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POLÍTICA ANALÍTICA

Por Juan Fernando Perdomo*


LA NATURALEZA… ¿ATACA O RECLAMA?
“Antes de que el hombre apareciera en la tierra, la naturaleza se mantenía en
una continua evolución y adaptación, no existía la contaminación, no había
desastres naturales así explotara un volcán. Con la aparición del hombre como
especie pensante, se empezaron a dominar algunos fenómenos naturales, lo
que le trajo una ventaja sobre las demás especies y aumentó el número de su
población como una respuesta lógica a los procesos de selección natural, el
incremento en la población creó la necesidad de sistemas de desarrollo que
proporcionara alimento, habitación y seguridad a los hombres. Cuando las
poblaciones son pocas los daños ambientales son mínimos, pero los sistemas
de desarrollo actuales ejercen un efecto dañino sobre el medio ambiente, en
algunos casos de tipo reversible en otros sin posibilidad de retorno.” Esto lo
dice Daniel Ricardo Toro, Maestro en Biología y Catedrático de la Universidad
de Caldas, en Colombia.

Y es que en los últimos meses hemos visto, con mayor intensidad, “ataques” de
la naturaleza en diferentes partes del mundo. Algunos han sido catastróficos y,
otros, son aparentemente menos graves si los vemos en lo general, pero las
familias que los sufren tienen muy claro el daño que han causado en sus
familias, y en sus bienes, estas “agresiones” de la naturaleza.

Así es como se van sumando víctimas y desastres y, con frecuencia, decimos


que “la naturaleza nos está atacando”, como si fuera SU iniciativa.

Si, históricamente ha habido desastres y son propios de acomodos o de la


evolución de la naturaleza pero, como dice el Maestro Colombiano, en esta
ocasión si podríamos ser más suspicaces y pensar:
“¿Hasta que grado somos nosotros los responsables de lo que está ocurriendo
con la naturaleza, con nuestro mundo?”

Por ejemplo, la destrucción de los bosques es una actividad de la que viven


comunidades pobres en todo nuestro país pero también cortadores furtivos. La
tala inmoderada de árboles o la tala mal planeada y ordenada no permiten
reponer los espacios propios de nuestros bosques y selvas.

El crecimiento de la población, por otra parte, va requiriendo de construcciones


en las que el concreto va ganando terreno a lo “verde”. Además los
asentamientos humanos se dan de manera por demás irregular. No porque no
tengamos una buena planeación urbana, si no porque no la respetamos.

No en vano el IMCO dice que no es requisito para tener un mejor país el que
haya mas leyes, lo que hay que priorizar es que respetemos, al menos, las que
tenemos. Y en este sentido no sólo no respetamos la planeación urbana, sino
que la retamos haciendo lo que queremos. Total, ¿Qué tanto es tantito?
Y así, cada uno de nosotros vamos causando destrozos a nuestro entorno, a
nuestra casa, nuestra verdadera casa, y podemos decir:
“Es lógico que haya inundaciones porque es época de huracanes o nortes”
pero no se nos ocurre pensar que muchos de los daños ocasionados por estos
meteoros o fenómenos naturales serían menos impactantes si no dañáramos
tanto nuestro entorno y respetáramos las leyes y normas en la materia.

Y, que quede claro, fallamos ciudadanos y autoridades. Todos justificamos el


desarrollo desordenado sin asumir nuestra responsabilidad.

Tenemos que lograr un desarrollo sostenible. Esto, dicho en las palabras de un


amigo, es que “cada uno se preocupe porque le dejemos recursos naturales
suficientes en calidad y cantidad a nuestros hijos y nietos, educándolos para
que ellos hagan lo propio con sus hijos y nietos”.
¡Pero cada quien tiene una tarea que hacer!

Ahora bien, las autoridades han reaccionado ante las inundaciones que han
sufrido, tanto nuestro estado, como diferentes estados del país. La sociedad
civil, con orgullo, se ha organizado para apoyar a las comunidades mas
afectadas. ¡Esto es digno de reconocimiento!

Lo que si noto es que hay incertidumbre ciudadana en cuanto a la eficaz


organización. He notado que todos piden para los damnificados y difícilmente
sabemos que es lo que más se requiere y como les va a llegar a los que
realmente lo necesitan. Hay anuncios “encontrados”.

Siempre, en cualquier grupo, institución u organización, debe de haber una


“cabeza” y, si existen muchas cabezas, todas seguramente con muy buenas
intenciones, empezarán a pisarse y estorbarse o, incluso, a mandar un
mensaje contrario a los ciudadanos con respecto a la organización.

Y que no se malinterprete: SI reconozco la buena voluntad de todos los que se


han sumado a pedir ayuda y de su impacto positivo, pero son tantos, en cada
lugar, que no queda claro el ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?

Me podrás decir: “Pero si estamos organizados, ¿Qué propones? ¿No ves que
todos ayudamos?”

¡Si! Pero hasta para ayudar se requiere de mejor organización además de la


buena voluntad.

Mi sugerencia es que el gobierno estatal convoque a todas las organizaciones


de la sociedad civil que pueden participar en este tipo de apoyos y, una vez que
se establezcan las reglas de participación, se de a conocer a la ciudadanía
cuales son las instituciones que están reconocidas por la propia sociedad civil y
el gobierno para apoyar. Esto, de manera preventiva. ¡No cuándo ya
enfrentamos los embates de la naturaleza!

En esas reglas debe de quedar establecido cómo se distribuirá el trabajo de


recolección y como se distribuirá el material recibido.
Y, en cada municipio, operará igual con su grupo o consejo de protección civil
pero con un coordinador que debería ser la propia autoridad municipal.

Es decir, habrá centenares o miles de centros de acopio, pero todos ya


debidamente identificados y registrados ante ese consejo municipal, y el
recurso se consolidará con un consejo estatal, coordinado por el gobierno del
estado y presencia de la sociedad civil organizada, para que se distribuyan los
materiales a cada región, según sus propias necesidades.

Sí, si sé que ya existen los consejos de protección civil. ¿Operan organizada y


ordenadamente en casos de fenómenos inesperados?

No trato sólo de criticar. Reconozco el esfuerzo solidario que todos hacemos


pero, reitero, aún cuando hay buena voluntad, debe de haber una buena
organización. Hay muchos “vivales” que se aprovechan de la nobleza de los
que apoyan las causas mas sentidas. Un buen antídoto es la organización.

El otro, es estar concientes del daño que estamos causando a nuestra casa y
pensar con visión de largo alcance.

¡Esa es la mejor manera de protegernos de los “ataques” de la naturaleza, que


nosotros mismos estamos provocando!

Les recuerdo que esta semana presentaré POLÍTICA ANALÍTICA en Poza


Rica, el Viernes 14 y en Huatusco el Sábado 15. ¡Allá nos vemos!

*Juan Fernando Perdomo es egresado del TEC DE MONTERREY


Servidor público, empresario y político ( jperdomo@infosel.net.mx )

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