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El descontento político y la influencia de la acción

colectiva de protesta en los cambios de régimen


Gabriel Alonso Arias
28 de marzo de 2010

El descontento político y la influencia de la acción colectiva de protesta en los cambios de


régimen....................................................................................................................................1
Gabriel Alonso Arias...........................................................................................................1
28 de marzo de 2010...........................................................................................................1
Introducción............................................................................................................................1
Cambio político y estructura de oportunidad política.............................................................2
Oportunidad política para los movimientos sociales..............................................................4
Etapas de la transición política................................................................................................4
Legitimidad.............................................................................................................................5
Falta de legitimidad: creación de marcos interpretativos e identidad colectiva..................5
Falta de legitimidad: erosión de la autoridad......................................................................6
Fuerza moral........................................................................................................................6
Movilización...........................................................................................................................6
La transición política en Hungría............................................................................................7
La protesta del Danubio..........................................................................................................8
La huelga de los taxistas.........................................................................................................9
Comparación entre los dos movimientos húngaros................................................................9
Conclusiones.........................................................................................................................11
Bibliografía...........................................................................................................................12

Introducción
En este ensayo pretendemos estudiar el papel que puede desempeñar la población, en el
paso de un régimen dictatorial a uno democrático. Los casos concretos de estudio son las
transiciones acaecidas en 1989 en los antiguos países comunistas de Europa del Este.

El marco teórico es el de las teorías de la Estructura de Oportunidad Política (EOP) y la


creación de marcos. Se manejan cuatro dimensiones clave de la EOP, cuatro marcos
generales del comportamiento de los miembros del sistema político respecto a sus
desafiadores y una serie de conceptos clave como el de legitimidad, autoridad y fuerza
moral.

El ensayo está basado principalmente en una artículo de Oberschall sobre las revueltas de
1989 en el Este de Europa (Oberschall, 1999) y en el estudio de Szabó sobre dos
movilizaciones en Hungría (Szabó, 1994). Como se ha comentado ambos estudios utilizan
para sus explicaciones la EOP por lo que hemos añadido algunas aclaraciones sobre la
misma basadas en un artículo de Adell (Adell Argilés, 2003)
En su artículo Oberschall se centra en la creación de marcos, movilización y oportunidad
política en cuatro países: Polonia, Hungría, Alemania del Este y Checoslovaquia. En ellos
los movimientos de masas, que pedían elecciones libres y democracia, derrocaron a los
regímenes comunistas de Europa del Este sin utilizar la violencia. Tuvieron éxito debido a
diversos factores del ámbito internacional y a ciertas oportunidades políticas internas, entre
las que podemos destacar la pérdida de legitimidad, que colocó a los regímenes en
desventaja al intentar imponer sus soluciones a la crisis, produciéndose la erosión de su
autoridad y debilitando la lealtad de los agentes de control social. La fuerza moral fue el
arma de los disconformes.

En los sistemas autoritarios la movilización colectiva está obstaculizada por la


organización administrativa y por los medios de control social pero, por otro lado, los
disidentes tienen posibilidades “ilimitadas” de plantear nuevos problemas ya que la política
oficial transforma cualquier reto en un conflicto más amplio de la democracia contra el
autoritarismo. Los movimientos son interrumpidos sin llegar a desarrollarse plenamente,
manteniéndose como subculturas y grupos sociopolíticos aislados pero teniendo una
relevancia pública desproporcionada, sirviendo sus acciones colectivas de ejemplo de cómo
grupos pequeños y sin poder eran capaces de plantear problemas sociopolíticos importantes
(Szabó, 1994: pág. 393).

El contexto político – libertades, sensibilidad a las demandas – es determinante para la


participación y la acción de los movimientos sociales. El concepto de EOP es clave para
interpretar la capacidad de transformación de los movimientos sociales (Adell Argilés,
2003: pág. 77)

En el transcurso de este ensayo explicaremos y utilizaremos algunos términos clave del


lenguaje teórico sobre los movimientos sociales como: injusticias, estructuración de los
problemas, participación, movilización, formas de acción colectiva, difusión, oportunidad
política, control social.

