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I. Tipos de comportamiento musical n tuviese que decir despreocupadamente qué es lx so -a misma. Tales conocimientos seres individuales so 18 una investigacién empitica mds prolongada. Mas ésca sélo ade fa ageue tedricamente estructurados; cuando se supiese qué es lo relevante y sobre qué puede elaborarse una explicacién. A tal empezado por ocuparme, desde un punto de vista tedrico, de los com- portamientos tipicos telativos a la escucha musical en las condiciones de la sociedad actual. En este sentido, no pueden pasarse sen mente por alto las si:uaciones precedentes; de otto modo, se per- deria lo ca como sucede en otros sectores di de dacos comparables y fidedignos de la investigacién del pasado. Su ausencia se emplea con gusto en la discusidn cientifica para atenuar la critica de lo existen- te, pues se d supuestamente, antaiio no fue mejor. Cuando as se dirige la investigacidn a la comprobacidn de datos preexistentes sin tomar en cuenta h dindmica, mas apologética se vuelve esta i y mds tiende a aceptar en dl la situacién Se asegura que -vado la misica los medios de produccién mecinica y masiva han por primera vez a incontables personas y que el nivel de escucha se ha elevado por ello, segiin los conceptos de generalidad estadistica. 178 Introduccion a la saciologis dela musica jeremiada aplanamiento afectivo son dig- -s de una respuesta responsable al culuralmente conservadora sobte nas la una de la otra. Los mac problema se encuentran en elt eva York con el titulo «Invitation to Music dio Research 1941. Tampoce expondré tesis cargadas con la division, de los tipos de escucha. Estin pensadas tinicamente como perfiles cua- renciaciones y dete tono cuantitativo tedrico-sociolégicas-, éstas deben ser comprobadas y no emitirse como afirmaciones concluyentes. Ests de més subrayar que los tipos de es- cucha no emergen quimicamente puros. Se exponen, ciertamente, al i is tipologfas, en semejante fie di inevitablemente como tipo tuna propiedad 0 cualidad de la cosa misma. Sin embargo, los tipos no se han concebido arbitrariamente. Son puntos de cristalizacign de- ados por consideraciones fundamentales de la sociologia de la « la problemitica y comp les se rrumpido desde la escucha absoluramente adecuada hasta la eseu carente de relacidn 0 sueeddnea, sino més bien el que dichas contra dicciones y oposiciones tepercutan en la indole de itetios empiricos y se ha comproba sin duda, modificarse y diferenciarse nuevamente, en particular en lo referente al tipo del oyente entretenido. Cuanto mas burdas sean las cteaciones intclectuales cuestionadas por la sociologia, més reli Tipos de comportamiento muted 179 nados han de ser los procedimientos que descen hacer justi efecto de tales fendmenos. Es mucho més pologfa consiste en agrupar en dicha tipologia y de manera pla ha discontinuidad de as reacciones, con plena conciencia de los an- tagonismos sociales y a partir de la cosa en si, es decir, de la musica a tipologia ha de entenderse, por lo tanto, como una Jn meramente ide dadas, entonces los tipos, 0 por lo menos algunos de los mismos, de- berian poderse delimitar en todo caso y con mayor claridad entre si de lo que probablemente imagina una actitud cientifiea que construye sus grupos de manera exclu virumental de aeverdo a una set po: dn 0 ny.en distribucién establecida, poder hrallaralgo referentea las correlaciones sociales y psicosociales. No obs- tante, para que sean fructiferos, los anilisis empiricos de esta indole tendrian que orientarse segin la relacién de la sociedad con los ob- id es la suma de los oyentes ines estructurales objetivas de la misica reacciones de los oyentes. El canon que tige Ia ereacidn de los tipos no hace referencia por empiricos de orientacién meramente subjetiva, solamente al gusto, las preferencias, las aversiones y las costumbres de los oyentes. Su ra- istintos tipos que ‘coma los sondeas ido. Se presuy jevivamente estructurado