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Territorios que en un momento u otro han formado parte del Imperio Británico a través
de la historia. Los territorios de ultramar aparecen subrayados en rojo

El imperio brtitánico comprendió los dominios, colonias, protectorados y otros


territorios gobernados o administrados por el Reino Unido ente los siglos XVI y XX.

Durante las primeras décadas del siglo XX, el c 


  abarcaba una
población de cerca de 458 millones de personas y unos 33,670,000 km², lo que
significaba aproximadamente una cuarta parte de la población mundial y una quinta
parte de las tierras emergidas.

El pico propiamente dicho se desarrolló durante unos 100 años (el llamado siglo
imperial desarrollado entre 1815 y 1914), a través de una serie de fases de expansión
relacionadas con el comercio, la colonización y la conquista, además de períodos de
actividad diplomática. Probablemente, el punto de máximo auge imperial puede situarse
entre 1890 y 1910.

El Imperio facilitó la extensión de la tecnología, el comercio, el idioma y el gobierno


británicos por todo el mundo. La hegemonía imperial contribuyó al espectacular
crecimiento económico de Gran Bretaña y al peso de sus intereses en el escenario
mundial.

El primero en utilizar la expresión «Imperio británico» fue el doctor John Dee,


astrólogo, alquimista y matemático de la reina Isabel I de Inglaterra, 1558-1603.

Bandera del Imperio Británico




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Tras la conquista normanda en 1066, Inglaterra defendió las posesiones de Guillermo el


Conquistador en Francia.

Los siguientes siglos vieron los inicios de la expansión inglesa, con la conquista de
Gales (1282) e Irlanda (desde 1169). Se produjo un intento en Escocia, que no fue
exitoso (1296).

  
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El Imperio británico de ultramar ² en el sentido de la exploración y los asentamientos


británicos a lo largo y ancho de los océanos fuera de Europa y las Islas Británicas²
comienza a partir de la política marítima del Rey Enrique VII, que reinó entre 1485 y
1509. Iniciando líneas comerciales para el comercio de la lana. Enrique VII estableció
un moderno sistema para la marina mercante británica, que contribuyó al crecimiento de
los astilleros y la navegación de la isla. La marina mercante aportó las bases para
instituciones mercantiles que desempeñarían un importante papel en la aventura
imperial posterior, como las compañías: Massachusetts Bay Company o la British East
India Company. Enrique VII ordenó también la construcción del primer dique seco en
Portsmouth, y mejoró notablemente la pequeña Marina Real (` ).


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Los cimientos del poder marítimo de Inglaterra, que fueron establecidos durante el
reinado de Enrique VII, se ampliaron gradualmente para proteger los intereses
comerciales ingleses y para abrir nuevas rutas. El rey Enrique VIII fundó la moderna
Marina inglesa, triplicando el número de barcos de guerra que la componían y
construyendo los primeros bajeles con armamento pesado de largo alcance. Comenzó la
construcción de su Marina a través del aparato administrativo centralizado del reino.
Además hizo construir muelles y faros que facilitaban la navegación costera. Enrique
VIII creó la Royal Navy que fue capaz de impedir la invasión de la Armada Invencible
en 1588, cuyas innovaciones fueron la base del dominio marítimo de Inglaterra durante
los siguientes siglos.


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Durante el reinado de la reina Isabel I, entre 1577 y 1590, fue la época de mayor
esplendor para los inicios del Imperio Británico, Inglaterra comenzaba su expansión
ultramarina con Sir Francis Drake y también con Guerras contra el Imperio Español de
Felipe II. dio la vuelta al mundo, y fue el segundo hombre en conseguirlo, tras la
expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. En 1579, Drake atracó
en algún lugar del norte de California y reclamó para la Corona lo que llamó  

('Nueva Inglaterra'), aunque su reivindicación no fue seguida de ningún
asentamiento. Los siguientes mapas situaron  
al norte de la Nueva España.
En consecuencia, los intereses de Inglaterra fuera de Europa aumentaron
considerablemente. Humphrey Gilbert siguió el curso de Cabot cuando partió hacia
Terranova en 1583 y la declaró colonia británica el 5 de agosto en San Juan. Sir Walter
Raleigh organizó la primera colonia de Virginia en 1587, en el lugar llamado Roanoke.
Tanto el asentamiento de Gilbert en Terranova como la colonia de Roanoke duraron
poco tiempo, y tuvieron que ser abandonados debido a la escasez de alimentos, el duro
clima, los naufragios y los encuentros con tribus indígenas hostiles.

