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Valores de nuestra comunidad

Margot Labunsky
De Colonia a Caracas
Samuel Akinin Levy *

Hoy tuve la oportunidad de conocer a toda una dama; su dulzura cual la de

una de nuestras "Imaot" (matriarcas), irradia una bondad muy especial,

nos demuestra su capacidad, su tesón y lo más importante, vemos donde

apuntan sus valores. Ella es poseedora de una trayectoria impecable

dentro de: nuestro colegio, de la Unión Israelita de Caracas, en su

profesión de abogado, o con su trabajo comunitario voluntario en beneficio

de nuestros abuelos, en el Beth-Avot. Nos sentimos muy complacidos esta

semana ya que nos engalana al permitirnos que compartamos sus

vivencias,

Su nombre de soltera es: Margot Slodzina; es hija de Hermann Slodzina y

de Carolina Meyer . Su padre, oriundo de Polonia de la ciudad de Lodz,

había nacido en el año de 1.894 y en el comienzo del siglo veinte, en

busca de mejoras los abuelos de Margot; David Abraham Slodzina y

Henrietta Smulevitz junto con varios de sus hermanos y todos sus hijos, se

mudaron a Colonia, en Alemania, en donde supuestamente tendrían un

futuro mejor, donde se les garantizaba una educación superior y las

posibilidades económicas se suponían más atractivas.

El abuelo David, apenas llegó a Alemania, comenzó una empresa de

transporte de mercancías; para aquel entonces vislumbraba negocios que

traspasaran fronteras. Mientras tanto logró acumular lo suficiente como

para poder comprar un edificio en la calle Thürmechenswall nº 44, que

tenía varios inquilinos. Gracias a ésto, nos dice Margot; luego de


comprado, mi abuelo sufría de constantes dolores de cabeza causados por

los inquilinos, al dañar la propiedad o por otros que eran morosos. Esto lo

obligó a pleitear muy a menudo.

Nos relata Margot, que su abuelo le repetía una y otra vez, que ella

debería estudiar derecho, para que de esa manera no le ocuriera lo que a

él. Se sentía muy molesto porque además, no dominaba bien el idioma

alemán, aunque en una oportunidad, en una discusión contra la

municipalidad, el mismísimo director dijo según luego contó su padre; "el

caballero no domina el alemán, pero con su lógica jurídica, nos da vuelta y

media". El abuelo estaba muy claro en lo referente al aspecto legal.

En el caso de su padre, Margot, nos cuenta que él se sentía muy

independiente, desde un comienzo empezó en el mundo de los negocios

por su propia cuenta. Comenzó con un taller de reparación de zapatos;

tenían máquinas automáticas y logró abrir varias sucursales en distintas

ciudades.

Margot, nació en Colonia, Alemania, ella, es hija única. debemos de dejar

claro, que por parte de madre, ésta, era una familia judía que estaba

residenciada en Alemania desde varias generaciones anteriores.

Su madre, quien era una mujer además de educada, sumamente bella,

había nacido en Grossbülleshe; en donde los Meyer, eran muy respetados,

no sólo por sus vecinos judíos, sino también; por todos los del pueblo.

Apenas se casó con su padre, empezó a colaborar con él en sus negocios.

Nos dice Margot que en su caso, el destino ayudó en distintas

oportunidades para que se pudieran salvar tanto ella como sus padres.

Cuando nos cuenta su historia, descubrimos que si hay motivos para creer

en ello.
En el año de 1.934, un grupo de nazis uniformados de los SA, portando

pancartas con mensajes muy agresivos, se paseaban gritando consignas

frente al negocio del padre de Margot; ellos incitaban a la gente para que

no compraran ni utilizaran los servicios que su padre ofrecía. El mensaje

era muy simple, no comerciar con los judíos. El padre de Margot no podía

tolerar ese boicot, que le estaban haciendo en frente de su negocio, no se

cruzó de brazos, salió a defender sus intereses y lo único que logró fue que

lo llevaran preso.

Varias semanas estuvo detenido en la comisaría de la policía; su esposa lo

visitaba, le llevaba alimentos y ropas limpias; pero la impotencia que sintió

durante la injusticia que le estaba ocurriendo, fue motivo suficiente para

que una vez fuera, decidiera vender, rematar, o mismo regalar sus bienes,

pero lo definitivo era mudarse de ahí.

