Sie sind auf Seite 1von 3

DIVISIONES EN LA IGLESIA PARTE II

El termino “división” utilizado en las instituciones religiosas para calificar el abandono,


tanto de creyentes como pastores de determinada organización religiosa, como ya lo
vimos en el artículo anterior, ha sido mal enfocado y asociado a ciertos pasajes de la
Biblia que abordan el tema de las divisiones “doctrinales” como un pecado de rebeldía,
lo cual nada tiene que ver con el fenómeno que últimamente se experimenta en todas
las organizaciones religiosas en América Latina, las cuales han visto en estos tiempos
modernos una continua “inmigración” de pastores y creyentes de una organización a
otra debido a los problemas y las deficiencias administrativas que se presentan al
interior de cada organización, sin que ello altere el plan de la salvación en la vida de
dichas personas.

En la iglesia de Corinto, en los tiempos de Pablo se vivió una “división” interna que
llevo a los creyentes a tomar partido frente a un nombre y un líder.

Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que
hay entre vosotros divisiones.
Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo
de Cefas; y yo de Cristo (I Corintios 1:11.12).

En esta división institucional, hubo cierto grupo que se hizo llamar los creyentes
“paulistas” (seguidores de Pablo), el otro grupo estaba constituido por los “cefistas”
(seguidores de Pedro) y en un tercer grupo se organizaron los “apolistas”, (seguidores
de Apolos). Un grupo más cuerdo se catalogaban como “crististas”, (seguidores de
Cristo).

Sin embargo, a estas divisiones internas, el apóstol Pablo les salió al paso cuestionando
duramente estas diferencias, pero en ninguna de sus exhortaciones mando al infierno a
los “cefistas” ni a los “apolistas” y mucho menos a los “cristitas” como sucede hoy en
día con los diferentes creyentes asociados bajo determinada personería jurídica
identificada con cierto nombre.

Inmigrar de una institución a otra hoy en día, es catalogado como un acto de rebeldía
o falta de sujeción a las normas de dicha institución, comportamiento calificado por sus
líderes como un “pecado mortal” que le repercute en la pérdida de la salvación de su
alma.

Ya cuando se trata de un caso contrario, es decir, recibir creyentes que inmigraron de


otra institución hacia la que se considera la “propia”, se interpreta como un acto de
“salvación” ya que al entrar a dicha institución le garantiza su “purificación” y como
resultado final la vida eterna.

Este tipo de conducta fue cuestionado por el apóstol Pablo de la siguiente manera:
1:13 ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O fuisteis
bautizados en el nombre de Pablo?
1:14 Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a
Gayo,
1:15 para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre (I Corintios 1:15).

Para el concepto paulino, ningún hombre o institución en la tierra se puede tomar


tamaña autoridad de atribuirse el plan de la salvación, ACAPARÁNDOLO bajo un rotulo
al que le llaman “la iglesia del Señor”, pues ni los pentecostales, ni los apostólicos, ni
los pentecosteses, ni los mal llamados “independientes” fueron crucificados para
constituirse en herederos únicos del plan de la salvación.

La unidad de la iglesia de cristo no la garantiza un rótulo, por que en la mayoría de los


casos los mas divididos son los integrantes al interior de cada institución, quienes
viven en continuas disensiones peleándose los puestos de eminencia al interior de las
organizaciones para conseguir lo que ellos llaman: “servirle al Señor”.

La unidad de la iglesia está garantizada no por un rotulo sino por la unidad del
Espíritu y la unidad de la fe.

Solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz (Efesios 4:3).

Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a
un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13).

Los grandes problemas de inmigración de creyentes y pastores de una institución a


otra no se solucionan amenazando las personas con la pérdida de la salvación, por que
hoy en día el creyente ni el pastor traga entero, es decir, cada día el pueblo conoce
mucho mejor las Sagradas Escrituras y, por ello, debemos mejorar el sistema
alimenticio para que nuestras ovejas no se vayan en busca de pastos frescos y verdes.

El mayor error de los líderes religiosos es creer que la unidad de la iglesia de Cristo
la mantiene un rótulo con una personería jurídica, como dije anteriormente, las
mayores divisiones doctrinales y administrativas del cuerpo de Cristo se viven bajo un
mismo rótulo entre sus mismos líderes y creyentes, no obstante, la unidad del cuerpo
de Cristo que es su iglesia compuesta por los que en cualquier lugar del mundo
invocan el nombre del Señor, Señor de ellos y nuestro, la alimenta la unidad de la fe y
del Espíritu.

4:4 un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza
de vuestra vocación;
4:5 un Señor, una fe, un bautismo,
4:6 un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos (Efesios
4:4-6).
Dividir el cuerpo de Cristo que esta unido alrededor del mundo por la unidad de la fe y
el Espíritu por medio de rótulos y personerías jurídicas, lanzándose acusaciones
mutuas y mandándose recíprocamente al infierno es una DIVISIÓN contra la iglesia del
Señor y tales líderes son catalogados en la epístola de Judas como gente que no tiene
el Espíritu de Dios.

Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu
(Judas 19).

Paz sea en Cristo

Si desea seguir obteniendo este material, envíe sus críticas, comentarios y análisis a
esta dirección electrónica.

Cordialmente: Gilberto López, pastor

Das könnte Ihnen auch gefallen