y pleno de sentido, puede ser percibido cidn. Sin ligarse a ell rar a ser exhaustiv o que se extiende desde la plens adecuacién de la escucha, como se corresponde con la conciencia descrrollada de los mtsicos profesionales mds van- guardistas, hasta la alsoluta falta de comprensidn y la completa ine 180 Insreduccién a la saciolagia dela musion ferencia con respecto al material, lo cual no debe confundlirse en En todo caso, Ia dis- posicién no esun jo los diversos puntos de vista, pue- de que uno u otro de los tipos se aproxime mis a nuestro objeto de estudio. Los comportamientos caractertsticas son 1 la correccién légica de la clasificacién. Se emitirin suposiciones so- bre la relevancia de los tipos resultantes en el estudio. La dificultad de sentisse seguros cientificamente hablando del con- ensidad de la eaecién, pero apenas los de lac Los efectos al pie d ioldgicos y mensurables que ca ocasiona ~se han stministrado incluso aceleraciones en las pulsa- ciones~ no son en modo alguno idénticos ala experiencia estétiea de tuna obra de arte en tanto que obra de arte. La introspeecién musi- es sumamente incierta. La verbalizacién de la viveneia musical cho- cade leno, en lr mayor parte de los seres humanos, con impedimentos insuperables cuando no se dispone de la terminologia técnica preci- diferenciacién de la experiencia musical en su consideracién del cardcter especifico del objeto de estudio del que se deduce el com- portamiento parece el método mis fructifero para superar las et lidades dentro del sector de una soe pade los seres humanos y no de la misica en critetios de reconocimiento del experto, a quien con facilidad se le achaca la competencia para ello, estd sujeta ella misma a la probl ‘mitica social y a la intrinseeamence musical. La contmtnis opinio de tun gremio de expertos en la materia no seria una base su de las obras. El propio experto, como primer tipo, habrfa de det hnase de una escue luramente adecuada. Seria el oy consciente, al que por lo general nada se le eseapa y el eual rin- de cuentas al mismo tiempo de lo escuchado en cada instante. Qui por ejemplo, se viese confrontado a una obra disgregada sélidos apoyos arquitecténicos, como el segundo mo Tipos de comp 181 para cuerda de Weber, y fuese capaz de designar las partes que la con- que sigue espontineamente el decurso de una méisica complica; cucha sus momentos sucesivos: los instantes pasados, presente ruros de manera tan conjunta que de ello cristal no de sentido. Incluso las complicaciones de lo simulténco, es decir, a armonia compleja y Ia polifonia a varias voces, las percibe distin- ‘comportimiento plenamente adecuado podria denomi- jgica musical con- 4, por lo demas nunca 2 quien piensa jun- inmediatamente presentes como elementos técnicos y en categorias mente el entramado de sentido. Este tipo po- icos prolesio- in que wodos ellos satislagan los crterios del modelo; muchos re- productores de misics se opondh al mismo. Desde un 1ativo, este modelo apenas entraria probablemen- privilegio de estos profesionales de manera precipirada y partiendo del proceso de alienacién social entre el espiritu objetivo y los individuos en la fase burgucsa tardia, lo que desacredita el propio modelo, Des- de que se conocen las declaraciones dle los miisicos, éstos suelen con- ceder exclusivamente a sus iguales el pleno entendimiento de sus tra- ios. La creciente complicacion de las composiciones habrsi red no abstante, el circulo de los plenamente compet ce niimero de los simples oyentes de en proporcién directa al creé Yor otra parte, quien quisiera hacer expertos de todos los oyen- tes, se comportarfa de un modo. diciones sociales existentes. La compt Ia obra ejerce w es incompatible no sélo c in de una formacién musi su condi- 10 profe- 1 Der geareue Korespe- Comporicién part el ine f El fel 182 Insreduccién a la saciolagia dela musion sional, sino también con la 1 oyente-experto, el del buen ayente, Este i lo aislado musicalmentes hace