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Universidad de Santiago de Chile

Facultad de Humanidades
Escuela de Periodismo
Análisis Política Nacional

T.V. digital y sociedad civil:


La posibilidad de un cambio más allá de lo tecnológico

Nombre: Jaime Osvaldo Pérez González


Profesor: Juan Manuel Poblete
Fecha: 05-07-2007
Si consideramos la televisión desde la perspectiva del bien común,
podremos entender la distribución del espacio radioeléctrico, que es el
medio por donde viajan sus ondas de imagen, como un bien limitado
que a raíz de esta naturaleza debe ser distribuido por el Estado a los
distintos actores sociales, de gobierno y privados, considerados como los
más aptos para su utilización y aprovechamiento. Es decir, se adopta
una decisión de política pública que posee estricta relación con el
concepto de "bien común", entendido como “aquel bien que trasciende
los intereses particulares (Platón) y que las sociedades organizadas se
comprometen a garantizar a sus ciudadanos para su bienestar y
felicidad (Aristóteles). (Hevia, R.; 1994)

Desde esta lógica, el presente ensayo pretende analizar el ingreso


de nuevos actores sociales a las transmisiones de televisión y como
estos van articulando sus demandas como un ente organizado de la
Sociedad civil, capaz de influir en la elaboración de las políticas públicas
para permitir su inserción en la nueva era de la televisión, que se abre a
partir del traspaso desde las transmisiones analógicas a las de tipo
digital.

Para dichos efectos, el análisis se centrará en la situación del canal


comunitario de mayor envergadura entre los que existen actualmente en
Chile, lugar desde donde se ha contribuido a la instalación de otros
micromedios televisivos a lo largo del país, como lo son el canal
mapuche en la región de la Araucanía, un canal en la comuna de Renca
y otro en Valparaíso. Nos referimos a la Señal 3 de La Victoria,
micromedio que actualmente se encuentra articulando la organización
de todos los canales comunitarios de Chile, organización donde
centraremos la aplicación más práctico-teórica del presente ensayo.

No obstante, también es necesario considerar las limitaciones y


problemas con que podrían encontrar dichas organizaciones sociales
frente a una tecnología de alto coste y complejidad. Es aquí donde
reside la importancia de su empoderamiento, para demostrar su
capacidad de autonomía y gestión en el proceso de inserción al sistema
de producción de televisión, legalmente establecido. Ahora bien, no con
una lógica competitiva, propia de las leyes del mercado, sino desde una
perspectiva de aporte cultural, étnico y ciudadano, basado en una
entrega de contenidos originales y propios de la identidad social, a nivel
nacional e, incluso, local.

Por otra parte, parece ésta la oportunidad de cambiar la forma en


que durante los últimos 16 años se han entregado las concesiones de las
frecuencias de televisión, basadas en la capacidad técnica con que los
canales pueden transmitir, en sustitución de la calidad de sus
contenidos. Es decir, el cambio al sistema digital se presenta como una
ocasión para ingresar herramientas técnicas de última generación, pero
además permite la posibilidad de un cambio, tanto en la forma como en
el fondo, de las parrillas y de los contenidos programáticos, en cuanto a
lo que debería ser realmente este “medio de comunicación social”.

De este modo, entre los actores que hoy en día manejan y controlan las
emisiones televisivas, el Estado y los grupos ciudadanos que desean participar
de las parrillas programáticas, el debate se ha abierto en cuanto a la definición
de la norma de transmisión y las ventajas particulares de cada una. La
Americana (ATSC) con imagen nítida en alta definición, pero un máximo de 30
canales; la norma Europea (DVB-T) con sobre 100 canales y mayores
posibilidades de televisión interactiva, además de más experiencia con
implementación de métodos en integración digital. Y por ultimo, la norma
japonesa (ISDB) que es una derivación de la norma europea que privilegia la
transmisión a través de celulares, computadores y notebooks. (Gutiérrez, J.;
2003)
Horizontalidad del poder desde los medios de comunicación social
El panorama mundial en el que se ha inserto Chile, como país, como
sociedad y como mercado, le exige adquirir nuevas formas de desarrollo.
Es decir, un desarrollo verdadero que complemente su crecimiento
económico con distintos estándares internacionales de mejoramiento,
como lo es en el caso del desarrollo humano, que se engloba en el índice
de PNUD.

