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Pero, si bien Freud reconoce el interés de la concepción de Rank que hace del nacimiento la primera situación de peligro, cuestiona la inferencia de que un individuo será normal o neurótico en función de la intensidad de ese trauma o, en otras palabras, en función de la cantidad de angustia desarrollada en esa circunstancia originaria. Puede decirse a favor de la crítica freudiana que hasta el momento ningún estudio ha validado la existencia de una correlación
entre la dificultad del parto y una neurosis ulterior. Además, la atención que presta Freud al
trauma del nacimiento está focalizada en el valor paradigmático atribuido a la primera separación
de la madre, destinada a repetirse en cada ocasión en que la ausencia del objeto tenga que
encontrar en el sujeto una resolución psíquica. En esto consistirá la problemática neurótica, en el
temor a perder el objeto materno o el objeto de amor, y esto en un sujeto expuesto a esos
momentos cruciales que indican las ansias de la ausencia, de la obsesión de la castración y de
la idea de muerte. «Con la experiencia de que un objeto exterior, perceptible, es capaz de poner
fin a la situación peligrosa que evoca la del nacimiento», escribe Freud en Inhibición, síntoma y
angustia, «el contenido del peligro se desplaza de la situación económica a lo que es su condición determinante: la pérdida del objeto.»
Pero, si bien Freud reconoce el interés de la concepción de Rank que hace del nacimiento la primera situación de peligro, cuestiona la inferencia de que un individuo será normal o neurótico en función de la intensidad de ese trauma o, en otras palabras, en función de la cantidad de angustia desarrollada en esa circunstancia originaria. Puede decirse a favor de la crítica freudiana que hasta el momento ningún estudio ha validado la existencia de una correlación
entre la dificultad del parto y una neurosis ulterior. Además, la atención que presta Freud al
trauma del nacimiento está focalizada en el valor paradigmático atribuido a la primera separación
de la madre, destinada a repetirse en cada ocasión en que la ausencia del objeto tenga que
encontrar en el sujeto una resolución psíquica. En esto consistirá la problemática neurótica, en el
temor a perder el objeto materno o el objeto de amor, y esto en un sujeto expuesto a esos
momentos cruciales que indican las ansias de la ausencia, de la obsesión de la castración y de
la idea de muerte. «Con la experiencia de que un objeto exterior, perceptible, es capaz de poner
fin a la situación peligrosa que evoca la del nacimiento», escribe Freud en Inhibición, síntoma y
angustia, «el contenido del peligro se desplaza de la situación económica a lo que es su condición determinante: la pérdida del objeto.»
Pero, si bien Freud reconoce el interés de la concepción de Rank que hace del nacimiento la primera situación de peligro, cuestiona la inferencia de que un individuo será normal o neurótico en función de la intensidad de ese trauma o, en otras palabras, en función de la cantidad de angustia desarrollada en esa circunstancia originaria. Puede decirse a favor de la crítica freudiana que hasta el momento ningún estudio ha validado la existencia de una correlación
entre la dificultad del parto y una neurosis ulterior. Además, la atención que presta Freud al
trauma del nacimiento está focalizada en el valor paradigmático atribuido a la primera separación
de la madre, destinada a repetirse en cada ocasión en que la ausencia del objeto tenga que
encontrar en el sujeto una resolución psíquica. En esto consistirá la problemática neurótica, en el
temor a perder el objeto materno o el objeto de amor, y esto en un sujeto expuesto a esos
momentos cruciales que indican las ansias de la ausencia, de la obsesión de la castración y de
la idea de muerte. «Con la experiencia de que un objeto exterior, perceptible, es capaz de poner
fin a la situación peligrosa que evoca la del nacimiento», escribe Freud en Inhibición, síntoma y
angustia, «el contenido del peligro se desplaza de la situación económica a lo que es su condición determinante: la pérdida del objeto.»