efectivas pontineamente, enju lamento y no de acuerdo a meras de prestigio 0 riedad del gusto. Pero no es cons ciente de las implicaciones tenicas y estructurales, 0 no lo es plena- mente, Comprende la musica como se comprende la propia lengua, aunque no se sepa nada 0 muy poco de su gramética y de su sinta- y es poseedor inconsciente de la h este moxlelo nos referimos a un ser humane mus recuerde la capacidad de escucha inmediata y ph se contente con que la miisica «guste». Dicha m mis de una cierta unanimidad dentro de la situacién glob menos de los grupos que reaccionan a las obras de arte, Algo de ello hha sobrevivide hasta el siglo XIX en los circulos corte: eriticos. Si bien Chopin se qucjaba tods carta de vida di la sociedad, al mismo tiempo le otorgaba una a burguesia que en idos asombrosos y circenses. yy dirfamos: al show-. En la obra de Proust aparecen figuras en el mundo de Guermantes que pueden adscribirse a este espécimen, como por cjemplo el barn de Charlus con desiparecer ante el imparable aburguesamiento de la sociedad y la victoria de los principios de intercambio y rendimiento. Se pone logta hacia los extremos: se- nde todo 0 no entiende nada. de la iniciativa musical en los de los medios de co: én mecanica. El amateur teni irauin donde hubiesen perdurado restos jena. Entre la pequ: smplar, fuera de polémicos so- rios que actian como expertos ¥ con los cuales, por lo demés, los buenos oyentes se entendieron en el pasado mucho mejor que hoy los llamados cultivados con la produccidn de vanguardia, de mari giin la tendencia, hoy uno o lo Cémplice es, por supuesto, el de: Tipos de comportamiento muted 183 Sociolégicamente, la herencia de esta figura ha dado lugar a una tercera, el au mente burgués, usualmente ubicado entre el pri- blico de dpera y el de concierto. Se le puede denominar el oyente con formacién o ei cansurtidor cultural. Este escucha mucho, en oca le, y eolecciona discos. Respeta la mtisica como nes de manera insa un bien cultural, como algo que debe conocerse por su propio valor social; esta actitud va desde el sentimiento de un compromiso serio hasta el esnobismo vulgar. La telacidn espontinea ¢ inmediata con la y estructural se sus- como sea posible de cono- ‘mente durante horas. No ¢s rato que este tipo disponga de ampl conocimientos del repertorio, pero de una forma que le permita ta- siempre repetidas, 2. Consume de acuer- do ala medida de ido. La alegria po: consumo, por aquelle que segsin su lenguaje le proporciona la mii sica, prevalece sobre k alegria producida por la propia obra de arte y que ésta le reclama. Hace una 0 dos generaciones, este ejemplar aco tumbraba a comportarse como un wagneriano; hoy en dia echa mas bien pestes de Wagner. Si asiste al concierto de un te indo no el propio viol en el caso de un eantente, la vors en el de un pianista, en acasiones, siel piano esti bien afinado. Es el hombre de la valoracién. A lo uini- co a lo que reacciona primariamente es a la prestacidn exorbitante y porasi de no masarriesgado amente en el sentido del ideal del show. A él le impresiona la tée- nia, el medi absolut hostil a las masas y es e 15 3p. 7 ss 184 Insreduccién a la saciolagia dela musion ia y culty tando en corro improperios con loquecidos. El conformismo y cl convencionalismo definen en buena medida el cardcter social de este tipo. Cuantitativamente sc le debe~ pues en} muichos més representantes que el segundo modclo. En verdad se ta de un geupo clave. Decide en gran parte la vida m No sélo se reclutan entre sus miembros los abonados fami las grandes sociedades de conciertos y de los teatros de dpera; no so lamente aquellos que peregrinan a las sedes de festivales como Sal burgo y Bayreuth, sino en particular los gremios que configran los programas y temporadas de concierto, sobre todo las damas esta dounidenses de industria cultucal. Cada ver mis, los iministrados por este tipo se transforman en los proj manipulado. ‘A dl habria que sumar una variante