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La inversión social de las empresas en Chile: un gran desafío del siglo XXI

Cabe destacar los importantes avances que ha tenido el desarrollo económico y


social de Chile, claramente identificado en dos indicadores relevantes: Ingreso per
capita de cerca los US$ 14.000 y el índice de desarrollo humano medio.

Queda claro que aún debemos avanzar más, para llegar a ser una país
desarrollado, sin embargo, es destacable que este desarrollo tiene menos de 30
años y es posible que en 10 años más logremos dicho umbral.

En este contexto, será oportuno la participación activa del gobierno, la empresa


privada y la sociedad civil.

Siendo uno de los actores relevantes de este proceso la empresa privada, es el


gran generador de riqueza y empleo. Especialmente la gran empresa, ya sea
multinacional como nacional, que aportan a través de inversiones cuantiosas
montos de dinero para su desarrollo.

Hoy estas grandes corporaciones tiene un rol cada vez más preponderante en el
desarrollo de país, por tanto tienen una Responsabilidad Social significativa, que
en el estado de arte de este reciente paradigma es por todos recocidas.

Sin embargo, este impacto es mucho más relevante en las localidades donde
operan, especialmente en regiones, que se encuentran con asentamientos
humanos más pobres y vulnerables, en todos los extremos de nuestro país. Uno
de los ejemplos más directos son las grandes empresas mineras y forestales.

Es aquí donde quisiera detenerme, ya que se necesita mucha más información y


aprendizaje de cómo y cuanto aportan estas corporaciones al desarrollo de las
localidades donde operan, impactan positivamente o negativamente dichas
comunidades.

En el año 2009 la Revista América realizo un ranking de las 500 empresas más
grandes del país, de las cuales están las públicas y privadas. Las ventas totales
de estas empresas son de alrededor de US$ 268.000 millones, con un margen
neto de 10.5%, es decir, US$ 26.800 millones de utilidad.

Si estas empresas invirtieran al menos el 1% de sus utilidades en las


comunidades, tendrían un presupuesto cercano al US$ 2.680 millones, que
representa un 8% del presupuesto nacional. Que en términos reales aumenta casi
a mitad de gasto de capital, destinados a la inversión real.

Si este fuera posible, tendríamos un presupuesto muy atractivo para la inversión


social en la comunidad, siendo fundamentar determinar en qué invertir y qué
impactos esperados se obtendrían.
Para canalizar estos recursos las organizaciones las pueden realizar directamente
o con junto con asociaciones u otros aliados.

Para determinar en qué invertir

Para definir donde invertir tenemos cómo referencia a mi juicio dos orientaciones
fundamentales, por un lado están los 8 Objetivos del Milenio para alcanzar al
2015 y la futura guía ISO26000. Estos lineamientos nos permiten tener claridad
cuales son los temas relevantes como expectativas de la sociedad y en particular
de cada comunidad de acuerdo a su cultura y necesidades.

Los tipos de inversiones pueden estar orientados a infraestructura, educación,


salud, cultura, generación de ingresos y de empleos locales, desarrollo de
proveedores locales y mejoramiento de acceso a la tecnología, entre otros.

La inversión social en la comunidad

La inversión social en la comunidad es unos de los temas fundamentales y


relevantes de la responsabilidad social.

Las organizaciones, independientes de su tamaño tiene un impacto sobre la


comunidad, de acuerdo a las decisiones que realizan y de los procesos
productivos en la que desarrolla sus actividades. Estos impactos pueden ser
positivos o negativos, en los ámbitos económicos, sociales y ambientales.

Dentro de cada estrategia de sostenibilidad de cualquier compañía debería lograr


maximizar sus impactos positivos y minimizar sus impactos negativos en la
comunidad, dando prioridad a los que son más relevantes para su negocio, tanto
en el corto y como en el largo plazo.

Por tanto, la inversión de la Comunidad se centra en cómo las empresas


gestionan sus actividades en la comunidad y crear un impacto positivo tanto para
la comunidad y la misma compañía.

¿Ante esta evidencia, es importante saber primero qué entendemos por


comunidad?

La idea de comunidad incluye al menos dos componentes: por un lado, un espacio


físico, un lugar, un territorio, que generalmente coincide con el territorio en el que
la empresa opera. Por otro, un grupo humano, que interactúa en ese lugar y que
es afectado por las actividades de la empresa y, al mismo tiempo, puede afectar
sus actividades.

La inversión social permite instalar capacidades en la población, ya sea mediante


el fortalecimiento del capital humano, o a través de la entrega de recursos que
permitan la manifestación de las capacidades de la población, de tal forma que se
generen círculos virtuosos de desarrollo.

También permite mejorar el contexto competitivo de la empresa; esto es, las


condiciones sociales del entorno que pueden limitar su capacidad para adquirir o
mantener ventajas competitivas, por ejemplo aumentando la oferta de los factores
de competitividad empresarial (recursos humanos, infraestructura, etc.).

Por tanto, la inversión social es una forma más avanzada de gestionar las
relaciones con la comunidad que la filantropía ya que, desde esa perspectiva, el
compromiso empresarial con la comunidad deja de ser una consideración
secundaria de voluntarismo caritativo para lograr un enfoque ligado al desarrollo
de la comunidad a través de proyectos que sean pertinentes, eficaces, eficientes,
y sustentables.

¿Cómo gestionar la inversión social en la comunidad?

La inversión social debería ser gestionada de modo sistematizado, bajo un


enfoque de procesos y de mejora continua.

El enfoque de procesos consiste en adoptar un enfoque de gestión en el que los


resultados esperados, las actividades requeridas para alcanzarlos y los recursos
se gestionan como un proceso.

La empresa debe identificar sus procesos asegurando que estén alineados con los
objetivos de la organización y con los requerimientos de los grupos de interés y
diseñarlos para aportar valor.

La adopción de un enfoque de gestión de la inversión social implica varios


procesos y actividades:
• Establecer una política de inversión social hacia lo comunidad
• Identificar los aspectos económicos, sociales y ambientales relevantes para
una inversión social responsable tal como la cobertura de necesidades de la
comunidad.
• Identificar las oportunidades de mejora mediante un análisis de la situación
actual respecto a la gestión de los temas identificados como relevantes.
• Establecer objetivos y metas de mejora en un plan de acción de inversión
social elaborado a partir de las oportunidades de mejora seleccionadas.
• Capacitar en gestión de la inversión social en los temas relevantes y buenas
prácticas acorde al plan de acción
• Implementar planes de acción priorizados.
• Establecer un procedimiento de medición, análisis y ajuste para medir los
indicadores del plan de acción, identificar desviaciones y proponer e
implementar acciones correctivas.
• Comunicar y reportar sobre inversión social relevante para los grupos de
interés.
• Establecer un procedimiento para identificar, revisar y modificar las políticas,
procesos y prácticas de la inversión social que deban de ser mejorados.

Alberto Guajardo

Santiago 13 de enero 2010

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