En esa conferencia de 1932, Freud resume su teora, distinguiendo tres formas
del afecto de angustia, segn se dirijan respectivamente al mundo exterior (angustia real), al ello (angustia neurtica), o al supery (angustia de conciencia). Y si bien las dos primeras formas se encuentran elucidadas desde 1895 en los Estudios sobre la histeria y en el estudio comparativo de la neurastenia y la neurosis de angustia, sin olvidar los manuscritos de los Fragmentos de la correspondencia con Fliess, del mismo perodo, la tercera forma recurre ms especficamente a la segunda tpica, y ello desde el punto de vista dinmico del advenimiento y la interiorizacin del supery. En el plano de la fenomenologa, esas tres formas corresponden a las diversas experiencias vividas por los individuos, segn que logren o no dominar la angustia en el marco de una graduacin del afecto que va desde el simple malestar hasta el desborde del pnico. En todos los casos la angustia constituye una reaccin a un peligro experimentado por el sujeto, que sin embargo no puede aprehenderlo con precisin, y menos an explicrselo. A diferencia del miedo (Furcht), que remite a un objeto bien definido, y del terror (Schreck), que deriva del afecto de la sorpresa en un sujeto no preparado para la irrupcin de un acontecimiento particular -nociones claramente definidas por Freud en Ms all del principio del placer (1920)-, la angustia (Angst) sera caracterstica de un estado de espera relativo a un peligro no identificado con claridad. As, aun faltando el reconocimiento del peligro, la angustia manifestara su proximidad, impidiendo que el sujeto se entregue a un estado de pnico desordenado. No creo que la angustia pueda engendrar una neurosis traumtica, escribe Freud en Ms all del principio del placer, hay en la angustia algo que protege contra el terror y por lo tanto tambin contra la neurosis de terror. Ya al referirse a la angustia en las Conferencias de introduccin al psicoanlisis (1916), Freud relacionaba la angustia con un estado (Zustand) y haca abstraccin del objeto, para diferenciarla del miedo; asimismo, el terror le pareca provenir de la materializacin de un peligro para el cual el sujeto no haba podido prepararse, precisamente por faltar una angustia previa. Se puede decir, concluye, que el hombre se defiende del terror con la angustia.
No obstante, subsiste el hecho de que en la experiencia clnica se observan
estados de angustia insoportables, los cuales, ms bien que incitar al individuo a movilizarse contra el peligro inminente, lo hacen caer en una inhibicin total, marcada casi siempre por un sentimiento de pnico intenso. Al tratar de la angustia real ante el mundo exterior, Freud asimila una reaccin invalidante de ese tipo a la reactivacin de un trauma con la actualizacin total de su carga afectiva; dicho de otro modo, con todo el impacto del terror. Sin posibilidad de fuga o elaboracin psquica, el sujeto se encuentra frente al surgimiento de una angustia excesiva, la misma que le falt en la situacin traumtica caracterizada por el efecto de sorpresa y estupefaccin. Con este anlisis clnico del desborde de angustia se comprende bien el alcance general que Freud le asigna desde 1895, puesto que ella presenta el mismo origen que los sntomas histricos: indica el resurgimiento de un incidente traumtico pasado, al cual el individuo ya no tiene acceso (en otras palabras, no dispone del recuerdo consciente), y que slo se manifiesta por esas crisis de angustia imposibles de prever y dominar. Adems, ese incidente puede no remitir mas que a una impresin o a una serie de impresiones ms o menos ntidas, lo que hace decir a Freud que sera ms atinente quizs a la historia de la especie que a la del individuo. Y siguiendo siempre el modelo de la histeria, la angustia compartira la definicin general de los afectos atestiguadores de la reviviscencia de ciertos acontecimientos significativos vividos por el sujeto y depositados como sedimentos geolgicos ms o menos reconocibles y accesibles. As, al principio de Angustia y vida pulsional, retornando las conclusiones del captulo 25 de las Conferencias de introduccin al psicoanlisis, Freud escribe: Hemos dicho que la angustia es un estado afectivo, es decir, una combinacin de determinadas sensaciones de la serie placer-displacer, con sus descargas correspondientes. No obstante, su percepcin representa, sin duda por transmisin hereditaria, el residuo (Niederschlag) de cierto acontecimiento importante. Este estado es por lo tanto comparable con el acceso de histeria individualmente adquirido. Y se sabe que para Freud, que sigue en esto a Otto Rank, el nacimiento figurar al trauma por excelencia de la reaccin de angustia; en l se subraya lo que caracterizar las manifestaciones fisiolgicas de esa reaccin: la irritacin consecutiva a la interrupcin de la renovacin de la
sangre, la impresin de ahogo, la sensacin de fro, etctera.
