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LA GRAMATICA Y LA BIOLOGIA EN EL GENERO DEL ESPANOL’ (8 PARTE) IGnacio M. Roca Universidad de Essex I. PresentaciON Este articulo investiga los mecanismos de género del espajiol, desenma- tafiando sus diversos elementos y revelando sus relaciones estructurales. El papel del sexo resulta mas limitado y sutil de lo que se suele pensar, En par- ticular, es fundamental una distincién (empiricamente motivada) entre el sexo biolégico (un objeto del mundo material) y el sexo semantico (un ob- jeto lingiiistico): esta dicotomia es basica para nuestra tarea y se ira clarifi- cando segin avanzamos. Nuestro andlisis se enmarca y desarrolla dentro de la teoria lingiiistica actual, con Roca 1989, 2000 como antecedentes direc- * Quiero antes de nada expresar mi profundo y sincero agradecimiento a Irene Gil por su labor totalmente desinteresada y generosamente eficiente de verter del inglés al castellano la mayor parte de los materiales originales del articulo, la pronta publicacién del eual no habria sido posible sin su incalculable ayuda. El articulo es parte de una investigacién en marcha desde los afios 1980, en parte materializada en Roca 1989, 2000. A fo largo de este tiempo he recibido ayuda de varios colegas y amigos, de entre los que quiero destacar aqui a Théophile Ambadiang por sus comentarios a Roca 2000, y a la audiencia de la conferencia que di en Oxford en 1999, en especial a la profesora Rebecca Posner, por sus preguntas y sugerencias. Mis recientemente, y en conexidn directa con este articulo, Vicky Escandell y Manuel Leo- netti me han dado énimo y ayuda en todo momento, contestando preguntas y leyendo borra- dores hasta el tltimo momento con extrema paciencia y eficacia, A todos ellos, y a las sucesi- vas generaciones de estudiantes que han sido testigos involuntarios de titubeos y pasos en falso al hacer camino, mis mas expresivas gracias. Evidentemente, s6lo yo soy responsable de ‘errores en el texto final . La segunda parte de este articulo ser publicada en of proximo nimero (35,2) de la re- vista (N. de la). Revista Espatola de Lingilistica, 35, 1, 2005, pags. 17-44 18 IGNACIO M. ROCA tos. Hay discusién parcial de temas similares en Garcia Meseguer 1994. Aunque la motivacién y los puntos de partida de ambos autores son algo di- ferentes, las conclusiones a que llegan con respecto a la gramdtica del géne- ro del espafiol son, en conjunto, bastante similares '. Ambadiang 1994, 1999 proporciona material bibliogrifico y de contexto sobre el tema muy vatioso. El articulo est estructurado como sigue. En la seccién II, se sefiala el papel central de la intuicién en la elaboracién de andlisis lingiiisticos. En la seccién III, se muestra que el género del espafiol no esté determinado por el sexo, sino que responde a una clasificacién léxica de ciertas categorias sin- tdcticas en clases de concordancia, en principio arbitrarias. En la seccién IV, se examina la manifestacién del género espaiiol en la «desinencia», y se ptoporciona el inventario de desinencias y las alternancias en que partici- pan, En la seccion V, se muestra que las conexiones entre el género y la desinencia son unidireccionales (género -» desinencia), y en cualquier caso superadas por la informacién Iéxica. Asimismo, se formaliza el género del espaiol mediante un rasgo binario [4F], y las desinencias a través de un conjunto de diacriticos, de los que cada uno corresponde a una clase desi- nencial, En la seccién VI, se muestra que la relacién entre el sexo y el géne- ro es también unidireccional (sexo > género), y que el sexo semantico (+ HEMBRA)) no es coextensivo con el sexo biolégico. En la seccién VII, se presenta un modelo formal integrado del género dei espafiol, con el rasgo de género, los rasgos de clase desinencial y el rasgo de sexo semantico co- mo componentes, conectados entre si por un pequefio conjunto de reglas. En la seccién VILL, se exponen algunos problemas que parecen plantedrsele al modelo propuesto y se resuelven con ayuda de principios pragmaticos generales. En la seccién IX, se ofrece un conciso resumen del modelo final. Finalmente, en el epilogo se consideran brevemente Jas posibles consecuen- "By anilisis de Garein Meseguer 1994 se fundamenta s6lo de modo parcial en la teoria lingitistica (el autor es doctor ingeniero de caminos y especialista en hormigén armado). Su antecedente Garcia Meseguer 1977/1988 es en esencia una invectiva sociopolitica contra la supuesta discriminaci6n de le smujer intrinseca a la lengua espafioia. El enféitico abandono de esta postura en Garcfa Meseguer 1994 constituye un evento poco comin en ia prictica de Ia dialéctica académica, por tanto muy meritorio: «No, Ja lengua espafiola [...] no es sexista. Fl origen del sexismo lingiifstico radica en el hablante o en el oyente, pero no en fa lengua» (Garcia Meseguer 1994, pag, 17); «EI sexismo no radica en Ja lengua sino en la mentalidad, consciente 0 inconsciente, del hablante o del oyente, fruto de la mentalidad social en que el ‘uno, el otro, o ambos a la vez, se