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SER DESTITUIDO?
El Almirante Edmundo González, Comandante en Jefe de la Armada de Chile, debe ser
destituido en primer lugar, por su carácter de superior jerárquico de una institución que
evidenció gravísimas incompetencias ante el maremoto que afectó a nuestro país en
febrero pasado. Esa es la responsabilidad propia del mando militar o civil. En segundo
lugar, González debe ser destituido por cometer personalmente hechos que han tendido
a ocultar la verdadera envergadura de las negligencias presentadas por la institución a su
cargo o que han significado un serio abandono de sus responsabilidades.
3.- No haber dotado al SHOA del personal calificado permanente para evaluar los
antecedentes de una alerta o alarma de maremoto. No existía oceanógrafo residente, por
lo tanto el profesional del Servicio tardó en presentarse al SHOA y por ello no participó
en la cancelación de la supuesta alarma, efectuada a las 05.00 de la mañana.
4.- No haber cumplido con las labores de apoyo a la evacuación de la población civil.
Conforme al mismo protocolo de “gestión local” de la Onemi que la Armada ha
invocado, entre otras medidas, debían ser lanzadas al aire bengalas con paracaídas para
alertar a la población e iluminar su vía de escape.
5.- No haber puesto a salvo oportunamente a todas las unidades navales. En el caso del
submarino Carrera, este retardó su zarpe, razón por la cual quedó varado al retirarse las
aguas. Puede ser el caso también de otras unidades, como la misilera Chipana. De
acuerdo a la información disponible, no hubo orden superior de zarpar y por ello fueron
condecorados marineros que por su exclusiva iniciativa pusieron a salvo sus unidades.
1.- Haber declarado públicamente que el texto de la alerta emitida por el SHOA a las
04.07, en su redacción, “obedece a un protocolo estándar utilizado
internacionalmente” (carta en La Tercera del 04.04.10). Ello es falso, pues se trataba de
una redacción particularmente confusa, que indicaba que de darse la “posibilidad de
ocurrencia del maremoto”, tal situación “sería informada oportunamente”. Aún más, en
el mismo texto anteriormente citado, González declara respecto del mensaje del SHOA,
que “Su redacción es idéntica, salvo por el idioma, al mensaje de alerta del Pacific
Tsunami Warning Center”. Ello es particularmente falso.
2.- Haber intentado justificar, en la misma carta citada en el número anterior, el no uso
de la información de los mareógrafos para decidir la declaración de alerta o alarma por
el SHOA, aduciendo que estos quedaron fuera de funcionamiento. Ello es falso. El
mareógrafo de Talcahuano registró perfectamente la primera ola del tsunami a las 03.54,
la que González luego reconocerá como “tsunamigénica” ante la Comisión
Investigadora. Con esa constatación empírica, el SHOA debió emitir inmediatamente
una“alarma” de tsunami, ya no una simple “alerta”.