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PLAN DE PROTECCIÓN DE LA

SALUD MENTAL EN SITUACIONES


DE EMERGENCIAS Y DESASTRES.

Departamento de Emergencias y Desastres

Subsecretaría de Salud Pública


Subsecretaría de Redes Asistenciales

Octubre 2008

1
El Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones de Emergencias y Desastres, es un
componente indispensable del Plan General de Atención Sanitaria en Emergencias y
Desastres.

Proporciona la directriz básica en cuanto a los objetivos, procedimientos y recursos


necesarios para anticipar, prevenir y resolver las diversas exigencias que implica reducir el
riesgo psicosocial de la población expuesta a emergencias y desastres.

I. Antecedentes.

El país está sometido a constantes situaciones de emergencias y desastres de origen


sísmico, volcánico, climático y a otros, menos frecuentes, originados por la intervención
humana.

Debido a ello, no sólo se producen pérdidas de vidas o de la integridad de las personas,


daños materiales y de la economía, sino también se generan efectos sobre el equilibrio
psicológico y emocional, la conducta y la salud mental de la población afectada, dado que
estos eventos exceden grandemente la capacidad de manejo de las personas.

Los efectos de los desastres sobre la salud mental, están siendo identificados y abordados
recién en los últimos 30 años. La investigación y los resultados de la experiencia internacional,
ofrecen ya evidencias sobre la naturaleza y origen de tales efectos, su prevención y, en
relación a su manejo, han permitido superar un enfoque centrado en la identificación de los
síntomas, la medicación y la hospitalización, por otro más integral y comunitario 1.

Se estima que, de acuerdo a la magnitud del desastre, entre un 30 y un 50 % de la población


expuesta sufre alguna manifestación psicológica, las que emergen a lo largo de varios
meses post evento. En todo caso, debe destacarse que no todas pueden calificarse de
patológicas. Por otra parte, “se ha demostrado que, después de la emergencia propiamente
dicha, los problemas de salud mental en los sobrevivientes requieren de atención durante un
período prolongado, cuando tienen que enfrentar la tarea de reconstruir sus vidas” 2.

Se requiere entonces, de una atención específica por un período de tiempo prolongado,


para lo cual debe procurarse el fortalecimiento de los sistemas de atención de la salud
mental con base comunitaria y su coordinación estrecha con los servicios de atención
primaria.

Hay eventos en los que la percepción de inminencia de peligro (probabilidad de erupción,


enjambre sísmico de intensidades moderadas), genera un grado elevado de alarma en la
población. Ello, de hecho, constituye ya una “emergencia psicosocial”.2Si bien, una
normativa nacional podrá proveer los criterios y orientar la respuesta intersectorial ante estas
situaciones, el Sector Salud debe estar, desde ahora, en condiciones para anticipar,
identificar y enfrentar las consecuencias que para la salud mental de la población conlleva
una emergencia psicosocial”.

Si bien en los últimos años, en el concierto internacional y de las Américas, ha aumentado el


interés por el impacto de los desastres en la salud mental de las poblaciones afectadas y se
ha hecho evidente la necesidad de un abordaje integral que trascienda la atención de la
1 Organización Panamericana de la Salud. “ Protección de la salud mental en situaciones de emergencias y
desastres”. Serie de Manuales Nº 1, 2004.
2 Organización Panamericana de la Salud. “Guía práctica de salud mental en situaciones de desastres”. 2006.

2
enfermedad y la reparación de los daños materiales, la respuesta de las instituciones y de
los programas de salud se mantiene en niveles insuficientes de efectividad y de oportunidad.

Nuestro país cuenta con una política nacional, con una institucionalidad (ONEMI) y un
procedimiento de gestión presupuestaria para atender las necesidades propias de las
situaciones de emergencia. Por su parte, el Ministerio de Salud cuenta con una instancia
equivalente, el Departamento de Emergencias y Desastres y los Servicios de Salud disponen
de planes de emergencias y contingencias y un cierto soporte de personal. Sin embargo, en
relación a la protección de la salud mental, se hace necesario una incorporación más
orgánica de ella, conceptual, normativo y operacional y este Plan es una contribución a ello”.