desenvuelver» (ibid, pag. 243). Ni que decir tiene, fa trans- ferencis de Ja acusacién sexista desde la lengua a los habantes es mas realista. LA GRAMATICA ¥ LA BIOLOGIA EN EL GENERO DEL ESPANOL 19 cias de ciertos usos andmalos del género espafiol en creciente boga en algu- nos circulos en la actualidad. TI, Inrurciones Linaiisricas Las altemancias de género posibles en las palabras de la exhortacién vocativa Sefioras y sefiores: ciudadanos todos poscen las 16 variantes com- binatorias légicas enumeradas en (1): a a. seflores y sefiores: ciudadanos todos i, _sefforas y sefioras: ciudadanas todas b. sefiores y sefiores: ciudadanos todas j._sefioras y sefioras: ciudadanas todos c. sefiores y sefiores: ciudadanas todos, _sefloras y sefloras: ciudadanos todas dd. sefiores y sefioras: ciudadanos todos 1. _sefioras y sefiores: ciudadanas todas e. sefiores y sefiores: ciudadanas todas m. sefloras y sefloras: ciudadanos todos £. sofiores y sofioras: ciudadanas todos, _sefioras y sefiores: cindadanos todas 2. sefiores y sefioras: ciudadanos todas 0._seftoras y seftores: ciudadanas todos hh. seffores y sefforas: ciudadanas todas’ q, seftoras y sefiores: ciudadanos todos Invitamos al lector a echar una ojeada 4 la lista y a considerar su reac- cién intuitiva a cada alternativa. El ejercicio en cuestidn tiene pleno sentido, pues las intuiciones lingiiisticas de los hablantes son datos primarios para el andlisis en el paradigma chomskiano, predominante en la disciplina durante los titimos cincuenta afios”: no tendremos, asi, reparo en acudir a la intui- cién en nuestro presente andlisis del género del espaiiol. Siguiendo esta Ii- nea, proponemos que de los enunciados de (1) la gran mayoria son muy im- probables en el discurso de un hablante nativo (o simplemente competente) del espaiiol, precisamente porque las combinaciones de géneros que contie- nen son contraintuitivas. La contraintuitividad revela incompatibilidad con la gramatica interiorizada por el hablante’, y esta incompatibilidad provoca Ia ausencia de la practica totalidad de los enunciados de (1) del comporta- miento lingliistico normal del hablante nativo o competente del espafiol (pueden formar parte de su comportamiento lingiiistico anormal, como en el caso de un lapsus linguae, por ejemplo). 7 Smith 1999 oftece una excelente y accesible presentacién de este paradigma, y de su conexién con varias areas del conocimiento y la realidad. 3 0 con Los principios universales de interpretacién pragmatica, Véase la seecién VIII. 20 IGNACIO M, ROCA En el decurso de nuestra exposicién se iran dando motivos gue justifi- can la condicién anémala, a un nivel u otro, de todos los enunciados de (1) excepto el ultimo: (1p) sefioras y sefores: ciudadanos todos. Por to demas, el objeto de nuestro estudio es Ja evaluacién de las respectivas aportaciones de la gramatica y de la biologia al sistema de género del espafiol. La reali- zaci6n de esta tarea requiere familiaridad con todos los aspectos relevantes de Ja gramética del género del espafiol, lo cual, por tanto, también forma parte de nuestro programa. Por consiguiente, el articulo presenta un modelo formal integro del género del espafiol, posiblemente el mas completo publi- cado hasta la fecha. IL, La NATURALEZA DBL GENERO* La presencia de género en el espafiol es incuestionable. Menos obvia, sin embargo, es la naturaleza del género mismo, en espafiol y en otras len- guas, o incluso por qué se dice que ciertas lenguas tienen género (espafiol, zulu, rabe, checheno, hindi, etc.), pero otras no (inglés, chino, turco, corea- no, finés, etc.). 3.1. El género no es sexo ‘La opinién mas generalizada supone una estrecha vinculacién entre el género y el sexo, hasta el punto de llegar a identificarlos*. Esta idea se ha venido reflejando abundantemente en la bibliografia a través de Ios siglos®. Asi, la edicién de 1931 de la gramatica de la RAE define el género como 4 Corbett 1991 contiene abundante informacién sobre cuestiones generales del género, ‘que usaremos aqui liberalmente. 5 La moda actual de usar ta palabra género por sexo en expresiones como estudios de gé- ‘nero (sin relacién alguna con el género del que hablamos aqui) 0 violencia de género (jmenos atin!) evidentemente apunta en la misma direecién (véase a este respecto el «informe de ta Real Academia Espaiiola sobre \a expresién violencia de género» en hitp:/iwww aae.cs). Gar- cia Meseguer 1977/1988 mantiene explicitamente que la estructura del castellano conduce a la identificacién del género gramatical con el sexo de las personas» (pag. 213), Ta modesta muestra que sigue, extralda de Ramajo Cafio 1987, nos daré una idea. Ne~ rija (1492, Lib. JI, cap. 6, pag. 68): «género en el nombre es aquello por que el macho se distingue de la hembra, i el neutro de entrambos» (Ramajo Caio 1987, pag. 97); Villalon (1558, fol A8 v’,, pag, 18): «Y pues en la gencracién hay dos maneras de linaje, como macho LA GRAMATICA Y¥ LA BIOLOGIA EN EL GENERO DEL ESPANOL 21 el accidente gramatical que sirve para indicar el sexo de las personas y de los animales y el que se atribuye a