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Matrix 1.

0: La caverna massmediática

Víctor Alba de la Vega

Este texto fue leído (sin las notas) el 13 de octubre de 1999 en el Centro Cultural
de España (Costa Rica), como parte del ciclo de Tertulias del Farolito de 1999,
Tiem(pos) modernos: Una mirada al Siglo XX.

[El ciberespacio es] ese punto en el que los medios pululan y nos
envuelven. Se trata de la última ampliación de la exclusión de la vida
cotidiana. Con el ciberespacio, tal y como yo lo concibo, podemos
literalmente arroparnos con los medios y nada nos obliga a mirar lo que
pasa en la realidad que nos rodea.

W ILLIAM GIBSON

Una tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.

ARTHUR C. CLARKE

...la información es el lugar del crimen perfecto contra la realidad.

A la catástrofe de lo real preferimos el exilio de lo virtual, cuyo espejo


universal es la televisión.

JEAN BAUDRILLARD

I
El título refiere, evidentemente, a una película reciente 1. En ella se nos
presenta un mundo donde se experimentan dos realidades distintas; o si
quieren, una realidad donde es posible experimentar dos mundos totalmente
distintos. Llamemos a uno de ellos el mundo virtual; al otro llamémoslo el
1 A lo largo del texto utilizaré ―mátrix‖ para referirme al mundo de la película en c uestión, y ―matriz‖
para referirme en general a otras matrices.

Publicado en línea en:


http://www.scribd.com/doc/3024671/Matrix-10-La-caverna-massmediatica
Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

mundo real. El primero es un mundo totalmente controlado y simulado por


computadoras. Los seres humanos están inmersos en ese mundo. Mediante
conexiones directas al sistema nervioso se manipulan y determinan todas
las percepciones y sensaciones que las personas tienen desde que nacen.
Lo que tienen por realidad es una simulación electrónica en la que están
enteramente inmersos, al grado de no saberlo: creen que caminan y comen
y trabajan, pero de hecho sus cuerpos están siempre quietos, acostados en
pequeños capullos o vientres, y son únicamente estímulos electrónicos los
que les hacen vivir la realidad que viven.
En la película, cuando “despiertan” al personaje principal, sacando su
cuerpo de la mátrix, lo primero que le dicen es: Bienvenido al mundo real.
Éste es el que está fuera de la simulación electrónica, el mundo como
todavía lo vivimos ustedes y yo; pero en la película hemos destruido este
mundo y las máquinas han tomado el control, esclavizándonos para que
seamos sus fuentes de energía. Para lograrlo nos hacen vivir en una
realidad virtual que simula la vida en 1999. Esta situación es característica
del género ciberpunk: un mundo donde grandes corporaciones mundiales
controlan toda la tecnología y toda la sociedad, esclavizando a los humanos
con drogas tecnológicas o similares.
En esta breve descripción he utilizado varios términos problemáticos:
llamé a uno de los mundos real y al otro virtual. Si nunca nos hemos puesto
de acuerdo sobre qué es la realidad, a secas, imaginen la dificultad de
definir qué es la realidad virtual2. Los expertos, quienes diseñan ya hoy y
desde hace años estos sistemas, tampoco coinciden en las definiciones ni
en cuáles son sus implicaciones culturales, psicológicas o filosóficas. Pero a
pesar de las divergencias siempre hablan de matrices, inmersión,

2 Como el tema de las realidades virtuales pone en cuestión el tema de la realidad, dice Woolley
que con la realidad virtual se da una ―brusca intrusión de la metafísica en la vida cotidiana‖ (xvi).
La pregunta fundamental es: ¿la realidad es algo que conocemos o es algo que hacemos?, cosa
que nos remonta a algunas diferencias básicas entre las tradiciones racionalista y empirista, por
un lado, o a la elección entre metafísica o epistemología . La respuesta típica de los pioneros de
la realidad virtual es que la realidad es una creación humana, siendo la realidad virtual
únicamente el grado más acabado de lo que siempre hemos hecho. O bien, se dice que hay al
menos dos realidades: una, la natural, o la naturaleza misma, que es lo que los seres humanos
siempre se han esforzado por evadir y transformar para evitar ser dañados por ella; y la otra, la
realidad artificial, que es el resultado de ese esfuerzo. La realidad humana siempre es realidad
artificial, y la historia sería el desarrollo del proyecto de sustituir la naturaleza por una realidad
totalmente artificial. Así la define Myron Krueger, uno de los fundadores de la realidad virtual
(citado en WOOLLEY, xvii). Es el sueño utópico: el ―mundo feliz‖.

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telepresencia, ciberespacio y simulación. Aquí trataré nada más de


especificar algunas nociones básicas importantes para el tema de la
ponencia.

II

La palabra castellana „matriz‟ viene del latín matrix, y ésta de mater,


madre. El Diccionario nos da varias acepciones; entre ellas nos interesan las
de vientre materno y matriz matemática, y como adjetivo la referencia de
„matriz‟ a „generadora‟. Combinar tecnológicamente esas acepciones
implica generar una matriz electrónico-matemática que envuelva todas
nuestras percepciones como un vientre. Estas matrices existen en ciencia
ficción al menos desde William Gibson, cuya novela Neuromancer (1984) se
convirtió en el manifiesto del ciberpunk, acuñando términos como
„ciberespacio‟ y hablando por primera vez con detalle de una matriz
electrónica donde las personas podían sumergirse para sustituir su realidad
cotidiana3. Pero esta matriz no es aún como la de la película: las personas
entran y salen de ella: es un medio virtual pero no total. Imaginen poder
caminar dentro de Internet, literalmente viendo los archivos y la información,
manipulando, tocando y oyendo como tocamos y oímos en la “realidad”,
pero sin sus “inconvenientes”: no estamos sujetos a la gravedad, todo está
perfectamente ordenado y es de apariencia platónica, con formas bien
definidas, seductoras e inmateriales. En la película no entramos en un
mundo así para salir cuando queramos, sino que vivimos allí, sin saberlo.
„Virtual‟ viene del latín virtus y refiere a una noción de fuerza; es decir,
más a algo energético que material. Esto nos lleva a una de las tantas
definiciones de realidad virtual: esta realidad es una que no existe de hecho,
pero sí en cuanto a los efectos que produce. A esto también refiere el virtus

3 La traducción castellana se titula Neuromante. El título refiere a ―neuro”, nervios, neuronas, y a


―romancer”, que refiere a romance, amante, en todo caso algo erótico; pero en el texto aparece
también ―necromancer”, con la obvia referencia a la muerte. La matriz del ciberespacio es un
ordenamiento electrónico de la información que a la vez es un vientre (materno, generativo) con
el cual tenemos una relación erótica: entramos en él y es como estar muertos para toda realidad
externa. Con Baudrillard, es allí, en ese vientre virtual, donde finalmente huiríamos de la
catástrofe de lo real.