Posteriormente se comparan dos movilizaciones en Hungría, bajo el régimen comunista y


después de la transición, para “mostrar los efectos de las estructuras de las oportunidades
políticas cambiantes en la movilización de protesta, y a la inversa, los efectos variables que
la movilización puede tener en los procesos de transición política” (Szabó, 1994: pág. 394).

Cambio político y estructura de oportunidad política


Hay que entender el cambio societal como producto de la colaboración de las dimensiones
social y política. Adell Argilés (Adell Argilés, 2003) realiza el estudio de los movimientos
sociales a través del concepto de EOP para luego evaluar su espacio a través de la
sociología de la protesta.

El impacto de las campañas de los movimientos sociales depende de las características del
contexto político – estructura institucional, procedimientos informales y estrategias
dominantes y configuración del poder – obteniendo cuatro marcos generales del
comportamiento de los miembros del sistema político respecto a sus desafiadores (ver
Tabla 1).
Estrategia dominante Estructura institucional formal
Estado débil Estado fuerte

Excluyente Inclusión formalista Plena exclusión


• Facilidad de acceso • Ni facilidades de
formal, no informal; acceso formal ni
fuerte represión. informal; fuerte
• Posibilidad de veto, represión.
sin concesiones • Ni posibilidad de
sustantivas. veto ni concesiones
Alemania sustantivas.
Francia
Integradora Plena integración Cooptación informal
procedimental • Facilidades de acceso
• Facilidades de acceso informal pero no
formal e informal; formal; débil
débil represión. represión.
• Posibilidad de veto, • Sin posibilidad de
pero sin concesiones veto pero con
sustantivas. concesiones
Suiza sustantivas.
Holanda
Tabla 1 Marcos generales de comportamiento de los miembros del sistema respecto a los desafiadores
(Adell Argilés, 2003:pág. 80)

Siguiendo a Adell Argilés las propiedades de la EOP serían las siguientes (Adell Argilés,
2003:págs. 79-81):

1. Estructura institucional formal: La apertura a las demandas depende del grado de


descentralización, del equilibro entre los aparatos del poder entre sí y la
Administración Pública, y la institucionalización de los procedimientos
democráticos directos.
2. Procedimientos informales y estrategias dominantes: excluyentes o integradoras.
Desarrollan su propia lógica con independencia del marco institucional formal
(Adell Argilés, 2003:pág. 80).
Es interesante estudiar estos marcos generales debido a su posible impacto en las
movilizaciones desafiantes. Los movimientos sociales pueden ser reconocidos como
actores legítimos, puede producirse un giro de la política o incluso una
transformación de la EOP.
3. Configuración del poder en el sistema de partidos: Izquierda dividida/unida, en el
gobierno/en oposición, determinando los nuevos movimientos sociales. Hoy en día
esta dimensión es más compleja (Adell Argilés, 2003:pág. 81).

Las coyunturas políticas favorables no siempre son aprovechadas, debido p.e. a falta de
organizaciones, ideas, líderes o por la pasividad de la acción colectiva. Existen otras
estructuras de oportunidad (cultural, económica, mediática, etc.; estructura del contexto).
Por ejemplo podríamos hablar de la Estructura de Oportunidad Cultural, con aspectos
facilitadores psicológico-sociales, como por ejemplo la necesidad de supervivencia o la
falta de concienciación.

La incidencia de los movimientos sociales en política se debe a que producen y son


producidos por el cambio, participando en el cambio de los discursos políticos, de las
relaciones de poder y de los símbolos culturales.

Oportunidad política para los movimientos sociales


Según Oberschall existen cuatro dimensiones en el análisis de movimientos sociales
(Oberschall, 1999: pág. 144-145):

“ 1) Disidentes e injusticias, 2) Ideas y creencias sobre justicia e injusticia (…), así


como instituciones y líderes criticados, 3) Capacidad para la acción colectiva o
movilización de los disconformes, 4) Oportunidad política.”

Estas dimensiones son necesarias para que se produzcan las movilizaciones pero no son
suficientes. De hecho las tres primeras se daban con anterioridad a la caída de los
regímenes, hecho que se produjo gracias al surgimiento de oportunidades políticas
(Oberschall, 1999: pág. 145).

