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El franquismo fue el régimen dictatorial que gobernó España desde 1939 hasta la muerte

de su artífice, el general Franco, en 1975.

Su origen se remonta a la Guerra Civil, en que se asentaron sus fundamentos. Su


legitimidad se basó siempre en la victoria en la guerra y nunca en la voluntad de los
españoles expresada democráticamente.

La larga duración del régimen llevó a cambios, motivados con frecuencia por las
diferentes situaciones internacionales. Así, podemos hablar de una sucesión de etapas,
cada una con rasgos distintivos: fascista en los primeros tiempos, nacional-católica en los
años centrales y dictadura desarrollista en los últimos quince años.

Pero algo se mantuvo inamovible: el poder absoluto de Franco. Ha sido uno de los
gobernantes contemporáneos que más poderes ha concentrado, aunque a veces los
utilizase con sentido arbitral. Fue a la vez jefe del Estado, del gobierno, del partido único
(o Movimiento) y generalísimo de los ejércitos.

El primer franquismo se extiende desde la victoria de Franco en la Guerra Civil (abril de


1939) hasta el final de la II Guerra Mundial (1945).

Durante esos años, prosiguió la configuración de la dictadura iniciada en los años de la


guerra. Su modelo principal fue el fascismo italiano, pero con muchos ingredientes de
carácter conservador y católico. Con esa combinación, se trataba de satisfacer a las
principales fuerzas políticas y sociales que lo sustentaron en la Guerra Civil.

El régimen estaba en deuda con Alemania e Italia por los apoyos decisivos recibidos
durante la Guerra Civil. Esa circunstancia le llevó a una política ambigua y oscilante de
cercanía con las potencias del Eje durante la II Guerra Mundial

Desde sus primeros años, la dictadura de Franco se fue configurando según las
siguientes características:

• Concentración del poder en Franco, presentado como un caudillo providencial,


que asumía la jefatura del Estado, del gobierno, del partido único y del ejército
(generalísimo).

• Restricción de los derechos y libertades de asociación y reunión y prohibición de


los partidos. Las fuerzas que apoyaron la sublevación quedaron integradas en un
partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS (llamado después el
Movimiento). Además, Franco se apoyó en las diferentes “familias del régimen”:
monárquicos, católicos, ejército, tecnócratas, etc.

• Prohibición de los sindicatos de clase y de la huelga. En su lugar, creación de un


sindicalismo vertical, que agrupaba obligatoriamente a obreros y empresarios,
supeditado al Estado.

• Asignación del mantenimiento del orden interior a las Fuerzas Armadas.

• Control total de la información, a través de la censura y la propaganda (limitada a


divulgar los principios del Régimen).
• Represión sistemática, ejercida mediante la jurisdicción militar, a los partidarios de
la República durante la Guerra Civil: Ley de Responsabilidades Políticas (1939) y
Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940).

• Nacional-catolicismo: la identificación de la nacionalidad española con los


valores del integrismo católico.

Autarquía

La cercanía de Franco a las potencias del Eje y el carácter fascista de su régimen, le


acarrearon una condena internacional al terminar la II Guerra Mundial. El aislamiento
hacía difícil la supervivencia del franquismo.

La autarquía económica pasó a convertirse en una necesidad. La posguerra trajo


privaciones para la mayoría de los españoles (especialmente para los vencidos) y se
alargó mucho tiempo.

El régimen presentó el aislamiento como el resultado de una conjura contra España e


introdujo cambios para dar una apariencia más aceptable ante la comunidad internacional.

Pero fueron las nuevas condiciones marcadas por el inicio de la Guerra Fría las que
salvaron la continuidad de la dictadura. En pocos años, el régimen reestablecía sus
relaciones diplomáticas, firmaba acuerdos con EE UU y el Vaticano y entraba en
organismos internacionales. La culminación fue el ingreso en la ONU en 1955.

Tecnocracia y desarrollo

La política autárquica del régimen llevó a una situación económica insostenible en 1956.
La inflación se disparó y hubo un grave déficit exterior.

Eran necesarios cambios en la política económica si se pretendía evitar la bancarrota del


Estado.