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La derrota de la Armada Invencible española en 1588 consagró a Inglaterra como


potencia naval, aunque otras victorias navales españolas durante los años noventa del
siglo XVI coartaron nuevos intentos de asentamientos. Finalmente, en 1604, el rey
Jacobo I de Inglaterra negoció el Tratado de Londres con el que acababan las
hostilidades con España, y el primer asentamiento permanente de Inglaterra en América
se estableció en 1607 en Jamestown, Virginia. Durante los siguientes tres siglos,
Inglaterra extendió su influencia internacional y consolidó su desarrollo político
interior. En 1707, los parlamentos de Inglaterra y Escocia se unieron en Londres dando
lugar al parlamento de Gr
 ret .


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" # [editar]

El Imperio británico comenzó a tomar forma a principios del siglo XVII, mediante el
establecimiento por parte de Inglaterra de las 13 colonias de Norteamérica, que fueron
el origen de los Estados Unidos así como de las provincias marítimas de Canadá.
También se produjo la colonización de pequeñas islas en el mar Caribe como Jamaica y
Barbados.

Las colonias productoras de azúcar del Caribe, donde la esclavitud se convirtió en la


base de la economía, eran las colonias más importantes y lucrativas para Inglaterra. Las
colonias americanas producían tabaco, algodón, y arroz en el sur y material naval y
pieles de animales en el norte.

El imperio de Inglaterra en América se iba expandiendo gradualmente mediante guerras


y colonias. Inglaterra consiguió controlar Nueva Amsterdam (después llamada Nueva
York) tras las guerras anglo-holandesas. Las colonias americanas se extendían hacia el
oeste en busca de nuevas tierras para la agricultura. Durante la Guerra de los Siete
Años, los ingleses vencieron a los franceses y se quedaron con Nueva Francia, en 1760,
lo que convertía a Inglaterra en dueña de casi toda América del Norte.

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El Imperio británico intentó dominar la zona del Río de la Plata (Buenos Aires), a través
de dos intentos de dominación, denominados «Invasiones Inglesas». El primer intento
de invasión se realizó en el año 1806 y el segundo en el año 1807, realizándose sendos
desembarcos en la Ciudad de Buenos Aires en ambos años, además de la ocupación
militar de Montevideo. Ambos intentos fueron rechazados en forma exitosa por el
Ejército español y los habitantes de Buenos Aires, organizados en milicias.

En la misma región, en 1833, los británicos ocuparon militarmente las Islas Malvinas,
originando un conflicto que continúa hasta nuestros días con la República Argentina.


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Después, los asentamientos en Australia (que comenzaron con las colonias penales en
1788) y Nueva Zelanda (bajo el dominio de la Corona desde 1840) crearon una nueva
zona para la migración desde las islas británicas, aunque las poblaciones indígenas
tuvieron que sufrir guerras y, especialmente, enfermedades. Reduciéndose su tamaño en
alrededor de un 60±70% en algo menos de un siglo. Estas colonias obtuvieron después
autogobierno y se convirtieron en rentables exportadoras de lana y oro.

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( )[editar]

El antiguo sistema colonial británico comenzó a declinar durante el siglo XVIII. Fue un
período de dominación Whig en la vida política nacional (1714±1762), el Imperio se
convirtió en algo de menor importancia, hasta que un intento de subir los impuestos en
las colonias norteamericanas desató la Guerra de Independencia y la independencia de
las mismas (1776).

A menudo se alude a este período como el del «Primer Imperio británico», indicando el
cambio de dirección en la expansión británica, que se dirigió fundamentalmente a las
Américas durante los siglos XVII y XVIII, mientras que durante el «Segundo Imperio
británico» se centró en Asia y África (a partir del siglo XVIII). La pérdida de los
Estados Unidos mostró que poseer colonias no era necesariamente una ventaja en
términos económicos, ya que Gran Bretaña podía aún controlar el comercio con sus ex-
colonias sin tener que pagar por su defensa y administración.

El mercantilismo, la doctrina económica que presupone la competición entre naciones


por una cantidad de riqueza finita, había caracterizado el primer período de expansión
colonial, pero cedió paso al  ez-f re económico, el liberalismo de Adam Smith y
sus sucesores.