Entre las oportunidades políticas en el ámbito interno podemos nombrar la estructura


institucional, la división de las élites, las reformas fallidas, la falta de legitimidad y de
autoridad moral (Oberschall, 1999: pág. 146; ver también siguiente sección).

En cuanto a las oportunidades políticas en el ámbito internacional podemos mencionar el


“factor Gorbachev” y la liberalización política de los aliados, que lleva a la reformulación
del debate, a expectativas de reforma y ofrece nuevos modelos (Oberschall, 1999: pág.
146).

Etapas de la transición política


Según Oberschall las transiciones políticas pasan por una serie de periodos, a saber: de
crisis, de ruptura y de institucionalización (Oberschall, 1999:págs. 394-396). A
continuación pasamos a explicar detalladamente:

El primer periodo sería el denominado de crisis, caracterizado por:


• Desestabilización de las viejas instituciones y élites políticas. División entre
reformadores y reformistas.
• Surgimiento de nuevas fuerzas políticas. Cooperación entre las fuerzas no
comunistas, aunque la unidad fue temporal.
• Se abren nuevos espacios políticos. Las estrategias de reacción de las élites
interactúan con las protestas.

El siguiente periodo es el de ruptura:


• Disolución del monopolio comunista sobre el poder político y administrativo.
• Movilización no violenta. Unidad nacional representada en frentes nacionales en las
que participaban todas las fuerzas políticas. Las instituciones tradicionales y los
disidentes con prestigio fueron las fuerzas simbólicas e integradoras. Con la llegada
de elecciones libres los frentes nacionales se transformaron en sistemas
pluripartidistas.

Y el último es el periodo de institucionalización de los nuevos sistemas políticos, con


nuevas fuerzas democráticas, elecciones libres y cambio constitucional. La estabilización
de las nuevas instituciones y la aceptación de las reglas del juego político son procesos a
largo plazo (Szabó, 1994: pág. 396).

Legitimidad
Se entiende por legitimidad “aquello que explica que la gente se conforme y muestre
obediencia ante la autoridad del Estado” (Oberschall, 1999: pág. 149). Según Weber la
obediencia se explica por miedo, hábito, etc., y/o por convicción de que la autoridad actúa
de forma moralmente correcta.
La legitimidad sirve de reserva de obediencia, pero si el Estado carece de ella una
actuación ineficaz pone en peligro sus instituciones básicas, ya que al ser ineficaz no puede
contar con la obediencia basada en la conveniencia; por tanto sólo queda el miedo basado
en la fuerza (Oberschall, 1999: pág. 150).

Los Estados comunistas basaban su legitimidad en el igualitarismo y la abundancia


material. Al principio se consiguió gracias al trabajo de los cuadros del partido (Oberschall,
1999: pág. 151) pero terminó desapareciendo debido a la corrupción y a la crisis económica
(Oberschall, 1999: pág. 150).
Otros puntos vulnerables de los estados comunistas eran la falta de libertad – en el sistema
político, los medios, etc. – y el imperialismo soviético.

En los ochenta algunos líderes ya no creían en la legitimidad del Estado comunista y


durante la crisis del 89 hubo dimisiones masivas. Las acciones de los ciudadanos dejaron
claro la pérdida de legitimidad.

Sin legitimidad y eficacia sólo quedaba el hábito y el miedo. Cuando éste último
desapareció y surgió una oportunidad la oposición pudo derribar los Estados (Oberschall,
1999: pág. 151).

Falta de legitimidad: creación de marcos interpretativos e


identidad colectiva
Los marcos interpretativos pueden ser creados por movimientos sociales organizados, los
activistas o los medios. En el caso de Alemania del Este fueron las manifestantes, cuyo
marco tenía por conceptos clave “elecciones libres” y “democracia”. Los medios sirvieron
de vehículo de transmisión (Oberschall, 1999: pág. 151).

La propaganda de los regímenes de Europa del Este alababa al Estado de partido único y
el socialismo, pero en 1989 ya era simplemente retórica debido a la pérdida de legitimidad.
Durante las confrontaciones la falta de un marco comunista legítimo permitió la formación
de la identidad colectiva de los manifestantes como, “nosotros”, “el pueblo” (Oberschall,
1999: pág. 152).