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latino: es la causa en virtud de la cual el efecto existe (QUEAU, 27)4. Un


ejemplo: en el casco de un piloto la simulación del terreno enemigo no
existe de hecho, pero las muertes que provoca la manipulación de símbolos
en esa simulación sí existen de hecho 5. Otra definición de realidad virtual
dice que si tomamos como real lo que experimentamos en la vida cotidiana
de nuestros sentidos, lo virtual sería todo aquello que, no siendo real, lo
experimentamos como si lo fuera. En todo caso, lo importante es el carácter
de simulación que tiene lo virtual; de modo que una realidad virtual es toda
aquella realidad simulada que pretenda convencer al usuario de que está en
otro lugar del que físicamente ocupa su cuerpo, sustituyendo la información
que reciben sus sentidos por estímulos generados por computadora. En
estas simulaciones podemos interactuar con los objetos y situaciones tal
como lo hacemos en “esta” realidad, aquí donde estamos.
Algunos de los tantos dilemas que plantean los mundos virtuales son,
primero, el problema del cuerpo: si es posible el sueño cartesiano de poder
pensar sin el cuerpo y vivir sin el cuerpo, y, de serlo, si esto puede seguir
llamándose humano; segundo, las implicaciones sociológicas y culturales de
vivir cada día más en contacto con estas realidades simuladas: el hecho de
que cada vez más los encuentros y las relaciones se den en (no)espacios
virtuales; y tercero la pregunta de si estos fenómenos tecnológicos expresan
o no un destino evolutivo de la humanidad.
También se dice que un mundo virtual es cualquier mundo específico que
experimentemos en el ciberespacio. El término „ciberespacio‟ está rodeado
por un aura de misticismo: no sabemos claramente qué es. „Ciber‟ viene del
griego para piloto o timonel (y éste a su vez del verbo „dirigir‟), y refiere
principalmente a la noción de retroalimentación: así como un piloto ajusta el
rumbo de su vehículo de acuerdo con el camino o la ruta que deba seguir, y

4 Pierre Bourdieu analiza distintas maneras en que la TV produce efectos —políticos, sociológicos,
culturales— y crea —no sólo refleja o representa— realidad; en este sentido también podemos
decir que la TV es virtual (cf. BOURDIEU, 27-29).

5 Este tipo de ―realidades‖ genera problemas éticos: “Lo que concierne a la cibercultura no es el
hecho de la imaginería telemática en sí misma, sino el peligro de involucrars e a distancia con un
mundo de imágenes al precio ético y psíquico de desinvolucrarse de los efectos de las propias
acciones.” (MORSE, 23). Se especula que uno de los resultados será un sentimiento de
omnipotencia que se traduciría en una regresión psicológ ica en cuanto al sentido de
responsabilidad, pues ya no estaremos presentes para ser testigos de los efectos de nuestras
acciones, y no podremos ver ni sentir el sufrimiento o la alegría de los otros, y esto, sin duda, nos
separa de ellos.

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

de acuerdo con los obstáculos que deba evitar, así todo sistema cibernético
refiere a la capacidad de adaptación y respuesta en tiempo real entre los
humanos y las máquinas. La computadora, en el ciberespacio, responde
inmediatamente a nuestros movimientos y manipulaciones de objetos, cosa
que, por otra parte, ayuda a generar la ilusión de que las máquinas tienen
intencionalidad y subjetividad. El término „ciber‟ refiere así a sistemas
autorregulados, como los implementados en ingeniería al menos desde la
Segunda Guerra Mundial, sistemas que automáticamente regulan sus
señales de salida de acuerdo con la información cambiante en sus señales
de entrada. A estos sistemas los ingenieros eléctricos los llaman sistemas
de control6. Según algunos esta es una característica de todos los sistemas
vivos, y es justo la característica que se incorporó a las máquinas desde que
Norbert Wiener empezó a pensar la cibernética, junto con otros de sus
fundadores como Alan Turing o Claude Shannon 7.
Con otras palabras, ciberespacio es la juntura de información electrónica
y percepción humana, cosa que sucede en un (no)espacio. Por ejemplo, se
ha referido al ciberespacio como al (no)espacio donde dos personas se
encuentran al hablar por teléfono, el (no)espacio en Internet donde las
personas se reúnen sin estar físicamente presentes, o bien el (no)espacio
donde se experimenta cualquier realidad virtual8.

6 Sobre las relaciones entre cibernética y teoría de la información véase CAMPBELL. En síntesis, el
control depende del buen uso de la información, y ésta puede verse como la relación entre
señales de entrada y de salida. Es decir, toda información crea una forma, produc e un efecto; así,
el control de la información es el control en general: social, biológico, político, etc étera. Un caso
más evidente: el código genético (in)forma a las criaturas vivas en muchos sentidos, de modo que
controlar la información genética es controlar (determinar, guiar, modificar, etc.) la vida: se
pueden manipular las señales de entrada para producir una salida particular, deseada de
antemano –tal es la característica de los sistemas de control cibernético –.

7 Una consecuencia de que los humanos y las máquinas estemos enlazados en un sólo sistema, es
que también los humanos caemos dentro del ámbito de control: el sistema se auto rregula
(internamente), pero lo hace para regular ciertas condiciones externas: las condiciones,
expectativas y formas de vida de las personas, por ejemplo. Los medios, de la TV a las
virtualidades del futuro, tienen el riesgo de ser sistemas totalitarios de control social, o sistemas
de control totalitario: tal es el miedo y la proyección de Paul Virilio (1997, 34 -39).