La lección aprendida por Gran Bretaña tras la pérdida de Norteamérica que el


comercio puede seguir aportando prosperidad, incluso en ausencia de dominio
colonial contribuyó durante los años cuarenta y cincuenta del siglo XIX a la
extensión del modelo de colonia autogobernada, que se concedió a las colonias pobladas
por blancos en Canadá y Australasia. Irlanda tuvo un trato diferente, siendo incorporada
al Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda en 1801.

En este período, Gran Bretaña prohibió el comercio de esclavos (1807) y pronto


comenzó a forzar a otras naciones a hacer lo mismo. A mediados del XIX, se había
conseguido erradicar la esclavitud de la mayor parte del mundo. La esclavitud fue
abolida en las colonias británicas en 1834.

Entre el Congreso de Viena de 1815 y la Guerra franco-prusiana de 1870, Gran Bretaña


fue la única potencia industrial del mundo, con más del 30% de la producción industrial
global en 1870. En su papel de «taller del mundo», Gran Bretaña podía producir
manufacturas de modo tan eficiente y económico que podía vender más barato que los
productores locales en los mercados extranjeros. A partir de condiciones políticas
estables en ciertos mercados de ultramar, Gran Bretaña pudo prosperar gracias al
comercio, sin necesidad de recurrir al gobierno formal en su área de influencia.

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La victoria de las fuerzas de la British East India Company en la Batalla de Plassey en


1757 abrió la provincia india de Bengala al dominio británico, aunque la posterior
hambruna (1770) exacerbada por las expropiaciones realizadas por el gobierno
provincial fue controvertida en la metrópoli. El siglo XIX vio como el control de la
Compañía se extendía sobre toda la India. Tras el motín de 1857 los territorios de la
Compañía pasaron a estar bajo la administración de la Corona (1858). La Reina Victoria
(1837±1901) fue proclamada Emperatriz de la India en 1876.

Ceilán (actual Sri Lanka) y Birmania se unieron a la lista de territorios británicos en


Asia, que se extendían por el este hasta Malasia y, desde 1841, a Hong Kong tras la
Primera Guerra del Opio en defensa de las exportaciones de opio de la Compañía a
China.

Los intereses británicos en China comenzaron a finales del siglo XVIII, cuando Gran
Bretaña se convirtió en un gran importador de té. El comercio del té creo un déficit que
los británicos trataron de corregir exportando opio de la India a China, a pesar de la
oposición de las autoridades chinas. El conflicto dio lugar a las Guerras del Opio, en las
que Gran Bretaña derrotó por dos veces a China.

Tras las Guerras del Opio, Gran Bretaña mantuvo unas complejas relaciones con China.
Aunque se anexionó Hong Kong, la mayor parte de su comercio con China se regulaba
mediante tratados que permitían el comercio a través de un cierto número de puertos.
Como resultado, Gran Bretaña estaba interesada en mantener un estado chino
independiente, ya que su destrucción hubiera abierto la posibilidad de ganancias
territoriales para otras potencias occidentales.

A la vez, Gran Bretaña no quería que el Estado chino fuera demasiado fuerte, ya que
ello hubiera supuesto que China pudiera cancelar o renegociar sus tratados. Estos
intereses explican la aparente contradicción de las actuaciones británicas respecto de
China: Gran Bretaña apoyó a la dinastía Qing durante la rebelión de Taiping, pero al
mismo tiempo, mediante una alianza con Francia, se embarcó en la Segunda Guerra del
Opio contra la corte Qing.

s   [editar]

El Imperio Británico en 1897, en rosa, que era el color en que se coloreaban los
dominios británicos en los mapas.

En su condición de primer país industrializado, Gran Bretaña fue capaz de conseguir


materias primas y mercado en la mayor parte del mundo accesible. Esta situación
empeoró gradualmente a lo largo del siglo XIX en la medida en la que otras potencias
comenzaron a industrializarse y comenzaron a utilizar la maquinaria del estado para
garantizar sus mercados y fuentes de abastecimiento. En los años setenta del XIX, los
fabricantes británicos en los sectores clave de la Revolución Industrial, comenzaron a
experimentar una competencia real.