Falta de legitimidad: erosión de la autoridad


La eficacia del poder de los regímenes totalitarios dependía de la introducción de controles
en todas las instituciones: funcionarios, policía, jueces, censores, periodistas, etc. Además
la gente en su vida pública y cultural ejerce la autocensura por temor (Oberschall, 1999:
pág. 153).

Al carecer de legitimidad los agentes obedecen por interés o miedo pero en momentos de
crisis y de debilitamiento del régimen los agentes pierden el miedo y consideran que les
interesa llegar a un acuerdo con la oposición si consideran que tiene posibilidades de éxito.

La relajación de los controles (policía, jueces, censura, etc.) permite hablar a la gente y
escuchar a los disidentes, convirtiéndose en ciudadanos participativos (Oberschall, 1999:
pág. 155).

Fuerza moral
Los movimientos democráticos actuaban con la convicción moral del derecho a elecciones
libres, a democracia y a la dimisión de los líderes comunistas porque eran “el Pueblo”
(Oberschall, 1999: pág. 155),

Para hacer llegar este mensaje se utilizaron las manifestaciones, que emitían su mensaje
moral a través de su número, su persistencia y sus actuaciones pacíficas. Se enfrentaban a
un enemigo que contaba con una organización, la policía, los medios pero que no tenía
autoridad moral. Con su fuerza moral intentaron avergonzar a la policía y el ejército. Esta
fuerza moral influyó también en los hasta entonces apáticos ciudadanos, que se unieron a
los disidentes (Oberschall, 1999: pág. 156).

Movilización
La capacidad de movilización en los regímenes comunistas era muy limitada.
Según Tilly la movilización es facilitada por la diversidad y la existencia de redes, algo
que no existe en las sociedades comunistas dado que los ciudadanos llevan una vida privada
y atomizada. Además se desmantelaron todos los tipos de asociaciones (Oberschall, 1999:
pág. 157).
Los movimientos de oposición de 1989 surgieron tan súbitamente que no contaron con
recursos organizativos ni pudieron recurrir al reclutamiento de comunidades y asociaciones,
ya que estas no existían.

Existían pequeños grupos de disidentes, sin líderes y cuya cohesión estaba basada en lazos
interpersonales. Llevaban vidas limitadas, siendo perseguidos, y gastando su tiempo en
sobrevivir. No tenían oportunidad de crear movimientos sociales organizados.
¿Cómo surgieron las manifestaciones multitudinarias espontáneas? ¿Cómo se unieron los
disidentes para crear un movimiento de oposición? Lo fundamental fue la difusión de la
cultura de protesta y de formas de acción colectiva. Crear una identidad colectiva y
símbolos que compartir (Oberschall, 1999: pág. 158). En su artículo Oberschall realiza una
explicación detallada de los movimientos en Polonia, Alemania del Este, Hungría y
Checoslovaquia pero en este ensayo, y por falta de espacio, nos limitaremos al caso de
Hungría, enlazándolo con la explicación de Szabó.

La transición política en Hungría


La revolución de 1956 había sido una revuelta nacionalista contra los comunistas y los
soviets. Tras su disolución la única oposición fue un pequeño grupo de intelectuales que
fueron despedidos y marginados no existiendo una oposición militante similar a la
organizada por Solidaridad en Polonia (Oberschall, 1999: pág. 161).
Las políticas del régimen de Kadar a partir de 1956 crearon estabilidad. En el plano
económico mediante un “socialismo de consumo” que aseguró el aprovisionamiento de
bienes de consumo y servicios. En el plano político se desarrollo una limitada sociedad
civil (Szabó, 1994: pág. 396).

La oposición húngara estaba fragmentada por lo que no se crearon organizaciones


paraguas, siendo su unión sólo temporal, y mitigando la etapa de crisis (Szabó, 1994: pág.
396). No realizaron huelgas masivas como en Polonia ni manifestaciones multitudinarias
como en Alemania del Este o Checoslovaquia aunque hubo varias manifestaciones
patrióticas anticomunistas organizadas por la oposición emergente.
Sin organización de base ni acceso a los medios de comunicación apelaron a símbolos
nacionales culturalmente compartidos (Oberschall, 1999: pág. 162).