No obstante, adosado a este índice existen una serie de recetas y


recomendaciones que la división de las Naciones Unidas, del mismo
nombre que dicho índice (Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo), entrega una vez cada dos años, sobre algún área de
importancia que este falta de avance al interior del país.

En este sentido, los informes de los años 2006 y 2004 se han


planteado problemáticas que de forma secundaria se topan con la
situación de los medios de comunicación y, en especial, con la
televisión. Es así como el informe del PNUD del año 2004 trató la
situación del poder en Chile, aplicando una encuesta a distintas
personas de la sociedad chilena, con diferentes condiciones de poder
político y económico, además de distinto rango etareo y nivel cultural.
Desde dicho informe es que se desprende un aumento de poder
considerable durante los últimos años, por parte de los medios de
comunicación.

“En general, tiende a pensarse que los medios están alcanzando


un poder excesivo: se los ubica como la cuarta de catorce instituciones
que tienen más poder del que deberían, y la última respecto de la cual
pueda afirmarse que tenga menos poder del debido. Sólo los
empresarios, los partidos políticos y los parlamentarios superan a los
medios en su exceso de poder”. (PNUD Chile, 2004; 250)

Por otra parte el informe del PNUD del año 2006 se refirió a la NTIC
(Nuevas Tecnologías de Información y Comunicación) donde la
conclusión más importante es la siguiente.

“las NTIC no aseguran por sí solas el anhelado salto al futuro. Ellas


contribuirán al avance del desarrollo sólo en la medida en que la
sociedad cree las capacidades y condiciones que permitan a las
personas y grupos apropiarse de sus potencialidades y neutralizar sus
amenazas para ponerlas al servicio de sus propios fines. En definitiva,
no existen atajos tecnológicos para alcanzar el Desarrollo Humano”.
(PNUD Chile, 2006, p. 12)

A partir de estas dos proposiciones y conclusiones, realizadas por


los dos últimos informes del PNUD, realizaré el análisis en cuanto a la
sociedad civil y como los grupos sociales organizados podrán insertar
sus demandas en la elaboración de las políticas públicas en materia de
televisión digital.

Así, desde las dos anteriores propuestas del PNUD, se pueden


desprender dos necesidades muy importantes que presenta la sociedad
chilena. La primera se refiere a disminuir la concentración de poder que
manejan los medios de comunicación, en este caso los de tipo televisivo.
Lo que tiene estricta relación con la cantidad y con el enfoque con que
operan los actuales oferentes de televisión abierta.

Por otra parte, surge la necesidad de permitir el acceso, creación y


funcionamiento de canales de televisión que los ciudadanos puedan
considerar como propios, donde establezcan una verdadera
“comunicación social”, es decir, una acción de hablar y analizar los
temas que a ellos realmente les aquejan en lo cotidiano y que les
permiten verse reflejados, para la búsqueda de espacios de encuentro y
participación, que ayuden en la tarea de disminuir la segregación de la
sociedad y, a su vez, posibiliten un aprovechamiento de las tecnologías
comunicativas para el aprovechamiento del Desarrollo Humano.

En este sentido, es que se necesita de un accionar más allá de lo


organizacional, lo administrativo y lo político de la demanda. Esto hace
referencia a un accionar en cuanto a los aspectos técnicos, que implique
un empoderamiento en distintas materias, además de una capacitación
en estas mismas. Sólo así se podrá conformar un verdadero compendio
de cómo defenderse y presentar un proyecto propio de televisión local,
sin mucho que envidiar a los canales que se rigen por la lógica del
mercado, pero con una visión y misión distinta en sus finalidades
últimas.
A través de estas herramientas y de esta serie de métodos de
empoderamiento, los canales comunitarios podrían convertirse en
medios de comunicación validos socialmente, capaces de producir sus
propios programas, de crear redes de cooperación, formas de
autofinanciamiento o de buscar los mecanismos para que se les
subvencione en pro de su labor social y de acercamiento en la
participación e identidad ciudadana.

Para comprender mejor este proceso de empoderamiento, aplicaré


la definición de Sociedad civil (SC) utilizada por las Naciones Unidas que
establece “por sociedad civil las formas de asociación autónomas del
mercado y el Estado que tienen por objetivo reivindicar derechos,
expresar opiniones, influir en las decisiones que afectan a la comunidad
y controlar a sus autoridades”. (PNUD Chile, 2004, p. 218).

