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D.

Jesús, querida María Jesús, resto de


componentes de la mesa, queridos y
respetados profesores, queridas y
queridos alumnos de segundo de
bachillerato del gran colegio Santa María
del Pilar.
Hace veintinueve años, es decir, hace una
pasada de años mis compañeros de COU
– que era el equivalente a vuestro
segundo de bachillerato – y yo estábamos
a estas alturas del año en una
circunstancias parecidas a la vuestra: con
los finales en ciernes y esperando que la
maldita Selectividad llegara. La mayoría
vivíamos con la confianza de hacer una
carrera universitaria. D
Debo aclarar que había muchos más
chicos que chicas porque estas se habían
incorporado en 2º BUP, el equivalente a
vuestro 4º ESO. Los chicos estábamos
aún recuperándonos de esta novedad.
Para ilustraros al respecto, os diré que
algunos pillaron novia entonces e incluso
alguno se casó con la novia del cole, otros
como servidor solamente catamos el
amor de forma platónica. Es decir,
siempre a dos velas.
Para los que tenían la suerte de tener una
vocación determinada la nota de
Selectividad era muy importante. Para
aquellos que lamentablemente no
teníamos ninguna vocación o nuestra
vocación era tan triste como ser ricos la
carrera elegida tenía que ser una con
muchas salidas, no importaba tanto que
se estudiara.
Son recuerdos imborrables, que sólo una
enfermedad que cercene la memoria
puede eliminar.
Me gustaría saber que hubiera escrito si
entonces me hubieran preguntado ¿cómo
me veo dentro de 30 años?
Hace mucho menos que 29 años, hace
unas tres semanas vuestra directora, que
es a su vez mi ex profesora de
Matemáticas, María Jesús, me llamó para
proponerme que interviniera en esta
fiesta de graduación.
Os aseguro que venir aquí es para mí un
premio, una gran recompensa, prefiero
venir aquí y triunfar que hacer una
exitosa presentación a clientes, prefiero
venir aquí que mi Atleti gane la Uefa o la
Copa del Rey. Tener la oportunidad de
estar aquí, en mi colegio, que es también
el de mis hijos y en un día tan importante,
es un honor y una gran responsabilidad.
Os pido por favor que hagáis un ejercicio
de alteridad y os pongáis en mi lugar ante
semejante responsabilidad y con el
añadido corte de hablar ante unos
cuantos profesores que también lo fueron
para mí y que inevitablemente seguirán
siendo para toda la vida mis profesores.
A esta circunstancia debe añadirse la
vergüenza que me da hablar delante de
vosotros que sé que en algunos casos
sois amigos de mis hijos o de algunos de
ellos. Si lo hago mal y no os gusta lo que
aquí digo, os pido clemencia y que
vuestras críticas sean benevolentes.
Una vez que María Jesús me pidió que
viniera y yo aceptara inmediatamente me
puse a preguntarme sobre qué debería
hablaros.
Si os contara mi vida y lo hiciera de
forma amena, entretenida, supongo que a
unos les podría interesar. Creo que a la
mayoría, incluido a mí, nos aburriría.
Si mi charla tratara sobre los temas
profesionales a los que me he dedicado:
la publicidad, el marketing, la
comunicación, el liderazgo y lo hiciera de
forma amena, entretenida, supongo que a
algunos les podría interesar. Creo que a
la mayoría, incluido a mí, nos aburriría.
Absolutamente perdido, opté entonces
por pedirle a María Jesús que os
preguntara cómo os imaginabais dentro
de 30 años. Os agradezco mucho vuestra
colaboración, lo he pasado muy bien
leyéndoos. Necesitaré durante la comida
que me expliquéis que es eso de la
dictadura lorenzana y confío conocer a
Beatriz de la que Álvaro dice que será su
mujer una vez que se haya deshecho de
Paco.
Te avanzo Álvaro que Beatriz dice que
espera encontrar a alguien con quien
compartir todos sus deseos y que le haga
feliz y la complemente. Espero enterarme
como acaba esta historia, os pido por
favor actualizaciones periódicas.
Las palabras más repetidas expresadas
en vuestra propia proyección de dentro
de 30 años son familia, felicidad, trabajo,
hijos, amigos. Muchos de vosotros
mencionáis al colegio como el colegio al
que llevaréis a vuestros hijos, dice uno de
vuestros compañeros: “Dentro de 30
años me veo con un muy buen recuerdo
de haber estudiado en Santa María del
Pilar, seguro que estaré orgulloso”
Algunos tenéis grandes y concretas
ambiciones como Elena que se ve siendo
actriz en Hollywood. Elena dice en su
relato que la proyecta a 30 años vista “no
me cuesta madrugar puesto que me
dedico a lo que siempre me ha gustado”.