8 Michael Heim argumenta que esta atmósfera del ciberespacio es el aura que antes rodeaba a la
sabiduría: el sueño de la información total sería como el señuelo que, para Platón, significaba la
verdad o el bien o lo bello: lo que nos incitaba a mejorarn os, a aprender, incluso a amar. Allí nos
sentimos aumentados, con mayores poderes, y ―nuestros corazones laten en las máquinas. Esto
es Eros.‖ (85). La relación o el atractivo humano hacia estas tecnologías es así, según Heim y
otros autores, fundamentalmente erótico: nos llama, nos seduce. Los personajes de Neuromancer

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

Esta juntura o punto de encuentro entre información electrónica y


percepción humana es lo que algunos autores llaman matriz: el ciberespacio
total generado por la totalidad de todas las redes, todas las computadoras y
en general todos los sistemas de información interconectados y en
interacción con la percepción humana. Así, ya la Internet sería una matriz,
aunque no todavía una mátrix.
Cabe decir que también se ha definido el ciberespacio como el (no)lugar
donde las metáforas pueden hacerse virtualmente perceptibles, o bien —si
tomamos por realidad lo que percibimos— donde las metáforas se hacen
realidad (MORSE, 17). Allí caminaríamos entre símbolos, convertidos
nosotros mismos en símbolos. Es decir, allí no sólo el mundo sino también
los humanos nos hemos convertido en imágenes, víctimas de eso que Paul
Virilio llama estética de la desaparición: las imágenes aparecen sólo para
desaparecer, dejándonos a la deriva: las imágenes son efímeras, nuestras
subjetividades también: somos símbolos sin referencia. En Neuromancer,
Gibson describe la matriz como una alucinación consensual. Este carácter
alucinante implica que esas imágenes o símbolos no son copias ni reflejos
de una realidad referencial, sino realidades sin referente, construidas,
artificiales: allí seríamos como personajes de una película en dibujos
animados.

III

Se preguntarán por qué estoy hablando de realidad virtual cuando me


tocaba hablar de la TV. El título de la ponencia nos da una pista: dice Mátrix
1.0. Los programadores de computadoras utilizan esa numeración para
especificar el “modelo” de los programas, su desarrollo o perfeccionamiento
con respecto a las anteriores versiones del mismo programa. El 1.0 implica
que hablo de una primera versión de la mátrix: ésta sería el mundo de

experimentan la matriz del ciberespacio como un sitio de alta intensidad erótica, donde, sin
embargo, no juega papel alguno el cuerpo físico; pero al entrar en la matriz hay una profunda
seducción, incluso la caída en un estado de renuncia, de sumisión a la máquina: es un erotismo
similar al descrito por Diotima en el Banquete de Platón, y es que allí las cosas parecen
hiperreales, son más vívidas que en la realidad cotidiana, sus formas est án perfectamente
delimitadas, son incorpóreas, tienen mayores posibilidades simbólicas, etc..

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

nuestro siglo, la era de la TV. La tesis es que la TV anticipa la mátrix, ese


mundo en el que ya no veríamos la pantalla de TV sino que habríamos
entrado en ella para vivir allí, sin cuerpo, como actores en una simulación
total.
Heidegger se refería a la modernidad como a la época de la imagen del
mundo, no porque se instaurara una imagen particular del mundo, sino
porque el mundo mismo se convertía en imagen. Con la TV la realidad se
hizo imagen, mero fenómeno: una realidad manipulada, simulada; y una
simulación que no ocultaría la realidad, sino que mostraría que no hay
realidad. O bien: la simulación y la virtualidad son creación de realidad, una
hiperrealidad, eso que Baudrillard define como el grado Xerox de la cultura:
una cultura de la fotocopia, de una reproducción incesante que se reproduce
a sí misma hasta el paroxismo, perdiendo todo referente. A esta civilización
de la imagen Gilles Deleuze la llama civilización del cliché. O pensemos en
Kundera, cuando define el kitsch como la evasión de la mierda del mundo:
evasión de esa realidad donde pasamos hambre y pobreza y nos sentimos
insatisfechos. Simulación, cliché o kitsch, en todo caso hablamos de evadir
la realidad, huir de ella, de su catástrofe, del miedo que siempre nos ha
producido, y más en nuestro siglo con la posibilidad tecnológica de destruir
el mundo entero. Huimos de la realidad para refugiarnos en lo virtual, tal es
la tesis de Baudrillard: refugiados en la TV creemos vivir en una utopía ya
realizada (1993,10). Es decir, las virtualidades tecnológicas nos prestan
literalmente el servicio kitsch de poder evadir todo lo que no nos gusta del
mundo y de nuestras vidas. Esto es una buena manera de controlarnos
social y políticamente, haciéndonos vivir en la simulación de un paraíso
cuando en realidad nuestras vidas son una calamidad.
La TV es entonces la primera versión de estos simuladores de realidad; y
como los pilotos, que antes de volar simulan volar, nosotros no vivimos sino
que simulamos vivir, viviendo una cultura de (o un culto a) la evasión. Y lo
peor es que llega a gustarnos tanto el simulador que ya no queremos
dejarlo. Oímos decir a las personas que se sienten perdidas, como si no
tuvieran suelo bajo sus pies; y es que en realidad no lo tienen: también el
suelo es simulado. Simulamos vivir como se vive en las películas, pero
como los hechos de nuestra cotidianidad no coinciden con eso, terminamos
sufriendo desequilibrios fisiológicos y psíquicos como los que sufren los
pilotos en sus simuladores de vuelo.