A su vez este concepto será conjugado con los aportes de


Edelberto Torres-Rivas, quien establece una serie de condiciones básicas
que debe cumplir la SC, para ser considerada como tal. Cuya
comprobación se relacionará con el estado de la organización de canales
comunitarios de Chile, que actualmente se encuentra liderando y
articulando la “Señal 3 de La Victoria”, cuya experiencia fue recabada
mediante una entrevista realizada a Polo Lillo, miembro de su directorio.

De esta forma y considerando los puntos básicos de Torres Rivas


sobre SC, la organización de canales comunitarios de Chile se encuentra
en la siguiente situación: (Rivas; 2001; p. 7)

a) un conjunto de organizaciones de la mas diversa naturaleza, lo que se llama una


red de asociaciones (asociacionismo) que surgen desde los espacios de la comunidad;

En cuanto a este punto, la agrupación de canales se va conformando


con distintas formas de asociacionismo como lo será la actividad
programada para el próximo mes de Octubre.

“Estamos tratando que venga gente desde todo Chile. Porque nos
han mandado pidiendo apoyo para armar su canal comunitario y que
vengan y hacerles un taller de televisión, de cómo instalar un canal y
todo. Y, aparte de eso, hacerles talleres de periodismo, diseño, de
cámaras, de edición, de controles, de equipos, de edición (…) que sea
una semana o diez días intensivos. Para hacer la primera escuela
popular de comunicación”

Por otra parte, su accionar como organización de la SC no se ha


remitido solamente a largas reuniones y planificaciones, sino que ellos
como organización han pasado a formar parte del amplio debate sobre
la norma de televisión digital a elegir.

“Hemos estado participando en dos seminarios, uno que se


organizó en FUCATEL. Donde estaba Marco Henríquez Ominami
(Diputado), Carlos Ominami (Senador), Diputado Montes y Pablo
Lorenzini (Diputado) y la ministra Paulina Urrutia (Cultura). Además del
Presidente de TVN, Francisco Vidal. Después participamos en el
seminario que se organizó en la Universidad de Chile”

De esta forma han comenzado a crear espacios donde, a pesar de


su ilegalidad ante las regulaciones existentes, su presencia en estos
encuentros les ha permitido articular un trabajo que les da derecho a
dialogar, negociar e incluso interpelar los intereses que guarda la
industria televisiva a partir de este cambio.

b) que se organizan y actúan en la vida pública de manera independiente del


Estado, sus agentes y de los poderes fácticos, lo cual significa que su autonomía les
permite oponerse o aproximarse a los poderes públicos, es decir, tener como referente de
sus demandas y conflictos al Estado; (Rivas; 2001; p. 7)

“Hay que considerar que el Estado invierte 5 mil millones de pesos al año en publicidad
que se va principalmente a El Mercurio y COPESA. (…) Entonces estamos hablando de
que se va cualquier cantidad de plata en medios que no lee nadie. Con esa plata puedes
fácilmente subvencionar televisiones comunitarias. Nosotros estamos pidiendo que haya
espacios para televisiones comunitarias a nivel de sectores, de regiones y además a nivel
Nacional. Entonces para empezar a mostrar y que esto se retroalimente. Porque esto es un
derecho de los ciudadanos, porque el espacio radioeléctrico le pertenece a todos, es un
patrimonio de la humanidad y es de cada país. Porque más que contracultura yo creo que
esto es Cultura, yo creo que pasa todo esto porque aquí hay gente que no quiere, no quiere
que los pobres tengan los medios de comunicación en sus manos. Pero así esta Bolivia,
está Venezuela, está Ecuador, está Nicaragua, está Argentina, está Brasil (...) A parte que
los medios (chilenos) ya no son medios de comunicación social, sino que tienen un fin
netamente mercantilista. Entonces hay una gran diferencia entre para lo que fueron creados
y, hoy día, el rol que están ejerciendo”.

Este ejemplo del discurso que manejan como organización social, da cuenta de la
visión que poseen como ciudadanos capaces de interpelar al Estado, pero que además se
mantienen alejados de los poderes fácticos, como lo es en este caso el duopolio de la prensa
escrita chilena, que forma parte de un poder político, ideológico y comunicacional.