Alejandro se ve disfrutando de una vida
normal. Dice textualmente “con un
salario normal que pueda satisfacer las
necesidades mías y de mi familia. Con un
trabajo que me haga disfrutar el día a día
y haciendo una vida cotidiana, como un
ciudadano más”.
Unos habéis sido muy parcos en palabras.
Hay un compañero que dice que se ve y
cito textualmente “Fuerte, guapo y con
mucho dinero”, hay quien se ve
triunfando en la vida o con buen trabajo,
ganando mucho dinero y siendo muy
feliz. Hay quien ya se proyecta en un
momento concreto como Alberto que dice
“me veo viendo un partido del Atleti con
mi hijo, en el Estadio de la Peineta”.
Otros os habéis extendido y me habéis
contado cuántos hijos pensáis tener e
incluso hay quien se ha lanzado a la
piscina y ha escrito los nombres de sus
tres futuros hijos (Cayetana, Aitana y
Gonzalo).
¡Toma esa!
Volviendo al tema sobre el que hablaros,
después de mucho pensar y debo
confesar que con gran temor a no dar en
el clavo, pero con la seguridad de quedar
con la conciencia tranquila, decidí
hablaros de un tema apasionante:

El aleteo de la mariposa
El miércoles 28 de mayo de 2003 falleció
en Bruselas, Bélgica, uno de los más
destacados científicos de la segunda
mitad del siglo XX: Ilya Prigogine.
Recibió el Premio Nobel de Química en
1977.
Sería incapaz de repetir los
descubrimientos de este hombre, que
fueron muchos. Sus investigaciones dan
origen a la teoría del caos cuya metáfora
mediática es muy conocida: “el aleteo de
una mariposa en Pekín puede producir,
un mes después, un huracán en Texas”.
Soy incapaz, por pura ignorancia, de
asegurar que la teoría del caos sea cierta
y que su metáfora mediática tenga visos
de contener cierta literalidad, pero la he
elegido para sugerir algunas reflexiones.
Si el aleteo de una mariposa en Pekín
puede producir un huracán en Texas creo
que significa que somos muy frágiles, que
nuestra vida es frágil, que nuestro
mundo, puede colapsarse u ordenarse por
la intervención de algo que no
controlamos, como puede ser el aleteo de
una mariposa.
Pero, en cambio, también he llegado a
otra conclusión contradictoria: si el aleteo
de una mariposa puede producir un
huracán en Texas, ¿de qué no seré yo
capaz? Mis aleteos pueden producir
mucho colapso y mucho orden, mucha
felicidad e infelicidad. Mis aleteos pueden
construir y destruir. Ante tal perspectiva y
con el mismo pensamiento expuesto aquí,
lejos de sentirme frágil me siento
poderoso, importante, único.
Supongo que el cierre que se deriva de
esta paradoja, de esta contradicción es
que no hay nada absolutamente cierto y
que probablemente nuestra capacidad
para asumir que esto es así nos hará más
libres, más tolerantes, con más
posibilidades de relacionarnos con los
demás, más felices.
En este aleteo de veinte minutos que se
me ha sugerido que dé mi objetivo no es
otro que influiros con algunos de mis
aprendizajes de la vida convertidos en
pensamientos. Sé que no seré capaz de
influir a todos, pero ojalá pueda influir al
menos a una o uno y que esa influencia
pueda convertirse en un aleteo
constructivo.
Me dirijo a partir de ahora, sin saber
quién es, a esa hipotética persona que
está en este salón.
Te preguntaras, querida, querido amigo –
permíteme que te llame así - cómo
quiere este tipo de 46 tacos influir en ti
en diez minutos
No, que va.. no se trata de darte consejos
y crear un decálogo con las sugerencias
para que consigas el éxito, en ser el
primero o cosas así.
Ese objetivo me parecería una torpeza,
eso de convertir la vida en la búsqueda
del éxito me parece impropio de alguien
que quiera manejarse con soltura y
serenidad.
Asociamos el éxito a conseguir un buen
puesto, tener dinero, tener casas y
cuanto más grandes mejor.., no
aprendemos.