las cosas (RAE 1931, pag. 10, §10a)7, Tomada literaimente, esta concepcién del género implica que el univer- so del hispanohablante esta saturado de sexo. Obviamente, todos los nom- bres del espafiol tienen género, pues seleccionan uno de los dos articulos e/ o [a obligatoriamente, no de forma voluntaria o aleatoria*. Segiin la defini- cién de RAE 1931 que acabamos de ver, los reférentes de cada nombre ten- drian, pues, sexo: fisico 0, al menos, mental. Esto significaria que mesas, plumas, flores, estrellas, ideas, etc, son (al menos mentalmente) hembras, y papeles, tejados, drboles, astros, pensamientos, etc., machos. Lo absurdo de esta posicién resulta evidente sin m4s argumento. Es obvio, pues, que la naturaleza del género debe buscarse fuera del sexo, al menos parcialmente, en el espafiol y en otras lenguas”. y hembra es nuestra intingién pregunta si el tal nombre conuiene en su sinificagién al macho 0 la hembra» (Ramajo Caio 1987, pag. 98); Anénimo 1559: «Los nombres de esta lengua Vulgar [el castellano, TMR] solamente se hallan de dos géneros: 0 en el género viril 0 en el mugeril (Ramajo Caiio 1987, pag. 98); Comeas (1626, pig. 140-41; 1627, pag. 13}: «Los géneros son tres: masculino, feminino i neutro, E] masculino para el varén y macho i los non- bres que le sighen. El feminino para la benbra i los de su vando [...» (Ramajo Cafio (1987, pag. 103), La identificacién del género con el sexo no es exclusiva de los gramaticos espaito- les, como ilustran las siguientes palabras del francés Court de Gébelin 1774, pag, 72, inte- grante det movimiento de la grammaire générale et raisonnée: «(...] respecto de los nombres, por medio de los cuales [el hombre] designa una multitud de seres inanimados en los cuales 1no hay sexo, y que, sin embargo, reviste de una terminacién masculina o femenina, segin que perciba en ellos algo de las ideas que se forma de un ser considerado como macho 0 como hembra» (Ramajo Cafio 1987, pag. 104), 7 Necesitamos ser mas precisos sobre este punto, pues la cita se completa con «o bien pa- 12 indicar que no se les atribuye ninguno». Sin embargo, este apéndice parece estar destinado al «género neutron, desaparecido del espafiol: «todos los demés objetos [...] debieron consi- derarse como neutros y formar, con esta denominacién, un tercer género» (RAE 1931, pigs. 10-11), pero en espafiol «por razones de semejanza o analogia, se han ido agregando al géne- ro masculino o de los machos, y al femenino o de las hembras, nombres de cosa que no tienen sexo (ibid, pag. 11). * Mar es la excepcién mds destacada a esta generalizacién, Tradicionalemente, se ha di- cho que mar (y, dialectal y regresivamente, un manojo de nombres mis) tiene género «ambi- guo». Sin embargo, resultard evidente segin avanzamos que los dos iinicos géneros que hay en espafiol son el masculino y el femenino, y que, por tamio, no existe el tal género «ambi- ‘guo», La interpretacién correcta de! género de snares como \éxicamente indeterminado, En ta 1 69 se facilita ef correlato formal de esta indeterminaciéa, ° Hay fenguas (por ejemplo, el tamil y cl canarés, lenguas dravidicas del sur de la India) en las que el género si da un indicio pricticamente infalible del sexo, y viceversa, pero tales Jenguas son Ja excepcién tipolégicamente, 22 IGNACIO M, ROCA 3.2. El género es concordancia La RAE ha modificado su definicin, y en el Esbozo de 1973 sexo y género aparecen explicitamente separados. En concreto, se dice que los nombres del espafiol son femeninos o masculinos cuando las formas respectivamente femeninas o masculinas del articulo y de algunos pronombres [...] se agrupan directamente con el sustantivo en cons- trucei6n atributiva o aluden a él fuera de esta construccién (RAE 1973, pig. 173) Esta nueva caracterizacién va en fa linea de la definicién general del género dada have ya medio siglo por el cldsico estructuralista americano Charles Hockett: Genders are classes of nouns reflected in the behavior of associated words (Hockett 1958, pag. 231) Los géneros son clases de nombres reflejadas en la conducta de ciertas palabras asociadas Esta definicion explica directamente por qué podemos decir que el es- pafiol tiene género, pero el inglés no". Examinemos, por ejemplo, cémo se expresan en las dos lenguas los dos sintagmas de (2), simples pero plena- mente representativos: (2) lamesa amarilla the yellow table el pupitre amarillo _the yellow desk El significado y las propiedades sintacticas de los dos nticleos nomina- les (mesa — table y pupitre ~ desk) son equivalentes en ambas lenguas, co- mo Io son también los significados y las propiedades sintacticas de sus (pa- labras) dependientes™: ¢l articulo definido (the en inglés) y ¢! adjetivo de °” Bi inglés conserva vestigios de género en el pronombre de 3." persona del singular, por ejemplo, cuyas tres formas (he, she, it en el nominative) son scleccionadas principalmente sobre la base de contenidos seménticos del referente relacionados con los rasgos «humano» y de sexo, Para nuestro propdsito, sin embargo, es legitimo considerar que el inglés earece de género (v.n, 16 para mis informacién). 