En la larga historia de eventos que ha sufrido el país3, los Servicios de Salud, han debido
responder a las diversas necesidades de atención, sin contar con un marco o plan
previamente establecido, ni con personal con preparación o experiencia en este tipo de
eventos.

El Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones de Emergencias y Desastres,


permitirá prevenir y resolver los diversos requerimientos de los niveles locales para dar
respuesta oportuna y con calidad frente a los eventos de emergencia y/o desastres.

II. Foco en las necesidades de la gente.

En las situaciones de emergencias y desastres, la población expuesta presenta necesidades


de atención en salud mental, adicional y distinta de las habituales, a saber:

a) Necesidades de apoyo psicológico y psicosocial. Se presentan en un número


de personas elevado, aunque no bien conocido, como parte de o, como agregado a las
conductas de afrontamiento frente al estrés o “emergencia psicosocial “.
Consisten en sentimientos y reacciones como el miedo y la aflicción, la incertidumbre,
la desprotección y frustración, como consecuencia de los daños y pérdidas y por la
expectación de la recurrencia a la situación traumática.

b) Necesidades de atención clínica. Un determinado número de personas, mayor


que el habitual, experimentará reacciones emocionales agudas que alcanzan a
configurar cuadros clínicos, descompensaciones en personas con enfermedades
mentales en tratamiento, cambios conductuales y molestias que configuran trastornos
por estrés entre los afectados o trastornos depresivos o por estrés post traumático,
de manifestación más tardía.
Para ellas, los servicios de salud y su personal requieren disponer de planes de
contingencia y de preparación previos.

También, conductas no adaptativas, de desconfianza, agresión, indecisión, consumo de


sustancias psicoactivas u otras, vividos individual o colectivamente.

Aunque no constituyen propiamente cuadros clínicos, sí son un factor de riesgo para llegar a
ellos. (Mayores detalles en Anexo N° 1).

3 Por mencionar sólo los de los últimos años: aluviones en Antofagasta y en Santiago, a comienzos
de los 90’s, terremotos de Ovalle en 1997 e Iquique en el 2005, recurrencia sísmica prolongada, en la
zona del fiordo de Aysén, en el 2007 y sismo de Tocopilla, también en el 2007.

3
Se encuentran también aquí los comportamientos grupales disfuncionales; las necesidades y
problemas que surgen en los grupos de albergados o de quienes deben cambiar su lugar de
residencia por tiempos largos (desplazados), etc.

Para estas personas, se requiere proveer apoyo psicosocial, orientación para mantenerse en
actividad con propósito e información oportuna, clara y creíble. Diversos actores, encuentran
aquí un campo de acción relevante al momento de una emergencia.

Las necesidades de apoyo psicosocial en las circunstancias concretas de una emergencia


severa o de un desastre, reciben respuestas de diversas fuentes, tipo y nivel.

Por cierto, en primer lugar, la propia comunidad, las familias, los vecinos, las organizaciones
sociales, se brindan apoyos mutua y espontáneamente. Estos apoyos serán muy relevantes
a medida que transcurre el tiempo y, si se cuidan y fortalecen, pueden constituirse en un
valioso complemento de las acciones de los equipos de salud.

La Red Asistencial de Salud local recibirá una demanda no habitual. La Atención Primaria de
Salud será la más requerida. También los establecimientos de urgencia, en los primeros
momentos. La preparación previa de su personal le permitirá atender con efectividad y
oportunidad, a las manifestaciones propias de la respuesta a la amenaza, evitando el sobre
diagnóstico de condiciones patológicas, al mismo tiempo que reconociendo a quienes sí las
tienen y proveyendo intervenciones que contribuyan a que las personas afectadas hagan
uso de sus propias fortalezas, comprendan y acepten su nueva realidad, así como la
naturaleza de sus propias reacciones, expresen sus emociones y elaboren el duelo,
favorezcan las prácticas de apoyo mutuo y la solidaridad.

c) Necesidades propias de los equipos de salud. Adicionalmente, siempre se requiere


atender y prevenir la repercusión emocional y desgaste que se presentan en los propios
funcionarios de salud y en quienes cumplen roles de socorro, de seguridad y en servicios
directos, etc. En este campo, la preparación previa y el tipo de gestión que realizan los
directivos y responsables, juega un papel determinante.