Durante 1988-1989 hubo varias movilizaciones importantes. Los grupos de la oposición


organizaron acciones conjuntas durante la fase ruptura pero una vez iniciado el proceso de
institucionalización la unidad de deshizo (Szabó, 1994: pág. 396).

Los grupos disidentes movilizaron a la gente explotando la insatisfacción respecto a una


presa sobre el Danubio. La oposición, que habían comenzado unos pequeños grupos
ecologistas, adquirió un significado distinto cuando el problema se planteó como la lucha
contra la realización de proyectos gigantescos y costosos a expensas del bienestar nacional.
La movilización popular de los anticomunistas puso de manifiesto la falta de legitimidad
del régimen (Oberschall, 1999:163).

La transición fue más un cambio de élites que un movimiento de masas, lo que evitó
conflictos violentos pero no permitió desarrollar lealtad a los nuevos líderes e instituciones
(Szabó, 1994: pág. 397).

La fragmentación de los grupos políticos es una representación de la diversidad de la


sociedad civil pero la ausencia de órganos de unidad ha impedido un gobierno democrático
estable.
En las elecciones y posteriormente en el Parlamento quedó claro que la cultura política de
competencia pluralista no se había internalizado y los conflictos políticos dificultaron la
cooperación en la esfera pública, tanto ante los problemas económicos como ante la
primera crisis importante, la huelga de los taxistas.

Las oportunidades políticas y el potencial de movilización cambiaron en las tres etapas de


transformación del sistema, surgiendo nuevos movimientos y desapareciendo otros. En la
siguiente sección veremos el caso del movimiento ecologista (Szabó, 1994: pág. 398).

La protesta del Danubio


El movimiento ecologista húngaro consistía en “iniciativas locales, grupos monotemáticos
y comunidades con estilo de vida alternativo” (Szabó, 1994: pág. 398).

La iniciativa ciudadana más importante fue la movilización contra la construcción de una


central energética en el Danubio, aunque no llegó a producir un movimiento ecologista
organizado. Comenzó a partir de las críticas públicas de un grupo de especialistas que
fueron reprimidas y censuradas, no pudiendo los ecologistas formar una organización legal,
informar ni manifestarse.

El espacio político del que disponen este tipo de movimientos centrados en un solo
problema en un sistema autoritario es muy limitado. Sin embargo esto genera una serie de
recursos simbólicos al enfrentarse a las limitaciones de asociación e información. En este
caso varios activistas se unieron a otros disidentes para presentarse como candidatos
independientes al Parlamento, produciendo la asociación del movimiento ecologista con la
oposición y sirviendo de foro para la toma de decisiones políticas, participación y crítica
pública (Szabó, 1994: pág. 400).

Las movilizaciones empezaron a aparecer en los medios y sirvieron de puntos de


encuentro para las demandas de democratización. No alcanzaron su objetivo concreto pero
aceleraron la deslegitimación del Parlamento.

Durante 1989 la EOP cambió: el gobierno reformista paralizó la construcción para


conseguir apoyo social. Pero siguió creciendo la oposición organizada en partidos, estando
a punto de lograr la democracia a través de negociaciones.

Éste fue un momento decisivo para el movimiento ecologista húngaro. Muchos activistas
lo abandonaron al decidirse la suspensión de la central y tomar el debate político otras
direcciones (Szabó, 1994: pág. 401). Además, dado que estaba constituido por pequeñas
asociaciones, no estaba preparado para la transición a una organización de partido.

El cambio de la EOP junto con la suspensión de la central produjo la marginación de este


movimiento. Tuvo éxito sobreviviendo a los diferentes cambios políticos y alcanzó su
objetivo recabando el apoyo de las fuerzas políticas de la oposición, sirviéndoles para
unirse contra el Estado del Partido Comunista. Su papel simbólico y las limitadas
capacidades del movimiento ecologista se pusieron de manifiesto tras conseguir su objetivo
(Szabó, 1994: pág. 402).
La huelga de los taxistas
Un año después de la declaración de la República Húngara tuvo lugar su primera crisis con
el bloque de carreteras por taxistas y camioneros que protestaban por la subida del precio
de los carburantes. Fue una protesta colectiva que sólo duró tres días pero cuya relevancia
estriba en que supuso un serio reto para el Gobierno, repercutiendo en la política húngara al
producirse durante la fase de institucionalización de la transición (Szabó, 1994: pág. 403).

