Sie sind auf Seite 1von 2

SU PRESENCIA HACE LA DIFERENCIA

Pastor Victor M. Centeno


Comencé a predicar a los 15 años. En aquel tiempo, era
conocido como “el joven predicador”. Siendo apenas un
adolescente, admiraba a muchos del Señor. Sin embargo, mi
evangelista modelo, el predicador que yo admiraba en forma
especial, fue Roberto F. Fierro. Su manera de hacer una
introducción y captar la atención de la audiencia, para mi
era única.

La primera vez que le escuché predicar por WKAQ- Radio en


Puerto Rico, me dije a mí mismo: “Yo quiero ser como él”. Un
día, en una emisora radial, escuché un anuncio que me
emocionó: “Luego de una larga ausencia de Puerto Rico,
Roberto Fierro, viene a Cayey con un mensaje de fe para
usted”. Me dije: “esta es mi oportunidad para finalmente
poder hablar en persona con el predicador que más he
admirado”.

Cuando llegué a aquel culto masivo en la plaza de Cayey, la


atmosfera estaba electrizante. Ya mi Hno. Fierro estaba en
un sillón de ruedas por causa de un terrible cáncer. No
obstante, su mensaje fue enérgico, claro y conmovedor. El
llamado al altar fue impresionante, la gente pasaba llorando
y Roberto Fierro, tambien estaba llorando. Su sensibilidad
espiritual y su pasión por las almas, marcaría mi vida e
impactaría mi ministerio para siempre.
Después de la ministración, con la ayuda del recordado
locutor cristiano, Ramón S. Olivencia, logré pasar a saludar
al Hno. Fierro. Para mi sorpresa, ya él había escuchado de
mí, así que fue fácil comenzar a dialogar.

Yo me sentía sumamente impresionado. Lo veía como


héroe, como padre y como maestro. Aún puedo ver su rostro
expresar aquella rara mezcla de amor y autoridad. Nunca,
NUNCA, olvidaré aquel momento que marcó mi vida. Pasó su
mano, con ternura sobre mi cabeza (como si fuera un padre
acariciando a su hijo), y con una autoridad sin igual, aquel
gran Apóstol de fe, me miró con ojos penetrantes, y me dijo:
“No permitas que nada te detenga. Sigue predicando el
Evangelio. Yo, con este cáncer terminal y en este sillón de
ruedas, me siento limitado. El dolor que siento es enorme.
Pero te hago saber, Víctor, que CON CRISTO hasta el dolor es
bueno".

Te confieso que, en ese momento, no lo entendí cabalmente.


No comprendía por qué ese hombre de tanta fe, que había
sido usado por Dios en un ministerio tan milagroso, hablaba
así. Para mí era paradójico. Me sonaba cómo si, en lugar de
reprender al cáncer, lo estuviese disfrutando...

Pero han pasado los años y ahora, después de ver y vivir yo


mismo tantas experiencias dolorosas, lo puedo entender. Y
es que cuando las finanzas, los lujos, la atractibilidad
estética, la fama, los amigos y TODO se marcha de nuestras
vidas, allí se queda el Señor.

El está sobre ti, para cubrirte; marcha al frente, para guiarte;


camina tras ti, para protegerte; a tu lado para fortalecerte ;y
habita dentro de ti, para que lo disfrutes. Desde esa
perspectiva, Roberto Fierro, tenía razón. “CON CRISTO,
HASTA EL DOLOR ES BUENO”. Es SU presencia, lo que hace
la diferencia.

Pastor Victor Centeno

Das könnte Ihnen auch gefallen