4 qDependientes» (las «palabras asociadas» de Hockett) con relacién al género, no nece- sariamente con telacién a ta sintaxis, después de la propuesta del SD (Sintagma Determinan- te} de Abney 1987: Lyons 1999, pags. 294-96, sefiala varias dificultades que encuentra esta teoria con respecto a la concardancia. Nétese que el nombre es siempre ef «controladom» del LA GRAMATICA ¥ LA BIOLOGIA EN EL GENERO DEL ESPANOL 23 color (yellow). La diferencia més saliente aqui entre las dos lenguas esta precisamente en el género. En concreto, los dependientes del inglés son sis- temdticamente invariables (cf. the + yellow/ blue/ big/ interesting /old + man/ woman/ stallion/ mare/ door/ universe, etc. ad libitum), mientras que en el espafiol muchos dependientes presentan variacin de forma’: en este caso el/la y amarillo/amarilla, respectivamente. En cada caso, la identidad de Ja variante del dependiente estd estrictamente controlada por el nucleo nominal: *ef mesa amarillo o *la pupitre amarilla son agramaticales (sefia- lamos las expresiones agramaticales con el habitual asterisco). Ilustramos la situacién en (3) (ef tema es fundamental y conviene remacharlo bien): 3) lafuna/esta mesa amarilla/barnizada/rota/barata/manchada *eliun/este mesa amarillo/barnizado/toto/barato/manchado ellunleste pupitre amaritlofbarnizado/roto/barato/manchado .. *la/unalesta pupitre amarilla/barnizada/rota/baratalmanchada ... Notese que el argumento es y necesita ser circular: fa se combina con mesa porque tanto la como mesa son femeninos, y sabemos que mesa es femenino precisamente porque se combina con dependientes como /a/ una’ esta/ barnizada/ rota/ barata/, ete; asimismo, el se combina con pupitre porque tanto ef como pupifre son masculinos, y sabemos que pupitre es masculino porque se combina con dependientes como el / un / este / barni- género, sea cual sea la estructura sintactica formal, ya que es el nombre, y sélo el nombre, el que induce la concordancia de género en los «destinatariosy del género (los determinantes, los adjetivos y los pronombres, en espaol). ' Un méximo de dos formas contrastivas. Esto prueba que el espafiol sélo tiene dos géne- ros (masculino y femenino), no tres (masculino, femenino y neutro), una idea errénea perpe- tuada a través de los siglos. En conereto, Ia tercera forma de la palabra, que supuestamente define el neutro, sélo afecta a un pufiado de supuestos determinantes (lo, esto, eso, aguello, ello). Més importante atin, su distribucién es independiente de cualquier controlador nominal: ef. lo hombre de Juan, lo mujer de Maria, donde hombre es todavia masculino,-y mujer fe- menino (ef. lo hombre coqueto de Juan, lo mujer coquets de Maria). Notese que le limitacién de géneros a dos no es ni mucho menos universal: el latin, el alemén, el ruso, etc. tienen tres, (masculino, femenino y neutro), en las lenguas del Céucaso pueden llegar a acho, en las len- guas bantiies a unos diez, etc, " La circularidad puede resultar inevitable en los estadios iniciales del descubrimiento cientifico. Por ejemplo, descubrimos que el accite es menos denso que el agua al observar que flota en ¢] agua y no al revés, y entonces explicamos el fendmeno apelando a la menor densi- dad, Normalmente, antes 0 después se introducen argumentos independientes, evitando asi la citcularidad autoprofética. En el género (del espaiiol), sin embargo, observaremos segiin avan- cemos un buen grado de arbitrariedad imeducible, y por tanto de inevitable circularidad. 24 IGNACIO M. ROCA zado / roto / barato / manchado, etc. En particular, en las lenguas con géne- ro al menos algunos dependientes tienen dos formas (0 mds, en funcién del ntimero de géneros de la lengua), una para cada género™. El género del nombre se establece (tanto al aprender como al analizar la lengua) en fun- cién del género que Ilevan sus dependientes. En espafiol, por tanto, etique- tamos tanto pupitre como el / un / este / amarillo / barnizado / roto / barato /manchado, etc. «masculinos», y tanto mesa como la /una / esta / amarilla / barnizada / rota / barata / manchada, etc. «femeninos» (podiamos haber- los llamado «A» y «B», 0 cualquier otra cosa) 5. Por consiguiente, no existe implicacién de sexo en una u otra direccién: mesa no es «femenino» porque sea hembra (pese a la doctrina de RAE 1931), ni es hembra porque tenga género «femenino». Mas bien, mesa es «femenino» porque selecciona sus dependientes en el conjunto denominado (arbitrariamente) «femenino». En cambio, en una lengua como el inglés no hay motives para considerar una palabra como table ‘mesa’ ni masculina ni femenina, e incluso si se la con- siderara una cose u otra, arbitrariamente, no habria consecuencias lingilisti- cas, Formalmente, pues, el género se manifiesta (y prueba su misma existen- cia) mediante la concordancia, o sea, la seleccién de una variante especifica de la palabra dependiente por el nicleo nominal, cuya forma en principio es invariable (mesa siempre es mesa, pupitre siempre es pupitre, etc.)'