A la protesta se unieron personas con pocos recursos que estaban disconformes con las
condiciones de vida desde la transición. Al principio el Gobierno se negó a negociar y
amenazó a los manifestantes ilegales con la Policía y el Ejército, que se negaron a
intervenir con el crecimiento de la protesta. En la calle hubo cierta solidaridad entre los
manifestantes, la policía y la población.

Las organizaciones políticas que apoyaron la movilización realizaron una crítica más
general a la política estatal. En las barricadas se expresaban reivindicaciones generales y
por “la defensa de la sociedad” con lo que un bloque espontáneo iniciado sin objetivos
políticos se convirtió en una amenaza de deslegitimación para el nuevo Gobierno (Szabó,
1994: pág. 404).

La estructura de oportunidades políticas consistía en un sistema político que se había


democratizado hacía muy poco y cuyo proceso de institucionalización no se había
completado, siendo las instituciones todavía inestables. Existía una cierta ambivalencia
hacía la protesta social entre las élites: unos fueron inflexibles, utilizando un estilo político
basado en el pasado autocrático debido a su poca experiencia, mientras que otros
consideraron la protesta como una fuerza política positiva (Szabó, 1994: pág. 405).

Según la autora la EOP tuvo las siguientes características (Szabó, 1994: págs. 405-406):
1. Un cierto grado de apertura hacía la protesta social entre algunos sectores.
2. Alianzas políticas inestables entre los partidos.
3. Versatilidad política de los grupos de apoyo, (…) en la recién formada sociedad
civil.
4. División entre las élites políticas.
5. Reducidas posibilidades de control político-administrativo por parte del Gobierno.

Durante las movilizaciones los temas de protesta específicos iniciales se transformaron en


metaconflictos que reflejaban la forma en que la sociedad interpretaba el significado del
movimiento. Sus actores relevantes fueron: la acción colectiva, los medios de
comunicación, los contramovimientos, las agencias de control social y las mafias
cuasioficiales.

Comparación entre los dos movimientos húngaros


Los casos presentados muestran las diferencias entre las movilizaciones en las diferentes
etapas de la transformación del régimen.

En las fases de crisis y de ruptura la conexión entre los marcos de referencia y su expansión
se realizó a través organizaciones paraguas y de unidad nacional, apoyadas por una amplia
base social. Cuando estas tomaron posiciones en el naciente entorno político el Movimiento
del Danubio se desintegró (Szabó, 1994: pág. 406).

En la etapa de institucionalización el metaconflicto de los taxistas se debió a la falta de


sensibilidad del Gobierno ante el deterioro de la situación socioeconómica.
Esta movilización desafió a un Gobierno mal preparado para hacer frente a la crisis. La
inexperiencia y la inexistencia de canales para la protesta incluyeron el objetivo concreto de
los taxistas en un conjunto más amplio de demandas, todo ello agravado por los primeros
intentos de solución autoritarios.

Sin embargo la diferencia clave entre los dos casos fue la estructura provisional de cauces
de consulta política que había surgido con la institucionalización de la transición y que se
usaron para finalizar la crisis. Por el contrario la Movilización del Danubio condujo a la
capitulación del Gobierno lo cual aceleró su caída (Szabó, 1994: pág. 407). Presentamos
una resumen comparativo en la Tabla 2.

Protesta del Danubio Movilización de los taxistas


Estructuras de oportunidad Después de años de Periodo de
política represión política institucionalización de la
democracia, donde tuvo que
legitimarse
Apoyos Apoyos de la oposición, Apoyo social; aunque
simbolismo. Desaparece algunos lo calificaron de
cuando se consigue el desafío ilegal
objetivo y acaba el apoyo
prestado
Articulación de los Protestas simbólicas contra No hubo simbolismo
problemas sociales el régimen. antirégimen, las
Inquietudes ecológicas reivindicaciones se
desarrollaron dentro de la
democracia naciente
Nuevos actores políticos Rede de grupos informales y El conflicto tomó la forma
movimientos de protesta que de una división política a
formaban la base de una tres bandas: gobierno,
sociedad civil emergente. oposición y oposición
Generó un amplio espectro extraparlamentaria.
político y un sistema
político-administrativo
democrático
Semejanzas Dinámicas internas: Carecían de estructuras internas
estables y de recursos materiales para movilizarse.