Franco renovó el gobierno en 1957. Lo más significativo fue la entrada de un equipo de


tecnócratas, la mayoría de ellos vinculados a la asociación religiosa Opus Dei. Destacaron
Alberto Ullastres, Navarro Rubio y -todavía sin rango ministerial- López Rodó. Fueron los
artífices del Plan de Estabilización de 1959, que liberalizó parcialmente la economía, y de
los Planes de Desarrollo.

A partir de la nueva política económica, España experimentó un crecimiento acelerado. El


desarrollo económico contribuyó al cambio social. Y a su vez, al surgimiento de nuevas
formas de oposición a la dictadura.
La salida del aislamiento se debió más a las nuevas condiciones internacionales -inicio de
la Guerra Fría- que a los cambios superficiales introducidos por Franco. Al bloque
occidental liderado por EE UU le convenía un régimen fuertemente anticomunista, aunque
fuese una dictadura.

España quedó fuera de las ayudas del Plan Marshall y de la integración en la OTAN. Pero
a partir de 1949 empezó a mejorar sus relaciones con Estados Unidos: negoció
empréstitos y en diciembre de 1950 se nombraba un embajador en Madrid.

Desde entonces, España fue entrando gradualmente en diversos organismos


internacionales: Organización Mundial de la Salud, UNESCO, Organización Mundial del
Trabajo. Más decisivos aún fueron los dos acuerdos de 1953:
• Los acuerdos con Estados Unidos de defensa mutua y asistencia militar, por los
que se instalaban cuatro bases militares. España recibía a cambio ayudas
económicas.

• El nuevo Concordato con el Vaticano. Básicamente ratificaba las ventajas de la


Iglesia católica en el Estado español, pero era un importante reconocimiento
exterior del régimen de Franco.

El año 1955 marcaba el fin del aislamiento, con la entrada de España en la ONU.

El rápido crecimiento económico propició un importante cambio social:

• El país fue dejando atrás su carácter agrario y rural, para convertirse en industrial y
de servicios.

• Hubo un despegue del consumo. Los automóviles pasaron de un 4 % en 1960 a un


40 % en 1975. Mayor aún fue la difusión de televisores.

• Se disparó la entrada de turistas (6 millones en 1960, 30 en 1975). Con un doble


efecto: ingreso de divisas y apertura de las mentalidades.

Estaba surgiendo una sociedad de amplias clases medias y más abierta, cada vez más
secularizada, con una extensión generalizada de la educación, que acabaría resultando
incompatible con el sistema franquista.

El régimen introdujo medidas aperturistas, pero de menor profundidad. Destacó la nueva


Ley de Prensa (1966), debida a Manuel Fraga, que suavizó aspectos de la censura.
Culminó su institucionalización con la Ley Orgánica del Estado. El período se cerró en
1969 con dos hechos relevantes:

• Franco nombró al príncipe Juan Carlos de Borbón como su sucesor.

• El escándalo de MATESA, una empresa textil que cometía fraude en sus


exportaciones. Salpicó a ministros tecnócratas del área económica. El hecho de
que se hiciese público, puso de manifiesto las discrepancias internas en el
régimen.

La oposición

Después de la terrible represión que siguió a la guerra, se fue reorganizando y diversificó


sus formas de lucha contra la dictadura.
A la guerrilla rural se unió otra urbana (de matiz anarquista) con acciones especialmente
intensas en los años 1946 y 1947.
El cambio táctico del PCE, tras esperar sin producirse la insurrección popular, se produjo
a partir de 1956 con el ofrecimiento de una política de reconciliación nacional.
En 1959 un grupo juvenil disidente de los planteamientos pasivos del PNV dieron origen a
ETA. Su I Asamblea difundió su primer manifiesto en mayo de 1962 en el que se definió
como Movimiento Revolucionario Vasco de Liberación Nacional. El primer atentado mortal
se data en el 2 de agosto de 1968.
En el País Vasco, 339 sacerdotes firmaron el 30 de mayo de 1960 un documento en el
que reclamaban libertades y protestaban contra la represión.
También se produjo una reorganización progresiva del nacionalismo catalán.
El Contubernio de Munich (así llamado por la prensa oficial).
Salvador de Madariaga (Presidente de la Internacional liberal y exiliado) organizó la
asistencia de personalidades españolas al IV Congreso del Movimiento Europeo que tuvo
lugar en junio de 1962.
Asistieron al mismo 80 figuras significativas de la oposición interior y 38 del exilio (que
representaron a demócrata-cristianos, socialdemócratas, socialistas y nacionalistas
vascos y catalanes, quedando excluidos los comunistas).
El Congreso redactó una resolución en la que exigía para el ingreso de España en los
organismos europeos su legitimidad democrática. La represión del Régimen se intensificó,
fueron detenidos varios dirigentes anarquistas y comunistas (Julián Grimau ejecutado el
20 de abril de 1963)