La Industrialización progresó rápidamente en Alemania y los Estados Unidos,


permitiendo a estos países superar el modelo británico y francés del «viejo» capitalismo.
Las industrias alemanas en el sector textil y el del metal, habían sobrepasado a las de
Gran Bretaña en 1870, en cuanto a su organización y eficiencia y habían derrotado a los
fabricantes británicos en su mercado nacional. Con el cambio de siglo, la industria
alemana estaba produciendo para el antiguo «taller del mundo».

Mientras que las exportaciones invisibles (banca, seguros y transporte de mercancías)


mantuvieron a Gran Bretaña a salvo de los números rojos, su porción en el comercio
mundial pasó de ser un cuarto del mismo en 1880 a un sexto 1913. Gran Bretaña estaba
perdiendo no sólo los mercados de los países que se estaban industrializando, sino
también la competición por los mercados de terceros países menos desarrollados.
Incluso comenzaba a perder su hegemonía en zonas como la India, China, América del
Sur o las costas de África.

Las dificultades comerciales de Gran Bretaña se agudizaron con la «Larga Depresión»


de 1873±1896, un período prolongado de deflación, acentuado por las continuas
quiebras de negocios que añadieron presión para que los gobiernos favorecieran la
industria nacional, lo que condujo al masivo abandono del libre comercio entre las
potencias europeas (en Alemania desde 1879 y en Francia desde 1881).

La limitación tanto de los mercados nacionales como de las exportaciones que se


produjo como resultado hizo que los gobiernos y los sectores económicos, tanto de
Europa como de los Estados Unidos, vieran la solución en mercados de ultramar
protegidos que actuaran unidos al mercado nacional, defendido por aranceles y barreras
aduaneras: las colonias ofrecerían un mercado para las exportaciones, a la vez que
proveerían a la metrópoli de materias primas baratas. Aunque adherida al libre comercio
hasta 1932, Gran Bretaña se unió al nuevo ímpetu por un renovado imperio formal, lo
cual era preferible a permitir que sus áreas de influencia fueran tomadas por el comercio
de las potencias rivales.


*+,c  [editar]

La política e ideología de la expansión colonial europea entre 1870 y el comienzo de la


Primera Guerra Mundial en 1914 se denominan a menudo como el «Nuevo
Imperialismo». El período se caracteriza por una búsqueda sin precedentes de «el
imperio por el imperio», una competición agresiva entre las potencias para conseguir
territorios de ultramar y la aparición en los países conquistadores de doctrinas que
justifican la superioridad racial y que niegan la aptitud de los pueblos subyugados para
gobernarse por sí mismos.

Durante este período, las potencias europeas sumaron casi 23.000.000 km² a sus
posesiones coloniales. Dado que antes de 1880 estaba prácticamente desocupada por las
potencias occidentales, África se convirtió en el principal objetivo de la «nueva»
expansión imperialista, aunque esta conquista afectó igualmente a otras áreas; en
especial el Sudeste asiático y el Pacífico, donde los Estados Unidos y Japón se unieron a
las potencias europeas en su lucha por territorios.

La entrada de Gran Bretaña en la nueva era imperial se fecha a menudo en 1875, año en
que el gobierno conservador de Benjamin Disraeli compró al endeudado gobernante de
Egipto, Ismail Pasha, su parte en el Canal de Suez para asegurarse el control de esta vía
estratégica, un canal para el tráfico entre Gran Bretaña y la India desde su apertura seis
años antes, bajo el Emperador Napoleón III. El control financiero conjunto de Inglaterra
y Francia sobre Egipto acabó en la ocupación británica del país en 1882.


*-( [editar]

En 1875 las dos posesiones europeas más importantes en África eran Argelia y la
Colonia del Cabo. En 1914 tan sólo Etiopía y la república de Liberia permanecían fuera
del control europeo. La transición entre un «imperio informal» que controlaba a través
de la dominación económica y el control directo supuso una lucha por el territorio entre
las potencias europeas.
La actividad francesa, belga y portuguesa en la zona del Río Congo amenazaba con
debilitar la ordenada colonización del África tropical. La Conferencia de Berlín de
1884±85 pretendía regular la competición entre las potencias, definiendo la «ocupación
efectiva» como el criterio para el reconocimiento internacional de las reivindicaciones
territoriales, una fórmula que precisó del recurso habitual a la violencia contra los
estados y pueblos indígenas.

