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Ese saber porqu tienen tal cara tiene una implicancia terica
fuerte: es desconocer que el otro posee una zona no
compartida, por ms que ambos tengan como base ese
estado de fusin, dado por el enamoramiento inicial y
prolongado en la convivencia. Entonces esa zona no
compartida que se podra compartir pero ponindola al da,
digamos hablndose y aceptando que es no compartida y que
hay que hacer un trabajo psquico para poderla compartir; esa
zona quedara anulada por el simple hecho que uno proyecta
en el otro lo que cada uno imagina que el otro debe ser.
Digamos no importa qu cara, no importa qu signo se le
pone o qu contenido: lo importante es partir del presupuesto
que aquello no compartido, se rellena con algo compartido y
conocido. Entonces ocurre la transformacin
de lo no
conocido en ya conocido: se trata de una de las alteraciones
fuertes de la vida matrimonial.
Otro conflicto importante en la vida de las parejas y en la
creacin de la zona de encuentro, es el no poder soportar lo
no compartible hoy y nunca de cada ser humano. Entonces
estamos en el campo de lo que son las perturbaciones de la
vida cotidiana en las parejas, que implica atribuir al otro un
sentimiento conocido un '...Ya s cmo te sents...' un...'ests
mal por tal cosa...' Se recubre con un sistema explicativo de
autoreferencia en el que uno se ubica como centro de la vida
del otro. Tienden a ser mecanismos poderosos de denegacin
de lo no compartido y de lo no compartible (hoy ni nunca).
En la actualidad, la autora conceptualiza a estos fenmenos
de pareja como resistencias a la vincularidad "Los intentos de
reproducir relatos textuales, el buscar permanecer igual a s
mismo en cualquier circunstancia son todos ellos, para la
dimensin intersubjetiva, signos de resistencia a la
vincularidad" (1a)
J. Puget -Estos son algunos ejemplos que quiero dar antes de
trabajar con el material clnico, como base terica para