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APORTES PARA LA DISCUSIÓN SOBRE

La regulación Estatal del psicoanálisis.

Juan Manuel Duarte

En esta sección intentamos aportar elementos para la discusión sobre la regulación estatal en el campo de las
psicoterapias, abierta en Francia a fines de 2003 con la “enmienda Acoyyeur” y que comienza a plantearse en
nuestro país a partir de las declaraciones del ministro Ginés Gonzales García.

En el primer apartado intentamos analizar una situación compleja en que se enlazan las políticas del Estado en
materia de Salud Mental y las reformas universitarias en las facultades de psicología, sobre el telón de la
discusión de fondo sobre la regulación estatal de la formación y de las prácticas psicoanalíticas en nuestro país.
Podemos señalar sintéticamente tres actores principales: por un lado el Estado, por otro la Universidad y su
régimen de camarillas profesorales, y finalmente las instituciones psicoanalíticas.

En esta sección presentamos extractos de dos entrevistas a la historiadora del psicoanálisis y psicoanalista
Elisabeth Roudinesco. La primera fue realizada recientemente y gira alrededor de la intervención reguladora del
Estado en el campo de las psicoterapias, a partir de la discusión abierta en Francia con la “enmienda Acoyyeur”
a fines del año pasado (tema sobre el cual acaba de publicar su libro Le Patient, le thérapeute et l’État, Ed.
Fayard). La segunda gira alrededor de la situación histórica y actual de las instituciones psicoanalíticas
lacanianas, cuestión sumamente relevante dado el grado de implantación de esta orientación en nuestro país.

Creemos que la visión de Roudinesco sobre ambos temas puede hacer aportes enriquecedores para el debate
planteado

La política estatal en Salud y Educación, la Universidad como escenario

Las declaraciones del Ministro de Educación Daniel Filmus, el ya famoso “sobran psicólogos, faltan
ingenieros”, habían abierto el debate sobre la funcionalidad de la universidad en nuestro país, y mostrado las
primeras cartas de un gobierno que pretende ajustar la universidad a un proyecto de país capitalista “en serio”
basado en la burguesía nacional. Posteriormente, las declaraciones del Ministro de Salud Ginés García
avanzaron sobre el ámbito particular de la Salud, proponiendo la restricción al ingreso a la universidad pública
en las Facultades de Medicina dado el “bajo nivel” de los estudiantes; y específicamente sobre la Salud Mental,
cuestionando la excesiva formación psicoanalítica en las Facultades de Psicología, la cual - dice - está alejada
de problemáticas sociales. A esto se sumaron las declaraciones del Secretario de Políticas Universitarias del
Ministerio de Educación Juan Carlos Pugliese, diciendo que sólo “los que reformen las carreras tendrán
presupuesto”, en clara alusión a la UBA.

Esto dio pié a que rectores y decanos aparecieran en los medios posando de “defensores de la autonomía
universitaria” frente de la injerencia estatal. Por un lado el rector de la UBA reclamando por presupuesto, por
otro, la decana de la Facultad de Psicología Sara Slapak “defendiendo” la formación psicoanalítica
predominante en ésta.

Todo este circo de declaraciones cruzadas oculta un estado de cosas y desnuda otro. Oculta antes que nada que
en todos los casos el proyecto para la universidad tiene un punto en común: seguir manteniendo esta
institución al servicio de los intereses de los capitalistas, o sea, lejos de los intereses de las clases explotadas
en nuestro país. En ningún caso se pone en cuestión, por esto mismo, el carácter de clase de la universidad, su
funcionalidad como productora y reproductora de ideología al servicio de la explotación de una clase por otra.

Los que se pone a desnudo es el intento de avance de este gobierno, que es continuidad de los anteriores en sus
políticas neoliberales (como la Ley de Educación Superior - LES - menemista), sobre la Universidad y la Salud
Mental, aún a la cola en lo que respecta a la aplicación de estos “ajustes estructurales” solicitados por los
organismos internacionales de crédito y las diferentes instituciones agentes de la dominación imperialista,
mientras destina cada vez más fondos al pago de la deuda externa fraudulenta. Las diferentes camarillas
profesorales que gobiernan -de forma prebendaria- la universidad hoy sólo buscan, asegurar sus espacios de
poder dentro de esta nueva configuración.

El Estado francés da el primer paso

Podemos situar el comienzo del debate a nivel internacional en Francia, a mediados del año 2003 con la
votación, por parte de la Asamblea Nacional de ese país, de una enmienda presentada por el diputado
Acoyyeur. Con la excusa de un “vacío jurídico” en cuanto a reglamentación de las psicoterapias, y con el
declarado objetivo de “proteger al consumidor de sectas y charlatanes”, el Estado se arroga el derecho de
decidir sobre el campo de las psicoterapias, sobre su práctica profesional y su evaluación, acorde a sus criterios,
esto es, la mercantilización total de la Salud Mental, subordinándola a la medicina psiquiátrica y a las terapias
cognitivo comportamentales (TCC), tendiente hacia una medicalización cada vez mayor de los padecimientos
psíquicos; y sigue la línea del plan de restricción de los gastos en salud pública del gobierno francés, pero
indirectamente mediante esta regulación.