La ocupación de Egipto por parte de Gran Bretaña en 1882 (a raíz de los intereses en el
Canal de Suez) contribuyó a un aumento de la preocupación respecto del control del
valle del Nilo, que condujo a la conquista del vecino Sudán en 1896±98 y al
enfrentamiento con fuerzas expedicionarias francesas en Fashoda en septiembre de
1898).

En 1899 Gran Bretaña se lanzó a completar la conquista de Sudáfrica, que había


comenzado con la anexión en 1795 de El Cabo, a través de la invasión de las repúblicas
afrikaner en la región productora de oro del Transvaal y del vecino Estado Libre de
Orange. La British South Africa Company ya había tomado las tierras al norte,
rebautizándolas como Rodesia en homenaje a su jefe, el magnate del Cabo Cecil
Rhodes. Las críticas por estas anexiones condujeron al «Espléndido aislamiento» de
Gran Bretaña.

Las conquistas británicas en el África meridional y oriental, lanzaron a Rhodes y a


Alfred Milner, el Alto Comisionado británico en Sudáfrica, a solicitar con urgencia un
Imperio unido por ferrocarril «desde el Cabo hasta El Cairo», que uniría el
estratégicamente importante Canal de Suez con el sur, rico en minerales, aunque la
ocupación alemana de Tanganyika evitó su realización hasta el final de la Primera
Guerra Mundial.

En 1903, el sistema de telégrafo ya comunicaba las partes más importantes del Imperio.

Paradójicamente, Gran Bretaña, acérrima defensora del libre comercio, emergió en1914
no sólo con el mayor imperio de ultramar gracias a su larga presencia en la India, sino
como vencedora en la lucha por África, dada su ventajosa posición al comienzo de la
misma. Entre 1885 y 1914 Gran Bretaña tomó aproximadamente al 30% de la población
africana bajo su control, comparado con el 1% de Francia, el 9% de Alemania, el 7% de
Bélgica o el 1% de Italia: sólo Nigeria contribuía con 15 millones de súbditos, más que
todo el África Occidental Francesa o todo el imperio colonial de Alemania.

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El Imperio británico comenzó su transformación hacia lo que hoy en día es la


Commonwealth con la extensión del estatus de Dominio a las colonias con
autogobierno de Terranova (1855), Canadá (1867), Australia (1901), Nueva Zelanda
(1907), y la recién creada Unión de Sudáfrica (1910). Los dirigentes de los nuevos
estados se reunían con los estadistas británicos en cumbres periódicas llamadas
Conferencias Coloniales (y desde 1907, Conferencias Imperiales), la primera de las
cuales se mantuvo en Londres en 1887.

Las relaciones exteriores de los dominios las dirigía aún el Foreign Office del Reino
Unido: Canadá creó un Departamento de Asuntos Exteriores en 1909, pero las
relaciones diplomáticas con otros gobiernos se seguían llevando desde Londres. La
declaración de guerra por parte de Gran Bretaña en la Primera Guerra Mundial afectó a
todos los dominios.

Los dominios poseían un gran margen de maniobra a la hora de elaborar sus políticas
hacia el exterior, siempre que ésta no entrara directamente en conflicto con los intereses
de Gran Bretaña: El gobierno del Partido Liberal de Canadá negoció un acuerdo
bilateral de libre comercio con los Estados Unidos en 1911.

En asuntos de defensa, la concepción original que entendía los dominios como parte
integrante de la estructura militar y naval de un solo Imperio acabó por ser insostenible
en la medida en que Gran Bretaña se comprometía en Europa y ante el reto de una
emergente flota alemana desde 1900. En 1909 se decidió que los dominios tuvieran sus
propias armadas.

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Tras la Primera Guerra Mundial el Imperio británico vio su período de máxima


extensión, ya que Gran Bretaña obtuvo el control de Palestina e Iraq a través del
mecanismo del mandato de la Liga de Naciones, tras la caída del Imperio otomano en el
Próximo Oriente, así como las antiguas colonias alemanas en Tanganyika, África
Sudoccidental (actual Namibia) y Nueva Guinea (las dos últimas quedaron bajo control
de Sudáfrica y Australia, respectivamente). Las zonas ocupadas por Gran Bretaña en
Alemania tras la guerra no fueron consideradas parte del Imperio.