que asimismo no puede de- terminarse a partir de la telaciéa con ha indole especifia de lo escu- chado, sino en virtud de la propi idad mayormente ema pada y distanciada del objeto: el tipo del eyente emocional, Su relacin ica es menos rigida ¢ indirecta que la del consumidor cu todavia mas lejos de lo percibido: esto se convierte para él en algo esencial, indispensable para el accionamiento de emociones instintivas usualmente reprimidas 0 dominadas mediante normas civilizadoras, como una multiple fuen- incrustades inexorablemente en el sistema de autoconservacién a onal. A menudo no tiene que ver apenas con la forma de lo escu- chado: la fun predominante es la del Se escucha segtin el principio de energfas sensuales especificas: uno siente la luz cuando percute en su ojo. Sin embargo, este arquetipo reacciona, de tamiento muted 185 Tipos de comp ficil de provocar. Las transiciones hacia el consumidor cultural som ibién en su arsenal se lores afectivos de la —quiaa bajo el hechizo del respeto a la cultura musical menos ea- racteristico de Alemania que de los paises ai presidn ci mbitos sen- timentales interiores ¢ incontrolables; también en paises retrasados con respecto al desarrollo tecnolégico, como los paises eslavos, pate- ce desempertar este papel. La produc ea tolerada y ausical del Yo reproduce el eli eslavo que baset amente una y otra vez entre el acaloramienco y la melancolfa. Al igual que en el Ambito musical, este tipo es también en sus habitos globales ingenuo o por lo menos in- siste en ello. La inmediatez de sus reacciones corre paralela a una en ona. No quie- gobernar, Esta en cualquier caso, su idea neto del Lied populae y te este tipo. Hemos de ereerle eapaz de cierta calidez: quizd esté en realidad menos endurecido y satisfecho consigo mismo que el con- sumidor cultural, fren‘e al cual ocupa un lugar mis profundo a ka hora de conceptualizar el gusto establecido. Y, sin embargo, podemos con- tar dentro de esta forma de escucha precisamente a los profesionales cabezotas, los ominosos tired businessmen, los cuales, en un aml adormecimiento; «1 sensual en seni larmantes; en otras, me- en ésta las emociones 186 Insreduccién a la saciolagia dela musion ustién sobre la realidad o el ea- vas; probablemente no modo alguno una separacién estricta entre ambas cosas. Si jones en el modo de reaceién I deben asignarse ade- 1s de In persona en su conjunto y, en def icas, parece por el momento un hecho in- cierto. Deberia desconfiarse del efecto de una ideologia prefabricada por la cultura musical oficial sobre el oyente emocional, es decir, del har consciente se & cisarfan tanto del anslisis como a todo intento de indu- ‘una escucha estructural —con mayor vehemencia quizd que el consumidor cultural, el cual por amor a la verdad estaria finalmen- te dispuesto a ello~. En verdad, la escucha adecuada es también im- pensable sin un contenido afective, Sélo que, en este caso, el contenido 10 emocional se resiste tracién sobre ella ve para el oyente emoci es un medio al servicio de los fines de su propia econom El no se priva de la cosa que es ademas capaz de re su funcién en un mé proyeccién Frente al oyente cmocional se ha desarrollado, por lo menos en norma del propio comporcami te estdtico-musical’, Este desprecia la vi pobrecida y aparentes pero no procura ir més al sino que hhaye hacia atris, hacia periodos que eree protegidos del don ter de meteancta, de la cos Podrlamos bau- Imente rexctivo como el ayente resentide. De I forman parte aquellos amantes de Bach de los cuales ya defendi yo tuna vez al comp: ids or a Bach Alemania, casi 0, Philorephie der WW. Adorno, losofia del muers wsicg, Mad Tipos de comsportamiento muti 187 vimiento juvenil estuvicron hasta el pasado mis reciente bajo el lie chizo de dicho comportamiento. El oyente tesentido, aparentemen- te inconformista en su protesta contra el sistema musical, simpatiza, in embargo, 10s por raaén de jismos, con toda: icas. si De ello dan testimonio