0 Bewertungen0% fanden dieses Dokument nützlich (0 Abstimmungen)
55 Ansichten1 Seite
Platón describe su decepción con los regímenes políticos en Atenas. Inicialmente apoyó a los Treinta Tiranos que derrocaron al anterior gobierno, pero pronto los vio cometer atrocidades como enviar a Sócrates a arrestar a un ciudadano. Tras la caída de los Treinta Tiranos, el nuevo gobierno también tuvo problemas y condenó a Sócrates injustamente. Platón concluyó que todos los estados estaban mal gobernados y que solo la filosofía podía guiarlos hacia la justicia
Platón describe su decepción con los regímenes políticos en Atenas. Inicialmente apoyó a los Treinta Tiranos que derrocaron al anterior gobierno, pero pronto los vio cometer atrocidades como enviar a Sócrates a arrestar a un ciudadano. Tras la caída de los Treinta Tiranos, el nuevo gobierno también tuvo problemas y condenó a Sócrates injustamente. Platón concluyó que todos los estados estaban mal gobernados y que solo la filosofía podía guiarlos hacia la justicia
Platón describe su decepción con los regímenes políticos en Atenas. Inicialmente apoyó a los Treinta Tiranos que derrocaron al anterior gobierno, pero pronto los vio cometer atrocidades como enviar a Sócrates a arrestar a un ciudadano. Tras la caída de los Treinta Tiranos, el nuevo gobierno también tuvo problemas y condenó a Sócrates injustamente. Platón concluyó que todos los estados estaban mal gobernados y que solo la filosofía podía guiarlos hacia la justicia
Siendo objeto de general censura el rgimen poltico a la sazn imperante, se produjo una revolucin; al frente de este movimiento revolucionario se instauraron como caudillos cincuenta y un hombres, diez en el Pireo y once en la capital, al cargo de los cuales estaba la administracin pblica en lo referente al gora y a los asuntos municipales, mientras que treinta se instauraron con plenos poderes al frente del gobierno en general. Se daba la circunstancia de que algunos de stos eran allegados y conocidos mos, y en consecuencia requirieron al punto mi colaboracin, por entender que se trataba de actividades que me interesaban. La reaccin ma no es de extraar, dada mi juventud; yo pens que ellos iban a gobernar la ciudad sacndola de un rgimen de vida injusto y llevndola a un orden mejor, de suerte que les dediqu mi ms apasionada atencin, a ver lo que conseguan. Y vi que en poco tiempo, hicieron parecer bueno como una edad de oro el anterior rgimen. Entre otras tropelas que cometieron, estuvo la de enviar a mi amigo, el anciano Scrates, de quien yo no tendra reparo en afirmar que fue el ms justo de los hombres de su tiempo, a que, en unin de otras personas, prendiera a un ciudadano para conducirle por la fuerza a ser ejecutado; orden dada con el fin de que Scrates quedara, de grado o por fuerza, complicado en sus crmenes; por cierto que l no obedeci, y se arriesg a sufrir toda clase de castigos antes que hacerse cmplice de sus iniquidades. Viendo, digo, todas estas cosas y otras semejantes de la mayor gravedad, lleno de indignacin me inhib de las torpezas de aquel periodo. No mucho tiempo despus cay la tirana de los Treinta y todo el sistema poltico imperante. De nuevo, aunque ya menos impetuosamente, me arrastr el deseo de ocuparme de los asuntos pblicos de la ciudad. Ocurran desde luego tambin bajo aquel gobierno, por tratarse de un perodo turbulento, muchas cosas que podran ser objeto de desaprobacin; y nada tiene de extrao que, en medio de una revolucin, ciertas gentes tomaran venganzas excesivas de algunos adversarios. No obstante los entonces repatriados observaron una considerable moderacin. Pero dio tambin la casualidad de que algunos de los que estaban en el poder llevaron a los tribunales a mi amigo Scrates, a quien acabo de referirme, bajo la acusacin ms inicua y que menos le cuadraba: en efecto, unos acusaron de impiedad y otros condenaron y ejecutaron al hombre que un da no consinti en ser cmplice del ilcito arresto de un partidario de los entonces proscritos, en ocasin en que ellos padecan las adversidades del destierro. Al observar yo cosas como stas y a los hombres que ejercan los poderes pblicos, as como las leyes y las costumbres, cuanto con mayor atencin lo examinaba, al mismo tiempo que mi edad iba adquiriendo madurez, tanto ms difcil consideraba administrar los asuntos pblicos con rectitud; no me pareca, en efecto, que fuera posible hacerlo sin contar con amigos y colaboradores dignos de confianza; encontrar quienes lo fueran no era fcil, pues ya la ciudad no se rega por las costumbres y prcticas de nuestros antepasados, y adquirir otros nuevos con alguna facilidad era imposible; por otra parte, tanto la letra como el espritu de las leyes se iba corrompiendo y el nmero de ellas creca con extraordinaria rapidez. De esta suerte yo, que al principio estaba lleno de entusiasmo por dedicarme a la poltica, al volver mi atencin a la vida pblica y verla arrastrada en todas direcciones por toda clase de corrientes, termin por verme atacado de vrtigo, y si bien no prescind de reflexionar sobre la manera de poder introducir una mejora en ella, y en consecuencia en la totalidad del sistema poltico, si dej, sin embargo, de esperar sucesivas oportunidades de intervenir activamente; y termin por adquirir el convencimiento con respecto a todos los Estados actuales de que estn, sin excepcin, mal gobernados; en efecto, lo referente a su legislacin no tiene remedio sin una extraordinaria reforma, acompaada adems de suerte para implantarla. Y me vi obligado a reconocer, en alabanza de la verdadera filosofa, que de ella depende el obtener una visin perfecta y total de lo que es justo, tanto en el terreno poltico como en el privado, y que no cesar en sus males el gnero humano hasta que los que son recta y verdaderamente filsofos ocupen los cargos pblicos, o bien los que ejercen el poder en los Estados lleguen, por especial favor divino, a ser filsofos en el autntico sentido de la palabra. Actividades 1. Seala la cronologa de la tirana de los Treinta. Cuntos aos tena Platn entonces? 2. Qu rgimen de vida injusto tena el anterior rgimen y del que Platn esperaba que los Treinta sacaran a los atenienses? 3. Qu actos reprocha Platn a los Treinta? 4. Tras la cada de los Treinta Tiramos y todo el rgimen poltico imperante, qu gobierno lleg?, Cunto tiempo dur?, qu les reprocha Platn? 5. Qu opinin tiene Platn de todos los estados actuales? 6. Qu solucin encuentra Platn a todos estos males?