En el desarrollo sindical tuvieron un importante papel las organizaciones obreras


cristianas (JOC y HOAC) base de la futura Unión Sindical Obrera (USO). En este mismo
ambiente nacieron también las CC.OO. (que pronto fueron infiltradas por el PCE) y que el
27 de enero de 1967 organizaron la mayor manifestación de trabajadores desde 1939.
A las huelgas obreras se sumaron el movimiento universitario y los movimientos de
renovación eclesial.
En 1965 Aranguren, Tierno Galván y García Calvo fueron separados de sus cátedras de
la Universidad de Madrid por su oposición al Régimen.
El mayo de 1968 francés tuvo una enorme repercusión en el movimiento estudiantil
español que se mantuvo activo hasta el la muerte de Franco en 1975.

Declive final del Régimen. 1969-1975.


Carrero Blanco se hizo cargo de la Presidencia del Gobierno en octubre de 1969.
Un nuevo Gobierno, tras el escándalo de Matesa, firmó un acuerdo comercial con la CEE,
estableció relaciones diplomáticas con China y la RDA y puso en marcha la Ley Villar
Palasí de Educación.
Fue creciendo el malestar laboral entre 1970 y 1974. Los numerosos atentados y
secuestros de ETA, especialmente en los años 1972 y 1973, trajo como consecuencia el
endurecimiento en la aplicación de la Ley de Orden Público (1971).

El intento aperturista del Régimen en 1973 (separación de la Jefatura del Estado y del
Gobierno) provocó la reacción ultraconservadora, un cambio de gobierno y el asesinato
de Carrero Blanco en atentado por ETA. Se inició la agonía del franquismo de la mano del
Presidente de Gobierno Carlos Arias Navarro (franquista puro).

En julio de 1974 (enfermo Franco) se constituyó en París la Junta Democrática, integrada


por el PCE, políticos vinculados a don Juan (Calvo Serer y García Trevijano) e
independientes a los que luego se sumaron los socialistas de Tierno Galván, los carlistas
de Carlos Hugo, Comisiones Obreras, el Partido del Trabajo. Su manifiesto reclamó la
ruptura democrática y un proceso constituyente.

Socialistas, cristianodemócratas, liberales y socialdemócratas formaron en julio de 1975


otro organismo unitario al margen de la Junta, la Plataforma de Convergencia
Democrática. La Plataforma consideró como única salida la monarquía desligada del
movimiento.
Ni una ni otra aceptaron la colaboración en la política de Arias Navarro.

Por otra parte, personas vinculadas al Régimen (Fraga, Fernández Ordoñez, Pío
Cabanillas) o que lo habían estado (Areilza) reclamaron una reforma constitucional y la
creación de un congreso elegido por sufragio universal.
Era el lenguaje de la oposición y sin ellos la apertura de Arias no tenía sentido.
El Estatuto de Asociaciones de diciembre de 1974 fue valorado por la oposición como
ejemplo de la imposibilidad de una reforma desde dentro del Régimen.

La situación laboral se deterioraba, el malestar laboral se hacía mayor, el terrorismo


intensificó sus acciones, el 27 de septiembre de 1975 se ejecutaron a 3 miembros del
FRAP y 2 de ETA, una oleada de protestas internacionales y el asalto a la embajada en
Lisboa junto a la retirada de embajadores por parte de 13 países, Hasan II aprovechó la
coyuntura para iniciar la Marcha Verde.
El 20 de noviembre de 1975 moría Franco y se demostró que “con la muerte de Franco
había muerto el franquismo”.

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