los rostros empecinadamente scetarios y po- tencialmente furibundos que se concentran en las llamadas horas ba- chianas y en Jos conciectos vespertinos en las iglesias. En su dmbio la cual ejercitar esta acoplado y deformado por su concepcién del mundo. Ls icin consiste en suprimir mbitos musicales completos cuya per- cepeidn serfa relevante para el asunto. La conciencia de este tipo esti preformada por la fijacidn de objetives por parte de las asociaciones, tica interpretativa de siempos pasados, por impugnable que sta sen. Sil tipo emocional tiende al Kitsch, el oyente resentico lo hace a la falsa severidad, a cual ejerce una represién mecdnica de la propia emo- bre sigue siendo sobremanera caracteristico, la apropiacién precisa- mente de aquello contra lo que en realidad se combate. Ello mani esta cierta ambivalencia. Lo que quieren no es solamente lo contrario lisico aficionado, también esta oposicis del ms mas arrebatado conta la imagen de éste. El impu oyente resentido podia ser la consumacién del ances zador cont nético* en el arte, del arte que vive gra- [Chr Max jeodor W. Adamo, Dialeuik der Aupeliran we: Dialéesica de la Huseracion, Ob 188 Insreduccién a la saciolagia dela musion cias a ese impulso. Lo no domesticado por ordenamientos fijos, lo errante, indémito, cuyo ti los rubati y exh biciones de los solistas, todo ello desean exterminarlo; debe ca les la vida a los gicanos, como antes en los campos de concencracién, ahora tambien en la miisica que les otorgs las operetas corao un dmn- bro reservado a ellos. La subjevividad y la expresién son para el oyen- te resentido algo idéntico en lo mas profundo a la promiscuidad y icho oyente no puede soportar el solo hecho de pensar en esta tl- a ~segiin el parecer dle Bergson en Deux sources, el anhelo de una sociedad abierta, cuyo reflejo sea el arte, es tan fuerte que incluso ese odio no se aventura a su aby es el contrasentido de un arte expurgado de la vrfmesis y en cierta m es el secreto del oyente resentido. En este pertorio preferido por él esté extraordinariamente poco des unitaria ha permitido que se atrofie la sensil s. Se descontfia purit ferenc propaganda, con una enorme influe a ja también como grupo clave, el gente con sensibilidad artistica Mas resulta incierto saber si, ‘mas alli de las organizaciones, cuenta con muchos representantes. El componente masoquista de un comportamiento que constantemen- 1 prohibirse algo remite a una coaccién colectiva que se como sucede con frecuencia en la radio. Semejantes conexiones son demasiado complicadas como para poder indagar sobre amente mediante correlaciones, por ejemplo, entre la pertenencia a organizaciones y el gusto musi El completo desciframiento social de este modelo esti todavia pen- diente; ha de mostrarse atin su direccidn. Es reclucado en buena me- dida en la pequesia hurguesta ele fe su ojos su pro- pia decadencia social, La creciente dependencia desde hace decenios de los miembros de esa capa social les impide cada ver mas conver- tirse en individuos con capacidad determinante hacia el exterior y por ello también de despliegue interiot. Ello ha perjudicado igualmente Tipos de comportamiento muted 189 ida a través del individuo y vez desde Beethoven. Pero Ja experiencia de la gran misica, trasmi su libertad, en modo alguno por prime debido al antiguo miedo a la proletariza al conciencia y su posicién respecto a la mtisica son la resultante del con- Hicto entre posicién social c ideologia. Intentan terciar en el confficto simulando al mismo tempo ante si mismos y ante los dems que la juzgados y en la que temen perderse es Sex, mas elevada que ién, pues aqu es plena de sentido, humana y quién sabe cudntas cosas mis. A uuda el hecho de que instauren el estado preindividual, suge Ta forzosa regresién, segiin la ideo! sifica como algo mejer que aquello de que se les priva, actuando de tun modo form in fascista que raza el imper: mizados con las insigni Ja comunidad popular original, natural