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Este tema pueda sonar “machista” para algunas personas o simplemente molesto por la
realidad de las falsas iglesias. Sin embargo, DIOS no cambia, la palabra de DIOS no cambia y
sus verdades son las mismas. No significa que el hombre o la mujer sean mejores ante DIOS,
no hay judío, ni griego, ni hombre, ni mujer delante de DIOS. Sin embargo, DIOS ha
establecido un orden y cuando obedecemos ese orden, todo toma su lugar correctamente.
“Los hombres como las mujeres son dotados para servir a la iglesia, pero el oficio de pastor
esta limitado a los hombres.”
La redención de CRISTO da a los hombres y las mujeres igual parte en las bendiciones de
salvación, pero los roles de gobierno y enseñanza están restringidos a los hombres.(Galatas
3:28; 1 Corintios 11:2-16; 1 Timoteo 2:11-15.)
Puede predicar una mujer? Llama DIOS a mujeres a ser pastoras? Evangelistas? Maestras
de la Biblia en grupos mixtos de hombres y mujeres? Si resolvemos este asunto por la
opinión del hombre, nunca estaría asentado en forma satisfactoria.
El asunto no puede ser resuelto por opiniones. No puede ser resuelto por observaciones. No
puede ser resuelto por lógica. Hay un solo lugar para resolver este asunto acerca de si DIOS
quiere que una mujer predique o no. Es por la misma palabra de DIOS! La Biblia es el lugar
donde encontrar lo que DIOS quiere al respecto de este asunto. La Biblia nos dice como la
obra de DIOS debe ser conducida.
Las mujeres a veces dicen que se sienten llamadas a predicar. Dicen a veces que el ESPIRITU
SANTO ha dicho a ellas plenamente que deben predicar. Pero debemos tomar en cuenta que
cada doctrina falsa en el mundo es apoyada por ese argumento.
Pero la respuesta a todo esto es muy simple. El ESPIRITU SANTO de DIOS dicto la Biblia.
Santos hombres de DIOS hablaron siendo inspirados por el ESPIRITU SANTO. El ESPIRITU
SANTO nunca contradecirá su propia Palabra. Cualquier impulso que se cree ser del ESPIRITU
SANTO debe ser examinado por la Biblia. Cualquier impulso que no coincide con la plena
enseñanza de DIOS es falso, y no proviene del Espíritu de DIOS.
Por esta razón la Escritura nos dice y manda:
1 Juan 4:1
Este asunto debe ser resuelto por la Biblia, la practica regla suprema de la fe
para los cristianos. Encontraremos que lo que DIOS quiso para la mujer en
tiempos bíblicos El quiere para ellas ahora también.
11
La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. 12 Porque no
permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino
estar en silencio. 13 Porque Adán fue formado primero, después Eva;14
y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada,
incurrió en transgresión. 15 Pero se salvará engendrando hijos, si
permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Pablo explica que “Adán fue creado primero, después Eva; y Adán no fue
engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión”. DIOS
hizo a Adán primero. Eva fue creada segundo y como su ayuda idónea, sujeto a
él. Por esa razón, dice Pablo, las mujeres no deben ensenar a los hombres en la
iglesia, y no deben ser oficiales en la iglesia ni ejercitar autoridad sobre el
hombre. Una mujer tomando tal autoridad consistiría de usurpación, imponerse
indebidamente en una posición de autoridad que no es propio ni naturalmente
perteneciente a ellas. Desde la creación, la Biblia dice, la mujer debe tomar el
lugar de sujeción, porque no fueron creadas para tener autoridad sobre los
hombres ni ensenarles.
Esto significa que las mujeres son más propensas a entrar en herejías doctrinales
y practicas inescriturales que los hombres. Las mujeres no están equipadas para
ensenar a los hombres ni ejercer autoridad sobre el hombre, nos dice esta
Escritura. Pero DIOS también tiene un deber especial y privilegio para les
mujeres en dar a luz y criar hijos. Si se someten al plan de DIOS en humildad y
mansedumbre.
Y otra vez se enfatiza que una mujer debe mantenerse ‘’en silencio ‘’en tales
reuniones publicas .
Sabemos bien que Dios no quiere que las mujeres cristianas se mantengan
silenciosas fuera de reuniones públicas mixtas. Tito 2:3-4 manda plenamente
“Las ancianas asimismo … que ensenen a las mujeres jóvenes”. Aquí vemos
claramente que las mujeres de edad más avanzada que pueden enseñar a las
mujeres más jóvenes, y que lo deben hacer. Deben enseñarlas, entre otras cosas,
a ser “sujetas a sus maridos”
Es muy claro que una madre puede enseñar a sus propios hijos, tal como la
madre y abuela de Timoteo aparentemente le enseñaron (2 Tim. 1:5).
