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QUE SE HA PUBLICADO EN
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TOMO I.
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ersuadido el partido de la revolución de que !a España, guarecida del baluarte
inexpugnable de la Religión, entusiasta de sus antiguas leyes y adicta ardien-
temente á la causa de sus Reyes, eludiría siempre su9 tentativas y haria im-
potentes sus mas decididos esfuerzos , sustituyó á los medios directos, de ordi-
nario ineficaces, un sistema de ataque tanto mas s e g u r o , cuanto mas t o r -
tuoso y solapado. Se cubrió con el escudo de la legitimidad, que abomina,
y aparentó defender el derecho imaginario de Isabel. Se abalanzó al poder,
y pudo colocarse al frente de los negocios por una combinación fatal de
accidentes imprevistos. Varió lastimosamente la faz política de la Monarquía,
y bajo el pretesto de renovar antiguas instituciones, se esforzó, y hoy se
esfuerza en democratizar la España , y reproducir los ensayos sangrien-
tos , cpie hicieron tan abominable el terrorismo de la Francia. Si varios pu-
blicistas de la Europa , y algunos beneméritos periodistas franceses han q u i -
tado la máscara á la revolución y demostrado palmariamente, que los Tronos
son amenazados hoy mas que nunca por la horrible propaganda, cuyas m a -
quinaciones se desarrollan con rapidez, si plumas muy doctas han ilustrado
al mundo sobre el verdadero estado de la España y los funestos resultados
de la usurpación , el partido turbulento que la sostiene hace sudar las
prensas, y se esfuerza á persuadir al mundo entero, «que la España brilla
con lina nueva luz en el reinarlo de Isabel; que esta Nación marcha ma-
gestuosamente por el camino de las reformas, y que á pasos de gigante se
abanza al apogeo de su ventura.» Se pretende generalizar las absurdas y
anárquicas teorías , los errados principios y ajuivocadas doctrinas , que el
partido liberal predica infatigablemente, y q i í é a fuerza de sofismas ha con-
seguido convertir en otros tantos dogmas políticos al menos entre cierta
clase de gentes. Se ha vuelto á oír con escándalo el principio anárquico
y destructor de la soberanía popular, de la libertad indefinida y demás ab-
surdos , que han hecho derramar torrentes de sangre eu el m u n d o cono-
cido. A la inmensa mayoría de los españoles , que de mil maneras se p r o -
nuncian por su R e y , se ha pretendido envilecer con el degradante epíteto
de fanáticos sectarios del obscurantismo, partido retrógrado etc. etc. Se ha
trabajado en inspirar á los pueblos la estravagante idea de que hasta el ía-
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