. En el * Decimos «al menos algunos» dependicntes a causa de la existencia de palabras invaria- bios para el géncro, interesante 0 belga en espaiiol, por ejemplo: la interesante mesa belga, el interesante pupitre belga. Los términos tradicionales «mascutino» y «femenino» sugieren conexiones con el sexo, tanto en latin como en espafiol (v. seocién VI). En realidad, tales conexiones son sélo parcia- les. Como ya hemos dicho, el profano (y, a veces, también el especialista) tiende a exagerar- las, identificando género con sexo, como en la cita de la gramética de la RAE 1931. En este contexto, pudiera ser mis util utilizar marcas abstractas tipo A y B. * Desde esta perspectiva, sorprende que Quirk y otros 1972, pag. 314, propongan nada menos que nueve géneros para el inglés. Sin embargo, seguin explican los propios autores, «el género de 1os nombres ingleses puede describirse como ‘nocional’ o ‘encubierto’, en contras- te con el género ‘gramatical’ o ‘manifiesto’ de los nombres en lenguas como el francés, el alemn 0 el ruso». En concreto, el «género gramatical> supone concordancia sistematica de los dependientes con un controlador, segtin estamos viendo, mientras que el «género nocio- nab» del inglés s6lo afecta a la forma de algunos pronombres «personales» o relativos, deter- ‘minada no por concordancia, sino por rasgos semnticos intrinsecos, como oen templo, mano)”. La vocal tematica del latin alterna en funcién del caso y del nimero, como se ilustra en (5) con el nombre de la segunda declinacién’ amicus ‘amigo: (5) NOM GEN DAT AC voc ABL SG amic-v-s amic- amic-o amic-w-m amic-e amic-o PL amici amic-o-rum amic-i-s amic-o-s amic-i amic-i-s El espaiiol obviamente carece de declinacién,” y, por consiguiente, sus desinencias no poseen variacién de caso como las latinas. En su lugar, la desinencia espafiola se identifica sobre la base de ciertas caracteristicas de comportamiento, afiadidas a la ya sefialada alternancia de género, tal como se enumera en (6): (6) PROPIEDADES DE LA DESINENCIA DEL ESPANOL: + posible altemancia vinculada con el género: amarill-o ~ amarill-a + atonicidad: ‘templ-o, 'mont-< * posicién en el margen derecho de la palabra, con la consiguiente pér- dida de desinencias pre-sufijales: templ-o ~» templ-ari-o; mont-e —> mont-aii-a —> montafi-ism-0, montafi-os-0 + autonomia con respecto al género: la crem-a vs. el fem-a; el an-o vs. la man-o + autonomia con respécto al significado (sexual, p.ej.): person-a Esta ultima propiedad es especialmente relevante en nuestro actual con- texto, y desempefiard un papel clave en la discusién que sigue. En concreto, ” Fonoligicamente, u y o sdlo se diferencian en la especificacién del rasgo distintivo [+alio], positivo en wy negativo en 0. No pueden aparecer vocales altas étonas en el niicleo de Ja silaba final de las formas patrimoniales del espafiol, y de ahi el cambio (minimo). Excepto en los pronombres personales. 28 IGNACIO M. ROCA la desinencia per se no entrafia un sexo determinado en el referente: una pa- labra de uso comun y cotidiano como persona da claro testimonio de ello (cf. Juan es muy buena persona, donde Juan obviamente es nombre de va- rén). A pesar de esto, un estilo de retérica recientemente introducido con- funde abiertamente el sexo con el género, en expresiones como los ciuda- danos y las ciudadanas, los vascos y las vascas, los nifios y las nifias, compaiieros y compaiteras, amigos y amigas, y demas”, Esta cuestion se ira clarificando en el resto del articulo, y sera tratada directamente en la seccién 8.3 y en el epilogo. Tres de las otras propiedades de 1a desinencia enumeradas en (6) las ilustra claramente el par minimo carn-e (con la desinencia —e) ~ carné- (sin desinencia)**. En concreto, la ¢ es atona en carn-e, donde cs desinencia, pe- to ténica en carné-, donde forma parte del tema. A su vez, la e se omite en carn-ivor-o 0 carn-os-o*5, ambos provenientes de carn-e, pero no en carne- cit-o, diminutivo de carné. Obsérvese que existe también carn-it-a como diminutivo de carn-e en algunas variedades (en la forma quizi més comin carn-e-cit-a la e es epentética, no la desinencia de la base carn-e: cf. flor > flor-e-cit-a}. Ademis, en todas estas palabras (al igual que en otras) la desi- nencia ocurre en el margen derecho de la palabra?’: carn-e, carn-ivor-0, carn-os-0, carn-it-a, carn-e-cit-a, flor-e-cit-a. La irrelevancia de la desinen- cia para el género la ilustra el par (/a) carn-e ~ (el) cern-e, 0, de manera ain * Esta practica puede quizé relacionarse con el «terrorismo lingiifstico» discutido en Gar- cia Meseguer 1977/1988, donde se lo califica de «una de las formas més pacificas y eficaces de terrorismo» (pag. 238), y mediante ef cual, «al igual que en otras formas de terrorismo, se tata de ejercer acciones puntuales violentas para subvertir el orden establecido, utilizando medios que son considerados como inaceptables por el comin de las gentes» (pig. 258). Des- de la perspectiva impueste por recientes acontecimientos nacionales y mundiales, esta termi- nologia se percibe ya como anacrénica. La estrategia, sin embargo, parece perdurar en algu- nos sectores, segtin estamos viendo. 