Pero, si bien Freud reconoce el inters de la concepcin de Rank que hace del nacimiento la primera situacin de peligro, cuestiona la inferencia de que un individuo ser normal o neurtico en funcin de la intensidad de ese trauma o, en otras palabras, en funcin de la cantidad de angustia desarrollada en esa circunstancia originaria. Puede decirse a favor de la crtica freudiana que hasta el momento ningn estudio ha validado la existencia de una correlacin entre la dificultad del parto y una neurosis ulterior. Adems, la atencin que presta Freud al trauma del nacimiento est focalizada en el valor paradigmtico atribuido a la primera separacin de la madre, destinada a repetirse en cada ocasin en que la ausencia del objeto tenga que encontrar en el sujeto una resolucin psquica. En esto consistir la problemtica neurtica, en el temor a perder el objeto materno o el objeto de amor, y esto en un sujeto expuesto a esos momentos cruciales que indican las ansias de la ausencia, de la obsesin de la castracin y de la idea de muerte. Con la experiencia de que un objeto exterior, perceptible, es capaz de poner fin a la situacin peligrosa que evoca la del nacimiento, escribe Freud en Inhibicin, sntoma y angustia, el contenido del peligro se desplaza de la situacin econmica a lo que es su condicin determinante: la prdida del objeto. Desde entonces necesariamente metonmico, el objeto que falta tendr la vocacin de fijarse donde lo real conserva las huellas de la filognesis, y en particular en los lugares de la castracin y de la muerte, entendidos como los momentos de organizacin de la estructura psquica ya inscritos en la experiencia del nacimiento. La espera del peligro que Freud relaciona con la angustia, lo mismo que la espera de algo (vor etwas), que hace decir a Lacan que ella no es sin objeto, llevara sin duda a pensar en la naturaleza inaccesible del objeto que falta, o
incluso en la presciencia de la irreductibilidad de lo real que en ningn caso
puede nombrarse, si no (para expresar en trminos lacanianos el fondo de roca freudiano de la castracin y la muerte) en la evanescencia del falo y la actualizacin mortfera del goce. En el seminario X, l'Angoisse (1962-1963), Lacan escribe: De lo real, por lo tanto, del modo irreductible con el cual ese real se presenta en la experiencia, de ello es de lo que la angustia es la seal [ ... ]. Pero el empleo de la categora lacaniana de lo real va ms all de lo que Freud denomina angustia real, en el sentido de que para Lacan se trata de una exterioridad deliberadamente extraa al significante; el corte que resulta converge con la estructuracin del sujeto, y circunscribe la angustia al lugar de resto de esa operacin de divisin. Adems, si se asimila ese resto al objeto a causa del deseo o, en otras palabras, a aquello que, detrs del deseo, empuja al sujeto a dirigirse hacia una realidad de eleccin, la angustia indica la proximidad de ese objeto a en cuanto ste amenaza reaparecer desde lo real; se basar por lo tanto en la paradoja de una carencia de falta o, incluso, para retomar la expresin de Lacan, de falta de falta. Pero qu dice de distinto Freud cuando sigue la evolucin de la manifestacin de la angustia desde la fase de desamparo del pequeo, en la cual la separacin respecto del objeto auxiliar perpeta el primer trauma del nacimiento, hasta la fase flica, en la cual el rgano genital retoma ese mismo terror bajo la figura de la castracin, para concluir en el tormento ante la exclusin de la horda, en la cual el supery parental reviste la indeterminacin del destino?