El verdadero triunfo es conseguir la
serenidad que proporciona encontrarse
bien con un mismo.
A esa serenidad, a ese bien estar le
llamamos felicidad.
Aunque te parezca increíble, aunque
quizás te cueste o no quieras creerme,
muchos humanos hemos olvidado que
nuestra serenidad, nuestra felicidad es un
deber. Espero que tú no lo olvides.
Escucha lo que escribe Robert Louis
Stevenson:
“No hay deber que infravaloremos más
que el deber de ser felices. Siendo felices,
vamos sembrando por el mundo
anónimos beneficios, que nos son
desconocidos incluso a nosotros mismos
y que, cuando eclosionan a nadie
sorprenden más que al benefactor”.
Así pues, tu serenidad, tu felicidad se
convierte en un gran aleteo de
imprevisibles consecuencias, todas ellas
beneficiosas.
Pero ¿si es tan importante estar sereno,
ser feliz porque esta mariposa que habla
te dice que es probable que en el futuro,
cuando te hagas mayor y tengas
responsabilidades no hagas todo lo
posible por conseguir tu deber de ser
feliz?
Mi generación, la generación de tus
padres, está tan equivocada que el 35%
de los empleados de las empresas
mandarían a su jefe al psicólogo, entre
las diez medicinas más vendidas en
España en número de unidades se
encuentran tres medicamentos recetados
para la ansiedad: Orfidal, Lexatín y
Tranquimazín. Dos de cada tres personas
manifiestan no tener ningún proyecto que
les ilusione.
Algo tenemos que hacer para que esto
cambie y no cambiará si no actúas, si tú
no pones una solución. Pon tu granito de
arena para resolver lo que nos está
ocurriendo. La receta no es otra que
aprender a vivir y ese aprendizaje exige
disciplina, esfuerzo, renuncia. Todo en
aras de poder sentirte mejor para que los
que te rodeamos nos sintamos mejor.
Te aviso que los apasionantes vaivenes
de la vida que un día te hacen sentirte la
persona más afortunada y otro día un
miserable deben ser recibidos siempre
con humildad. Tendemos a magnificar en
exceso tanto el éxito como el fracaso.
Quiero sugerirte algunas ideas o
reflexiones al hilo de lo hasta ahora
dicho.
La primera reflexión es que nosotros
somos nuestros pensamientos. Puedes
ser infinitamente poderoso, rico, tener la
familia más maravillosa que si tus
pensamientos te llevan por el camino
equivocado de la angustia, de la envidia,
de la insatisfacción serás un infeliz.
Puedes no tener para comer mañana que
si tus pensamientos son positivos y
alegres, reirás y te sentirás bien.
Escucha bien esta frase de
Schopenhauer: “Para bien y para mal, es
mucho menos importante lo que le
sucede a uno en la vida que la manera
que lo experimenta, o sea el tipo y el
grado de receptividad en cualquiera de
las maneras”.
Esta primera reflexión te invita a que tus
pensamientos sean positivos, alegres
incluso en los momentos más difíciles.
Ello te proveerá de una gran fuerza que
te hará imbatible, nadie podrá ganar a
tus pensamientos.
Procura tener un buen genio que, según
el mismo autor, es aquella persona que
se alegra de los buenos resultados y no
se enoja cuando son desfavorables.
Te sugiero que cuides tu cuerpo, cuides
tu mente y te ejercites para poder
dominar tus pensamientos.
Mi segunda idea o reflexión tiene que ver
con un comportamiento humano propio
de las sociedades ricas. El dinero se ha
convertido en el dios al que adoramos. Y
eso no debe ser.
Dice Bertrand Russell que los animales
son felices en tanto tengan salud y
suficiente para comer. Los seres
humanos, dice Russell, deberían serlo
también pero en el mundo moderno no lo
son o al menos así ocurre en la gran
mayoría de los casos.
Creo que está bien que ambiciones, pero
serás estúpido o estúpida si tus
ambiciones y deseos te esclavizan.
Según dice Cipolla, estúpido es aquel que
se hace daño a si mismo mientras hace
daño a los demás.
Algunos de tus compañeros han dicho
que se ven dentro de treinta años en
chalets grandes, con familia, con buen
trabajo, ganando mucho dinero y siempre
siendo muy felices.
Otros compañeros no proyectaban
ambiciones especiales, lo prioritario para
ellos es trabajar en lo que les gusta y ser
felices.
