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Carlos A. Scolari
Publicado en el Interlink Headline News - 1998
La investigadora del MIT se presenta como una rara avis del panorama estadounidense:
su años iniciales de formación transcurridos en Francia aparentemente han marcado a
fuego sus posteriores recorridos teóricos. Ya desde las primeras páginas de "Life on
screen" Sherry Turkle menciona esta experiencia transatlántica: la joven norteamericana
aterrizó en París en mayo del '68, en medio de las barricadas y los debates post-
estructuralistas (envidio a las personas que están en el lugar justo en el momento justo).
La autora hace referencia a estas "lecciones francesas" -dictadas por Derrida, Foucault,
Deleuze, Guattari, Lacan et all- a lo largo de todo el libro.
En Italia el libro de Sherry Turkle fue publicado en el mismo período que la "Critica
della ragione informatica" de Tomás Maldonado. En su última obra Maldonado -armado
hasta los dientes con argumentaciones y conceptos provenientes del pensamiento crítico
Moderno, Habermas en primera línea- desmonta con habilidad conceptos como
"democracia electrónica" (H. Rheingold) y la cuestión de las "identidades on-line" (S.
Turkle). Cómo es posible construir una democracia si en la sociedad digital las
identidades se presentan fluctuantes, inasibles, como un pasaporte mojado? Cómo se
puede llevar adelante en ese contexto una conversación -entendida como una acción
comunicativa democrática- que empeñe a los ciudadanos?
"Un forum político genuino -escribe Maldonado- es posible sólo cuando los
participantes están implicados personalmente en la discusión, o sea en una
confrontación cara a cara entre ellos. Un forum de enmascarados, de fantasmas,
formado por personas que no son lo que dicen ser, no es, ni puede ser, un forum
pol’tico".
Más allá de la "traición" de Sherry Turkle -que presenta con "Life on screen" ni más ni
menos que una excelente introducción al tema de las identidades on-line, al reino de los
MUD y de las comunidades virtuales- y de la puntillosa crítica en buena fe de
Maldonado, creo que se plantea un problema de fondo: es posible estudiar las
problemáticas de la cibercultura con instrumentos y categorías pensados para (en) otros
lugares y tiempos? Todos los aportes que el saber post-estructuralista puede ofrecer
-aunque la Turkle no los aplique- son importantes, pero, esto es obvio, no bastan. La
ensayística norteamericana, hasta el momento, pocas veces ha superado el nivel
descriptivo o, peor aun, ha sido prácticamente incapaz de elaborar un pensamiento
crítico sobre las ciberculturas. La pelota está llamando otros jugadores.