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(1823 _1824\
Manuel Burga
INTRODUCCION
1. IA INDEPENDENCIA PERUANA.
La Independencia criolla en el Fbru, como se afirma con insistencia, no inhodujo los
cambios que se espemban, no liquidó totalmente el anc.ien régímen colonial, no conürtió a
todos los anteriores súMitos del rey español en ciudadanos de la nueva república, ni
finalmente- construyó una república modema sustentada en los renovadores principios de-la
libertad ¡nlítica, la igualdad scrial y la solidaidad humana que había popularizado la Revo-
lución ftancesa de 7789. Confariamente la independencia puso en marcha un proceso his,
tórico que parece confirmar dos de las propuestas fundamentales de Ala<is de Tocqueville".
[-a primem: entender a la hisioria como un proc€so donde los cambios, si son progresivos y
con futuro, se explican c¡mo resultado de violentas revoluciones- sino como la culm!
nación de largos procesos -node madumción histórica. L-a segunda, también muy ünculada a la
anterior, es su alirmación de que América del Su¡ o aquella extensa región que salía habajo-
samente de la dominación española [a ausencia de una cultum políiica y de costuni-
-por
bres democraticas- no em un terreno propicio pam la instalación y desarrollo de sistemas
republicanos democráticos. En definitiva lo que lixquwille quería decir es que el éxito de los
sistemas republicanos ----como en el caso europ€o- de¡rendía de la madumción histórica de
los prenequisitos y que lógicamente no se podían dar "saltos históricos" como el que la Inde-
pendencia pretendió impulsar en el furu. Esta no conespondencia enhe los modelos y las
realidades, lo que el historiador Jorge Basadre llamaba la falta de "adecuación" enire las teo-
rías, doctrinas y las situaciones concretas, er<plica bien las fmstraciones y las sorprendentes
actitudes de la élite criolla limeña en la época de San Martín y Bolívar en el kni. Fs por eso
también que el mismo Jorge Basadre, al inicio de su gmn Historia de la República del
Fenú, nos dice que mientras la lndependencia en América del Norte duró 6 años, en el sur se
necesitó 14 pam su culminación". Mient-as este proceso ¡rcIítico y milita¡ en la pnmem, con-
[-a democracla en América, ed. Sarpe, Madrid, 1984, tomo L Fs citado muy acertada¡nen-
te por Marie Daniele Démelas en su libro, L'lnventlon polítique, Paris, 1992, donde - corno
rectificando a Tocqueville - afirma que en América del Sur se desarrollaron democracias res,
fringidas o inestablescon características diferentes a la instalada en los Estados Unidos.
La Independencia sudamericana se inició en realidad en lerritorio venezolano el 19 de abril
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generosidad.
La Gaceta del Gobierno del Penú, en múltiples ocasiones, en los años 7823 y
1824, había destacado la crueldad, dureza y los excesos del ejército realista, en contra-
posición al comportamiento más equilibrado de las tropas del ejército patriota. ¿Es esto
crítica infundada, realidad o demagogia de la prensa patriota? iCómo acercarnos a la
verdad si cada bando presenta sus propias explicaciones? . Una buena evidencia de la
conducta patriota la podemos encontrar en el comportamiento de Sucre al firmar el
tratado con Canterac, va que aquí encontramos muy bien expuesta la diferencia entre
los que sentían tener legitimidad y legalidad y los que defendían causas perdidas- Sucre
se distinguió por respetar a los vencidos en Ayacucho: "Aunque la posición del enemigo
podía reducirlo a una entrega discrecional, creí digno de la generosidad americana con-
ceder algunos honores a los rendidos que vencieron catorce años en el Ferú, y la capitu-
lación fue ajustada sobre el campo de batalla..." (Gaceta del Gobierno, id., p. 245).
Esta generosidad del soldado del siglo XIX se expresó cabalmente en el tratado de
paz enlre Sucre y Canterac. Un acuerdo de dieciocho artículos donde se hacían, visto
desde la actualidad, numerosas concesiones al vencido. En el artículo segundo, por
ejemplo, se decía que 'Todo individuo del ejército español podrá libremente regresar a
su país, y será de cuenta del Estado del Ferú costearle e[ pasaje...".En el tercero se
admitía la posibilidad de que los realistas podrían pasarse al ejército patriota. En el
cuarto se decía que "Ninguna persona será incomodada por sus opiniones anteriores,
aún cuando haya hecho servicios señalados en favor del rey...". En el artículo 15 se de-
cía que 'Todo los jefes y oficiales prisioneros en [a batalla de este día, quedarán desde
luego en libertad, y lo mismo, los hechos en anteriores acciones por uno y otro ejército".
En el 16 se establecía que "Los generales, jefes y oficiales conservarán el uso de sus
uniformes y espadas; y podrán traer consigo a su servicio los asistentes..." (Gaceta del
Gobierno, t. II, pp. 24A-250).
hm concluir podría indicar que en Sucre, como en San Martín y Bolíva¡ los msgos fun-
damentales del soldado del siglo XX aparecen con toda nitidez. La generosidad mn el ven-
cido, el respeto al honor de los oficiales derrotados y un auténtico civismo expresado en el
respeto a las instituciones políücas y a la opinión pública son los rasgos principales de los
grandes jefes militares de las campañas de la Independencia en el rurú.