y precapitalista Recientemente, nos hemos topado en ¢l muestrario de revistas es- sintegrador, cada ver. se. pert as domesticacién del vada a efecto en América queen jazzy del fandtica del jazz —no hay tantas dif como los expertos er jazz pretenden lisonjearse— esta emparenta- do con el oyente resentido en el hibito de la cherejfa rec expontancidad musical que se y en el cardcter sectario. Prin verenciada forma avanzada como desafuero de un no 5 Fagen Hal 190 Insreduccién a la saciolagia dela musion también el oyemte de jazz la aversin hacia el ideal chisico-roman- tico; aunque el oyente de jazz esté exento del gesto ascético y sagra- aunque lo haya estampado como standard devices. También suele entender aunque no siempre— su objeto adecuadamente, pero pat- tificado frente a la impostura cultural, descaria por encima de todo sustituir la conducta estética por una deportiva y tecnificada. Se ima- timas conse- Por otra par- y ls configura- cidn formal simplemente estandarizada, permanece en sus momentos decisivos cohibido dentro del més estrecho Ambito. El indiseutible predominio de a unidad de tiempo a la que obedecen todas las ar~ ad de pensar la md . Y, sin embargo, en su caso este eanicter posee 10 en sentido feew- rebelidn contra el padte a | es progresista en diversos aspectos: evidentemente, lo encontramos sobre todo entre la juventud, si bien es cultivado y explotado asimismo tendri la protests por mucho tiempo; en muchos perdurari la disposicién a cooperar. Los oyentes de jaze estén desunidos entre si y los grupos mantienen sus intes seguidores de Elvis Presley y de demostrarse mediante un andlisis musical si de verdad media jones a las que unos y otros, Ilevados al ién quienes se esfuerzan desesperadamente su parecer, puro jazz del degradado comer- io de ad- lideres de las bandas de jazz comerciales. El do jazz esta encadenado a la mtisica comercial por el simple mate- nante, la cancién de moda. De su fisonomia forma parte ademés la incapacidad diletante de dar cuenta de ele- por medio de conceptos musicales cxactos —una i Tipos de comportamiento muted capacidad que se racionaliza en vano alegande la dificultad de que el secreto de las irregs les del jars no se de} minar, euando desde hace mucho ti este tipo a cierta barbarie preartistica que, por lo demas, se da a co- nocer como un estallido de sentimientos ancestrales. Este tipo de com- portamiento es también por el momento numéticamente modesto, aqu como miembros por sus ideres, pero podria propagarse en Alemania y quizd, en un tiempo no muy Iejano, fusionarse con los oyentes resentidos. guramente el que escucha la nulsiea como entretenimiesto y nada mis. Si pensiramos exclusivamente en criterios estiticos y no en el peso juos aislados dentro de la sociedad y de la vi merece la pena pata la soci de una tipologta » cho més abarcadora. De manera diferente, este tipo se presenta tan pronto com deja de ser un mero Para otro, ni tampoco se considera su funcién social, sino que se percibe como un En definitiva, la problemdtica social de la musica del presente se pone en contacto precisamente con la apa del oyente entretenido es aquel por el que se gradi ideologia, se adecue a el, 0 y rz. Quivd esté erréneamente planteada la pregunta por la prioridad: ambos son una fancidn de la situacién de una sociedad en Ia cual produccién y consumo estin en- trelazados. Socialmente, el tipo del oyente entretenido serfa correla- meno muy remarcado, y por lo demas completamente in- herente ala concienci Habria de analizarse to sin racionalizarlo, mientras que la capa superior da de mane: lista a este entretenimiento una forma conveniente, como algo y cultura 192 Insreduccién a la saciolagia dela musion a, tendria muy en cuenta esta componenda en- y el escuchar de facto, El tipo entretenido esta pre- ado en el del consumidor cultural en virtud de la carencia de una telacién espeeitica con el objetos la miisica no es para él un env de sentido, sino una fuente