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

IV

Ahora vayamos más atrás. Si la matriz materna es un medio que nos


protege y aísla del mundo exterior, una vez nacidos y desnudos ante el
mundo perdemos esa primera y esencial protección. El primer sustituto que
conocemos de la matriz materna es el vestido, que al mismo tiempo nos
protege contra la realidad externa y nos separa de la naturaleza.
Ahora avancemos vertiginosamente: la mátrix es un vestido, una
“protección”, un aislamiento y un encierro totales, algo que nos envuelve
completamente, como la matriz materna, es decir, es ya una realidad
totalmente otra, sustituta. Así relacionamos los dos sentidos de matriz: el
vientre materno y esa realidad generada cibernéticamente donde
estaríamos inmersos como en otro vientre. Ingresando en este vientre virtual
realizamos la evasión, simulando un “edén” tecnológico donde podemos vivir
totalmente aislados del hostil exterior, como soñaron siempre los utopistas.
Y ahora volvamos a la tesis que habíamos planteado: los medios de
comunicación de masas y especialmente la TV implementan a gran escala
la primera versión de una matriz tal. Son el primer intento ya no de describir
la realidad sino de crear o simular realidades enteramente otras. Llevada a
un extremo, la tecnología ya no transforma, pues lo habría transformado
todo. Si los filósofos racionalistas de la modernidad pretendían explicar la
totalidad, las realidades virtuales del próximo siglo ya no querrán explicarla,
sino, haciendo pragmático el ideal racionalista, hacerla, crear la simulación
de una totalidad donde todo, finalmente, esté controlado. Allí ya no diríamos
que la realidad es construida tecnológicamente, sino que la realidad es
tecnológica: sería la inmersión total en la mátrix. Es decir, la tecnología,
medio de control y transformación, deviene fin, esto es, controla y
transforma totalmente, y de modificar aspectos del mundo, termina
haciéndolo nuevo: la tecnología se convierte en mundo, uno totalmente
controlado.
Pero no hace falta un mundo dominado por las computadoras para estar
ya encerrados en una matriz: nosotros, con la TV y sus sucesores, hemos
vivido ya su bosquejo funcional.

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

Ciertamente la sociedad siempre ha estado en alguna medida formada


por las técnicas que en cada época y cultura hemos tenido a nuestra
disposición. Pero en nuestro siglo hemos visto cómo las máquinas y las
técnicas han ido interviniendo en cada vez más áreas y aspectos de nuestra
vida. Desde hace años sabemos que no abandonamos una máquina más
que para utilizar otra (FRIEDMANN, 12). Vivimos en un medio cada día más
técnico, decía Friedmann, y todas esas técnicas son como pantallas
interpuestas entre el hombre y los elementos naturales y entre el hombre y
los otros hombres (36)9. En nuestro siglo, la TV es una gran muestra de
cómo empieza a transformarse una sociedad mediante una tecnología de
masas; la TV ha sido niñera y educadora virtual, (no)lugar de eventos
electorales y judiciales, iglesia, mall, etc. (MORSE, 9). La versión siguiente
se llama Internet, y actualmente experimentamos el intento de fusionar
ambos medios: eso se llama WEB-TV y es un servicio ya disponible, dirigido
por supuesto por el Microsoft de Bill Gates.
La realidad socialmente construida es cada día más tecnológica o
virtualmente simulada. El riesgo es que verdaderamente se eliminen todas
las diferencias entre la realidad y la ficción, quedando ambas totalmente
englobadas por una hiperrealidad donde ya no habría ni anclas ni
referencias: los sujetos, los objetos y los saberes vagarían entremezclados,
a la deriva en la civilización de las imágenes. Y ese riesgo —no tener
ninguna realidad “referencial” para la vida psicológica y fisiológica— se
llama psicosis. Quizá los estadounidenses que han decidido entretenerse
matando gente en colegios y empresas han llegado ya al límite de su
realidad, confundiendo su cotidianidad con juegos mortales de computadora
o con otras tantas simulaciones. Por eso se ha dicho que el ciberespacio
puede producir un futuro fatal: empezamos como voyeristas y terminamos
sin identidad alguna, rendidos a los mundos simulados, un símbolo más
dentro de los sistemas de información (HEIM, 78).

9 Friedmann distinguía entre medio natural y medio técnico por el uso energético: en un medio
natural se usa energía animal, o el agua o el aire como energía; en el medio técnico se usa
energía eléctrica, termodinámica o nuclear. El extremo de este proceso es la sustitución de la
realidad natural por una realidad tecnológica: la naturaleza ―hostil‖ se sustituye por una
naturaleza reinventada, artificial, totalmente bajo el control tecnológico.

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

Y es que a pesar de saber que la realidad siempre ha sido en parte una


construcción, parece necesario tener una realidad de referencia; sin ella,
todas las realidades serían virtuales, ficticias, y creer que todo es irreal o
que sólo hay una realidad parece ser igualmente ingenuo y perjudicial. Por
otro lado, si todas las realidades son igualmente virtuales, ya ninguna lo es,
pues para que una realidad virtual lo sea necesita poder contrastarse,
compararse, con otra realidad referencial, una especie de “ancla”. Parece
así que al menos como necesidad existencial, aunque no como hecho
metafísico, requerimos una referencia para no perdernos en las infinitas
realidades o para no caer en el fundamentalismo de creer en una única
realidad verdadera. Y quizá esa referencia sea el cuerpo. Es decir, que
quizá la consciencia de la muerte, de la temporalidad y de la fragilidad de la
vida corporal, sean los asideros que puedan impedirnos llegar a la psicosis,
psicosis que sería un efecto demasiado real de la hiperrealidad de las
virtualidades extremas (HEIM, 136)10.

VI

Hace poco vi una caricatura de un escenario urbano típico de nuestro


tiempo11; podríamos llamarla monadología de la era de la TV. En una noche
10 No es casual que los adictos a los cibermundos rechacen sus cuerpos biológicos: saben que son
la frontera que los separa del ―paraíso‖ informático: el cuerpo no nos deja ser una imagen
liberada de toda restricción, sin límites. Imaginemos un cibernauta del futuro. Estaría, su cuerpo
al menos, sentado aquí frente a nosotros; pero su cuerpo estaría envuelto completamente con
sensores de todo tipo. Para todos los efectos, él estaría en otro mundo: su cuerpo estaría aquí,
pero su mente o su consciencia estarían en un mundo virtual, (no)espacial, (no)material,
simbólico, formal, ideal, contemplando sólo formas, y caminando él mismo, su yo virtual al
menos, entre esas formas. Suspendido en el ciberespacio, el cibernauta estaría fu era de la
prisión del cuerpo (HEIM, 89). El cuerpo, justamente, sería lo único que lo mantendría en
contacto con este mundo: tendría que volver, comer, dar del cuerpo, dormir, etc.. Es por esto
que los ciberjunkies desprecian el cuerpo, pues los hace salir, volver del viaje cibernético. El
término ‗viaje‘ no es aquí gratuito: Timothy Leary y Stewart Brandt, dos de los promotores de la
realidad virtual, juntos en los años sesentas, fueron promotores de los viajes de ácido: del uso
del LSD. Muchos de los creadores de la realidad virtual provienen, de hecho, de las
contraculturas californianas de los sesentas, donde mezclaron sus drogas con los imperativos
mercantiles del Silicon Valley; para ellos, la realidad virtual es otro modo de expandir la
consciencia: el LSD electrónico (véase WOOLEY, Cap. 1).