Aunque Gran Bretaña emergió como uno de los vencedores de la guerra y su dominio se
extendió a nuevas áreas, los elevados costes de la guerra minaron su capacidad
financiera para mantener aquel vasto imperio. Los británicos habían sufrido millones de
bajas y liquidado sus recursos financieros a un ritmo alarmante, que condujo al aumento
de la deuda y falta de efectivos en las partes lejanas del Imperio en África y Asia. El
sentimiento nacionalista creció tanto en las colonias nuevas como en las antiguas,
alimentado por el orgullo derivado de la participación en el conflicto de muchos de
aquellos súbditos, al servicio de las tropas imperiales.

Durante los años veinte, el estatus de dominio se transformó notablemente. Aunque los
dominios no tuvieron voz en la declaración formal de guerra en 1914, todos ellos fueron
incluidos por separado entre los firmantes del tratado de paz de Versalles en 1919, que
había sido negociado por una delegación del Imperio encabezada por Gran Bretaña. En
1922 los reparos por parte de los dominios para apoyar la acción militar británica contra
Turquía influyeron en la decisión de buscar un compromiso.

La independencia de los dominios se formalizó en 1926 mediante la Declaración de


Balfour y el Estatuto de Westminster de 1931: de entonces en adelante, cada dominio
era igual en estatus a la misma metrópoli, libre de interferencias legislativas
provenientes de Gran Bretaña y autónomo en sus relaciones internacionales.

Canadá fue pionera, convirtiéndose en el primer dominio que concluyó de modo


totalmente independiente un tratado internacional (1923). La primera representación
diplomática permanente de Canadá en un país extranjero se abrió en Washington en
1927: Australia le siguió en 1940.
El Estado Libre de Irlanda, acordó el estatus de dominio en 1921 tras una amarga guerra
contra Gran Bretaña, aunque anuló su relación constitucional con la corona en 1937
(cambiando su nombre por el de Éire), convirtiéndose en la República de Irlanda fuera
de la Commonwealth desde 1949. Egipto, formalmente independiente desde 1922 pero
vinculado a Gran Bretaña por tratado hasta 1936 (y bajo ocupación parcial hasta 1956)
cortó su vinculación constitucional con Gran Bretaña de modo similar. Irak, que se
convirtió en Protectorado Británico en 1922, alcanzó la independencia en 1932.

 
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El crecimiento de los movimientos nacionalistas anticolonialistas en los territorios


súbditos durante la primera mitad del siglo XX desafió a una potencia imperial, que
cada vez tenía que preocuparse más por asuntos más cercanos, en especial tras la
Segunda Guerra Mundial. Aprovechando esta oportunidad, primero la India, y tras ella
otros territorios de Asia y de África reclamaron convertirse en estados independientes.
Tras algunos intentos desastrosos de evitarlo, Gran Bretaña tuvo que aceptar la nueva
situación que condujo al antiguo Imperio a convertirse en lo que hoy en día es la
Commonwealth.

El final del Imperio se unió a los problemas económicos que Gran Bretaña tuvo que
afrontar tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. La crisis económica de 1947 obligó al
gobierno laborista de Clement Attlee a abandonar el puesto de primera potencia mundial
y a aceptar la preponderancia estratégica de los Estados Unidos. Gran Bretaña se
embarcó en un tortuoso realineamiento con Europa Occidental que permanece a la
espera de una solución definitiva.

La declaración de hostilidades contra Alemania en septiembre de 1939 no comprometía


a más dominios que a Australia, que aún no había adoptado legalmente el Estatuto de
Westminster. Los otros dominios declararon la guerra de modo independiente, excepto
Eire, que había negociado la retirada de las fuerzas británicas de su territorio el año
anterior y que prefirió ser neutral durante la guerra.

La segunda Guerra Mundial debilitó el ya débil liderazgo financiero y comercial de


Gran Bretaña, acentuando la importancia de los dominios y de los Estados Unidos como
fuente de asistencia militar. El primer ministro australiano John Curtin tomó la decisión
sin precedentes en 1942 de retirar las tropas australianas que defendían Birmania
demostrando que no se podía esperar que los gobiernos de los dominios actuaran en
defensa de la metrópoli y no de sus propios intereses nacionales.

Tras la guerra, Australia y Nueva Zelanda se unieron a los Estados Unidos a través del
tratado regional de seguridad (ANZUS), en 1951. Gran Bretaña buscaba desde 1961 lo
que consiguió en 1973, unirse a la Comunidad Europea, lo que debilitó los vínculos
comerciales con los dominios en lo referente a su acceso privilegiado al mercado
británico.