A partir de esta situación se abrió un debate a nivel nacional, e internacional, con discusiones diarias en los
principales periódicos, foros de debate, y la participación de las principales personalidades del “mundo psi” y
de la cultura francesa (entre ellas Elisabeth Roudinesco, siendo una de las principales figuras en el debate
contra la intromisión del Estado en el campo de las psicoterapias, a quien el matutino Le Monde publicó una
nota de tapa sobre la cuestión).

Camarillas profesorales e instituciones psicoanalíticas, “vía regia” para la intervención del Estado en
Argentina

En nuestro país, si bien los planes del gobierno parecen ser los mismos, esta regulación Estatal que tanto
“escándalo” ha causado en Francia ha comenzado silenciosamente a imponerse por la vía de la Educación
pública, en las Facultades de Psicología, y en consonancia con la aplicación de los lineamientos de la Ley de
Educación Superior1. La complicidad de las camarillas profesorales, que incluyen en su seno a numerosos
representantes de las instituciones psicoanalíticas, aparece como una “vía facilitada” para la regulación estatal
del psicoanálisis.

En efecto, mientras la decana Slapak y la camarilla de acprofesores que gobierna la facultad de psicología
en la UBA lanzaban gritos defendiendo la formación psicoanalítica en esa institución, por otro lado
ponían la formación en psicología del conjunto de facultades de psicología del país bajó la mano
reguladora del Estado. Esto fue lo que sucedió cuando, a pedido expreso de la AUAPSI (Asociación de
Unidades Académicas de Psicología, que nuclea a todas las carreras de psicología del país), cuya presidenta es -
justamente! - la mismísima Sara Slapak, el gobierno declaró a la carrera “de interés público”2. A partir de este
arreglo, las carreras quedan bajo la égida de la Ley de Educación Superior, debiendo ser evaluadas y
acreditadas por medio del organismo creado a tal fin, la CONEAU3. Éste está compuesto por funcionarios del
gobierno, asesores y miembros del Banco Mundial, que evalúan la educación superior de acuerdo con los
criterios “del mercado”, o sea, tomando a la salud y la educación públicas como una mercancía más.

Ahora bien, ¿De qué manera afecta esta situación a la las prácticas profesionales en salud mental, y a la
formación y ejercicio profesional del psicoanálisis en particular?

En su página central, la última revista de la IPA señala que “la regulación estatal de nuestra profesión es un
tema candente para la comunidad psicoanalítica mundial”4. Según esta postura habría tres términos a tener en
cuenta: certificación, la constancia que otorga una institución educativa a quienes hayan cursado y completado
determinados estudios (ya sea de grado o postrado); la acreditación, por medio de la cual estos estudios tienen
validez oficial (“en Argentina esta institución es la CONEAU”); y la habilitación, para ejercer la profesión, por
parte de las instituciones del Estado.

Luego de señalar la situación en Francia (con la enmienda Acoyyeur de la que hablamos arriba), se refiere a
nuestro país. En Argentina - señalan - “hasta ahora no existe certificación para los psicoanalistas. La
habilitación viene dada por el mero hecho de tener un título de médico o psicólogo, sin necesidad de demostrar
2
ningún tipo de capacitación específica para ejercer como psicoanalista...[...]Las situaciones de convulsión
política de los últimos años dificultaron el avance de la campaña de regulación del ejercicio profesional del
psicoanálisis a nivel nacional”. A partir de lo cual su principal preocupación es la de conseguir que sus
instituciones sean acreditado por el Estado para entregar sus certificaciones de formación5.

Uno de los objetivos de la LES es la modificación de las carreras de grado: instalar un ciclo de grado más
general, carreras de grado con títulos técnicos intermedios, y postgrados específicos, arancelados6. La
adecuación a la LES de las Facultades de Psicología abre el camino para que la formación que habilite para la
práctica del psicoanálisis sea la de un postgrado arancelado (ya sea universitario o en alguna institución
psicoanalítico), y acreditado por la CONEAU según sus criterios.

La intervención del Estado, por la vía de la aplicación de la LES, tiene una doble faz: por un lado, sobre
las prácticas psicoterapéuticas en el campo de la salud mental, desvalorizando a los profesionales de la
salud mental (al subordinándolos al orden médico y a las leyes del mercado); y, por otro, restringiendo
directamente el número de psicoanalistas habilitados para ejercer su profesión, o sea, elitizando su
formación a través del arancelamiento de la misma.