11 La caricatura puede verse en DOELKER, 179.

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

de luna llena, un conjunto de altos edificios de apartamentos tiene todas sus


ventanas abiertas: en cada habitación vemos a alguien mirando un televisor
encendido. En algunas habitaciones vemos parejas, pero en la mayoría hay
seres solitarios cuya única compañía es el arrullo de la pantalla. Allí, las
personas están distanciadas no sólo por las paredes que dividen un
apartamento de otro, sino, principalmente, por esas pantallas que,
paradójicamente, virtualmente las unen; porque también ese espacio
imaginario que esas personas ocupan “juntas”, es virtual, aunque de una
virtualidad más burda que la ciberespacial. Baudrillard dice que una imagen
como ésta será algún día una imagen arquetípica de la antropología del
siglo XX (1993, 19). Sin duda no se equivoca: esas pantallas han forjado
nuestra realidad, nos han dicho cómo entender el mundo y qué debemos
creer. Las verdades otrora religiosas, metafísicas e incluso científicas, están
ahora en la TV. Pierre Bourdieu dice que si ser es ser visto, como pensaba
Berkeley, hoy ser es ser visto en TV (BOURDIEU, 16). Y nuestros políticos
parecen saberlo muy bien: saben que nada es verdad si no ha aparecido en
la TV o en la prensa, y quizá por eso han decidido hacerse también criaturas
del espectáculo, bailando y modelando en las tarimas.
La TV ha funcionado como medio de transformación y de control social.
Ofreciendo experiencias culturales unificadas ha tendido a sustituir las
relaciones interpersonales por relaciones entre personas aisladas y la
pantalla, en un proceso simultáneo de privatización e impersonalización.
Físicamente separados, todos estamos virtualmente unidos frente al
televisor: la cercanía virtual es también la máxima lejanía posible. Con la TV
sólo hay una ilusión de solidaridad: vemos desgracias en la pantalla y nos
sentimos solidarios, pero al apagar el televisor las imágenes desaparecen
con nuestra empatía. La TV nos habla de tú, simulando una relación
personalizada, y nosotros caemos en la ilusión de contestarle como a un tú;
pero ése es un “tú” genérico, abstracto, un cliente impersonal, un número:
estadísticas que miden otras estadísticas: el rating.
Podemos ver a la TV, entonces, como una etapa de un proceso mayor
cuyo rasgo pareciera ser delegar la creación y la transmisión de cultura a las
máquinas, y detrás de ellas a unas pocas personas: los dueños de la
tecnología, que decidirán lo que todos vemos, oímos e incluso deseamos.

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

VII

Si se manipulan nuestras percepciones se manipula nuestra realidad. Los


medios manipulan qué y cómo percibimos, modificando con ello nuestras
formas de vivir y relacionarnos, de trabajar y descansar. Y aquí lo esencial
es la cuestión de la forma, pues la TV y los medios, al in-formar, lo que
hacen a veces es darnos la forma de lo real, formar lo real. A nosotros
mismos nos quisieran imponer una forma específica. El diccionario lo
reconoce: informar es formar, perfeccionar a uno por medio de la instrucción
y buena crianza.
Hagamos una analogía con Platón: sus ideas eternas también son
llamadas formas, y el proceso para llegar a ellas es uno de disciplina
educativa: mediante la formación filosófica accedemos al reino eterno y
perfecto de las formas. Esto se llama conocimiento: estar informado. Y hoy
lo hacemos mediante la TV, aunque con una diferencia: la TV no nos lleva
hacia unas formas eternas que contemplaríamos, sino que para que existan
las inventa. La referencia a la metafísica platónica es común en quienes
escriben sobre realidad virtual. Dicen, por ejemplo, que la matriz sería el
mundo platónico de ideas/formas ya realizado, llevado a cabo, operante o
real, aunque real sólo virtualmente; y hablan así de esas matrices como del
afuera de la caverna platónica. Esta es la gran paradoja: la (ilusión de)
libertad infinita se da confinándose en un encierro (virtual)12.
12 Hay más relaciones entre el universo platónico y las matrices ciberespaciales. Las ideas
platónicas son formas perfectas, eternas, incorpóreas. Llegar a contemplarlas es el fin último del
impulso erótico, convertido en impulso del conocimiento; la filosofía es el aprendizaje del amor
que culmina en sabiduría. En el ciberespacio, las entidades informacionales son de apariencia
perfecta: sus contornos están perfectamente definidos, son vívidas, coloridas, igualmente
incorpóreas, etc… Tanto en Platón como en los sistemas informacionales de la matriz
ciberespacial, el eros inspira a los humanos a superar o dejar atrás la carga del cuerpo,
poniendo atención a las formas inmateriales de las ideas o de la mente, o de su sustituto
tecnológico: las realidades virtuales donde ya el cuerpo no pesa y la información es también
forma platónica: conjuntos cerrados de datos, de bordes precisos, matemáticos. El erotismo del
ciberespacio, su atractivo sensual, nos conduce así a un Logos electrónico: orden total donde
todo está aparentemente programado, sin aristas, sin esas sorpresas tan dolorosas como la
muerte. El ciberespacio, se ha dicho es el platonismo convertido en producto funciona l (HEIM,
89): una manera de huir de la cárcel del cuerpo para llegar a un reino de formas donde la
incertidumbre se disuelve siempre ante el flujo incontenible de mayor información. El
ciberespacio, que puede verse como caverna dentro de la caverna, tiene al mismo tiempo la
apariencia de ser el exterior de la caverna: es una caverna infinita, según Gibson. Estas son las
dos posibilidades tecnológicas: o la esclavitud máxima —llegamos a ser títeres de las

