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En el da de su revelacin, el Seor no se
mostrar solo, sino que como lo dice la
Tradicin, miles de santos lo acompaarn.
Pintura de portada:
Espera por Carlo Carr, (1881-1966)
Afirmaba
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En el da de su revelacin, el Seor no se
mostrar solo, sino que como lo dice la Tradicin, miles
de santos lo acompaarn.
DIOS NO ACTA EN SOLEDAD. Para los
iconoclastas protestantes nadie es ms solitario que Dios
mismo. Dentro de todo son coherentes, si no existen
iconos en los cuales por medio de la fe contemplamos la
Luz divina, mucho menos Dios puede dejarse
acompaar con santos llevando la Luz divina en su
interior; pues estos no son otra cosa que una gentuza
pecadora, baada con un simple vestidito de gracia, para
disimular su triste situacin. Siempre los iconoclastas
sealan el gran fracaso divino al crear la Humanidad,
como si Dios no supiese hacer las cosas por intermedio
de terceros, debiendo forzosamente intervenir l en cada
caso.
LA GRAN EPIFANA. Ser el da de su gran
revelacin y epifana, no aquella que se mostr nio e
indefenso ante un puado de magos y pastores, sino esta
anttesis muy bien plasmada por Miguel ngel, la del
Rey de Reyes que se muestra ante la prepotencia de las
naciones, ante la prepotencia de los seores que creen
que con su gnosis, plasmarn su propio destino, su
propia evolucin, su propio fin, su propio tiempo, su
propia divinidad.
LOS SIGNOS DE LA PRIMERA EPIFANA.
Observemos todos los signos que se muestran en la
primera epifana: Los Magos 5, la estrella que sale de
Oriente y seala el camino, 6 los dones de oro, incienso y
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