Así ese mismo año, luego de vender a crédito todas sus tiendas a sus

mismos encargados, de vender a un precio de angustia su casa, sus cosas

y sus muebles, deciden irse a vivir a España, en donde vivía un amigo de

su padre.

El padre de Margot, decidió irse por un tiempo con la esperanza de que el

poder nazi no duraría mucho y así la familia se trasladó a España. A su

llegada, a Madrid contactó a su amigo del colegio de nombre Pelta y este

les recomendó que alquilaran un apartamento en uno de los sitios más

exclusivos de Madrid; su idea era que se ocuparan de vender muebles

antiguos y de lujo. Era el mes de junio de 1.934.

Dos años pasaron todos en Madrid; los padres ocupándose de los muebles,

Margot mientras tanto estudiaba en el colegio Alemán, donde terminó su

tercer año de bachillerato a la vez que estudió el castellano; hasta que en


el año de 1.936 los franquistas hicieron un cerco a Madrid y ésto motivó

una nueva mudanza, se fueron todos a Barcelona.

Se mudan a uno de los mejores barrios de Barcelona; el padre, comienza

un nuevo trabajo, se le ocurre negociar con productos importados,

específicamente con joyas de fantasía que a través de catálogos,

importaba desde Checoslovaquia en sociedad con alguien más.

Margot nos dice que durante todo el tiempo, fungía como intérprete de sus

padres, ya que ellos jamás lograron dominar el castellano. En 1.936

comenzó la guerra civil en España y el padre de Margot entre tanto se

había establecido con un negocio de ropa para caballeros. Al terminar la

guerra civil en 1.939 las tropas republicanas en retirada incautaron en

todos los negocios las ropas de caballeros con lo cual la familia quedó

nuevamente sin patrimonio.

Margot en ese año de 1.939 consiguió empleo como profesora en el

Instituto Escuela Suiza; ahí permaneció durante tres años del 39 al 42.

Daba clases de alemán y a muchos jóvenes venidos de distintos países, les

enseñaba el castellano y paralelamente terminó sus estudios de

bachillerato.

Mientras tanto, ¿qué pasó con su familia en Alemania?. De la familia de su

padre unos pocos lograron ocultarse en Bélgica y así lograron sobrevivir.

Otros en su gran mayoría fueron deportados a Polonia y terminaron en

Auschwitz. Así, a los seres más queridos y de la manera más injusta, los

alemanes les quitaron la vida; supimos que a la familia materna, los

mataron en Theresienstadt.

Cuando en una oportunidad Margot volvió a Grossbüllleshe, donde había

nacido su madre; los vecinos le contaron lo que pasó aquel nefasto día

domingo. Esa mañana, antes de las ocho, se presentaron varios camiones


llenos de guardias nazis sujetando amenazadores perros. Los habitantes

en su mayoría estaban en la iglesia rezando, cuando los judíos

comenzaron a gritar por culpa de los perros, del miedo y la injusticia que

se estaba realizando. El cura de la iglesia al escuchar los gritos, lo único

que hizo, para disimular los acontecimientos fue que comenzó a repicar

las campanas con toda su fuerza y energía para que de esta manera se

ahogaran los quejidos y haciendo lo mismo que mucha pero mucha gente

hizo, "trató de ocultar la luz del sol con un dedo".

Margot, nos cuenta que fue el día 9 de marzo del año 1.942 cuando

llegaron a Venezuela. El barco que los trajo, “El Cabo de Buena

Esperanza”, atracó en el puerto de La Guaira. Ellos llegaron con varios

correligionarios: Elias, José y Lonia Roth, a la vez que con el veterinario

Goldman. Ese día, se sintieron solos, nadie los estaba esperando como en

el caso de muchos emigrantes, nadie los venía a buscar, ya que no tenían

conocidos. Al llegar al puerto un taxista les recomendó una pensión en la

misma Guaira y ahí pasaron esa primera noche.

A la mañana siguiente subieron a Caracas un chofer les recomendó la

pensión Venezuela, que quedaba cerca de Carmelitas, se mudaron, el

cambio fue notorio. Alguien más tarde los llevó al Centro Israelita, la

directiva inmediatamente hizo todos los trámites, para que se mudaran

por cuenta de la comunidad, a la única pensión judía que había para la

época, la pensión Beckerman. Como primer trabajo, sus padres se

encargaron de la cantina del Centro Israelita.