III. Objetivos generales.

El Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones de Emergencias y Desastres del


Ministerio de Salud tiene por objetivo general que el Sistema de Salud, a nivel nacional y en
cada uno de sus Servicios, se encuentre preparado para que en la eventualidad de una
situación de emergencias o desastre:

a) Organice su red asistencial para dar respuesta oportuna a los requerimientos de


atención de la población afectada por el evento. Se incorpore y participe, rápida y
armónicamente, al conjunto de las acciones intersectoriales de modo de entregar sus
respuestas específicas a las diversas necesidades de salud mental de la población
afectada.

b) Disponga de las condiciones suficientes, en cuanto a recursos, organización y


competencias, para proteger la salud mental a la población, misión que incluye,
proveer atención clínica a quienes corresponde, otorgar el apoyo psicocosocial que
todos requieren, en particular, los grupos más vulnerables y prevenir la sobrecarga
emocional en los equipos de salud.

4
c) La Atención Primaria de Salud cumple un rol preponderante en este Programa
considerando que será quién otorgue el primer apoyo a las personas afectadas por
un evento, además deberá velar por la protección integral de la infancia, a través de
La detección temprana y periódica de factores de riesgo y rezagos en el proceso de
desarrollo, la implementación de modalidades de apoyo a los niños y niñas que
presenten algún rezago en su desarrollo, y las visitas domiciliarias del personal de
salud a niños y niñas que presenten factores de riesgo. En general la Atención
Primaria velará por la protección y cuidado de las personas más vulnerables de su
área de jurisdicción.

IV. Objetivos específicos.

1. Disminuir la probabilidad de que el estrés propio de una situación de emergencia o


desastre, derive en daños psicosociales en la población expuesta.

2. Proveer atención de salud mental, conducente a la recuperación y rehabilitación de


las personas afectadas con trastornos psíquicos, que se manifiesten como consecuencia
del desastre o emergencia: casos nuevos, descompensaciones en casos anteriores, etc.

3. Contribuir a prevenir y controlar la problemática social que se genera en la población,


en especial en los más afectados, familiares de fallecidos y heridos, albergados y
distintos grupos vulnerables.

V. Modelo de Atención en Salud Mental en situaciones de Emergencia y/o Desastres

El Ministerio de Salud ha definido “El Modelo Integral de Salud” como el conjunto de


acciones que promueven y facilitan la atención eficiente eficaz y oportuna que se dirige, más
que al paciente o a la enfermedad como hechos aislados, a las personas, consideradas en
su integralidad física y mental y como seres sociales pertenecientes a diferentes tipos de
familia y comunidad, que están en un permanente proceso de integración y adaptación a su
medio ambiente físico, social y cultural.4

“El modelo de atención es una forma optima de organizar las acciones sanitarias, de modo
de satisfacer las demandas y requerimientos de la comunidad y del propio sector, en el
ámbito público se expresa en un conjunto de redes territoriales de establecimientos con
complejidades diversas y roles definidos, que en conjunto dan cuenta de las acciones de
promoción de la salud, prevención de enfermedades, detección precoz y control de
enfermedades, tratamiento, rehabilitación- reinserción y cuidados paliativos incluyendo
atenciones de urgencia-emergencia”.5

En el modelo de atención definido, la Atención Primaria de Salud cumple un rol relevante


siendo la responsable de la atención integral de las familias con un enfoque comunitario en
los establecimientos distribuidos territorialmente lo más cercano a las personas.