Hay una compañera anónima que dice
que “en la vida lo importante son esos
pequeños momentos, todas las pequeñas
cosas que mantienen viva la ilusión y que
ayudan a continuar el camino”.
Lamentablemente, mi generación ha
decidido de forma mayoritaria que eres lo
que tienes, espero que tú puedas ayudar
a solucionar esto para que valgas lo que
eres. No dejes que la riqueza te
empobrezca como persona.
Este el siguiente pensamiento: No tengas
miedo. Una de las paradojas más tristes
es la persona miedosa, agobiada y
peleada con la vida porque no se atreve a
dar un cambio porque no quiere perder lo
que actualmente tiene, no está dispuesta
a renunciar.
“Tengo que seguir con mi nivel de vida”,
es una falacia moderna que implica que
lo conseguido anteriormente se convierte
en cadenas que aprisionan, en una
obligación. Hay incluso padres que echan
la culpa a sus hijos. Llegan a decir “Mis
hijos se han acostumbrado a ciertas
cosas”. Los hijos quieren amor y los
padres demasiado a menudo y para
desgracia de unos y otros confundimos el
cariño con la posibilidad de comprar
cosas.
Tengo amigos, compañeros del colegio
que llevan años, literalmente años,
respondiendo a la pregunta ¿Cómo estás?
con un “Hasta las narices. Deseando
jubilarme, irme de aquí”.
¿Por qué no te vas, sabes hacer otras
cosas? le digo, “No puedo perder lo que
tengo”. Ese tipo de vida corresponde al
de una persona miedosa.
Como escribió Shakespeare “De lo que
tengo miedo es de tu miedo”. Las
personas miedosas aletean destruyendo y
produciendo infelicidad.
Para Vargas Llosa hay demasiada gente
muerta en vida. Te pido por favor que tú
no seas una de ellas, sólo de ti depende.
Debes intentar tratar de disfrutar con lo
que haces y procura eliminar de tu
vocabulario frases como esta tan utilizada
por los de mi generación: “nadie me ha
regalado nada. Todo lo que tengo me lo
merezco”. Quien dice esto es un
desagradecido y no sabe del valor, de la
maravillosa y caprichosa suerte.

Al hilo de este pensamiento te presento


otro: tú eres un o una genio. Esto es lo
que viene a decir Ken Robinson en su
libro “El Elemento”. Todos somos unos
genios, pero tenemos que encontrar el
elemento en el que desarrollarnos, el
elemento donde dar rienda suelta a lo
mejor que llevamos dentro, a nuestro
talento.
El mundo cambia a una velocidad
vertiginosa. Es imposible adivinar cómo
viviremos en el futuro. Lo único que
sabemos es que hará falta mucha
imaginación y creatividad para
transformarnos y enfrentar los nuevos
retos. El Elemento es el punto en el que el
talento innato se une con la pasión
personal. Descubrirlo nos lleva a
recuperar capacidades sorprendentes en
nuestro interior.
No te dejes embaucar por propuestas que
nada tienen que ver con tu elemento.
Gregorio Marañón contestó con un
gracioso e irónico “No tengo tiempo para
eso” a la propuesta de ser ministro.
Para que consigas encontrar tu elemento
tienes que ser tú mismo. Crea tu propia
personalidad, tu propia marca. La
sociedad puede llegar a ser una
conspiración contra la personalidad de
cada uno de sus miembros. Defiéndete
formando tus ideas y dejando que estas
no te esclavicen.
Un anuncio de unas ópticas peruanas dice
que hay tantas formas de ver como ojos
en el mundo. Y además cada uno de los
ojos tiene derecho a cambiar, pensar de
forma diferente a través de las diferentes
etapas que forman la vida.
He leído con interés lo que tu compañera
Estrella ha escrito en el Aula donde dice
que en el viaje de final de curso observó
que muchos de tus compañeros se
dejaron llevar por la tribu, dejaron de ser
ellos mismos y se vieron afectados por la
gripe G.
Felicito a tu compañera, fue muy valiente
y espero que su aleteo haya servido a
muchos compañeros.
Al pensamiento de tu compañera le viene
como anillo al dedo una frase de Oscar
Wilde: “Si nosotros somos tan dados a
juzgar a los demás, es debido a que
temblamos por nosotros mismos.”
Algunas veces disentir, ser tu mismo te
creará problemas. Alguien, no recuerdo
quién, escribió: “Asiente y te
considerarán cuerdo. Disiente y de
inmediato serás peligroso y atado con
cadenas”.