Proverbios 1:8 nos manda: “no desprecies la dirección de tu madre”. Proverbios
6:20 dice “no dejes la enseñanza de tu madre”. Proverbios 30:17 dice: “El ojo
que escarnece a su padre Y menosprecia la enseñanza de la madre, Los cuervos
de la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila”. Una mujer puede
enseñar a otras mujeres y puede enseñar a niños. Pero en ninguno de estos
casos mencionados se refiere a la enseñanza pública como una oficial de la
iglesia, o la enseñanza de grupos grandes mixtos. Priscila ayudó a su esposo, y
Aquila le enseñó a Apolos el camino del Señor más perfectamente. Pero en esto
podemos estar asegurados que lo hizo en el espíritu manso como una ayuda
idónea para su marido. Ella habló en conversación personal, y no como una
maestra oficial o como uno teniendo autoridad. Entonces cuando Pablo dijo
“Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino
estar en silencio”, parece claro que está prohibiendo a la mujer tomar su lugar
como una maestra pública de hombres. Una mujer debe estar en silencio en la
asamblea pública en el sentido que ella no debe enseñar como una oficial de la
iglesia.
También es claro que ninguna mujer debe ocupar un lugar como una oficial de
la iglesia, teniendo autoridad sobre hombres. Ninguna mujer podría ser una
pastora de una iglesia, de acuerdo con este versículo claro. Tal cosa sería una
usurpación de autoridad que es prohibida a ella.
Algunos pueden llegar a decir que este reglamente era tan solo para la iglesia
en Corinto. Pero eso no es cierto. La epístola no solamente fue escrita a los
cristianos en Corinto, pero también a “todos los que en cualquier lugar invocan
el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro”, como se puede
notar en el segundo versículo del primer capítulo. Las instrucciones de 1
Corintios fueron dadas por el Espíritu Santo a todos los cristianos en todo lugar.
Por tanto, a todos los cristianos en todo lugar, el Señor manda diciendo:
“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido
hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice”, y “es indecoroso
que una mujer hable en la congregación”.
Ahora note que en este asunto de las relaciones del hombre y la mujer, la
voluntad de Dios nunca cambió. Las mujeres deben estar en obediencia en las
iglesias en estos días tal como debían estar en obediencia manteniendo silencio
en la adoración de la época del Antiguo Testamento. En la familia Antiguo
Testamentaria, la mujer era sujeta a su marido. En el tabernáculo del Antiguo
Testamento y la alabanza del templo, no había mujeres sacerdotisas, ni mujeres
escribas, ni mujeres en capacidades oficiales. Y este pasaje nos dice que lo
mismo debe ser cierto en cuanto a la mujer Nuevo Testamentaria.
Repasando otra vez los dos pasajes de la Escritura que particularmente prohíben
mujeres predicadoras, note que en 1 Corintios 14:34-35, la mujer debe mantener
silencio “en las congregaciones”. Pero en 1 Timoteo 2:11-12 se prohíbe que una
mujer enseñe o usurpe autoridad sobre los hombres en cualquier lugar. La
iglesia no es mencionada. Sí, se prohíbe que una mujer tome una parte oficial de
la reunión de una iglesia. Pero de igual modo se le prohíbe a las mujeres
enseñar a los hombres o usurpar la autoridad de los hombres fuera de las
reuniones de la iglesia. Es tan erróneo que una mujer tome el lugar de un
maestro de la Biblia o pastor o evangelista en un hogar privado o en una clase
de Escuela Dominical como si fuese una reunión oficial de una iglesia.
Simplemente no fue la intención de Dios que la mujer asuma un puesto de
autoridad o liderazgo sobre los hombres o que enseñe a hombres.
María era una joven espiritual, aun llena del Espíritu Santo, como vemos de sus
alabanzas a Dios en la presencia de Elisabeth, en Lucas 1:46-55. María iba con
Jesús la mayoría de las veces. ¡Qué cristiana maravillosa y desarrollada habrá
sido! A pesar de todos esto, María nunca predicó, ni enseñó a hombres, ni
asumió un puesto oficial en ninguna iglesia.