Cuando ocurre un evento de emergencia habitualmente se ven afectadas las personas en el


ámbito físico, psicológico, familiar y social, lo cual obliga al sector salud a dar una respuesta
oportuna de calidad y lo más cercana a la gente. Para dar cuenta de ello se hace necesario
plantearnos un modelo de atención para abordar los problemas de salud mental que se
presentan en las personas como efectos del evento de emergencia.

4 “Modelo de Atención Integral en Salud”,DIGERA 2005


5 “Modelo de Atención Integral en Salud DIGERA 2005

5
Para responder a los requerimientos de atención en salud mental el Ministerio de Salud ha
planteado como uno de sus estrategias el “Modelo de Salud Mental Comunitaria” el cual
integra aspectos biológicos, psicológicos y sociales centrados en la persona y familia como
eje fundamental de su propio desarrollo considerando el contexto y realidad sociocultural.

Este modelo se implementa básicamente en los Consultorios o Centros de Salud de la


Atención Primaria así como en los Centros de Salud Mental Comunitaria.

El apoyo psicosocial en situaciones de emergencias deberá ser brindado


fundamentalmente por los equipos multidisciplinarios de la Atención Primaria de Salud.

El impacto psicosocial se refiere a los efectos que producen las emergencias y/o desastres
en el ámbito psicológico, individual, familiar y sociocultural de las personas afectadas por el
evento.

Habitualmente estas situaciones generan gran incertidumbre, temor, tristeza, ansiedad etc.
por lo cual se hace imprescindible constituir equipos de salud multidisciplinarios para dar el
primer apoyo y la contención a las personas afectadas.

En lo operativo esto significa conformar los equipos comunitarios de salud mental e iniciar el
acompañamiento a las personas afectadas.

Esto puede plantearnos la necesidad de reforzar los equipos habituales de la Atención


Primaria, con un mayor número de profesionales del área social y de salud mental, con el fin
de mejorar la capacidad de respuesta frente a la demanda generada y sobre todo para
enfrentar un primer apoyo oportuno de tal manera de facilitar los procesos de
recuperación, prevenir que persistan o se agraven los síntomas además de evitar los
conflictos sociales propios de una intervención tardía y el agravamiento de los factores que
puedan influir negativamente en la salud mental de las personas afectadas.

Lo anterior significa aplicar el “Plan de Protección de Salud Mental en Emergencia” el


cual deberá estar diseñado a partir de los elementos que fundamentan El modelo de salud
mental comunitaria.

El responsable designado por la dirección del Servicio de Salud para abordar los temas de
salud mental en emergencias junto al coordinador de emergencia, deberán convocar a los
equipos de salud mental con los cuales deberán elaborar dicho plan.

En este plan debemos incorporar fuertemente el componente territorial potenciando las


organizaciones comunitarias que pueden apoyar nuestro trabajo además del catastro de los
espacios comunitarios posibles de utilizar, esto permitirá acercar el apoyo a la gente
permitiendo con ello facilitar la entrega de información, orientación, contención etc.. Esta
modalidad permite también evitar o disminuir la dependencia institucional al no estar
centrado en la atención médica, ni tampoco en la atención individual de psicólogo, sino en el
trabajo grupal, comunitario, desarrollando las posibilidades de las personas para enfrentar de
mejor forma el evento adverso, logrando con ello un mayor y más rápido regreso a la
normalidad.

Para las personas que requieran ser derivadas a la atención especializada se hará uso de
los dispositivos de salud mental existente en las respectivas comunas como son los Centros
Comunitarios de Atención en Salud Mental que cuentan con horas de psiquiatria o a otros
establecimientos del nivel de especialidad. Los profesionales de estos establecimientos
serán los responsables de la atención a pacientes con patologías de salud mental

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prexistente y/o descompensada y aquellos pacientes que por efectos del evento de
emergencia presentan una sintomatología aguda que requiere evaluación y tratamiento
especializado.

