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LA TERCERA EDAD EN HENRY MILLER

Por Claudia Gimena Roa

El futuro que me queda


fue construido por mi pasado
Henry Miller

Cada ser humano deja un legado; algunos escrituran bienes materiales,


otros difunden ideas; algunos escritores proponen historias para que otros las
vivan y se las apropien. Ese fue el caso de Henry Miller, (1891-1980) famoso y
polémico autor norteamericano reconocido por sus controvertidas obras
Trópico de Cáncer y Trópico de Capriconio, en las cuales describe sus
experiencias sexuales, sin ningún tipo de inhibición. Con el tiempo la libertad
que ejerció frente a su vida fue descrita contándole al mundo cuál fue la razón
por la cual vivió con pasión sus 89 años.

De esos 89, los últimos años de su vida, según su opinión, fueron los
más fructíferos porque fue allí donde reflexionó cómo su juventud fue
convertida en vejez y su vejez hecha jovial y más placentera en el trabajo de
literatura y de pintura. Fue en esa madurez donde escribió uno de sus trabajos
más lucidos; ese es Sextet o Sexteto,1 en el cual habla con sinceridad,
modestia, con y sin las tormentas acostumbradas de sus obras.

En esta obra hay un capítulo titulado "Sobre los ochenta" dedicado a su


vejez y rejuvenecimiento después de los 40. En una entrevista que le concedió
a Christian de Bartillat manifestó: "Vivía por aquel entonces en París, y mi
descubrimiento era que, en París, por fin podía yo ser joven, mientras que en
Nueva York, a los 20 años, había sido completamente viejo". En Sexteto
escribió: "la juventud, no es juventud sino la vejez prematura."

Miller fue admirador ferviente del también octagenario Pablo Picasso


(1891-1973), quien dijo: "Uno empieza a rejuvenecer a la edad de sesenta

1
Miller, Henry. Santa Barbara, Capra Press, 1977.
años y para ese entonces, ya es demasiado tarde". Miller, por su parte,
replicó: "Para esta época ya he perdido muchas ilusiones, pero
afortunadamente no he perdido mi entusiasmo, ni la alegría de vivir, tampoco
mi insaciable curiosidad. Tal vez es esta curiosidad- por y sobre todas las
cosas- lo que me ha convertido en el escritor que soy. Aún lo más aburrido
puede despertar mi interés, si estoy en el ánimo de escuchar".

Como autor en su senectud, prueba que la vejez puede ser aceptada en


honor a la madurez, recibiéndola con la música del agua y de la libertad: "Yo
quiero tomar el océano de la vida como un pez toma el mar".

En Sobre los ochenta, es crítico con él mismo y con los seres humanos.
Se da cuenta del poco tiempo que le queda y observa: "el pasado me parece
horrible, el presente es gris y desolado y el futuro terriblemente espantoso ".

El escritor en su vejez quiere liberarse de sus ideales. Esculca en sus


caminos y expresa que no tiene ganas de tener alguna ideología, tener
principios o paradójicamente "convertir" a la gente en lo que él cree. En este
sentido, el autor se vuelve un hombre humilde, quien se siente recatadamente
"superior" ante la humanidad.

Filosóficamente fue un anarquista, a quien no le interesó ningún tipo de


orden y fue un duro crítico de la moral de su propio país. Entre estos aspectos,
cuestionó y fue crítico frente a la guerra, al punto de no aceptarla y por el
contrario, desafiarla. Con relación a ella expresó: "los seres humanos nos
comportamos de una forma que haría sonrojar a los animales porque el animal
no se excusa cuando mata a su presa; el ser humano, por el contrario, invoca
la bendición de Dios cuando masacra a sus hermanos. A él se le olvida que
Dios no está de su lado, sino a su lado".

El Miller del Sexteto, escribiendo en su vejez, se enternece y argumenta


que a la humanidad le faltan aspectos tan importantes como la compasión, la
belleza y la libertad; por ello, se asusta ante los asesinatos, la violencia, la
crueldad y la hipocresía. Se sitúa históricamente y reflexiona sobre la
trayectoria de la existencia humana, en la cual no ha habido un solo momento
donde no hayan hecho presencia la pobreza, la tiranía, los horrores de las
batallas, la maldad y la traición.

Lo más difícil después de leer a Miller, es no dejar de escuchar el eco de


este hombre quien convirtió "la tragedia" de los años viejos en la esperanza de
vivir la creación en la madurez, con reflexión.

"No hay nada malo en la vida;


es el océano en el cual nadamos
o nos adaptamos o nos hundimos"
HM

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