Considere a otra María, la hermana de Lázaro y Marta. Ella se sentó a los pies
de Jesús y oyó su enseñanza. Ella parecía comprender mejor que los apóstoles
que Jesús iba a la cruz. Jesús sintió gran gozo al notar el discernimiento
espiritual de esta mujer piadosa y sabia, y prometió que lo que ella había hecho
sería proclamado a través del mundo en memoria de ella. Pero a pesar de cuan
sabia e instruida era ella, ¡nunca fue una predicadora, ni pastora, nunca fue una
maestra de la Biblia!
Profetizar significa hablar por revelación divina. Una profecía es una revelación
especial por el Espíritu de Dios. Un profeta es un hombre que recibe revelación
divina. Una profetisa es una mujer que recibe revelación divina en cuanto al
futuro.
Los profetas (masculino) en veces eran predicadores. Isaías, Jeremías, Daniel y
Ezequiel eran predicadores. Pero mayormente eran profetas, o sea, ellos
recibían revelación divina de lo que le iba a acontecer a Israel. También eran
predicadores, aunque se les llaman profetas. Pero las profetisas nunca
predicaban en la Biblia. Ellas recibieron breves revelaciones divinas para
compartir con individuos, pero nunca fueron enviadas a predicar, ni dirigir una
asamblea pública como expositoras de la Palabra, ni de hacer la obra de pastora
o evangelista.
Agabo brevemente compartió una revelación que Dios le había dado acerca de
un hambre que vendría sobre la tierra.
Otra vez, Hechos 21:10-11 nos relata otra profecía de este hombre Agabo en las
siguientes palabras:
Note que esto es un simple mensaje de Dios acerca de lo que le iba a acontecer a
Pablo en Jerusalén. La profecía ocupó menos de un versículo. No contenía un
sermón. El mensaje probablemente fue dado a Pablo y Lucas y posiblemente a
Timoteo u otros amigos. No fue un sermón en ningún sentido, sino simplemente
una revelación de Dios acerca de lo que iba a ocurrir. Eso es lo que compone una
profecía. Poco antes de que se menciona este profeta Agabo en versículo 10, el
versículo anterior dice lo siguiente de Filipo: “Este tenía cuatro hijas doncellas
que profetizaban”, o sea, estas hijas vírgenes recibieron revelaciones especiales
de Dios. No predicaron.
1 Corintios 14:1 y 5 indica que sería una bendición si todos los cristianos
profetizaran. Eso no significa que todo cristiano debe ser un predicador, un
pastor o un evangelista. 1 Corintios 14:24 no significa que si cada persona en la
congregación se levantara y predicara un sermón, que todos los incrédulos
presentes se convertirían. Significa que si cada cristiano estaba en comunión
íntima con Dios como para recibir una revelación de él acerca de lo que
acontecería y que hacer, eso convencería los que contradecían la certeza del
Evangelio.
Hechos 2:17 y 18 nos da una profecía bendita del futuro. Proviene del profeta
Joel y dice:
“Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y
vuestros ancianos soñarán sueños; Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis
siervas en aquellos días Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán”.
Vendrá un tiempo cuando el Espíritu Santo será derramado sobre toda carne
para que ambos hijos e hijas profetizarán, y también los siervos y siervas. Pero
ese acto de profetizar no implica que todos serán predicadores o evangelistas o
maestros de la Biblia. Significa que cada cristiano estará en contacto con Dios
por esa llenura del Espíritu Santo; y Dios se revelará a sí mismo, y las cosas que
debemos saber, a cada cristiano, para que ellos adviertan unos a otros.
Débora se sentaba debajo de una palmera y “los hijos de Israel subían a ella a
juicio”. No había un gobierno en la tierra. Cuando dos vecinos estaban en medio
de una disputa y no podían llegar a un acuerdo, ellos decían “vayamos a Débora
para que ella decida”. Entonces iban a Débora y ella les aconsejaba,
posiblemente bajo revelación divina, como resolver la diferencia. Los que
deseaban aceptaban su decisión. Ella no tenía autoridad. Cualquier buen
cristiano puede ser un mediador entre vecinos hoy día.
Pero María la profetisa fue usada por Dios como una lección a las mujeres que
buscan autoridad en asuntos religiosos, y Dios la maldijo con lepra por pecado.
La historia se relata en Números 12:1-15.