Los requerimientos de atención y los sistemas de referencia y contrareferencia con el nivel


secundario deberán quedar claramente establecidos en el plan.

VI. Estructura, etapas y funciones del Plan.

El Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones de Emergencias y Desastres, de


nivel nacional, es parte del Plan General de Salud en Emergencias y Desastres.

Alrededor de un evento crítico, se identifican dos etapas fundamentales y cuatro


subetapas en el afrontamiento de la emergencia, que determinan tareas diversas y
específicas para el Plan de Protección.
Ellas son:

Etapas:
 Preparatoria y de naturaleza permanente, centrada en el planeamiento y en la
gestión anticipatoria.

 Afrontamiento de la emergencia o desastre, de carácter episódica, que se inicia ante


la inminencia o ante la ocurrencia del evento y que reconoce cuatro subetapas :
 crítica
 post crítica
 reparación
 normalización
El Plan contempla objetivos para cada una de las etapas, que se replican en cada nivel de
gestión (nivel nacional, nivel local).

a) Tareas de la etapa preparatoria o de gestión anticipatoria:

 Elaborar un diagnóstico de las vulnerabilidades y amenazas defiendo los riesgos


existentes en el área territorial respectiva y de los recursos disponibles y utilizables
para enfrentar una emergencia o desastre.

 Conformar una red de respuesta integrada para la protección de la salud mental, a


las situaciones de emergencias y desastres, con la Atención Primaria como eje
fundamental.

 Capacitar al personal de salud en los conceptos básicos instrumentales y en las


normas, criterios y procedimientos para proteger la salud mental de la población en
situación de emergencias o desastres.

 Elaboración y divulgación del Plan de Protección de la Salud Mental en Situaciones


de Emergencias y Desastres, en el respectivo nivel, de modo que se constituya en un
instrumento oficial, conocido, asimilado y rápidamente utilizable, a nivel de la
respectiva Autoridad de Salud, en cada territorio, de modo tal que las instituciones,
tanto de Salud como del Intersector y los responsables que participarán en las
labores propias de una emergencia compleja, se encuentren al tanto de los
lineamientos generales del Plan.

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 Coordinación con el Intersector y las instituciones y organizaciones sociales del
territorio respectivo, a fin de articular una respuesta adecuada y armónica en el
evento de una emergencia.

 Recopilar información nacional y extranjera, sobre experiencias de eventos críticos y


las formas como fueron abordados, de modo de perfeccionar y asegurar la
efectividad de los distintos procedimientos que el Plan establezca o recomiende.

 Monitorear, si corresponde, los efectos tardíos y las secuelas o brechas de


reparación y normalización que puedan haber dejado anteriores eventos críticos en el
territorio respectivo.

b) Tareas de la etapa de afrontamiento de la emergencia.

Se distinguen, con fines conceptuales y prácticos:

 un período crítico, referida a las primeras 72 horas luego de sucedido el evento.


También en esta fase debe incluirse el lapso caracterizado por la inminencia de un
evento crítico, en el que la población está expuesta a una sobrecarga o impacto
emocional, variable en tiempo e intensidad, sobre la cual es necesario intervenir
preventivamente y,

 un período post crítico, después de las 72 horas y hasta los 30 días del evento6.

Las tareas, que se replican en cada nivel, son:

 Realizar evaluaciones e informar sus resultados.


Primero, una evaluación inmediata, durante las primeras 72 horas de ocurrida la
emergencia psicosocial (o declarada la inminencia), la que tiene un carácter de
preliminar. Luego otras, de carácter regular (semanal, primer mes) o continuo,
enfocadas en la evolución de las amenazas, de las acciones y los recursos.

 Activar los planes de contingencia previamente establecidos.


En la red sectorial, en cada nivel y establecimiento de salud en el territorio respectivo,
donde están contempladas las intervenciones clínicas, psicosociales y otras, que
sean necesarias, en armonía con las acciones que se realizan para la protección de
la salud general.

