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El modelo impuesto en los años de plomo se revertía ahora sobre las empresas,
créditos y salarios de las fuerzas armadas, institución que se quedó sin
estrategia de defensa y sin proyecto político propio.
Jorge Damonte, diputado trucho (falso), sumaba su voto al de los demás. Hijo
de Teresa Gordon, tarotista de Menem, se convirtió en fiscal federal sin ser
abogado. Intervino en más de 300 causas y todas sus acciones tuvieron que ser
anuladas y tramitadas nuevamente. La mamá pagó la fianza: 700 mil dólares.
EL PRESIDENTE AUTISTA
EN EL CORRALITO
Con excepción de 1993, año en que a Cavallo le cerraron las cuentas porque
incluyó privatizaciones que aún no se habían cobrado, el sostenimiento de la
paridad cambiaria le fracasó una y otra vez. El gobierno de De la Rúa tampoco
pudo bajar el déficit de 11 mil millones de dólares, legado del gobierno de
Menem.
¿Por qué el retorno de Cavallo fue bien recibido por el FMI y la clase
empresarial? Misterio persa... El hecho es que el ungido exigió facultades
especiales y el establishment le concedió todo: aprobación de medidas
económicas e impositivas, una reforma del Estado, cambios a la ley laboral,
eliminación de los organismos estatales, despido de miles de empleados
públicos y desconocimiento de acuerdos sindicales.
Los poderes especiales le permitían pagar la deuda con activos como el Banco
Nación, crear o suprimir ministerios y eliminar de exenciones impositivas al IVA
y ganancias. O sea que en lugar de reconocer el insostenible grado de
concentración económica y proponer una distribución equilibrada del ingreso,
Cavallo eligió garantizar el pago de la deuda con los salarios de los trabajadores
y las cuentas de los pequeños ahorristas. Nunca se refirió a los grandes ni a los
"exitosos" que habían aniquilado el empleo y sumido a la mitad del país en la
pobreza relativa y extrema. El "voto castigo" fue la respuesta. Las elecciones
legislativas de octubre pasado registraron 40 por ciento de abstenciones y
votos anulados.
En tanto, Cavallo disparaba con artillería pesada. Para cubrir los vencimientos
de la deuda echó mano a los fondos de las AFJP (Afore), calculados en 4 mil
500 millones de dólares, y el 3 de diciembre impuso el corralito: el dinero de los
ahorristas, las cuentas en pesos y en dólares, salarios, jubilaciones y depósitos
a plazo fijo quedaron inmovilizados.
Dos días antes del corralito, De la Rúa intervino para que el Estado pagara 3
millones de dólares a su cuñado, el almirante Basilio Pertiné, acusado de haber
sido uno de los pilotos encargados de "trasladar" detenidos-desaparecidos de la
Escuela de Mecánica de la Armada.
El ministro de Salud, Héctor Lombardo, ordenó el pago con fondos de un
programa del Banco Mundial de la ciudad de Mendoza, destinado a la atención
de madres y niños sin recursos.
Cavallo dispuso que la gente sólo podía retirar 250 pesos semanales y pagar el
resto con tarjeta de débito. "Es cómodo para el usuario porque toda compra
queda registrada y eso impide la evasión impositiva", dijo. Ante las críticas,
rectificó: mil pesos al mes de una sola vez y 10 mil en viajes al extranjero.
Los consumidores podían entrar al sistema abriendo una cuenta de ahorro para
obtener tarjeta de crédito gratis... en teoría, porque en la práctica los bancos
cobraban de 3 a 15 pesos, más tres a seis pesos mensuales por el servicio,
comisión por cada compra, y de 10 a 15 pesos para quienes realizaran con
cheque de ventanilla cualquier operación.
En los tres días siguientes al anuncio del corralito se abrieron 300 mil cuentas
de ahorro. Empero los bancos adujeron que no disponían de tal cantidad de
tarjetas. El caso es que los bancos seguían ganando por mantenimiento de
cuenta, uso de chequera y de cajero automático, pago de transferencias,
cheques depositados y multas por anulación de cheques extraviados.
Si los cajeros no entregaban los mil pesos de una vez, los bancos explicaban
que los cajeros automáticos no habían sido programados para entregar esta
cantidad. No obstante, pocas horas bastaron para limitar los retiros a 25O
pesos. Por otro lado, las transferencias se restaban de inmediato de la cuenta
de quien transfería. Pero tardaba hasta cuatro días en aparecer acreditada en la
cuenta del destinatario.
Por otro lado, días antes de la instauración del corralito, 358 camiones
transportadores de caudales cruzaron la ciudad de Buenos Aires con rumbo al
aeropuerto internacional de Ezeiza. El grupo de legisladores que actualmente
investiga el hecho cree que al menos 7 mil mdd se fugaron en esta operación
digna de las historias del far west.