“María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había
tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés
ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. Y
aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre
la tierra. Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al
tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres. Entonces Jehová descendió en la
columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a
María; y salieron ambos. Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya
entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con
él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré
con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de Jehová. ¿Por qué,
pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés? Entonces la ira de
Jehová se encendió contra ellos; y se fue. Y la nube se apartó del tabernáculo, y
he aquí que María estaba leprosa como la nieve; y miró Aarón a María, y he
aquí que estaba leprosa. Y dijo Aarón a Moisés: ¡Ah! señor mío, no pongas
ahora sobre nosotros este pecado; porque locamente hemos actuado, y hemos
pecado. No quede ella ahora como el que nace muerto, que al salir del vientre
de su madre, tiene ya medio consumida su carne. Entonces Moisés clamó a
Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora. Respondió Jehová a
Moisés: Pues si su padre hubiera escupido en su rostro, ¿no se avergonzaría por
siete días? Sea echada fuera del campamento por siete días, y después volverá a
la congregación. Así María fue echada del campamento siete días; y el pueblo
no pasó adelante hasta que se reunió María con ellos”.
Note arriba que María y Aarón dijeron “¿Solamente por Moisés ha hablado
Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?” María y Aarón estaban en el
mismo pecado. El versículo 9 de la Escritura dice “Entonces la ira de Jehová se
encendió contra ellos” Dios estaba enojado con María y Aarón porque cada uno
quiso usurpar la autoridad. ¡PERO TAN SOLAMENTE MARÍA FUE AFLIGIDA CON
LEPRA POR SU PECADO! La diferencia es que Aarón había sido asignado por Dios
como sumo sacerdote. Aarón fue un hombre y se le asignó el puesto de un
hombre. Entonces el pecado de María fue más malvado que el de Aarón, y Dios
estaba enseñando a ella y a todas las mujeres una lección por si acaso buscaran
asumir autoridad o liderazgo sobre o junto con el hombre. María era una
profetisa, pero aún una mujer profetisa peca terriblemente contra Dios cuando
busca una posición de liderazgo como predicadora, maestra, evangelista o líder
sobre los hombres.
En Mateo 28:10 Jesús impartió una revelación divina, un mensaje a dos mujeres.
Él dijo “No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea,
y allí me verán”. Nunca es fuera de lugar cuando una mujer sigue las
instrucciones del Señor. Pero eso no consiste en predicar. No consiste de hacer la
obra de un pastor o el de evangelista. No autoriza a ninguna mujer hacer
discursos públicos en congregaciones mixtas.
Por tanto la Biblia coloca a todo en su lugar; en práctica y en la enseñanza Pablo
dice “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la
mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio” (1
Timoteo 2:11-12). Estaba de acuerdo exactamente con la enseñanza y práctica
de todo el Antiguo y Nuevo Testamento. Ninguna profetisa en la Biblia violó
este mandato pleno. Ellas no enseñaban a hombres ni enseñaban en la iglesia y
no asumían autoridad sobre el hombre.
(1) “Las mujeres predicadoras han hecho tanto bien, por tanto debe ser que
Dios las ha llamado”. El otro día un hombre querido me dijo “pero tantas
almas han sido salvas bajo el ministerio de mujeres predicadoras. ‘Por sus
obras los conoceréis’. ¿No comprueba eso que Dios quiere mujeres
predicadoras?” Otros han sido convertidos bajo el ministerio de mujeres, y
serían sinceramente entristecidos y sorprendidos al oír la creencia que
mujeres no debiesen predicar. Quizás ellos mismos se sienten como que se
hubieran perdido para siempre si no fuese por la predicación de alguna
mujer. Entiendo su punto de vista, pero eso no es una buena razón para
que mujeres desobedezcan la Biblia. Las predicadoras, al desobedecer a
Dios, han hecho más mal que bien. Hay varias cosas que hace falta
compartir acerca de este asunto. En primer lugar, la misericordia de Dios
es tan grande que él usa a nosotros, unos instrumentos pobres e
imperfectos. Él usa los esfuerzos erróneos de muchos que no hacen las
cosas de acuerdo a sus métodos, porque son ignorantes del plan de Dios.
Mujeres que no han sido enseñadas lo que Dios tiene para decir acerca de
este asunto tratan de predicar.
Por ejemplo, las monjas católicas han hecho mucho bien. Ellas han
atendido a los enfermos, han cuidado a los huérfanos, han entrenado a
niños y han visitado a los pobres. Muchas monjas católicas son personas
sin egoísmo que tratan de agradar a Dios. Pero eso no significa que Dios
quiere que las niñas lleguen a ser monjas. No es así. La Escritura dice en
forma plena “Honroso sea en todos el matrimonio” (Hebreos 13:4). Dios
claramente dice que es “doctrinas de demonios” prohibir casarse, tal
como los católicos prohíben a sus sacerdotes y monjas (1 Timoteo 4:1-3).