 Proveer a la red asistencial y de ser necesario a la red intersectorial y social,


orientaciones e intervenciones de prevención del daño psicosocial a grupos sociales
en situación de vulnerabilidad colectiva (evacuados, albergados, familias altamente
damnificadas, otros).

 Proveer instancias de protección de la salud mental del personal de salud,

c) Tareas de la etapa de reparación.

Con mucha frecuencia, la reparación de los daños psicosociales se prolonga por varios
meses o incluso años. Por convención, se establece que va desde los 30 días en
adelante.
6 OPS. Protección de la salud mental en situaciones de desastres y emergencias, 2004.

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 Reevaluar, en conjunto con el intersector, el estado de situación respecto de:
problemas psicosociales no resueltos en la comunidad, secuelas sociales, secuelas
de salud, persistencia de grupos vulnerables (evacuados, albergados, escolares
inactivos), recursos disponibles, etc.

 Planeamiento de nuevas prioridades y acciones, entre otras, dar apoyos a la


reanudación, estabilización o normalización de la actividades habituales (escuelas, trabajos,
establecimientos de salud) y a la reincorporación de la población a ellas; entrega de
información sostenida en pro de fortalecer la auto -responsabilidad y la organización
comunitaria, entre otros, los grupos de apoyo mutuo, etc.

 Velar para que las redes de atención de salud, dispongan de los mecanismos de
alerta y de acceso para proveer atención a los consultantes que presentan cuadros
clínicos emergentes en forma tardía, reagudizaciones o prolongación de los cuadros
ya atendidos en la etapa crítica y su personal disponga de la información y las
competencias necesarias para ello.

d) Tareas propias de la etapa de normalización.

 Restablecimiento de los recursos humanos de Salud a sus labores habituales.


 Restablecimiento de los canales de decisión y de información propios de los tiempos
normales.
 Mantenimiento de un monitoreo de la evolución a distancia de los efectos clínicos y
psicosociales de la emergencia o desastre

Un Cuadro Resumen (Ver Anexo N° 2.) incluye las funciones de los responsables del Plan,
en los niveles nacional, regional y de cada Servicio de Salud y entrega un marco orientador
para la formulación de los indicadores que pueden guiar y evaluar las respectivas funciones.

VII. Recursos del Plan.

Cada nivel deberá estimar y desarrollar los recursos necesarios para la protección de la
salud mental en una circunstancia de emergencia o desastre, teniendo en cuenta, las
siguientes condiciones:

1. Los recursos humanos del Plan, serán, en su mayoría y al menos en una primera
etapa, compartidos con otras funciones y por conversión” esto es, deberán ser reasignados
desde otras labores habituales. En tal caso, “activan” sus competencias específicas,
previamente adquiridas, asumen nuevas y distintas funciones, adecuadas a la situación de
emergencia o desastre, configuran equipos, se trasladan a otras áreas geográficas si fuera
necesario.

Los recursos humanos, definidos de acuerdo a la función que realizan, son:

a) Función de Referente técnico

Los Servicios de Salud estarán a cargo del diseño y actualización periódica y difusión de un
plan de protección de la salud mental, de respuesta rápida y continuada, que se activa en
una situación de emergencia o desastre. Además, coordinará las actividades de capacitación
del personal del nivel respectivo. En la eventualidad de una situación de emergencia o

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desastre, el Referente Técnico de Salud Mental, secundará la labor del directivo a cargo del
plan general de salud en emergencias y desastres.

La dedicación de tiempo que ello requiera será de resorte de la autoridad respectiva en cada
nivel.