12
Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

Pero sigamos la analogía: si saliéramos de la caverna tendríamos el


conocimiento absoluto, la información total sobre las cosas; y teniéndola
sería posible volver a la caverna para formar a los pobres seres que
seguimos en ella. Se cree que dominar la información es tener la capacidad
de formar lo que se quiera y a quien se quiera como se quiera. Ser los
dueños de la información es ser dueños de la realidad, pues entonces se
tiene la capacidad de formar la realidad. Este parece ser el afán totalitario
de la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU, con su premisa de que
teniendo acceso a toda la información podría controlarlo todo: formar el
mundo y a las personas como le plazca. El engranaje informacional es
escuela y panóptico: forma sujetos y a la vez los vigila para que no se de-
formen13.

VIII

Todo esto no nos debería parecer extraño. Con Claude Shannon y otros
de los forjadores de la teoría de la información, se empezó a ver la
información como algo similar o quizá más poderoso y ubicuo que la
gravedad, la electricidad y el magnetismo. La información, para estos
científicos, aliados con los creadores de la cibernética, es un principio
universal que lo impregna todo, dando forma a lo informe, especificando el
carácter de todas las formas vivientes e inertes, e incluso la ven como lo que

computadoras y los sistemas de información: formas en tre otras formas— o la liberación e


iluminación. Vivimos entre esos dos extremos, con el riesgo de caer en cualquiera de ellos,
aunque más seguramente en el primero, pues la perfección del segundo es ilusoria, una
simulación, o si se quiere, una di-simulación de la imperfección de la realidad cotidiana. Esa
simulación, caverna dentro de la caverna, da la ilusión de ser el afuera de la caverna; en
lenguaje cristiano, algo así como el paraíso.

13 También se ha insistido en que la ―realidad‖ de un sujeto se co nstruye fundamentalmente con la


interacción cara-a-cara con otros sujetos. Pero esta interacción se ve radicalmente modificada
con los medios electrónicos de transmisión e intercambio cultural, sustituyéndose por un cara -a-
televisor o un cara-a-internet. El encuentro de un rostro humano con otro se ve cada día más
mediatizado, a pesar de que en los ciberespacios caigamos en la ilusión de un contacto directo.
Paradójicamente, esta misma ilusión de cercanía se convierte en lejanía para que, por ejemplo,
el piloto de guerra pueda evadir su responsabilidad por los miles que mata gracias a la
simulación virtual: él no está presente allí donde mueren.

13
Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

determina el pensamiento humano. Así la información abarca los campos de


la física, de la biología y la química, de las computadoras y la comunicación
humana (CAMPBELL, 14). Para ellos, la naturaleza y la realidad deben
interpretarse como materia, energía e información. Y la información la
entienden como un lenguaje, razón por la cual no sería extraño que fuera
cierta aquella frase heideggeriana de que la casa del ser es el lenguaje;
pero claro, aquí, sería el lenguaje de la información en cuanto principio
universal que forma lo natural y lo humano, razón por la cual se alcanza la
idea de que controlando y manipulando la información se controla y
manipula la realidad, natural y humana. Las teorías de la información y la
cibernética, cooptadas por propósitos políticos y mercantiles, se juntan en el
proyecto totalitario de determinar la realidad, pero ignorando la otra parte de
las investigaciones de estos científicos: la relación con la entropía. Según
ellos, el caos es el destino último de todas las cosas; y además, nadie
podría nunca saber todo lo que sucede en el universo, mientras lo observa,
por lo cual no será posible jamás conocer con exactitud lo que pasara en el
futuro, por más que quiera determinarse ese futuro gracias a la información
que se tiene del presente. Estos científicos rechazaban el determinismo, y
de ellos proviene la teoría del caos en cuanto teoría de las probabilidades;
sin embargo, el proyecto político parece no tomar en cuenta este pequeño
detalle y sigue creyendo que controlando la información puede determinar la
realidad y el futuro. Quizá por más esfuerzos que se hagan para crear una
realidad futura totalmente bajo control, lo más que tendremos será la ilusión
de una realidad tal (nótese que a lo largo de este texto he llamado „matrix‟ a
esa ilusión), y que el universo se encargará finalmente de arrastrarnos hacia
el caos, o al menos al indeterminismo, cosa buena para quienes no
queremos por nada del mundo que se nos obligue a vivir en esa fantasmal
(anti)utopía de las máquinas.

IX

Otra ficción es creer que la TV es en sí misma un medio democrático.


Estos medios eligen a quién le dan voz y a quién no, y durante cuánto
tiempo y si esa voz requiere ser editada o interrumpida. En este sentido la
TV ha sido jerárquica y unidireccional. Se dice también que este problema

14
Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

se elimina en Internet. Parece cierto, porque al menos por ahora todos


podemos decir y mostrar lo que queramos en la red; pero no es seguro que
siga siendo siempre así. El cine comenzó siendo un medio sin censura y
sólo tras sus primeros éxitos masivos se censuró lo que podía ver el público.
La censura en Internet no es técnicamente imposible. Por otra parte, no es
cierto que cualquiera puede tener acceso a Internet: hace falta el equipo y
cierta educación técnica para hacerlo, y esto implica cierto nivel de ingresos.
Esta idea de la democratización pasa por alto otro aspecto importante: si
bien es cierto que en Internet todos podemos expresar lo que nos venga en
gana, también es cierto que todos lo hacemos en el mismo medio, con las
mismas herramientas. Lo mismo sucede en TV: incluso quienes reniegan y
critican la TV, acostumbran renegar y criticarla en TV, bajo las reglas y
límites de la TV; y para la TV esto da igual, pues a fin de cuentas es más
TV, y eso es lo importante (PISCITELLI, 18). Por eso, cuando en Francia le
pidieron a Pierre Bourdieu hablar sobre la TV en TV, dijo que sólo lo haría si
le dejaban hablar durante el tiempo que él quisiera y sin interrupciones ni
moderadores, cosa que, extraordinariamente, le fue concedida. En Internet
podemos expresar lo que queramos, limitados eso sí por el medio mismo y
las herramientas. Los protocolos de comunicación, flujo y conversión de
información, así como los medios físicos de transmisión, son producto de
ciertas empresas; por tanto, las empresas dueñas del mercado influyen en
parte sobre lo que es posible ver y hacer14.
Michel Foucault estudió múltiples maneras en que el flujo de saberes y
poderes ha producido cierto tipo de sujetos. En nuestro tiempo, el saber
convertido a información produce un tipo de sujeto que aún no podemos fijar
ni comprender, siendo que ese sujeto somos nosotros mismos. Haría falta
realizar una arqueología de la información. La interconectividad de la TV, las
redes de información, la telefonía fija y celular, los sistemas de localización
geográfica y vigilancia por satélite, la radio, las cuentas electrónicas y las
tarjetas de crédito, las modas y la publicidad y la manipulación de los
hábitos de consumo y los ritmos del mercado, etc., todos esos medios
interconectados en un único gran engranaje, son un medio exitoso de
determinación y control de los sujetos.

