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Los idus de un mayo yucateco: las nada sutiles diferencias entre ser una dama o

ser política de baja ralea.


Ayer fue “Garganta Profunda”, hoy rifa “Corazón Ardiente”…
José Luis Sierra V
.
La persona que gobierna Yucatán, es cierto, es una mujer, pero está muy lejos de
ser la dama que dice, que reclama ser. Mujer propensa a la trampa, sumida en la
corrupción, caprichosa, prepotente, rugosa, Ibóm Ortega confunde el ejercicio d
el poder con el avasallamiento, con el abuso de la violencia, con el manejo disp
endioso del erario, reñida con la rendición de cuentas piensa y asume que puede
mandar y decidir como cualquier señora lo hace en su casa y en las cosas de la f
amilia.
Lo que ocurrió la semana que recién concluyó y la anterior, la que siguió a la e
lección del 16 de mayo, proyecta con toda claridad la “doble moral” con la que s
e conduce la gobernadora de Yucatán y que, por desgracia, es sello de su gobiern
o y es, también, el lastre que amenaza con hundir a Yucatán. Pasemos revista a l
os acontecimientos.
La jornada electoral se caracterizó por el uso del aparato policial como factor
de protección a la vasta y cínica estrategia de acarreo y control de casillas qu
e desplegó la Ola Roja, lo mismo en las colonias meridanas que en todos y cada u
no de los municipios de la entidad. El resultado: detenidos en Tinum; choques en
Muxupip y en Mayapán; detenciones en Dzemul; conflictos en Tizimín. En todos lo
s casos, en todos, los detenidos fueron de filiación panista y, algunos, desapar
ecidos durante horas, aparecieron en las barandillas meridanas acusados de robo,
de agresión u otras sandeces similares.
Eso no frenó a la cargada ivonniana: apenas había cerrado las casillas y la empr
esa encuestadora contratada por el gobierno de Ibóm o por alguno de sus colegas
benefactores, difundía una “encuesta de salida” otorgando más de 15 puntos de ve
ntaja a la candidata del PRI en Mérida y anunciando “carro completo” para el tri
color en el Congreso. Horas después, apareció la señora Gobernadora, en vivo, en
el programa estelar de Televisa, en una de esas “entrevistas a modo” que Joaquí
n López Dóriga acostumbra hacer cuando existe el contrato respectivo.
Entre los halagos al vestido y los elogios por el corto promocional dedicado al
Yucatán del Bicentenario (pieza fílmica producida por TELEVISA previo pago de 10
millones de dólares, según lo reveló el lunes 24 el periodista Roberto Zamarrip
a en el diario Reforma) López Dóriga le puso el tapete a la Ñora del Justam para
que se ufanara del triunfo priísta y descalificara lo mismo a dirigentes y cand
idatos del PAN, reprobando sus recursos de protesta ante tribunales. La Seño de
los Cochis aprovechó el viaje para darle un raspón al Secretario de Gobernación,
acusándolo de omiso ante lo que ella considera excesos del panismo.
Fueron también periodistas y columnas en los diarios capitalinos (Raymundo Rivap
alacio, en Eje Central y Salvador García Soto en El Universal) los que nos permi
tieron saber, primero, de la llamada telefónica amenazante que hizo la Gobernado
ra de Yucatán al Secretario de Gobernación y, días después, del rasposo encuentr
o tenido en un café de Polanco, cuando la Mujer que se dice Dama terminó el encu
entro con gritos y amenazas, igual que ocurriera, semanas antes, con el Director
del IMSS, al finalizar un evento público y masivo como bien lo registró la cáma
ra indiscreta del periódico Reforma.
El siguiente episodio de esta cadena de desencuentros fue la “ocupación pacífica
” de oficinas e instalaciones del IMSS en la ciudad de Mérida por parte de un gr
upo de pelafustanes cobijados bajo las siglas de la CROC. La Gobernadora se decl
aró ajena a esta maniobra (como si eso pudiera creerse) pero aprovechó el motivo
de la protesta para decir, para asegurar que la persona propuesta como delegado
del IMSS no tomaría posesión “por no cumplir con el perfil del cargo”.
Acostumbrada a agredir y a obtener la callada por respuesta, Ibóm Ortega pensó q
ue una vez más había dejado al Gobierno Federal en la lona y en cuenta de protec
ción. No se esperaba la reacción habida, como tampoco se la esperaron los valien
tes ocupantes de las instalaciones del IMSS quienes, apenas se enteraron que la
Policía Federal Preventiva había recibido la orden de desalojar las instalacione
s tomadas, pusieron pies en polvorosa dejando a la Gobernadora sin tropas de asa
lto… obligada a tragarse sus amenazas.
La Gobernadora se valió de cámaras y micrófonos para mostrarse modosita: con voz
melosa y actitud de recogimiento, se declaró respetuosa de las instituciones y
de las decisiones del Gobierno Federal. Lamentó, sí, que el delegado designado n
o tuviera el perfil para ocupar el cargo y lamentó, también, que se hubiera recu
rrido a la fuerza pública para desalojar al grupo que protestaba y para “asustar
a los vecinos y a los niños de escuelas cercanas”.
Arrastrada por su interés personal y por las fobias y las simpatías que la embar
gan, la Gobernadora de Yucatán pone en riesgo constante el clima de entendimient
o y las relaciones de colaboración que requiere el ejercicio republicano y feder
alista del poder. Proclive a la amenaza, víctima de sus arrebatos, acostumbrada
a imponer su condición de dama, mantiene demasiados frentes de conflicto y ha pu
esto a Yucatán en una condición de extrema debilidad, espantando posibles proyec
tos a realizar, deteniendo las inversiones comprometidas, congelando obras en cu
rso o dificultando de mil maneras el desahogo de pendientes menores o la solució
n de problemas mayores.
El saldo, pues, de esta política personalista y de arrebatos no podía ser más gr
avoso para Yucatán y para los yucatecos. Ibóm y su Nueva Mayoría se podrán jacta
r de haber logrado el control interno, total, de todas las instancias del Gobier
no estatal, lo cual es cierto. Pero se encuentran solos y aislados, peleados con
el mundo y con graves problemas de legitimidad interna. Por paradójico que pare
zca, esta situación de dominio total conlleva una gran debilidad, que es la rend
ición de cuentas que, más temprano que tarde, hará la sociedad organizada a sus
gobernantes, particularmente por sus excesos, por sus yerros y desatinos que, co
mo vemos, son muchos y habrán de crecer y de multiplicarse por el ejercicio abso
lutista del poder.

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