Los Referentes técnicos deberán ser profesionales de salud, con experiencia previa en
tareas de salud mental, que demuestren capacidad de liderazgo, que proyecten mantenerse
en funciones contractuales por un plazo suficiente para la implementación del Plan y
participen de las actividades formativas establecidas.

b) Función del profesional de salud ejecutor. Una vez producida una


situación de emergencia o desastre, los Servicios de Salud requerirán reasignar
funciones a aquellos profesionales que habitualmente se desempeñan en actividades de
gestión o asistenciales, y que se encuentran preparados, por la capacitación recibida y
habilitados, por la normativa del Servicio de Salud (y, eventualmente por su base
contractual), para dedicar parte y hasta la totalidad de su jornada, a las funciones que el
Referente Técnico proponga y la autoridad asigne, preestablecidas en el Plan del
Servicio de Salud.

Entre otras, se pueden señalar las siguientes funciones que requerirán de dedicación de
tiempo variable: contribuir a la evaluación preliminar, prestar atención a casos en
emergencia, respaldar tareas asistenciales desplazándose a establecimientos y/o zonas
afectadas, coordinación con otras instituciones y organizaciones en áreas territoriales
más circunscritas, etc.).

El número y dedicación de tiempo de este personal es muy variable y su determinación


será de decisión de la autoridad de salud respectiva, a propuesta fundamentada del
Referente Técnico local.

2.- Programa de Capacitación. Otro recurso del Plan es un Programa de Capacitación, de


carácter continuado, dirigido a funcionarios de Salud.
Será de responsabilidad del nivel central (Ministerio de Salud) su diseño, primeras
aplicaciones y su monitoreo y evaluación.
Procurará que en los niveles locales se adquieran competencias para su replicación y
extensión, tanto para funcionarios del sistema como, si ello parece conveniente, para
personal de otras reparticiones públicas o privadas.

En cada Región, el programa de capacitación se realiza a través de Talleres de Capacitación


en dos niveles, para Referentes técnicos y para Ejecutores.

Ambos comparten una sección de conocimientos y habilidades de dominio general y


diferencian otra, en la que priman los contenidos específicos, principalmente referidos a las
modalidades de atención a los afectados, según la necesidad (clínica, apoyo psicológico,
apoyo a personal) y adaptados a cada auditorio, institución y nivel.

En el Taller de Capacitación para Referentes Técnicos, se busca adquirir dominio sobre el


plan de protección de la salud mental, sus objetivos, principios, procedimientos y
contingencias, de modo que los Referentes de cada nivel (S. de Salud y, eventualmente,
Corporación o Departamento de Salud Municipal) puedan encargarse de la gestión del
mismo, en sus diversas etapas.

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El Referente, en conjunto con otros profesionales definidos por la autoridad del Servicio de
Salud, será el encargado de diseñar el plan de salud mental en emergencias y, una vez
sancionado por el Director del respectivo Servicio de Salud, se encargará de organizar y
coordinar el proceso preparatorio para su implementación en caso necesario. Además,
frente a un evento de emergencias y/o desastres deberá reorganizar la red asistencial a
partir de los requerimientos de atención de la población afectada por el evento.

En el taller de capacitación para Profesionales Ejecutores, se busca que un número crítico


de profesionales, adquieran conocimientos y habilidades para la atención clínica, el apoyo
psicosocial y la prevención del “burn-out” del personal de salud de modo de asumir
prontamente un rol ejecutor en la etapa de afrontamiento de la emergencia.

El rol del Ministerio de Salud será proporcionar el programa eje del Taller.

V. Conclusiones y aspectos finales.

Un buen Plan depende en primer lugar de tener claro cuales son las amenazas y
vulnerabilidades, a partir de ello elaborar las estrategias de preparación, prevención y
mitigación adecuadas a la matriz de riesgo definida.

Es relevante también conocer la dotación de salud mental existente, el plan debe ser
conocido y manejado por un grupo relevante de profesionales, además de la preparación
específica de directivos y personal para enfrentar emergencias psicosociales.

Este plan debe estar directamente relacionado con el Plan de Emergencias del Servicio
de Salud y se debe establecer una relación de colaboración y trabajo conjunto entre el
coordinador de emergencia del servicio y el referente técnico de salud mental en
emergencias, de modo que los liderazgos y el manejo de la información en los momentos
críticos sea confiable y rápidamente aceptada.

