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XIII
S. -le dijo-, es la verdad;
de mi destino es la ley:
yo no puedo amarte, Oh Rey!
porque adoro a Balzarad.
El Rey, en la intensidad,
de su ira, entonces, call;
mudo, la espalda volvi;
mas se vea en su mirada
del odio la llamarada,
la venganza en que pens.
XIV
Al otro da la hermosa
de parte de l recibi
una caja que la envi
de filigrana preciosa;
abrila presto curiosa
y lanz, fuera de s,
un grito; que estaba all
entre la caja, guardada,
lvida y ensangrentada
la cabeza del raw.
XV
En medio de su locura
y en lo horrible de su suerte,
avariciosa de muerte
ponzooso filtro apura.
Fue el Rey donde la hermosura,
y estaba all la beldad
fra y siniestra, en verdad,
medio desnuda y ya muerta,
besando la horrible y yerta
cabeza de Balzarad.
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XVI
El Rey se puso a pensar
en lo que la pasin es,
y poco tiempo despus
el Rey se volvi a enfermar.
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y la quiso ir a coger.
La quera para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son as.
Pues se fue la nia bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la haca suspirar.
Y sigui camino arriba,
por la luna y mas all;
mas lo malo es que ella iba
sin permiso del pap.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Seor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: Qu te has hecho?
Te he buscado y no te hall;
y qu tienes en el pecho,
que encendido se te ve?
La princesa no menta.
Y as, dijo la verdad:
Fui a cortar la estrella ma
a la azul inmensidad.
Y el rey clama: No te he dicho
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