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La crítica de Benjamin a la modernidad, y la crudeza de su diagnóstico, no lo llevó a una postura resignada. Antes al contrario, si bien fue crítico con la filosofía del progreso ―y si bien cuestionó su representación del tiempo basada en la homogeneidad y en el vacío propios de un tiempo lineal e inalterable que transcurre hacia un ideal de perfección humana― le contrapuso su propia concepción del tiempo. Habló de un “tiempo pleno”, o “tiempo ahora”, en el cual el presente aparece como un momento en el que, según ocurría en la tradición judaica, puede ser detenido el tiempo y “(…) asomarse el Mesías, haciendo de esta forma que estalle el continuum de la historia” (p. 98). Así pues, en su recurso a la historia, Benjamin no sólo busca redimir a los oprimidos de las generaciones lejanas sino que, más aún, su análisis pretende extraer del pasado el soplo de fuerza mesiánica contenido en él.
La crítica de Benjamin a la modernidad, y la crudeza de su diagnóstico, no lo llevó a una postura resignada. Antes al contrario, si bien fue crítico con la filosofía del progreso ―y si bien cuestionó su representación del tiempo basada en la homogeneidad y en el vacío propios de un tiempo lineal e inalterable que transcurre hacia un ideal de perfección humana― le contrapuso su propia concepción del tiempo. Habló de un “tiempo pleno”, o “tiempo ahora”, en el cual el presente aparece como un momento en el que, según ocurría en la tradición judaica, puede ser detenido el tiempo y “(…) asomarse el Mesías, haciendo de esta forma que estalle el continuum de la historia” (p. 98). Así pues, en su recurso a la historia, Benjamin no sólo busca redimir a los oprimidos de las generaciones lejanas sino que, más aún, su análisis pretende extraer del pasado el soplo de fuerza mesiánica contenido en él.
La crítica de Benjamin a la modernidad, y la crudeza de su diagnóstico, no lo llevó a una postura resignada. Antes al contrario, si bien fue crítico con la filosofía del progreso ―y si bien cuestionó su representación del tiempo basada en la homogeneidad y en el vacío propios de un tiempo lineal e inalterable que transcurre hacia un ideal de perfección humana― le contrapuso su propia concepción del tiempo. Habló de un “tiempo pleno”, o “tiempo ahora”, en el cual el presente aparece como un momento en el que, según ocurría en la tradición judaica, puede ser detenido el tiempo y “(…) asomarse el Mesías, haciendo de esta forma que estalle el continuum de la historia” (p. 98). Así pues, en su recurso a la historia, Benjamin no sólo busca redimir a los oprimidos de las generaciones lejanas sino que, más aún, su análisis pretende extraer del pasado el soplo de fuerza mesiánica contenido en él.