De todos las compañeras y compañeros
que han escrito sobre cómo se proyectan
dentro de 30 años, sólo una persona ha
dicho que quería ser político. Quiere el
bienestar de los ciudadanos y está seguro
que jamás sería corrupto.
Einstein dijo que el peligro de la sociedad
no está en las malas personas, sino en
aquellas personas que permiten el mal.
Te pido que no permitas que los que te
rodeen se porten mal contigo ni con otras
personas. No permitas la injusticia. No
dejes ninguna puerta abierta a quienes
pretenden atacar tu dignidad, ciérrala de
inmediato.
Durante tu vida es muy probable que
tengas oportunidades para enriquecerte
a través de caminos más cortos que el del
trabajo honrado. La tentación será
grande, quizás simplemente que
estampes una firma pueda traerte tanto
dinero como el que ganes en uno o varios
años.
Te pido humildemente que seas de los
que diga que no y aún más denuncies a
aquellos que roban y se corrompen. Ellos
siempre encontrarán alguna justificación
para lo injustificable. No les hagas caso y
persígueles.
Hoy justificamos al ladrón que ha tenido
éxito y se exhibe delante de todos con su
botín.
Mi última reflexión puede parecerte
terrible, quizás no quieras escucharla,
asumirla pero es necesario que te la
cuente porque si consigues interiorizarla
serás más feliz y más libre.
Todos nos vamos a morir. Incluso George
Clooney, Kate Moss, Cristiano Ronaldo,
Messi, Rafa Nadal e incluso y aunque no
lo parezca, Zapatero o Rajoy se van a
morir. Yo me voy a morir. Naguib Mafuz
escribe: “Trabaja en este mundo como si
fueras a vivir eternamente y trabaja para
la otra vida como si fueras a morir
mañana”.
Steve Jobs, el presidente de Apple y Pixar
dice que la muerte es renovación y que
lejos de asustarle le parece una excelente
idea. Es democrática, nos hace a todos
iguales.
Aunque pueda parecerte paradójico,
disfruta de nuestra condición de
mortales. Ser consciente de esa condición
te hace más libre y si eres buena gente,
te hará más consecuente.
Han pasado ya 29 años desde que dejé el
colegio. Y como creo que la gran mayoría
de vosotros, le estoy muy agradecido por
muchas cosas, quizás la más importante
de ellas es por haberme enseñado a ser
tolerante y porque siempre he sentido
este lugar como mi casa a la que podría
acudir buscando ayuda si la necesitara.
Del colegio son mis mejores amigos. Hace
cuatro años celebramos en el comedor
del colegio que habíamos dejado el cole
hace veinticinco años. Acudieron unos
160 compañeras y compañeros. Ellas
guapísimas, de los tíos no hablo, no
comento.
Lamentablemente siete compañeras y
compañeros no pudieron acudir porque
ya habían fallecido.
Había personas a las que no había visto
en ese cuarto de siglo y el reencuentro
además de emocionante nos trajo una
sensación extraña, como si el tiempo no
hubiera pasado y la confianza, el cariño
se mantuviera como aquel día que no nos
dijimos adiós porque jamás imaginamos
que tanto tiempo fuera a transcurrir hasta
vernos de nuevo las caras.
Mirad intensamente a vuestra compañera
y compañero de al lado. Mirad bien a
vuestros profesores. No sé, ni nadie sabe
qué será de vosotros dentro de treinta
años. Pero si hay alguna cosa segura es
que cuando pasen esos treinta años
seguiréis recordándoles, tanto a vuestros
compañeros como a vuestros profes
como parte de vuestro patrimonio.
Y en ese momento no se sabe por qué os
encontraréis bien, plenos, felices.
Espero que este humilde aleteo haya
servido para algo.
Os deseo que os queráis mucho a
vosotros mismos para que podáis estar
preparados para querer a los demás.
Os deseo que disfrutéis dando más que
almacenando y os pido que nos ayudéis a
mejorar la sociedad, nuestro mundo. Nos
hacen falta unos cuantos potentes y
continuados aleteos.
D. Jesús, querida María Jesús, resto de
componentes de la mesa, queridos y
respetados profesores, queridas y
queridos alumnos de segundo de
bachillerato del gran colegio Santa María
del Pilar.
Muchas gracias y mucha suerte en
vuestros exámenes y sobretodo mucha
felicidad y serenidad en vuestra vida.

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