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ANEXO N ° 1.

Reacciones no patológicas ante eventos traumáticos en personas adultas ( )

Ante una situación anormal - como los desastres - ciertos sentimientos y reacciones son
frecuentes. Puede ser que algunas de esas emociones no se hayan experimentado
anteriormente, cada persona es diferente y puede responder de distinta manera en ciertos
momentos.
También es claro que la exposición a eventos traumáticos debe producir un mayor nivel de
tensión y angustia en las personas, así como que el recuerdo de lo sucedido será parte de la
vida de las víctimas y no se borrará de su memoria. Pero se ha demostrado que sólo algunos
sujetos experimentarán problemas más serios o duraderos que podrán calificarse como
psicopatología. La gran mayoría no sufre en ese momento de ninguna enfermedad mental,
sólo están experimentando reacciones esperadas ante un suceso vital significativo.
Sin embargo, las respuestas institucionales más frecuentes están basadas en la atención
psiquiátrica individual y sirven sólo a un número muy reducido de las personas afectadas. Se
ha demostrado que si existe una rápida y adecuada intervención psicosocial estas reacciones
pueden disminuir y los sujetos volver al funcionamiento normal.

A continuación un listado de algunas de las manifestaciones que pueden observarse en


personas adultas :

Nerviosismo o ansiedad. Inseguridad.


Tristeza y/o llanto. Necesidad de estar solo.
Culpabilidad por haber sobrevivido. Crisis de miedo o pánico.
Ideas de suicidio. Disminución en la resistencia física.
Fatiga. Dificultades para retornar al nivel
Problemas para dormir o descansar. normal de actividad.
Confusión para pensar y/o problemas de
Sentirse frío emocionalmente.
concentración.
Problemas de memoria. Sentirse abrumado.
Disminución de la higiene personal. Intensa preocupación por otros.
Cambio en los hábitos alimenticios. Náuseas.
Pérdida de confianza en uno mismo. Dolores de pecho o cabeza.
Recuerdos muy vivos del evento. Temblores musculares.
Culpar a los demás. Dificultad para respirar.
Frustración. Palpitaciones o taquicardia.
Desorientación en tiempo o lugar. Aumento de la presión sanguínea.
Sentimiento de impotencia. Uso excesivo de alcohol y/o drogas.
Problemas en el trabajo y/o familia. Enojo y/o irritabilidad.

 Extraído de OPS. Protección de la salud mental en situaciones de desastres y


emergencias. 2004

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Algunas recomendaciones útiles para los afectados, sus familiares y amigos

Para los afectados:

• Buscar compañía y hablar. Compartir sentimientos y pensamientos con otros.

• Escuchar y ayudar a sus compañeros.

• Permitirse sentirse mal, deprimido o indiferente.

• Realizar ejercicios físicos suaves, alternados con relajación.

• Estructurar el tiempo y mantenerse ocupado.

• No evadir el dolor o sufrimiento con el uso de drogas o alcohol.

• Tratar de mantener un itinerario de vida lo más normal posible.

• Hacer cosas que lo hagan sentir bien, útil y solidario.

• Tomar pequeñas decisiones cotidianas.

• Descansar lo suficiente.

• Intentar, dentro de lo posible, comer bien y regularmente.

• Saber que los sueños y pensamientos recurrentes acerca del evento traumático son
normales y deben ser compartidos

Para los familiares y amigos de los afectados:

• Escucharlos detenidamente y acompañarlos.

• Promover ayuda y solidaridad, así como fortalecer vínculos entre familiares y amigos.

• Proveer información suficiente.

• Estimularlos a participar en las tareas de la vida cotidiana.

• Comprender y aceptar el enojo y otros sentimientos de los afectados.

• No decirles que tienen "suerte de que no les fue peor". Las personas traumatizadas
no encuentran consuelo en esas frases. En cambio, se puede expresar que lamenta
lo sucedido y que lo entiende.

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