Comportamiento colectivo: les falta planificación


estratégica y organizativa para trascender sus problemas
particulares.
Llevaron a cabo movilizaciones que tuvieron éxito a corto
plazo, pero a largo plazo la falta de organización y recursos
provocó la finalización de la movilización y la disolución de
los movimientos
Impacto Puntos de referencia en el surgimiento de la democracia
húngara y constituyen procesos de aprendizaje para la élite
política, los organizadores de la protesta y el público
Tabla 2 Comparación entre movilizaciones (elaboración propia, basado en Szabó, 1994: págs. 408-409)

Conclusiones
Los casos estudiados muestran la importancia de la oportunidad política para la acción
colectiva. De las cuatro dimensiones que determinan el surgimiento de los movimientos de
oposición las injusticias (como la insatisfacción por la mala gestión económica), la
ideología (alternativa basada en el nacionalismo y la democracia) y la capacidad de
organización ya existían. Los regímenes habían logrado bloquear durante años la
movilización de los disidentes. Incluso algunas oportunidades políticas había existido
durante un tiempo – el factor Gorbachev y la falta de legitimidad –. Lo que cambió fue la
política internacional, con el éxito de la oposición democrática en otros Estados de partido
único comunistas.

En el caso de Polonia y Hungría la oportunidad se creó de forma endógena y éstos a su


vez mejoraron el clima de oportunidades de otros países de Europa del Este. El papel que
desempeñó la población en la transición del régimen dictatorial al democrático fue diferente
en cada país.
En el caso de Polonia los trabajadores, con la ayuda de los intelectuales, crearon sindicatos
independientes que les permitían coordinar las formas de acción colectiva, principalmente
huelgas, sentadas y ocupaciones de minas. Además contaban con el importante apoyo de la
iglesia católica (Oberschall, 1999: pág. 158 y 159).
En Alemania del Este hubo escaso o nulo liderazgo por parte de disidentes o intelectuales.
El pueblo recurrió a dos formas de acción colectiva: la invasión masiva de embajadas en el
extranjero y las marchas multitudinarias. Estas manifestaciones persistentes, multitudinarias
y no violentas estaban dotadas de fuerza moral y expresaban sus demandas con cánticos,
condenas y carteles mientras se iba creando una identidad colectiva (Oberschall, 1999:
págs. 165-173).
En Checoslovaquia hubo originariamente pequeños grupos de disidentes (p.e. Carta del
77) pero las protestas aumentaron en número de participantes cuando la coyuntura
internacional – éxito de las movilizaciones en Alemania del Este – fue más favorable. Se
creó el Foro Cívico como alianza de grupos de la oposición y éste mediante negociaciones
con el régimen y gracias al apoyo del pueblo, mediante sus huelgas y manifestaciones,
consiguió sus reivindicaciones (Oberschall, 1999: págs. 174-180).
La oposición en Hungría no organizó huelgas masivas ni manifestaciones multitudinarias
sino que apeló a símbolos nacionales culturalmente compartidos y utilizaron la
insatisfacción respecto a una presa sobre el Danubio como símbolo (Oberschall, 1999: pág.
161-165).
Bibliografía
Adell Argilés, 2003 Adell Argilés, R. (2003). El estudio del contexto político a través de
la protesta colectiva. La transición política española en la calle. Movimientos Sociales:
cambio social y participación. UNED.
Oberschall, 1999 Oberschall, A. (1999). Oportunidades y creación de marcos en las
revueltas de 1989 en el Este de Europa. In McAdam, D., McCarthy, J. D., and Zald, M. N.,
editores, Movimientos sociales: perspectivas comparadas, capítulo IV, págs. 143–181.
Istmo.
Szabó, 1994 Szabó, M. (1994). Transición a la democracia y acción colectiva en Hungría:
ecologistas, taxistas y anticomunistas. In Laraña, E. and Gusfield, J., editores, Los nuevos
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