Es en esta línea que los canales comunitarios podrán comenzar a súper vigilar los
organismos estatales y, a su vez, al accionar de las empresas privadas, en pro de sus ideales
de la “vida pública”, que busca defender los intereses ciudadanos y no de una clase política
gobernante o de un poder económico en particular.
c) que las asociaciones contribuyan de forma significativa a trazar el curso de la vida social,
especialmente el que se origina en las estructuras del poder público. Un ‘colectivo’ que no
traduzca su existencia en la posibilidad de hacer vida pública, ‘hacer’ política, de participar en el
debate público, no forma parte sino muy débilmente de la SC. Las asociaciones de la SC no
suplantan a los partidos políticos, pero en tanto modalidad de participación pública, los pueden
complementar estrechamente en determinadas circunstancias; (Rivas; 2001; p. 8)

“Participamos (en cuanto al seminario sobre televisión comunitaria


organizado por la Universidad de Chile) desde el punto de vista de la
Tercera Vía. Es decir, Televisión pública, televisión privada y televisión
comunitaria. Y ese término lo estamos tratando de meter nosotros en
términos de que nos “pesquen” y de que la TV digital el día de mañana
esté dividida en tres. Donde si es un ancho de banda de 100, que el 33%
del espacio radioeléctrico sea nuestro, de las televisiones comunitarias y
que sea solventado por el Estado (…) queremos el 33% del espectro
radioeléctrico. Porque creemos que somos unos actores fundamentales
para el desarrollo. O sea, imagínate lo que es en Venezuela la televisión
comunitaria, lo que es en Colombia la televisión comunitaria. Son
actores fundamentales dentro de lo que es la televisión ¿Y nosotros
no?”.
Esta idea deja en claro sus anhelos y la demanda que pretenden
insertar al debate político, pero esto no se queda sólo en el debate sino
también en la búsqueda de actores políticos que influyan en la
concreción e instalación de dichas demandes.
“Estamos en conversaciones con la ministra de Cultura, con quien
siempre hemos tenido buena llegada, porque además le gusta que
existamos. Así que vamos a ver, mientras no se pruebe a la gente no
puedes saber para dónde tira. (…) Y también está invitado al canal
(Señal 3) el subsecretario de telecomunicaciones. Donde en cuyo
organismo tienen un pacto tácito de saber que existes pero no apoyarte,
es la forma de decir no, no les demos recursos”
d) finalmente, las organizaciones de que venimos hablando y su actuación pública
tiene que hacerse conforme las normas legales, los principios que ordenan a la sociedad y
que dicta el Estado. (Rivas; 2001; p. 8)
Aquí llegamos al punto tope del presente análisis y la piedra que
significa el gran bache para esta organización y sus demandas.
Actualmente funcionan desde la ilegalidad. Ilegalidad que en cualquier
momento les podría significar la confiscación e incluso destrucción de
los equipos que escuetamente han podido conseguir para salir al aire.
Dicha situación les ha significado ganarse las amenazas de
algunas personas que parecen cumplir labores más allá de sus
atribuciones de trabajo o de rol, como lo fue el caso que vivieron en el
seminario de la Universidad de Chile con el Presidente del CNTV, Jorge
Navarrete, fundador de Televisión Nacional de Chile (TVN).
“Un miembro de la Red Bio-Bio, señaló que a estos seminarios
había que invitar a la televisión Comunitaria como televisión
Comunitaria. Entonces Navarrete viene y dice que según lo que el sabía
la televisión comunitaria no existe en Chile. Entonces levanté la mano y
explique lo que era la Señal 3, los años que teníamos (…) y las redes de
canales que habíamos creado. Y entonces se para y dice “Yo voy a hacer
como que no he oído nada, porque ustedes no existen. Porque si
existieran tendría que mandarle una carta a la SUBTEL para que los
cerrara, porque yo respondo o los medios grandes…”.

Lo que queda después de la norma y de las políticas públicas. ¿Existe


algo más allá después de la televisión digital?