14 De este modo, los medios mismos, no sólo los contenidos que en ellos se expresen, ayudan en
esa construcción socio-tecnológica de la realidad y de la vida cotidiana. Esto es obvio si
consideramos las diferencias entre las culturas orales, las culturas de la imprenta o las
ciberculturas, donde la transmisión de información y saberes se hace con medios distintos.

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

También se ha llamado a los mundos virtuales “mundos paralelos”. La TV


es el primer medio que masifica y problematiza la creación de mundo
paralelos; antes no lo había logrado ni siquiera la literatura, y acaso lo más
parecido que ha habido antes en cuanto a la influencia de la TV hayan sido
las grandes religiones: con ellas sí se masificaron los relatos sobre otros
mundos y nociones de realidad. Creer en el “otro” mundo cristiano produce
ciertas formas de vida cotidiana, así como creer en el mundo de la TV crea
a su vez ciertas ideas de lo real, lo valioso, y forja nuestras expectativas,
deseos, nuestros hábitos de consumo, etc. De modo que tal vez sí sea
cierto aquello que decía Unamuno al respecto de la fe: creer es crear. Si
creo en algo, lo llevo a cabo. Y acaso la tecnología occidental no sea sino el
intento de llevar a cabo la escatología cristiana: construir el edén; con el
detalle de que para poder llegar al edén definitivo haría falta crear primero el
Apocalipsis. Las tecnologías de guerra del siglo XX han hecho posible
provocar el fin del mundo, y las tecnologías virtuales, genéticas y
biotecnológicas de hoy nos quieren hacer creer que es igualmente factible
crear el paraíso, eso que científica y políticamente hemos llamado utopía y
que en la modernidad empezamos soñando con Tomas Moro y Francis
Bacon, con la intención de dominar la naturaleza y la sociedad hasta
transformarlas totalmente.
En el paraíso virtual, encerrados cada uno de nosotros en un vientre que
proteja nuestro cuerpo mientras habitamos en el ciberespacio, convertidos
cada uno en una mónada aislada, podría simularse muy fácilmente una
armonía preestablecida —con una computadora de tentáculos
omnipresentes actuando como dios omnisciente— y hacernos creer que de
hecho vivimos en el mejor de los mundos posibles, como soñaba Leibniz en
los inicios de la modernidad, filósofo que no casualmente fue quien empezó
a crear la lógica binaria que serviría de base para todos los sistemas
electrónicos y que, ya en su siglo XVII, jugó a construir las primeras
computadoras. Sin saberlo, Leibniz imaginó la mátrix: un simulador de
paraísos (HEIM, 91ss).
Pero si podemos simular un paraíso igualmente podemos simular un
infierno; y con las tecnologías que prometen desarrollarse en los años
venideros el resultado desconcertante es que quizá el cielo y el infierno

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

lleguen a ser productos tecnológicos, disponibles para quien pueda


pagarlos, es decir, en primer lugar para los gobiernos y las
megacorporaciones que los diseñen. Un Bill Gates del futuro podría ser el
único con las llaves de todo el gigantesco engranaje económico y
tecnológico, y entonces tendríamos el primer tirano a nivel mundial: una
única persona decidiendo la realidad de todas las demás. Esta es
justamente la pesadilla del ciberpunk: saber posible la puesta en escena de
un tecnototalitarismo.

XI

Por último, imaginemos el mundo como una gigantesca máquina de


imágenes donde también nosotros seamos imágenes programadas por
programadores invisibles. Pensemos que así será el siglo XXI; es decir,
imaginémoslo al contrario de como se oye a diario en la TV y se lee en la
prensa. Estamos acostumbrados a pensar que el futuro será perfecto; pero
creer en ese futuro idílico nos hace cruzarnos de brazos, confiando en que
la tecnología nos curará de todas las enfermedades, nos entretendrá,
eliminará la pobreza, evitará los terremotos, nos hará mágicamente sabios,
etc..
Tal vez imaginar un futuro de pesadilla nos lleve a querer vivir el presente
de otra manera. Estoy consciente de lo raro que puede sonar esta última
proposición, pero pienso que un optimismo ciego es la peor forma de
ceguera. Y parece que ese optimismo es el que nos quieren imponer como
regla, pues claro, de no tenerlo tal vez nos negaríamos a comprar y a
endeudarnos y a seguir mirando hacia el norte como quien mira la espalda
de Dios. Y dirán tal vez que ese futuro de pesadilla sólo es la posibilidad que
vería un pesimista; me dirán tal vez que soy un fanático del fin del mundo.
Pero es al revés: por más que nos digan lo contrario, esto no es el fin de
nada. Hacernos creer en tantos fines parece más bien una estrategia de
mercado y de dominación.
Hemos aprendido a creer que el fin del mundo es entrar en el paraíso o
en la utopía tras un período caótico que llamamos apocalíptico. Algunos
creen que ya se realizó la utopía o que estamos “a sus puertas”, que el
período caótico fue el siglo XX y que los modelos que tenemos hoy en