Puedes estar seguro que la clase de cristianismo que produce predicadoras como
Aimee Semple McPherson no produce a la misma vez predicadores como
Spurgeon, Moody. El feminismo en las iglesias es una maldición que ha hecho
inefectivo su poder y ha desilusionado a la gente que ha perdido la confianza.
No dudo que millones irán al infierno por causa de la práctica no Escritural de
mujeres predicadoras.
El plan del hombre puede parecer tan bueno como el de Dios, pero nunca
funciona de esa manera. Cuando la Biblia prohíbe que la mujer predique o que
usurpe autoridad sobre el hombre, y las manda que se mantengan en silencio y
en obediencia en las iglesias, entonces esa es la mejor forma de ganar almas, y
de esa forma traerá más gloria a Dios y la bendición más grande a la
humanidad. Si prefieres tu razonamiento en vez de la Biblia, puedes creer en
mujeres predicadoras. Pero algún día llegarás a darte cuenta que tu
razonamiento humano pobre y falible no es tan sabio como la sabiduría de Dios
revelada en su Palabra.
Algunas personas dicen “las mujeres deben ser llamadas de Dios a predicar,
porque algunas de ellas han hecho tanto bien”. Pero los cristianos nunca deben
juzgar por apariencias cuando contradicen la Palabra de Dios. La Palabra de
Dios enseña claramente que a veces Dios prueba su pueblo, para ver si le
obedecen cuando las cosas malvadas tienen éxito. Por ejemplo, Deuteronomio
13:1-4 nos da una clara advertencia sobre esta cuestión. Nos dice:
Aquí Dios nos dice que permite que falsos profetas y soñadores den señales o
prodigios y que los lleven a cabo. Pero manda expresamente que si las señales
se cumplen, “no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de
sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a
Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma”.
Entonces, sin duda, Dios ha permitido que la desobediencia prospere
temporariamente y en forma externa para que su pueblo pueda comprobar
realmente si ama al Señor “con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma”.
La gente que se deja llevar por las apariencias y lo que aparenta ser bendecido
por Dios, ignorando su plena Palabra, no aman a Dios con todo su corazón y con
toda su alma.
. El Señor nos da reglas claras para el cristiano a seguir. “En pos de Jehová
vuestro Dios andaréis; a él temeréis, GUARDARÉIS SUS MANDAMIENTOS Y
ESCUCHARÉIS SU VOZ”. Dios quiere que el cristiano obedezca su voz, guardando
los mandamientos de su Palabra, la Biblia.
El éxito aparente de algunas mujeres predicadoras no es excusa por
desobedecer la enseñanza plena de la Palabra de Dios.
Hay veces que las mujeres dicen ser llamadas a predicar, cuando en
realidad quieren la publicidad, la fama y el aplauso de la gente. Hay
algunos hombres en el ministerio por razones egoístas.
Entonces algunas mujeres honestamente quieren ganar almas, pero quieren ser
vistas por el público también. Y en vez de ganar almas y conformarse al plan de
Dios, estando sujetas a sus maridos y a otros hombres en autoridad en las
iglesias, quieren predicar. Pero el Espíritu Santo quien escribió la Biblia no
contradice la Biblia cuando habla al corazón de la mujer. Dios no llama a
mujeres a ser pastoras o evangelistas, o a enseñar a hombres, o a tener puestos
de autoridad sobre hombres en las iglesias.
(3) A veces las mujeres dicen con irritación “¡pero eso es injusto! Que las mujeres
no puedan predicar es una discriminación injusta”.
La Biblia no prohíbe que las damas oren, que canten o que testifiquen. Pero sí
las prohíbe claramente a enseñar o predicar o tener autoridad sobre el hombre.
Se ha dicho sabiamente que las damas pueden enseñar a otras mujeres y niños,
y ellos consisten de tres cuartas partes de los habitantes de la tierra. ¿Qué más
podría pedir una mujer?
Que Dios ayude a traer la practica bíblica a esas sinagogas y que las pongan en
primer lugar. Que retiremos a las mujeres de los púlpitos. Que extraigamos la
mundanalidad de las bancas. Que Dios nos dé gracia para remover la cobardía
de los predicadores. Y que Dios nos dé un corazón para poner a él en primer
lugar.
¡Oh, que tengamos una pasión en las iglesias para hacer las cosas exactamente
del modo de Dios! Entonces, sin duda, el cielo estará sonriendo sobre nosotros y
brotará un gran avivamiento en la tierra donde la gente hacen a Cristo su Señor
y se esfuerzan a agradarle.