Actualmente el debate se ha centrado en establecer la norma televisiva


más adecuada en términos de eficiencia de transmisión y de
aprovechamiento de la banda. Los canales agrupados en ANATEL, apelan
a un recurso retórico de aparecer como organismos democráticos en pro
de los derechos de la audiencia de tener “Alta definición” sin la
necesidad de pagar por ella, pues de lo contrario esta quedaría
supeditada sólo a los servicios de televisión por cable, creando una
aparente “desigualdad”.
No obstante, de acogerse dicho argumento se seguiría con el
mismo modelo de televisión que apunta a los contenidos pobres,
repetitivos y alejados de la identidad, participación y cultura de los
ciudadanos, pues esta idea esconde detrás a la norma Norteamericana
que según la consultora BIPE es “un completo fracaso”, pues “en el
fondo, están los mismos canales de siempre haciendo los mismos
programas de siempre, pero con una imagen más nítida” (Godoy;
2005). A esto se agrega que “la demanda es débil, porque no se
perciben grandes beneficios”. El problema de fondo es que la TDT ha
sido promovida por los gobiernos y grandes empresas, y no por
la demanda (BCN; 2007)
Ante tal panorama, las normas existentes son la norteamericana
(ATSC), la europea (DVB-T) y la norma japonesa (ISDB). Por suerte el
camino que pretende tomar la decisión de gobierno parece ir por una
norma que apunte al contenido, más que a los píxeles o colores que
pueda destellar la pantalla. Así lo ha señalado la misma presidenta
Bachelet durante el mes de Mayo cuando afirmo que la televisión digital
"deberá promover la creación de contenidos de calidad para toda la
población. Además, por sus condiciones tecnológicas, la digitalización de
las transmisiones facilitará el desarrollo de contenidos regionales y
locales". A esto se suma que “los productores de contenidos van a tener
nuevos impulsos e incentivos a la creatividad; la nueva programación a
la que se podrá acceder permitirá un mejor equilibrio entre la
entretención y la función más social de la comunicación: educar,
culturizar, además de dar sentido de pertenencia, etc."
De igual forma, si dentro de esas palabras no cabe la propuesta de
la organización de canales comunitarios de Chile, para ellos no sería el
fin del mundo, pues ya se encuentran preparados para el siguiente paso.

“Nos va ha llegar un servidor ahora desde Noruega, este mes


(Junio de 2007). Y con eso vamos a salir en señal internacional, a través
de Internet (…) va a haber un portal para que todas las televisiones
comunitarias suban material, bajen material y estemos conectados en
línea. Y vamos a mostrar la realidad de lo que realmente está pasando
en Chile. Ahora, eso no lo van a poder parar. Porque donde estemos, si
nos quitan la casa, vamos a poder estar desde cualquier lugar subiendo
el material. Y va a haber un servidor aquí y va a haber un servidor allá
en Noruega y va a haber un servidor, en Suecia, clonado. Va a estar todo
respaldado”
Con dicho avance tecnológico el salto hacia la nueva generación
de televisión, que actualmente se habla podría superar a la TV digital, se
encuentra a la vuelta de la esquina, es decir, la Televisión IP, que
transmite imagen y sonido codificados a través de redes y paquetes de
Internet. Si esto no significa en ningún grado SC, entonces sería muy
difícil saber que cosa lo es realmente.

Referencias

Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, 22 de Marzo de 2007. Experiencias


en el mundo. Extraído el día 25 de Junio de 2007 desde
http://www.bcn.cl/carpeta_temas_profundidad/temas_profundidad.2007-03-
20.1999683923/area_subtitulos.2007-02-27.1314697365

Gutiérrez Barbagelata, J. Televisión digital. Revista chilena de derecho


informático. No.3 Diciembre 2003. Extraído el día 21 de Junio de 2007 desde
http://www.derechoinformatico.uchile.cl/CDA/der_informatico_completo/0,1492,
SCID%253D14407%2526ISID%253D507,00.

Hevia, R. (1994). La palabra pública. Ética y periodismo. Ed. San Pablo,


Santiago de Chile. P. 19

PNUD, 2004. Desarrollo Humano en Chile: El poder: ¿para qué y para quién?, p.
250. Extraído el día 22 de Junio de 2007 desde
http://www.desarrollohumano.cl/pdf/2004/IDH-2004.pdf
PNUD, 2006. Desarrollo Humano en Chile: Las Nuevas Tecnologías, ¿un salto al
futuro? p. 12. Extraído el día 22 de Junio de 2007 desde
http://www.desarrollohumano.cl/informe-2006/sinopsis.pdf

Torres-Rivas, E. La sociedad civil en la construcción democrática: notas desde


una perspectiva crítica. pp. 7-8 Extraído el día 26 de Junio de 2007 desde
http://www.iigov.org/id/attachment.drt?art=187549

Subsecretaría de Telecomunicaciones, Mayo 2007. "LA TELEVISIÓN DIGITAL VA


A DEJAR DE SER MATERIA DE ESTUDIOS Y PRUEBAS PILOTO". Extraído el día 26
de Junio de 2007 desde
http://www.subtel.cl/prontus_tvd/site/artic/20070423/pags/20070423183202.ht
ml

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