiendo a Adell Argilés las propiedades de la EOP serían las siguientes (Adell Argilés,
2003:págs. 79-81):
Las coyunturas políticas favorables no siempre son aprovechadas, debido p.e. a falta de
organizaciones, ideas, líderes o por la pasividad de la acción colectiva. Existen otras
estructuras de oportunidad (cultural, económica, mediática, etc.; estructura del contexto).
Por ejemplo podríamos hablar de la Estructura de Oportunidad Cultural, con aspectos
facilitadores psicológico-sociales, como por ejemplo la necesidad de supervivencia o la
falta de concienciación.
Estas dimensiones son necesarias para que se produzcan las movilizaciones pero no son
suficientes. De hecho las tres primeras se daban con anterioridad a la caída de los
regímenes, hecho que se produjo gracias al surgimiento de oportunidades políticas
(Oberschall, 1999: pág. 145).
Legitimidad
Se entiende por legitimidad “aquello que explica que la gente se conforme y muestre
obediencia ante la autoridad del Estado” (Oberschall, 1999: pág. 149). Según Weber la
obediencia se explica por miedo, hábito, etc., y/o por convicción de que la autoridad actúa
de forma moralmente correcta.
La legitimidad sirve de reserva de obediencia, pero si el Estado carece de ella una
actuación ineficaz pone en peligro sus instituciones básicas, ya que al ser ineficaz no puede
contar con la obediencia basada en la conveniencia; por tanto sólo queda el miedo basado
en la fuerza (Oberschall, 1999: pág. 150).
Sin legitimidad y eficacia sólo quedaba el hábito y el miedo. Cuando éste último
desapareció y surgió una oportunidad la oposición pudo derribar los Estados (Oberschall,
1999: pág. 151).
La propaganda de los regímenes de Europa del Este alababa al Estado de partido único y
el socialismo, pero en 1989 ya era simplemente retórica debido a la pérdida de legitimidad.
Durante las confrontaciones la falta de un marco comunista legítimo permitió la formación
de la identidad colectiva de los manifestantes como, “nosotros”, “el pueblo” (Oberschall,
1999: pág. 152).
Al carecer de legitimidad los agentes obedecen por interés o miedo pero en momentos de
crisis y de debilitamiento del régimen los agentes pierden el miedo y consideran que les
interesa llegar a un acuerdo con la oposición si consideran que tiene posibilidades de éxito.
La relajación de los controles (policía, jueces, censura, etc.) permite hablar a la gente y
escuchar a los disidentes, convirtiéndose en ciudadanos participativos (Oberschall, 1999:
pág. 155).
Fuerza moral
Los movimientos democráticos actuaban con la convicción moral del derecho a elecciones
libres, a democracia y a la dimisión de los líderes comunistas porque eran “el Pueblo”
(Oberschall, 1999: pág. 155),
Para hacer llegar este mensaje se utilizaron las manifestaciones, que emitían su mensaje
moral a través de su número, su persistencia y sus actuaciones pacíficas. Se enfrentaban a
un enemigo que contaba con una organización, la policía, los medios pero que no tenía
autoridad moral. Con su fuerza moral intentaron avergonzar a la policía y el ejército. Esta
fuerza moral influyó también en los hasta entonces apáticos ciudadanos, que se unieron a
los disidentes (Oberschall, 1999: pág. 156).
Movilización
La capacidad de movilización en los regímenes comunistas era muy limitada.
Según Tilly la movilización es facilitada por la diversidad y la existencia de redes, algo
que no existe en las sociedades comunistas dado que los ciudadanos llevan una vida privada
y atomizada. Además se desmantelaron todos los tipos de asociaciones (Oberschall, 1999:
pág. 157).
Los movimientos de oposición de 1989 surgieron tan súbitamente que no contaron con
recursos organizativos ni pudieron recurrir al reclutamiento de comunidades y asociaciones,
ya que estas no existían.
Existían pequeños grupos de disidentes, sin líderes y cuya cohesión estaba basada en lazos
interpersonales. Llevaban vidas limitadas, siendo perseguidos, y gastando su tiempo en
sobrevivir. No tenían oportunidad de crear movimientos sociales organizados.
