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El reclamo de una reflexión particular *

MARIA Jnsús CASALS

María Pilar Diezhandino Nieto es catedrática de Redacción Periodística


de la Universidad del País Vasco —Euskal Herriko Unibertsitatea— y su obra
El quehacer informativo es un texto denso y muy elaborado que trata de acer-
car al lector a todos los aspectos que tienen cabida en esta asignatura. Decir
esto parece una obviedad, pero la redacción periodística es una materia que
abarca conocimientos muy diversos: desde el uso más elemental de la lengua,
hasta la compleja elaboración de los géneros periodísticos con todas las suti-
lezas en el nivel del relato, desde los conceptos —algunos muy concretos,
otros de una gran abstracción intelectual—, a las actitudes psicológicas que
forman a un periodista y la actuación profesional. El intentar escribir sobre
todo ello sin la pretensión de hacer una gran enciclopedia, sino, por el con-
trario, queriendo lograr un texto cálido por su aportación reflexiva y hasta
emocional tiene el mérito y el atractivo de lo que ha sido amado mientras se
cocía: un buen sabor, un plato diferente, una acogedora sensación en el gusto
de su lectura.
El quehacer informativo nos vuelve a recordar conceptos teóricos clásicos
en el mundo de la información, tales como la noticia, el acontecimiento, la
actualidad, el mercado, los géneros, la interpretación, la objetividad y el jue-
go limpio, el rastro del Watergate, los relatos y las modas, el lenguaje, la liber-
tad, la investigación, periodismo y literatura.., además de una amplísima bi-
bliografía sobre periodistas y periodismo —no es lo mismo siempre— y la
* María Pilar Diezhandino, El quehacer informativo. Servicio Editorial Universidad del
País Vasco, Bilbao, 1994, 231 págs., 1.300 ptas.

Estudios sobre el mensaje periodístico, nY 2, 1995. Servicio de Publicaciones 0CM, Madrid.


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utilizada para escribir esta obra: todo ello en poco más de doscientas páginas.
La autora ha hecho indudablemente un gran ejercicio de síntesis y pienso
que el criterio que ha seguido para ello ha sido maduro y eficaz: cada página
está escrita con la aportación de la propia reflexión. Diezhandino no intenta
teorizar para imponer en esta obra otras definiciones nuevas que compitan
con las ya existentes; no, ella ha sido más sutil: revisa, compara, reflexiona y
nos deja a nosotros, lectores, la oportunidad de elegir y —lo que es mas im-
portante— nos induce a ir más allá en la concepción de las cosas y de las pa-
labras. Ese es su mérito: no es fácil ni frecuente qUe así suceda en obras desti-
nadas a ser recopilaciones de conceptos ya sabidos; en obras cuyo origen ha
sido la preceptiva memoria de oposición, en este caso, a su cátedra. Cuando
alguien se propone hacer algo diferente porque le echa imaginación y se
preocupa de una cierta belleza formal tanto en la concepción de una estruc-
tura que no rompe esquemas, sino que viene mejor vestida y menos falsa-
mente académica, como en el lenguaje empleado para expresarse, alejado de
la impostura del teórico puro, el resultado es un texto mucho más atractivo y,
por tanto, eficaz. Y en este tipo de obras la eficacia es inteligencia: logra que
la comunicación con el lector no sea una rutina obligada; surge el interés y el
seguir leyendo con curiosidad.
En cuanto al contenido de El quehacer informativo, lo más valorable por
ser resultado de una investigación propia de la autora —al menos, esa es la
impresión que proporciona su lectura— es toda la parte que dedica al con-
cepto de la interpretación periodística. Aquí es donde desarrolla los conceptos
más importantes y más innovadores del libro, porque aparece la profesora
universitaria que le ha dedicado su interés y su tiempo a la investigación de
lo que teoriza: es verdaderamente interesante. El propio sentido del término
interpretación, el problema del concepto de objetividad periodística, nuevas
formas de entender el periodismo, la influencia norteamericana en la estruc-
tura y en el tono de los reportajes, periodistas y políticos, y la mentira incons-
ciente son temas cuyo desarrollo teórico justifica la aparición de un nuevo li-
bro sobre periodismo que no sobra, no es uno más.

El amor a la palabra

Lo que más llama la atención en esta obra de Diezhandino es su sincera


pasión por la herramienta fundamental de todo periodista: la palabra. La au-
tora reclama en sus páginas la creatividad y la calidad literaria exigibles a
estos contadores de historias que son los reporteros. De hecho, el subtitulo
del libro reza así: El «arte de escribir» un texto periodístico. Algunas nociones
válidas para periodistas. El entrecomillado es de la autora y no está claro si es
enfático o una simple excusa por utilizar una frase hecha. A mi entender,
nunca es una frase lo suficientemente tópica. Y esta insistencia está sobrada-
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mente cumplida en el libro de la catedrática. Es un regalo, un acierto. Pero,


sin embargo, el capítulo sexto, titulado Periodismo y lenguaje, resulta repetiti-
yo y pobremente elaborado en lo que se refiere a errores frecuentes del len-
guaje y abusos comunes en los medios. Cualquier libro de estilo de los pu-
blicados —Efe, El País, ABC, Tele-Madrid, por ejemplo— son mucho más
completos y didácticos al respecto. Un libro como el realizado por Diezhan-
dino no debe aspirar a ser un texto único, sino a ser una buena obra de refle-
xión, de aportación de otra sensibilidad, de otra revísion siempre necesaria
cuando es acertada. Y eso silo consigue en otros epígrafes de ese capitulo
sexto cuando nos ofrece su particular lección sobre el arte de escribir un buen
relato, descripción y narración, variaciones cronológicas en el relato o escribir
bien es el resultado de pensar bien. Ahí es donde la autora se deja retratar con
el gesto más atractivo que provoca su verdadera pasión: la belleza de un tex-
to, el reconocimiento del valor supremo de la palabra.

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