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POYAS

Se ubicaron por el sector cordillerano de Llanquihue, Chiloé y Palena. Incluso


llegaban a ampliar sus correrías hasta la costa del Oceáno Pacífico. Se
alimentaban fundamentalmente de frutos, raíces y carne de guanaco. Su
organización social se basaba en la familia y practicaban la poligamia y
poliandria (una mujer se casaba con varios hombres).
Altos y corpulentos, el temperamento de los poyas era pacífico y dócil.
Utilizaban frutas silvestres para hacer una bebida que fermentaban,
alcoholizándola, y con la que solían embriagarse, o utilizar para envenenar a
sus enemigos, agregándole sustancias tóxicas.
Los animales predilectos en sus cacerías eran los guanacos y avestruces,
además de varias especies de pájaros, aunque después del siglo XVIII, y
merced al aporte de los españoles, prefirieron dedicarse a los vacunos y
caballares, que antes de los europeos desconocían absolutamente. Antes de
ello, las cacerías eran a pie, utilizando el arco y las flechas. Para poder
aproximarse a sus presas solían disfrazarse con las plumas de los avestruces,
o bien con cueros de guanaco, e incluso utilizaban guanacos domesticados
como cebo.
Como vivienda usaban un simple toldo consistente en una estructura sencilla o
armazón de palos, que recubrían con pieles de guanaco y se orientaba hacia
donde soplaba el viento. En el interior del toldo había mantas y cojines de
cuero, que eran utilizados para acostarse.
La organización social de los poyas no tenía gran solidez. La base era el orden
familiar, y por encima de esa estructura se producían agrupaciones o
parcialidades de unas quince a cuarenta familias que solían tener un jefe. Entre
sus funciones estaba la de guiar el rumbo del grupo dando un sentido a las
constantes migraciones que caracterizaban el estilo de vida. Asimismo eran los
que ponían algo de orden a la hora de cazar, y a veces se encargaban de
distribuir una muy rudimentaria justicia de convivencia. Dirigían a su gente
cuando se trataba de pelear o maloquear.
En materia religiosa concebían una causa oculta que llamaban "chahuelli", a la
que ellos no tenían acceso, que podía ser origen tanto de cosas buenas como
de malas, y explicaba los hechos que no eran comprendidos. Los poyas no
cuidaban de sus enfermos. Cuando alguno enfermaba gravemente lo sacaban
de la habitación para que muriera en el exterior, ya que creían que si lo hacía
adentro el lugar quedaba apestado con el "chahuelli" que había entrado con la
muerte. Enterraban a los muertos depositándolos en posición extendida sobre
las cimas de las colinas. Recubrían el cadáver con piedras y sobre esa tumba
realizaban sacrificios de animales que en vida fueron de propiedad del
fallecido.
Se estima que la extinción de los Poyas, ocurrió a comienzos del siglo XIX

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