Este es el costado oculto de las declaraciones de Ginés García y la defensa teatral de Slapak y su coro. Este
gobierno, agente de las reformas estructurales del FMI y el Banco Mundial, encuentra en este régimen
universitario un aliado incondicional para sus políticas.

Las instituciones psicoanalíticas: cómplices silenciosos de la regulación estatal

Ante esta situación el lamentable papel de muchas instituciones psicoanalíticas, entre ellas dos significativas
como la IPA y la AMP ha sido - como señalamos arriba - el de intentar negociar con el Estado la acreditación
de sus institutos como certificadores de formación en psicoanálisis, por las vías arriba señaladas. Lejos de
cualquier cuestionamiento al orden social capitalista, se adaptan al mismo para salvar su porción en el negocio
de la salud mental, privilegiando sus intereses corporativos por sobre los intereses sociales. Así, por ejemplo, la
IPA señala que ha decidido invertir 300 000 dólares “para tratar la crisis producida por la reducción del número
de pacientes que piden análisis y del número de candidatos “. La posición de la AMP, a pesar de su pretendido
perfil cuestionador, se adapta igualmente -acaso de una manera cínica- a los dictados del Estado, siendo
cómplice del mismo al privilegiar sus intereses corporativos al limitarse a buscar -al igual que la IPA- el
reconocimiento estatal en tanto ejecutores privilegiados de sus políticas: “Lo cierto es que la operación
combinada de la industria farmacológica con las terapias CC y la alianza de ambas con la administración
pública -ya sea porque la salud mental sea asunto de seguridad del Estado, ya sea porque se busquen abaratar
los gastos en salud pública, ya sea por que el Estado deje la salud de la población en manos de grandes
corporaciones médicas- nos coloca frente a una situación completamente ajena para esta tribu engendrada por
Freud.

Por ahora, a este Otro le respondemos con las Escuelas, los Institutos, los Centros de atención, el Campo
freudiano en su conjunto. Ellos son los agentes de la acción lacaniana para hacer frente a esta nueva
configuración de las cosas que el psicoanálisis contribuyó a crear. No es seguro que sigan siendo eternamente
los instrumentos adecuados, pero es lo mejor que tenemos por ahora.”7. De hecho, muchos de los miembros de
esta organización ocupan sendos puestos de gobierno en la Facultad de Psicología de la UBA, alineados
permanentemente con la Gestión Slapak.

Frente a esto, los trabajos de Elisabeth Roudinesco constituyen una mirada crítica del psicoanálisis, sus
instituciones y sus principales referentes.

Notas

1 Esto es posible, en parte, tanto por la gran implantación de representantes de instituciones psicoanalíticas en
las instancias de gobierno de la universidad, así como por la gran cantidad de profesores que representan
intereses de universidades privadas al tiempo que sostienen importantes cargos en la universidad pública. Sólo
por dar un ejemplo: la Secretaria Académica de la Facultad de Psicología de la UBA, María Martina Casullo es,
3
al mismo tiempo, Directora del Doctorado en Psicología, Investigación y de la Revista de psicología en la
Universidad de Palermo.
2 Puede consultarse el documento en Internet: http://www.auapsi.org.ar/acon.htm.
3 “La CONEAU tiene a su cargo la evaluación institucional de todas las universidades nacionales, provinciales
y privadas; la acreditación de estudios de postgrado y carreras reguladas y la emisión de recomendaciones sobre
los proyectos institucionales de nuevas universidades estatales y de las solicitudes de autorización provisoria y
definitiva de establecimientos universitarios privados. Posee también la función de dictaminar sobre el
reconocimiento de entidades privadas de evaluación y acreditación universitaria”, página web de la CONEAU,
http://www.me.gov.ar/spu/guia_tematica/ACREDITACION/acreditacion.html.
4 PSICOANÁLISIS Internacional, Revista de Actualidad de la Asociación Psicoanalítica Internacional.
Volumen 13, Número 1, Junio 2004. Disponible en versión electrónica en
http://www.ipa.org.uk/uploadedFiles/cms/store//News_Magazine/5_NewsMag_splash_files/ATTACHMENTS/
05%20spanish.pdf.
5 Los medios pueden variar de un país a otro: en Colombia - señalan - “la Sociedad Psicoanalítica Colombiana
también está intentando obtener un reconocimiento desde el ámbito gubernamental a través de un intenso
trabajo de lobby en las esferas políticas”; en Perú “la Sociedad Psicoanalítica de Perú ha logrado registrar como
‘marca’ el título de psicoanalista de la IPA”
6 Algunas de estas propuestas, como la de un ciclo básico más general, fueron explicitadas en la reunión del
Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), reunido en la Ciudad de Tucumán en Agosto de 2004.
7 Discurso de Graciela Brodsky, secretaria general de la AMP, en la Asamblea de Comandatuba (Agosto de
2004). Disponible en Internet en http://www.eol.org.ar/default.asp?lecturas/psicoypoli/palabras-brodsky.html

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