5 La 1 orlografica del original francés (camnet) se pierde sistematicamente en ef habla his- panica, y muy ftecuentemente también en la eseritura. ? De manera similar a la -a en Bud-a > bud-ism-o. Compérese la posible formacién cer- daismo <— Cerda {el arquitecto del Ensanche de Barcelona), no “cerdismo, que se rela- cionarla con cerd-o. * Los adverbios en -mente parecerian constituir una excepcién a esta generalizacién: ef. duenamente, ete. Sin embargo, hay motivos independientes para analizar estas formas como una clase especial de compuestos (ef. Zagona 1990), y en este anditisis la -a de buenamente si ocupa el margen derecho de la palabra buena, Kovacci 1999, pigs, 708-12, provee un atil re- sumen de cuestiones planteadas por los adverbios en -mente y posibles soluciones. LA GRAMATICA Y LA BIOLOGIA EN EL GENERO DEL ESPANOL, 29 mas evidente, pares minimos del tipo (el) cdler-a ~ (la) cdler-a, (el) comet- a~ (la) comet-a, (el) part-e ~ (la) part-e, (el) frent-e ~ (la) frent-e, etc. 4.2. Otros aspectos de las desinencias espafiolas * AL Desinencias vocdlicas adicionales Las vocales o, a y e no agotan el repertorio de desinencias del espafiol. En primer lugar, las dos restantes vocales espafiolas, i y u, también pueden mostrar la distribucién y demas propiedades de las desinencias, exceptuada la alternancia de género (-a y -e tampoco alternan necesariamente: cf. el/Ja interesante pupitre/mesa belga). Lo ejemplificamos en (7), donde afiadimos derivados entre paréntesis cuando existen (y los conocemos): 7) trib-u (trib-al), espirit-u (espirit-os-o), impet-u (impet-v-oso)? -i: br6col-i, pelotar-i, raviol-i, espaguet-i, mapamund-i, beriber-i, saharau-i, yanqu-i, grogu-i, tax-i, yet-i (yet-o-log-i-a [neologismo]) La alternancia V~@ tipo tribu ~ tribal aporta firme evidencia de la con- dicién de desinencia de la vocal final de palabra*°. En los casos donde esta evidencia no existe, necesitamos recurrir a otros criterios, como la llamada «ventana de tres silabas»”: en espiritu, impetu, 0 brécoli, por ejemplo, no podria haber acento esdréjulo si la vocal final no fuese desinencia, La sufi- jacién afectiva, extraordinariamente productiva en espafiol, proporciona un Util campo de prueba adicional: cf., por ejemplo, brocolucha y brocolazo, No tenemos aqui espacio para comparar mestras propuestas para las desinencias del ‘espafiol con Jas de nuestros predecesores (Klein 1989, Roca 1989, Harris 1991, 1992, 1999, Morin 1999, Colina 2003, Roca y Felfu 2003, entre otros), y por tanto debemos dejar la tarea para otra ocasién. * En impet-u-os-o, espirit-u-al, ete. fa -u- interna no es Ia desinencia -u de la base, sino un interfijo léxicamente detcrminado, también presente en elgunes forinas sin desinencia - en la base: respet-u-os-o (€ respet-0), ril-u-al (€ rit), sex-u-al ( sex-0), etc. © Muy revelador en este sentido resulta Fujimor-i —> firjimor-az-o, una creacién que se hizo popular en los medios de comunicacién para referirse al autogolpe de estado del antiguo presidente cel Peri. Por el contrario, de Daly saldria dali-az-o, con Ia i preservada por no ser desinencia, sino final de tema, . *' La expresién «ventana de tres silabas» hace referencia al hecho de que el acento prosé- dico del espafiol cae siempre en una de las tres Gltimas silabas de la palabra. En palabras que terminan en vocal, la ventana es de hecho de dos sflabas en el tema, Para mantener esta gene- ralizacién, la vocal final de espiritu, brdcoli, otc, necesita, pues, ser desinencia, 30 IGNACIO M, ROCA. de brécol-i, que consideramos preferibles a ?brocoliucho, ?brocoliazo, en contraste con piruliucho, piruliazo, de piruli. Una interpretaci6n alternativa de la pérdida de la desinencia en la derivacién como borrado de la vocal fi- nal 4tona de la base ante otra vocal no es viable, como se vera en la seccién siguiente, 4.2.2. Desinencias complejas Un grupo adicional de desinencias son complejas en el sentido de llevar -s tras cada una de las cinco vocales, como ilustran los ejemplos que siguen (NB. los contrastes numéricos entre las distintas clases parecen ser acciden- tales): (8) -as: mecen-as (mecen-azg-o), galimati-as, Carac-as (caraqu-efi-o), Hondur-as (hondur-eii-o), paragu-as (paragii-er-o), Asturi-as (as- turi-an-o), Mesi-as (mesi-dn-ic-o), Brusel-as (brusel-ens-e), Amazon-as (amazén-ic-o), atl-as (atl-et-a?) -es: diabet-es (diabét-ic-o), Hércul-es (hercul-in-o), tiroid-es (tiréid- ic-o), efemérid-es, mart-es, herp-es -is: cutis (cut-éne-o), brind-is (brind-ar), epiderm-is (epidérm-ic-o), ten-is (ten-ist-a), didces-is (dioces-an-o), tes-is (tes-in-a), dos-is (dos-ific-ar), grat-is (grat-w-it-o), hepatit-is (hepatit-ic-o), tis-is (tis-ic-o) -os: cosm-os (césm-ic-0), lej-os (lej-an-o), Carl-os (carl-ist-a), tétan- 2) En las formas en cuestién la -s no es necesariamente marca de plural, como io prueba el modificador singular en ef mecenas, la efemérides, el cu- tis, el cosmos, el virus, ete. En consecuencia, la tal -s necesita analizarse como componente consonintico de una desinencia singular compleja. Sin