Margot, comenzó a trabajar dando clases particulares, hasta que comenzó

la universidad. Estamos hablando del mes de septiembre de 1.942, para la

fecha, Margot daba clases en eI Instituto Escuela. El colegio Moral y Luces

para esa fecha, aún no existía, pero de alguna manera se le avivó el deseo
de identidad judía; es en ese año que funda el primer grupo de jóvenes

sionistas. Margot, a nivel de voluntaria pero con un gran entusiasmo, logra

reunir unos 70 niños judíos que venían todos los sábados, hacían

excursiones, cantaban en hebreo y cada uno se iba identificando con sus

raíces.

En el año 1.945, se casa con Francisco Labunsky. Su deseo de estudiar

hizo que completara su carrera de Derecho la cual culminó en el año de

1.948.

Aquellas reuniones sabatinas le crearon a Margot una fama de tener

cualidades pedagógicas; el Dr. David Gross al fundar el colegio hebreo la

contrató para que se ocupara de dar clases de historia hebrea, eso fue en

el año de 1.946.

Margot luego de graduarse de abogado, comenzó a trabajar en su bufete;

pero siempre compartiendo su tiempo con la enseñanza. Hablar de Margot,

de su trayectoria dentro del colegio, sería interminable; pero en resumen

sabemos que ocupó maravillosamente cada uno de los cargos que le tocó

cumplir incluyendo por supuesto el de Directora del Colegio.

Margot tiene dos hijas: Hanna y Débora quien está casada con Eduardo

Silverman, de profesión arquitecto al igual que ella; tienen dos hijos; Ariela

de 17 años y Daniel de 15.

En el año de 1.970 toman esa gran decisión, quieren hacer Alíá, durante

varias décadas, éste era el sueño a cumplir. Pero deciden hacer un

chequeo a su esposo en las Estados Unidos; el diagnóstico fue

desafortunadamente el peor. Pero una mujer con el temple que

mencionamos al comienzo, no se iba a rendir, no iban a truncar el sueño

de ambos.
Al comienzo estuvieron en un Ulpán conviviendo con puros académicos,

éste quedaba al lado de Tel Aviv. Pasaron casi un año hasta que

compraron una casa. Luego Margot, tomo varios cursos y revalidó su

carrera en Israel. Margot nos cuenta emocionada que su esposo quince

días ante de morir ese año de 1.971, llevó a su hija de la mano el día de su

boda; que durante los once meses que pasaron juntos en Israel, él se

sentía bien, nunca le informó a su esposo la gravedad de su enfermedad.

Hay que entender que la emoción de estar en esa tierra santa es una

buena medicina; además su esposo, se había contagiado de sionismo.

Pasados los Shloshim, su hija Hanna se les unió en Israel, al igual que la

mamá de Margot, de repente, lo casi imposible se vuelve realidad, tres

generaciones de una misma familia reunidas bajo un mismo techo en la

tierra donde comenzó nuestra historia.

Cinco años pasan desde ese instante, Margot, Mientras tanto trabajó como

intérprete y en el año de 1.976 se volvió a casar con el Ingeniero Jaime

Gottlieb. Pasan uno años de alegría, de aquella felicidad perdida y como en

todas nuestras historias, nada es completo, primero muere su mamá en el

año de 1.982 y para completar el cuadro dramático, su nuevo esposo

muere en el año de 1.990.

Viéndose sóla; estando su hija Debora viviendo en Caracas, Margot decide

volver. el llamado de las hijas y el cariño de los nietos es más fuerte que

cualquier otro lazo. Han pasado casi diez y ocho años desde su partida;

pero sus amigos los de siempre, la quieren y recuerdan como si no hubiera

existido ese vacío. Inmediatamente a su llegada, el entonces presidente de

la Unión Israelita de Caracas, el Sr. Hillo Ostfeld, la contrata como gerente

general de esa institución, cargo que desempeñó por tres años seguidos.
Luego se retiró para poder dedicarse de lleno a sus dos profesiones; la de

madre y la de abogada.

No sería justo, si termináramos el artículo sin detallar algunas de las

cualidades de la Dra. Margot Labunsky; pero lo haremos de boca de sus

colaboradores inmediatos. El Dr. Benek Jelinowski, vicepresidente y de

Alegre Barrocas, secretaria del presidente de la Unión Israelita de Caracas:

"es una mujer sumamente honesta, capaz, muy preparada, dedicada en

cuerpo alma a nuestra comunidad, a su trabajo, a nuestros ancianos y a

sus hijas".

Margot, quiero que sepas, que para mí, ha sido un gran honor conocerte.

Samuel Akinin Levy

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