¿Cómo surgieron las manifestaciones multitudinarias espontáneas? ¿Cómo se unieron los
disidentes para crear un movimiento de oposición? Lo fundamental fue la difusión de la
cultura de protesta y de formas de acción colectiva. Crear una identidad colectiva y
símbolos que compartir (Oberschall, 1999: pág. 158). En su artículo Oberschall realiza una
explicación detallada de los movimientos en Polonia, Alemania del Este, Hungría y
Checoslovaquia pero en este ensayo, y por falta de espacio, nos limitaremos al caso de
Hungría, enlazándolo con la explicación de Szabó.
La transición fue más un cambio de élites que un movimiento de masas, lo que evitó
conflictos violentos pero no permitió desarrollar lealtad a los nuevos líderes e instituciones
(Szabó, 1994: pág. 397).
El espacio político del que disponen este tipo de movimientos centrados en un solo
problema en un sistema autoritario es muy limitado. Sin embargo esto genera una serie de
recursos simbólicos al enfrentarse a las limitaciones de asociación e información. En este
caso varios activistas se unieron a otros disidentes para presentarse como candidatos
independientes al Parlamento, produciendo la asociación del movimiento ecologista con la
oposición y sirviendo de foro para la toma de decisiones políticas, participación y crítica
pública (Szabó, 1994: pág. 400).
Éste fue un momento decisivo para el movimiento ecologista húngaro. Muchos activistas
lo abandonaron al decidirse la suspensión de la central y tomar el debate político otras
direcciones (Szabó, 1994: pág. 401). Además, dado que estaba constituido por pequeñas
asociaciones, no estaba preparado para la transición a una organización de partido.
A la protesta se unieron personas con pocos recursos que estaban disconformes con las
condiciones de vida desde la transición. Al principio el Gobierno se negó a negociar y
amenazó a los manifestantes ilegales con la Policía y el Ejército, que se negaron a
intervenir con el crecimiento de la protesta. En la calle hubo cierta solidaridad entre los
manifestantes, la policía y la población.
Las organizaciones políticas que apoyaron la movilización realizaron una crítica más
general a la política estatal. En las barricadas se expresaban reivindicaciones generales y
por “la defensa de la sociedad” con lo que un bloque espontáneo iniciado sin objetivos
políticos se convirtió en una amenaza de deslegitimación para el nuevo Gobierno (Szabó,
1994: pág. 404).
Según la autora la EOP tuvo las siguientes características (Szabó, 1994: págs. 405-406):
1. Un cierto grado de apertura hacía la protesta social entre algunos sectores.
2. Alianzas políticas inestables entre los partidos.
3. Versatilidad política de los grupos de apoyo, (…) en la recién formada sociedad
civil.
4. División entre las élites políticas.
5. Reducidas posibilidades de control político-administrativo por parte del Gobierno.
En las fases de crisis y de ruptura la conexión entre los marcos de referencia y su expansión
se realizó a través organizaciones paraguas y de unidad nacional, apoyadas por una amplia
base social. Cuando estas tomaron posiciones en el naciente entorno político el Movimiento
del Danubio se desintegró (Szabó, 1994: pág. 406).
Sin embargo la diferencia clave entre los dos casos fue la estructura provisional de cauces
de consulta política que había surgido con la institucionalización de la transición y que se
usaron para finalizar la crisis. Por el contrario la Movilización del Danubio condujo a la
capitulación del Gobierno lo cual aceleró su caída (Szabó, 1994: pág. 407). Presentamos
una resumen comparativo en la Tabla 2.
Conclusiones
Los casos estudiados muestran la importancia de la oportunidad política para la acción
colectiva. De las cuatro dimensiones que determinan el surgimiento de los movimientos de
oposición las injusticias (como la insatisfacción por la mala gestión económica), la
ideología (alternativa basada en el nacionalismo y la democracia) y la capacidad de
organización ya existían. Los regímenes habían logrado bloquear durante años la
movilización de los disidentes. Incluso algunas oportunidades políticas había existido
durante un tiempo – el factor Gorbachev y la falta de legitimidad –. Lo que cambió fue la
política internacional, con el éxito de la oposición democrática en otros Estados de partido
único comunistas.