embargo, al competir la -s de dicha desinencia y la -s del plural por la mis- ma posicién morfolgica en el margen derecho de la palabra (es decir, C en -VC#), la acumulacién de exponentes s se bloquea en espafiol, a diferencia del inglés, una lengua sin desinencias: (9) espafiol:el/los cosm-o-s, el/los vir-u-s, el/los atl-a-s, cV/los ali-a-s, la/las efemérid-e-s, el/los cut-i-s, etc. inglés: cosmos — cosmos-es, virus -> virus-es, atlas — atlas-cs, alias —> alias-es, Christmas -> Christmas-es, ete. LA GRAMATICA Y LA BIOLOGIA EN BL GENERO DEL ESPANOL 31 Las desinencias complejas confirman que Ia causa de la pérdida de la desinencia en el interior de ia palabra (0 sea, su emplazamiento obligatorio en el margen derecho) es morfologica, no fonoldgica, como lo seria en un andlisis alternativo que simplemente prohibiera vocales adyacentes: cf. e en *carn-c-os-o. Pero comparese corre-os-o, donde -e no es desinencia (corre- a). Tampoco serviria limitar ¢] borrado a la vocal dtona final, como mues- tran facismo 0 maoismo: en nuestra propuesta, la o final de Tao 0 Mao sen- cillamente no es desinencia. Por otra parte, no hay vocales adyacentes en +virus-es, por ejemplo, que por tanto deberia poder ser plural del singular virus (cf. una palabra sin desinencia como obiis, plural obus-es), pero ob- viamente no es asi (cf. los vir-us). Todo esto muestra que la desinencia es un constituyente morfologico especifico, no simplemente .la vocal final (étona) de la palabra. 43. Palabras sin desinencia Muchas palabras del espafiol no llevan desinencia, segin ilustra la muestra que sigue: (10) carbén, orden, sutil, util, amor, céndor, feliz, lapiz, anis, césped, pa- red, Segiin apuntamos arriba, las desinencias del espaiiol descienden de la vocal tematica de la declinacién latina. Sin embargo, 1a vocal tematica lati- na -e desaparecié tras una consonante coronal ™, por lo que los correspon- dientes descendientes espafioles carecen de desinencia. Ademis, los préstamos suelen incorporarse con su consonante final, 0 sea, sin desinencia, al menos en la ortografia: (1D) chip, top, slip, snob, internet, bit, basket, spot, stock, shock, crack, comic, play-off, etc, Debe notarse, sin embargo, que la realizacién fonética de esta conso- nante en espafiol no esté garantizada, pues puede ser eliminada (como en light > [laj], generalmente) o transformada (cf. pub > [pafl). ® En la teoria esténdar de los rasgos distintivos, las coronales son las consonantes pro- nuneiadas con la parte anterior de la lengua, o sea, el épice, en un sentido amplio: m, 1,7, 8, 4, [0], ete, 32 IGNACIO M, ROCA E] interés de todas estas formas en el contexto actual concieme preci- samente a la ausencia de desinencia. En el plural, las formas nativas afiaden Ja vocal -e-, al parecer epentética, y en todo caso neutra al género: cf. (Los) carbon-es, (las) drden-es, etc. (hay discusién reciente de la formacién del plural en Roca 1996, Harris 1999, Moyna y Wiltshire 2000, Colina 2003). En cambio, los préstamos afiaden la s plural directamente (pubs), aunque la mayorfa de hispanohablantes encuentran el grupo consonante-+s complica- do de pronunciar y lo modifican de alguna manera. Mas relevante para nuestra tarea es que la ausencia de desinencia no tiene efecto alguno sobre el género: Jas formas sin desinencia pueden ser masculinas (el cariz), feme- ninas (la nariz) 0 ambigenéricas (mar, sutil, feliz). Tampoco repercute la ausencia de desinencia en la referencia de sexo: un varén, sin desinencia, es necesariamente macho, y una mujer, también sin desinencia, es necesaria- mente hembra, por ejemplo. Serd til aclarar ya aqui que las palabras macho y hembra se utilizan en este articulo con su significado biolégico puro. En el uso comtin, estas pa- Jabras suclen reservarse para los animales (cf,, por ejemplo, foca macho vs. Foca hembra), substituyéndose por varén para machos humanos y por mujer para hembras humanas: un var6n es precisamente un macho de la especie humana, y una mujer una hembra de la misma (lo veremos de modo mas formal mas adelante). Nuestra presente tarea es, sin embargo, cientifica, no literaria, y por tanto no tenemos otra alternativa que utilizar los términos que definen rigurosamente la cosa, en este caso macho y hembra para los dos sexos bioldgicos diferenciados, que los humanos obviamente compar- timos con otros seres del reino animal. 4.4, Alternancias en funcién del género Ya hemos sefialado que la sufijacién derivativa entrafia pérdida sistema- tica de desinencias en el interior de la palabra. los ejemplos de (12) ilustran una vez més el fenémeno: (12) Fujimori fujimor-azo—brind-is.