En octubre de 2001, la obra social de los jubilados (PAMI) había recortado los
subsidios a 42 niños desvalidos y enfermos de las provincias. El costo de
atención de cada uno rondaba 6.50 pesos por día (igual en dólares) para
medicación y alimentos.
CACEROLAZOS Y HEROISMO
En la mañana del 19, una mujer arrojó un ladrillo al coche en el que viajaba De
la Rúa. "¡Goberná, imbécil!", le gritó. A las nueve de la noche el presidente
habló en cadena nacional. Ratificó el rumbo económico y decretó el estado de
sitio con el fin de contener los saqueos de supermercados en todo el país.
Cavallo renunció y el pueblo fue por más. No sólo exigía la renuncia del
ministro. De la Rúa huyó de la Casa Rosada (de gobierno) en helicóptero y
hacia el mediodía regresó con la renuncia en la mano. Su hijo Antonio, coautor
del estado de sitio, viajó a Colombia para festejar la Navidad con su novia, la
cantante Shakira.
Cavallo huyó a la ciudad patagónica de San Martín de los Andes. Pero los
habitantes lo declararon persona non grata. Entonces partió rumbo a Cholila,
pueblito donde cien años atrás se habían escondido los cowboys Butch Cassidy,
Sundance Kid y su esposa Etta Place, famosos asaltantes de bancos que huían
de los sabuesos de Pinkerton, agencia precursora del FBI.
LA BANDA DE EL ADOLFO
En las afueras de San Luis, el Adolfo tenía una "chacra" de 34 hectáreas con
parque, piscina, dique propio y helipuerto. Tasada en 2 millones de dólares, la
evaluación fiscal era de 5 mil pesos anuales. Los recibos del impuesto predial
indicaban pagos de 60 pesos anuales.
La banda de Rodríguez Saá reinó una semana. Porque no bien dio a conocer el
gabinete las cacerolas dijeron NO. Para muestra, basta un botón. Carlos
Grosso, pionero de la corrupción menemista y ex alcalde de la ciudad de
Buenos Aires, declaró: "Me llamaron por mi inteligencia, no por mi prontuario".
En el prontuario de Grosso se lee: nacido en Pampa del Infierno, provincia de
Chaco.
Raúl Alfonsín, ahora aliado de Duhalde, habló con Felipe González para
disuadirlo de patalear contra las nuevas medidas y para que deje de llamar a
Menem cada dos por tres.
EN EL PANTANO
Remes sabía que era imposible devolver los depósitos dolarizados porque
sonaba incoherente devaluar el peso sin desdolarizar la economía. Las
indefiniciones de orden político desataron una vorágine de confusiones.
La devaluación duplicó de un plumazo la deuda de los desesperados ahorristas.
En la segunda semana de enero un sospechoso cortocircuito entre el BCRA y el
gobierno sumió en la desesperación a millones de personas.
La circular del BCRA decía que las deudas superiores a 100 mil dólares se
debían pagar con el dólar paralelo. Otra circular dio marcha atrás y dispuso
saldar las deudas al precio del dólar oficial. La confusión dejó al descubierto los
distintos intereses que se mueven junto al presidente y los que operan desde el
BCRA.
Circular tras circular, los técnicos del BCRA sumaban errores y desconcierto en
el sistema. El conficto causó la primera baja: Roque Maccarone, remplazado por
Mario Blejer, cuadro del FMI. Blejer se posesionó del cargo y lo primero que
hizo fue advertir que andaba sin un peso porque sus fondos estaban en el
corralito. Y que esto podía generarle "una parálisis productiva". Impasible,
Blejer reclamó "el dictado de una norma de excepción" para contar con estos
fondos.
Las medidas del BCRA, manejada por lobbies financieros que hacen sentir su
fuerza, indicaban que esta institución es un eufemismo: menemistas,
fondomonetaristas, cavallistas, radicales y hasta un representante del Banco de
Inglaterra integran su directorio.
Gran parte de los cuadros técnicos del BCRA son ortodoxos monetaristas, como
el ex ministro menemista Roque Fernández y Carlos Rodríguez, partidarios de la
dolarización y declarados enemigos de la devaluación.
En medio está la sociedad, los ahorristas presos del corralito. Y la gente que es
utilizada en esta lucha económica de "los de arriba". Lo cierto es que la práctica
neoliberal estafó a las clases medias que fueron inducidas, por voluntad o por
la fuerza, a confiar en los compromisos de los banqueros. En suma, el gobierno
no puede flexibilizar el corralito porque se hundiría el sistema financiero, ya
que, técnicamente, los bancos están quebrados. Y si los ahorristas y las
empresas no encuentran la llave del corralito, la situación social y política puede
explotar en direcciones impredecibles.
Reza un proverbio etiope: "si no hay trabajo no hay pan que comer". Y otro, de
Burundi: "no hay que despojar nunca al pobre de sus bienes".