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LA IDEALIZACIÓN DEL DOCENTE

(Resumen)

Morales Hernández Mónica S.

La educación en nuestro país se ve afectada por diversos factores que


influyen y determinan nuestro nivel educativo. Uno de éstos factores que lo
podríamos traducir como un problema, es el hecho de que se tenga una imagen
idealizada del maestro, puesto que las renovaciones pedagógicas se basan en lo que
el maestro “debe ser”: un modelo de enseñanza, y no en lo que realmente “es”: su
persona, una persona cuya finalidad es educar.

Aunque no lo parezca este es un problema que realmente afecta el desempeño


íntegro educacional que se pretende generar en un salón de clases, pues de que sirve
que se hagan lúcidos diagnósticos y nuevas propuestas pedagógicas, si no se
considera en sí como punto de partida el aula y la verdadera labor docente.

La cuestión radica en que el problema está mal planteado desde el principio,


puesto que se vislumbra el terreno educativo como algo generalizado donde las
necesidades y las exigencias son las mismas para todos, donde se plantean
innovaciones pedagógicas sin tener una fundamentación realista, adecuada y
particularizada.

Para esto, debemos partir de o que realmente tenemos, desde nuestra propia
plataforma, desde lo que el docente verdaderamente puede hacer, desde sus
fortalezas y debilidades en el desempeño de su labor, de esta manera nuestra
situación comenzaría a enfrentar su verdad y realidad en la que se encuentra inmersa
y a pesar de que es un procedimiento complejo, mediante este nos conduciríamos
hacia una mejora educativa.

Como ejercitadores de la docencia, necesariamente tendríamos que partir de


nuestra perspectiva, puesto que somos quienes verdaderamente enfrentamos las
necesidades y exigencias socio – educativas. A esto habría que sumarle las tensiones
meramente personales en las que se ve envuelto el docente, que son tanto
económicas, sociales y educativas.

Las tensiones económicas son fáciles de identificar, puesto que a pesar de que
“aspiramos a un alto status intelectual”, el factor económico nos limita demasiado,
ya que nuestro salió es bajo que impide claramente alcanzar un status social alto.

Las tensiones sociales, se ven determinadas por la sociedad en la cual


desenvolvemos nuestra práctica, la cual muchas veces se va a ver limitada por
confrontaciones de este tipo; además como docente, tienes un compromiso y una
responsabilidad social, la cual muchas veces no elegimos por convicción, sino
solamente por necesidad.

En lo que respecta a las tensiones educativas, se ven determinadas porque el


papel del docente genera la obligación de transmitir valores, disciplinas y
conocimientos, empleando la metodología que se adecue a las mismas exigencias,
puesto que no hay método perfecto para eso. Lo curioso de esto es que el docente
aunque se esfuerce por cumplir con su cargo socio-educativo, haga lo que haga
pierde.

Además nos veremos envueltos por un ambiente de tensiones y competencias


profesionales, pues como dice Giroux: “La mayor parte de los profesores no
comparten entre sí las estrategias pedagógicas, por lo que carecen de toda
coherencia en sus relaciones interpersonales profesionales”.

Las tensiones citadas anteriormente, se podrían calificar como factores


externos que limitan su desempeño laboral, pero que hay en lo referente a la
idealización del ser maestro.

En primer lugar el docente reconoce que su trabajo les reporta contactos


humanos enriquecedores, pero al mismo tiempo manifiestan su desaliento por el
hecho de que no los tengan en “alta estima”, es decir, que solamente eres un simple
maestro y aunque seas muy dedicado al desempeño de tu labor, prevalecerán las
críticas y el pesimismo sobre tu profesión; lo que genera que en lugar de sentir el
apoyo de la sociedad acrecentas la frustración y la poca dedicación.

Debemos reconocer que nuestra profesión se mueve con estereotipos


idealizados, donde el maestro es el responsable de traducir para el alumno, lo que la
sociedad quiere de él, así que continuamente debe proclamar y encarnar modelos del
super-yo”, es decir, es como un teatro que se tiene que seguir, donde el docente es el
modelo al cual se tiene que imitar.

El hecho de conocer los factores tanto internos como externos que


determinan, identifican lo que debe ser la labor docente, plantea al maestro dos
opciones:
- La frustración permanente por apreciar que su práctica educativa es distinta a
lo que debería ser.
- Conducir o negar su práctica y convencerse de lo que en realidad no es (no
enfrentar su realidad).

De esta manera, no sería difícil entender que un maestro de los nuevos


principios o técnicas educativas, puesto que, éstas solamente conllevan a la
idealización, la cual no tiene nada que ver con las verdaderas presiones impuestas
por la misma práctica educativa.

“Es por esto que el maestro puede sentirse permanentemente desilusionado, en una
profesión idealizada y amorosa por excelencia, en donde debe dar conocimientos,
amor, aceptación aprobación, en fin dar su persona y entregarse en cuerpo y alma;
frustración, pues, que nace al no poder darse aprobación y no poder sentir ese
amor y esa entrega; al no poder, finalmente, amarse a sí mismo”.

Omar García López

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