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

política, economía, tecnología, cultura, son los que han triunfado; lo cual
sirve para vendernos todos los aparatitos y chucherías que necesitamos
para vivir en esta “utopía”.
En suma, hoy el peligro no es la falta de luz, sino su exceso. La caverna
está totalmente electrificada, y corremos el riesgo de quedarnos todos
ciegos ante esa luz ubicua de las tecnologías: tendríamos los ojos abiertos y
sin embargo veríamos todo blanco, es decir, no veríamos nada. La novela
Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, narra justamente esta
situación de endémica ceguera. Allí la gente va cayendo ciega con sólo ver
a los ojos a alguien ya ciego. La ceguera se contamina más fácilmente que
la gripe. Y son algunos pocos, misteriosamente aún videntes, quienes deben
hacerse cargo de la ciega colectividad. En la película Matrix, donde,
inmersos en el mundo virtual, también todos están ciegos para la realidad,
los videntes serían quienes están fuera de la matriz. Y quizá hoy en día
estamos ya en un ensayo de ceguera, un ensayo de mátrix: una mátrix 1.0.
Mi abuelita, cuando yo era niño, me decía lo siguiente: Si seguís viendo
tanta TV te vas a quedar ciego. Ahora entiendo que tenía razón. Así, a
pesar de no saber qué es la realidad, intuyo que daríamos un primer paso
para verla si apagáramos los televisores. En lugar de la promesa de la luz
plena, elegir el claroscuro de la caverna y aprender allí a vivir entre las
sombras. Olvidar el deseo de salir a esa luz pura y total, pues quizá salir no
sea sino entrar en la mátrix: esclavitud sobre esclavitud, caverna dentro de
la caverna. William Gibson también definía a la matriz del ciberespacio
como una jaula infinita: la ilusión de libertad di-simula las cadenas. En el
ciberespacio —nos dicen sus promotores— somos infinitamente libres.
Por todo esto, a modo de provocación, decidí hablar hoy en un tono más
bien apocalíptico que apologético; pues en un mundo donde pareciera que
quieren impedirnos ver justamente haciéndonos ver en exceso, lo más
importante sería aprender a ver de otra manera. Pero eso no es algo que
podamos hacer cada uno solo: habría que intentar ver juntos algo más allá o
más acá de los medios. Lo terrible, por supuesto, es pensar que también
creerse vidente puede ser una manipulación dirigida a hacer que nos
quedemos tranquilos, a satisfacernos simplemente con pensarnos distintos,
privilegiados. Es decir, quizá creerse totalmente desengañados sea más
bien el máximo engaño: tal vez los lúcidos son parte del programa. Pero lo
importante sería asumir esa posibilidad, estar conscientes de ella, de modo
que continuamente podamos luchar contra ella.

18
Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

Y ¿dónde encontrar espacios de resistencia, entonces? Creo que están


principalmente en nuestra intimidad cotidiana y cada vez menos en los
espacios públicos. Pero me refiero a una intimidad compartida, no a la
soledad. El engranaje medios-tecnologías-mercado quiere hacernos cada
día más solitarios, pues estando solos es mucho más fácil huir de la
realidad, recluirnos en nuestros pequeños mundos, casas, habitaciones,
ceder ante la virtualidad justamente como escape de una realidad
catastrófica. La diversión en solitario hace que podamos olvidar el dolor aún
cuando sea mostrado en todas partes. Quienes han vivido en regímenes
totalitarios saben que la soledad implica dominio, pues así se evita que las
personas se reúnan para planear resistencias y contragolpes. Estando todos
solos, como mónadas aisladas, una Gran Mónada Central podría
idealmente controlarnos a todos por separado, “armonizando” nuestras
percepciones. Se nos condena a la soledad para que huyamos hacia lo
virtual, y allí se nos puede dirigir por control remoto: no sería raro que con
cada uno de nosotros el invisible controlador kafkiano pudiera jugar al
zapping.
Pero la soledad también alcanza los sitios concurridos: en los estadios,
los conciertos, las discotecas, somos muchos y estamos solos, cada uno
absorto ante el espectáculo. Un buen amigo dice que ir al cine es como una
experiencia intrauterina; y claro, allí hasta la soledad es placentera. Las
mismas salas de cine son otra especie de vientre donde estamos todos
callados y aislados ante la pantalla: nos une lo que vemos, no nuestros
cuerpos ni nuestras voces. Por eso allí lo más real, diría yo, es la mano que
tomamos a nuestro lado mientras pasa la película; y a veces también la
mano que no tomamos.
Esto quiere decir que quizá la realidad esté en aquello que no vivimos
solos, sino al menos entre dos: lo que le decimos a otro, los abrazos que
damos y recibimos, alegrarse o tener miedo con alguien. El cuerpo, el
cuerpo frágil y mortal, que no tiene cabida en lo virtual, sería el anclaje en lo
real. Por eso estando acompañados es más fácil resistirse a la
mediatización, la virtualización y el control total de nuestras vidas, pues así
es más fácil encontrar referencia, acaso al menos porque el otro nos exige
sostener cierto grado de estabilidad.

William James escribió que la filosofía es el hábito de ver siempre una


alternativa. Eso es lo que deberíamos seguir buscando en lugar de
abandonarnos a esa pesadilla de paraíso a la que nos quieren someter

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Víctor Alba de la Vega Matrix 1.0: La caverna massmediática

pasivamente como si fuera nuestro “destino” tecnológico. Como el


engranaje mercado-tecnologías tiene cada día mayor capacidad de definir la
realidad, necesitamos saber qué es lo que quieren hacer con ella, y con
nosotros en ella. Lo básico sería no seguir creyendo que el complejo
tecnocientífico es una panacea, y tomarse las cosas con serenidad: usar los
productos tecnológicos sin idolatrarlos.
Por lo demás, quizá sólo podamos vencer la creciente soledad en los
pequeños grupos de amigos, en las cenas familiares, en el lecho donde
hacemos el amor con nuestra pareja. No evitamos la soledad ni la
servidumbre abandonándonos a las masas o a las ilusiones virtuales, sino
más bien en la intimidad de los cuerpos que todavía conversan cara-a-cara,
y quieren amarse cara-a-cara.

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