de estimulos. Elementos emoci les semejantes alos del ayente deportivo desempefian su papel. Mas todo ello se ve allanado por la necesidad de la miisica como relajan- tc confort. Es posible que, en el caso extremo de este tipo, ni siquiera apenas se disfrute Jc. La estructura de este tipo de oyente se ascmeja a la del fumador. Esté mejor definido por la desazén que le provoca apagar el aparato de que por el placer obtenido, por modesto que sea, mientras suena la misica. La envergadura del gru- po de aque como se ha dicho a menudo, se dejan rociar por viar ésta en cierto modo como una realidad de su propio ser: a pat~ tir del suerte de ilusidn de un reino rar, en la ausencia total de relacién con la cosa del oyente entreteni- do extremo, su propio reino interior permanece completamente ¥- clo, abstracto e indeterminado. actitud, donde se construyen paralsos ar os del fumador de hachis, se lastiman poderosos tabties. La tendencia a la adiccién se ha asen- Las resultantes del conflicto son todos de comporta- miento que satisfacen de forma atenuada In necesidad adictiva lo demasiado la moral del trabajo dominance y la so bilidad: la cuando menos complaciente actitud de la socied: , la aprobacién social del hecho el mismo sentido. Esti de todos modos cosida a la tecnologia de no podria mostrarse Tipos de comportamiento muted 193 de manera mas deis mente hace sonar la rad concentiada vista aqui esti preparada histéricamente hace mucho tiempo por el oyente encretenido y se ve apoyada de miiltiples ma- netas por el mater Elenorme ntimero de oyentes entretenidos justifica la suposicién de que este tipo forme parte del mal afamado género que en la cien- cia social norieamericana se denomina misceldnev. Probablemente lle va aun den or comin elementos muy heterogéneos, Podria posicidn que se extiende desde aquel que no a radio, pasando por aquel que mata el a que en el comportamiento que simultinea- mientras se ests trabajando. La actitud des- purris y melodias de opereta, © por aquellos que valoran la miisiea como un medio de distensidn, hasta un grupo que no ha de subes- imarse de genuinos amantes de Jos d iisica genuina debido a su posicién en el proceso de trabajo, se de- jan entretener por una mercancia amontonada. Entre los llamados tretenido son sin embargo, por lo general, resueltamente p: cencia vehemente al esfuerzo que les imponen las as de este grupo protestando contea ellos, con una expresién hor acordeén-. Si el consumidor cultural cuerce el hocico ante la m a ligera, la preocupacién del oyente entretenido es que lo ubiquen row y hace de su me- a culpa de una fuerte ‘imiento; esta estructura de la escu a la experimentacién en laboratorio: por su prim trumento adecuado del programa analyzer. Parece oyente eneretenido a un grupo social determinado. La aut asignar el ica capa 194 Insreduccién a la saciolagia dela musion se distanciars de él conforme a su pro- sin que se haya demostra- escuche de hecho de un modo iciones y también en Eu- jones sociales en el seno del oyente entretenido segiin su material de preferencia. Asi, por ejemplo, los jévenes ajenos al eulto al jazz podrian deleitar- se con las canciones de moda, los sectores rurales de la poblaci da en regiones don auténticos cowboys y s. Eloyente entretenido sélo podri ser desecrito adecuadamente en conexidn con los medios de comunica- cién de masas, come la isidn. Peculiar a su psi- mado como : aplaude en dle acuerdo a las sefia ue lo rman ello, La critica del asunto le es can ajena como el esfuerzo que lo requiere. Y es escéptico frente rnicamente desde las revistas ilustradas. Sin que este tipo posea un per~ , se conforma, tanto en la mtisiea como e tod .cibn que no perjudique de m: evidente su estindar de consumidor. ma palabra podria decisse sobre el tipo del musicalmen- te indiferente, no musical y antimusical, st se nos permite coloca juntos en un solo ejemplo. En si caso no se trata, como descarfa la convencién burguesa, de la falta de