En el Caribe, África, Asia y el Pacífico, la descolonización durante la posguerra se


efectuó con prisa, dado el crecimiento de los cada vez más poderosos movimientos
nacionalistas. Gran Bretaña rara vez luchó para retener algún territorio. Las limitaciones
de Gran Bretaña se mostraron de modo humillante durante la Crisis de Suez de 1956 en
la que los Estados Unidos se opusieron a la intervención anglo-francesa en Egipto;
puesto que aquella aventura podía poner en riesgo los intereses estadounidenses en el
Próximo Oriente.

La independencia de la India en 1947 acabó con la lucha mantenida por el Congreso


Nacional Indio durante 40 años; primero por el autogobierno y después por la soberanía.
La división territorial entre la India y Pakistán desató la violencia y supuso la pérdida de
cientos de miles de vidas. La aceptación por parte de Gran Bretaña y de los otros
dominios en (1949) del nuevo estatus de república de la India se considera en la
actualidad como el inicio de la moderna Commonwealth.

Birmania obtuvo la independencia en (1948) fuera de la Commonwealth, Ceilán (1948)


y Malaya (1957) dentro de la misma. El mandato británico en Palestina concluyó en
(1948) con la retirada de las tropas y una guerra abierta entre la población árabe y la
población judía del territorio. En el Mediterráneo, la guerrilla chipriota promovida por
partidarios de la unión con Grecia concluyó en 1960 con un Chipre independiente.

El final del Imperio británico en África llegó con una rapidez excepcional, a menudo
dejando a los nuevos estados en una mala situación para abordar los retos que planteaba
la soberanía: La independencia de Ghana en (1957) tras diez años de lucha política, fue
seguida por la de Nigeria (1960), Sierra Leona y Tanganyika (1961), Uganda (1962),
Kenia y Zanzíbar (1963), Gambia (1965), Botswana (antigua Bechuanalandia) y
Lesotho (antigua Basutolandia) (1966), y Swazilandia (1968).

A la retirada británica del sur y del este de África la complicaba la situación de los
pobladores blancos de las regiones: El levantamiento Mau Mau en Kenia ya había
mostrado las posibilidades de conflicto, en un contexto en el que los blancos eran
terratenientes reluctantes a las reformas democráticas. El gobierno minoritario de los
blancos en Sudáfrica continuó siendo un quebradero de cabeza para la Commonwealth
hasta el final del sistema de apartheid en 1994.

Aunque la Federación de Rhodesia y Nyasaland, dominada por los blancos, concluyó


con la independencia de Malawi (antigua Nyasaland) y Zambia (antigua Rhodesia del
Norte) en 1964, la minoría blanca de Rhodesia del Sur, (una colonia autogobernada
desde 1923) declaró su independencia. El apoyo del gobierno de Sudáfrica mantuvo el
régimen hasta 1979, año en el que se alcanzó un acuerdo, basado en la voluntad de la
mayoría, del que surgió un independiente Zimbabwe.

La mayor parte de los territorios británicos en el Caribe optó por una independencia por
separado, tras el fracaso de la Federación de las Indias Occidentales (1958±1962): a
Jamaica y Trinidad y Tobago (1962) las siguió Barbados (1966) y las islas más
pequeñas del Caribe oriental alcanzaron la independencia en los años setenta y ochenta.
Al final de la cesión por 99 años de los Nuevos Territorios, todo Hong Kong fue
devuelto a China en 1997.



[editar]

En 1910, el Imperio británico constaba de los siguientes territorios:


Imperio Británico en 1921.

-( [editar]

p Bechuanalandia (actual Botswana)


p Togolandia Británica
p Camerún
p Costa de Oro (hoy Ghana)
p Egipto
p Kenia
p Mauricio
p Nigeria
p Rhodesia del Norte (actual Zambia)
p Nyasalandia (actual Malawi)
p Sierra Leona
p Somalilandia
p Rhodesia del Sur (actual Zimbabue)
p África Suroccidental (actual Namibia)
p Swazilandia
p Sudán
p Tanganika (actual Tanzania)
p Uganda

" # "


