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¿POR QUÉ EL COMANDANTE EN JEFE DE LA ARMADA DEBE

SER DESTITUIDO?
El Almirante Edmundo González, Comandante en Jefe de la Armada de Chile, debe ser
destituido en primer lugar, por su carácter de superior jerárquico de una institución que
evidenció gravísimas incompetencias ante el maremoto que afectó a nuestro país en
febrero pasado. Esa es la responsabilidad propia del mando militar o civil. En segundo
lugar, González debe ser destituido por cometer personalmente hechos que han tendido
a ocultar la verdadera envergadura de las negligencias presentadas por la institución a su
cargo o que han significado un serio abandono de sus responsabilidades.

I.- En efecto, la responsabilidad propia del mando del Comandante en Jefe de la


Armada tiene lugar por al menos las siguientes negligencias institucionales:

1.- No disponer de un sistema de comunicaciones resistente que hubiese permitido al


SHOA entregar efectivamente a los destinatarios en terreno, una alerta y/o alarma de
maremoto, conforme a su mandato legal. La necesidad de ese sistema era
completamente previsible. De hecho hoy, lo que ha planteado la Armada para enfrentar
esta inaceptable carencia, es copiar el sistema ya implementado hace tiempo por Japón y
Malasia, de un costo bastante razonable (US$ 9 Millones). Es decir, hubo nula
capacidad de anticipación ante una amenaza previsible.

2.- No haber apoyado la Armada al SHOA entregando la información oportuna respecto


del acaecimiento efectivo del maremoto. Dicha información estaba en poder de la
institución antes incluso que las olas llegaran a la costa, pues las naves de la Armada
que cumplieron con los protocolos constataron el maremoto y enviaron el mensaje
radial “se viene la mar”, tal como ha sido publicado por la prensa.

3.- No haber dotado al SHOA del personal calificado permanente para evaluar los
antecedentes de una alerta o alarma de maremoto. No existía oceanógrafo residente, por
lo tanto el profesional del Servicio tardó en presentarse al SHOA y por ello no participó
en la cancelación de la supuesta alarma, efectuada a las 05.00 de la mañana.

4.- No haber cumplido con las labores de apoyo a la evacuación de la población civil.
Conforme al mismo protocolo de “gestión local” de la Onemi que la Armada ha
invocado, entre otras medidas, debían ser lanzadas al aire bengalas con paracaídas para
alertar a la población e iluminar su vía de escape.

5.- No haber puesto a salvo oportunamente a todas las unidades navales. En el caso del
submarino Carrera, este retardó su zarpe, razón por la cual quedó varado al retirarse las
aguas. Puede ser el caso también de otras unidades, como la misilera Chipana. De
acuerdo a la información disponible, no hubo orden superior de zarpar y por ello fueron
condecorados marineros que por su exclusiva iniciativa pusieron a salvo sus unidades.

6.- Haber mantenido en zonas inundables de la Base Naval de Talcahuano, material de


alto valor militar.

7.- El que injustificadamente, durante más de 1 hora y media, no haya zarpado la


escuadra desde Valparaíso, pese a la magnitud del sismo y a estar vigente y
recepcionada la alerta de tsunami. Eso significó poner en riesgo a uno de los más
importantes patrimonios de la defensa nacional.

II.- Respecto de las responsabilidades por hechos personales del Almirante


González:

1.- Haber declarado públicamente que el texto de la alerta emitida por el SHOA a las
04.07, en su redacción, “obedece a un protocolo estándar utilizado
internacionalmente” (carta en La Tercera del 04.04.10). Ello es falso, pues se trataba de
una redacción particularmente confusa, que indicaba que de darse la “posibilidad de
ocurrencia del maremoto”, tal situación “sería informada oportunamente”. Aún más, en
el mismo texto anteriormente citado, González declara respecto del mensaje del SHOA,
que “Su redacción es idéntica, salvo por el idioma, al mensaje de alerta del Pacific
Tsunami Warning Center”. Ello es particularmente falso.

2.- Haber intentado justificar, en la misma carta citada en el número anterior, el no uso
de la información de los mareógrafos para decidir la declaración de alerta o alarma por
el SHOA, aduciendo que estos quedaron fuera de funcionamiento. Ello es falso. El
mareógrafo de Talcahuano registró perfectamente la primera ola del tsunami a las 03.54,
la que González luego reconocerá como “tsunamigénica” ante la Comisión
Investigadora. Con esa constatación empírica, el SHOA debió emitir inmediatamente
una“alarma” de tsunami, ya no una simple “alerta”.

3.- Finalmente, el Almirante González no cumplió con su deber de acudir a su puesto de


mando, lo que es particularmente grave, si como él mismo ha reconocido, no contaba
con comunicaciones operativas en su residencia, las que se restablecieron recién cerca
de las 9 de la mañana. En lugar de ello usó “mensajeros”.

INICIATIVA CIUDADANA: POR LAS VICTIMAS DEL MAREMOTO

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Fono contacto: 95039360

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