una disposicién natural, sino de procesos ocurridos durante la tieena infancia, Nos aventuramos a la hipstesis de i la, sufi ialmente esttictos parecen a menudo de aprender i 2 mera lectura de part n previa hoy en dia de Sn musical digna y Este tipo corre, tuna aetitud sobre tiva y, podeia de tunas dotes téenicas extremas y lora- way singulares, Pero tampoco sor- Tipos de comportamiento muted 195 prenderia que estas personas se integrasen a modo de reaccién en gru- pos ajenos.a la culturs burguesa en virtud del priv ci6n, asi como a la situacién econémica, en respuesta nizacién y al mismo cempo como ratificacion de ésta. Todavia no se 1 estudiado lo ca en sentido lato y en sentido estricto; y podriamos aprender mu- cho de ello, Las interpretaciones errSneas de mi planteamiento pueden coa- rse con li defensa de a los que se cuentan entre los tipos de escucha negativamente des- lad, de manera que de musical de hoy se dedujese un ju Comportarse ast intelectualmente, iesen para escuchar correctamente, se- Ja musica exist jencia de hut ablar a los propios seres hu: ue se haga. La situacién de focada por la tipologin critica, no es culpa de aquellos que escuchan ast y no de otro modo y ni siquiera del sistema de Ia industria cul- tural, la cual consolida su estado espizitual para poder desmembear lo mejor, sino que se fundamen como vado e inferior, en la pseudoct ida y Finalmente en el he- cho de que una conciencia correcta no es posi mundo fal- so y de que los modos sociales de reaccionar a la miisica se hallan bajo el hechizo de la falsa conciencia. A la diferenciacién social dentro del planteamiento le eorresponde poco peso. Los tipos, o muchos de el quedarfa sumamente corto quien deseara deduc asf com |a primacia del oyents entretenido, del concepto tan popular entre las masas de la masificacign. En el oyente entretenido e indiferente ala falsedad vieja o nueva que hay en él no se rednen kas masas para 196 Insreduccién a la saciolagia dela musion a una cultura de la que en realidad se les priva nto teflejo, el ma- no y humano con respecto a la miisica y al arte en su conjunto. Una deduccién demasiado precipitada serfa, por otra parte, equiparar sin respecto al arte c ntagonista del todo smientos musi- Imente correctos pueden ocasionar, en virtud de su posicién en toralidad, cuando menos fatales momentos. Lo que se hace es erté- neo. Eloyente experto precisa quiz4 de una especializacién mayor que rnunea y el retroceso proporcional del buen oyente ~en el caso de que se confirmase- estaria probablemente en funcién de dicha espe- do con graves trastomnos en la re- lacién con ticas del eardcter. Si eslogan del geni son poco necesarias dad de un estilo relevante, tales defectos son, empero, terriblemente Iamativos de una experiencia no reglamentada en el caso de musi- cos altamente cualificados. Seguramente no se trata de una casualie corriente de la misma especializacién el que muchos de ellos, tan pronto como se ven confrontados a preguntas allende su campo especializado, se muestren ingenuos y estrechos de }én. Una conciencia musical adecuada no implica, ni siq de manera inmediata, una conciencia artista adecuada por exce- ga hasta el comportamiento cor Wwencs artistas plisticos wang hha comportado como uno de fansticos del jazz sin que fuesen cons- cientes de la diferencia de nivel. En casos de tamafia desintegracisn ‘en duda Ia inguardistas. A la vista de tales com guno de los millones de atemorizados, encabestrados y lun esfuerzo superior a sus posibilidades se les puede sefialar con el dedo pata reprocharles que tend:fan que entender algo de misica 0, Tipos de comsportamiento muti 197 incluso la libertad que dispensa de por lo menos, interesatse por el nano, el de una si Ia verdad qu nfonia Heroica. Pero el rec! conclusiones acerca del rechazo de la cultu nos y acerca de lo que el mundo ha hecho de los hombres. La con- radicciga entre la los seres huma-

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