 [editar]

p Isla Ascensión
p Guyana Británica (actual Guyana)
p Honduras Británica (actual Belice)
p Canadá
p Islas Malvinas (reclamadas por Argentina)
p Terranova
p Indias Occidentales
Yp Anguila
Yp Antigua y Barbuda
Yp Bahamas
Yp Barbados
Yp Bermudas
Yp Islas Vírgenes Británicas
Yp Islas Caimán
Yp Dominica
Yp Grenada
Yp Jamaica
Yp Montserrat
Yp San Cristóbal y Nieves
Yp Santa Lucía
Yp San Vicente y las Granadinas
Yp Trinidad y Tobago
Yp Islas Turcas y Caicos
p Santa Helena
p Tristán da Cunha
p Georgia del Sur (reclamada por Argentina)

"[editar]

p Adén (actualmente parte de Yemen)


p Bután
p Nueva Guinea Británica (parte meridional de Papúa Nueva Guinea)
p Brunéi
p Birmania (actual Myanmar)
p Ceilán (actual Sri Lanka)
p Hong Kong
p India Británica (actuales India, Pakistán y Bangladesh)
p Iraq
p Kuwait
p Malaya (parte de la actual Malasia)
p Maldivas
p Palestina (actuales Israel y Territorios Ocupados Palestinos)
p Borneo Septentrional (hoy día parte de Malasia)
p Omán
p Qatar
p Sarawak (hoy día parte de Malasia)
p Singapur
p Transjordania (actual Jordania)
p Omán de la Tregua o Estados de la Tregua (Emiratos Árabes Unidos)
p Weihawei (actual ciudad de Weihai)

[editar]

p Chipre
p Gibraltar
p Malta
p Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda

% $( [editar]

p Australia
p Ellice Islands (actual Tuvalu)
p Fiji
p Islas Gilbert (actualmente parte de Kiribati)
p Nauru
p Nueva Zelanda
p Pitcairn
p Islas Salomón
p Tonga
p Maraco

ëc 
 
./0.[editar]

p Las Trece Colonias, con posterioridad Estados Unidos de América


Yp Delaware
Yp Maryland
Yp Nueva Jersey
Yp Virginia, después Virginia y West Virginia
Yp Massachusetts, después Massachusetts y Maine
Yp New York, después New York y Vermont
Yp New Hampshire
Yp Rhode Island
Yp Georgia
Yp Carolina del Norte
½p Roanoke, después parte de Carolina del Norte
Yp Carolina del Sur
Yp Connecticut
Yp Pennsylvania
Yp Territorio entre las 13 Colonias y el río Misisipi, con reivindicaciones
entre las Colonias y lo que hoy día es Alabama, Misisipi, Tennessee,
Kentucky, Ohio, Illinois, Indiana, y Míchigan, parte de Wisconsin, y
parte de Luisiana.
p Territorios medievales en Francia.
p Helgoland cedido a Alemania en 1890.
p Hanóver
p Florida, a España y después a los Estados Unidos.
p Parte de Oregón (en disputa con EEUU, España y Rusia), a los Estados Unidos.
p Hawaii (las Islas Sandwich) cedidas a Gran Bretaña el 25 de febrero de 1843;
obtuvieron la independencia el 28 de noviembre de 1843; fueron anexionadas
por los Estados Unidos el 7 de julio de 1898.
p Las Islas Jónicas tomadas por los ingleses en 1809 y cedidas a Grecia en 1864.
p Menorca tomada por Gran Bretaña en 1708 y cedida formalmente a España en
1802.
p La Costa de los Mosquitos fue un protectorado británico entre 1655 y 1850.
p Sudáfrica, que obtuvo su independencia en 1910.

ë1  [editar]

En la actualidad, solamente unos pocos territorios permanecen bajo administración


británica, principalmente debido a que no serían viables como Estados soberanos. Los
últimos Territorios de Ultramar son:

ë1 

2
 
 [editar]

p Anguila
p Bermudas
p Islas Vírgenes Británicas
p Islas Caimán
p Gibraltar (reclamado por España como parte de su territorio)
p Montserrat
p Islas Turcas y Caicos

&ë1 [editar]

p Territorio Antártico Británico (reclamado por Argentina)


p Territorio Británico en el Océano Índico
p Islas Malvinas (reclamadas por Argentina)
p Pitcairn
p Santa Helena (incluyendo las dependencias de Isla Ascensión y Tristán da
Cunha)
p Georgia del Sur e Islas Sandwich del Sur (reclamadas por Argentina)
p Akrotiri y Dhekelia





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 3(
1
14
[editar]

p Guernsey
p Jersey
p Isla de Man
p Australia

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