——brind-ar trib-w trib-al vit-us vir-ic-o prol-e prol-if-ic-o Hércul-es hercul-in-o ciudad-an-o ciudad-an--a lejos Iej-an-o céler-a colér-ic-o Carac-as—_caraqu-efi-o LA GRAMATICA Y LA BIOLOGIA EN EL GENERO DEL ESPANOL 33 Ademés de la alternancia entre desinencia y cero en la derivacin, he- mos también encontrado la alternancia -o *’-a en el margen de la palabra, motivada por el género: (13) pupitre amarillo > mesa amarilla Es importante sefalar que el cambio del masculino -o al femenino -a no es necesariamente reciproco: (14) _ mesa belga = pupitre belga En particular, si se analiza -a como marca de femenino y -o como su contrapartida masculina, seguin sugiere el contraste entre pupitre amarillo y mesa amarilla, esperariamos que belga cambiase a *be/go cuando el contro- lador es un nombre masculino como pupitre, pero obviamente ello no es asi (cf. pupitre belga). Por otra parte, la orientacién general femenina de -a la confirma su po- sible alternancia con el masculino -e 0 cero: (15) elpresident-e + Ja president-a el alemin -> /a aleman-a Notese que no hay ninguna otra altemancia de desinencia determinada por el género: cf., por ejemplo, el/la yanqui, el/la guru, el/la sufi, el/la hin- di, el/la mecenas, el/la botones, etc. Por esta raz6n, se podria pensar que el conjunto de desinencias espafiolas esta limitado a -o, -a y -e, contrariamente a la postura que estamos adoptando. Es més, -e podria analizarse como epentética, quedando asi el conjunto de desinencias reducido a -o y -a. Sin embargo, segiin hemos sefialado, ademas de la alternancia existen otras pro- piedades definitorias de ta desinencia que no deben ignorarse y que sugic- ren que el numero de desinencias del espafiol es mayor, como sugerimos. Coneluimos la seceién con la lista de las 10 desinencias que propone- mos para el espafiol®, con las 3 que participan en alternancias destacadas por medio de un recuadro: * Por razones de sencillez expositiva, ignoramos la -s sin vocal de unas pocas palabras cultas, como térafks] (ef. tordcico) 0 bifriceps y forceps (sin derivados). En Harris 1991, la sustancia fonoligica de la desinencia espaiiola se define como (¥)(5). Harris 1992 incluye las en su clase desinencial IV. 34 IGNACIO M, ROCA (16) 0 -08 a -as -¢ -es a US ai -is En la proxima seccién, proponemos una formalizacion para las desinen- cias y para el género del espafiol en general. V. CONEXION ENTRE EL GENERO ¥ LA DESINENCIA 5.1. La desinencia como morfema de género Seria concebible que las desinencias no fuesen s6lo exponentes de géne- x0, como hemos venido sugiriendo, sino los auténticos morfemas de género. Desde. esta perspectiva, vaso seria masculino porque -o es masculino, copa femenino porque -a es femenino, y asi sucesivamente. Esta postura permiti- ria una formalizacion particularmente sencilla del género del espafiol: sim- plemente, el género estaria asociado con el sufijo de género, de la misma forma que el némero plural se sucle suponer asociado con el sufijo de plural “8. (7) -s=‘mas de 1’ -a = ‘femenino” etc. Este enfoque, que se diria de sentido comin, se halla abundantemente reflejado en la bibliografia*. Sin embargo, los datos que llevamos exami- * Compérese la modesta muestra que sigue, teniendo presente que la mayoria de tos au- tores de hecho utilizan un criterio mixto para determinar el género del espafiol, o sea, material (= sexo, principalmente) y formal (= terminacién): Bello 1982 [1847], pag. 76, §160: «Para determinar el género de los sustantivos debe atenerse ya al significado, ya 2 la terminacién»; RAE 1931: «Se pueden clasificar Jos nombres por su significacién o por su terminacién» (§13, pag, 12), pasando a proponer «reglas del género de los nombres, por sus terminaciones» (§15, pag. 14); Alonso y Henriquez Urefia 1964, pig. 63: «Son masculinos los terminados en co. Son femeninos los terminados en a no aguda. Los de otras terminaciones se reparten entre Jos masculinos y Jos femeninos», tat que «La terminacién en o se Hama masculina; Ia termi- nacién en a femenina; cualquier otra terminacién se llanta indiferenten; Fernandez Ramirez L& GRAMATICA Y LA BIOLOGIA EN EL GENERO DEL ESPANOL 35 nados, si bien aun limitados, bastan para demostrar que es insostenible. En concreto, la mayorja de las desinencias, por no decir todas, muestran equi- vocidad ‘de género**: (18) -i eVlayeti, eVla yanqu-i -u el espitit-u, Ja trib-u -is el cuts, la glot-is -us el hum-us, la Ven-us -0s el. cosm-os, (la) Remedi-os -as__el/la mecen-as, el galimati-as -es cl mart-es, la diabet-es, eV/la herp-es También las desinencias que participan en alternancias de género estén asociadas con ambos géneros: (19) -o: el mon-o**, la man-o, el/la modelo -a; el tem-a, la yem-a, el/la belga -e: el broch-e, la noctre, e/a cafte En consecuencia, el género puede distinguir pares de palabras homéfo- nas, como en los pares minimos que siguen: (20) el comet-a la comet-a el céler-a Ja céler-a el frent-e Ja frent-e el part-e Ta part-e elpendient-e la pendient-e Ocurre Io mismo en palabras sin desiniencia: (21) elcoral Ta coral el moral Ja moral el capital ta capital elorden a orden 1986, pag. 114: «Las terminaciones en -o -a, en los nombres de cosas paroxilones, han veni- do a ser en espatiol simbolo del género masculino y femenino». La desinencia (0 su ausencia) obviamente desempefian un papel central en Ia identificacién de la «terminacién», y, por ello, de hecho se esta proponiendo que cl género depende (al menos parciaimente) de la desinen- cia, de tal manera que las formas en - serdn mascutinas, y las en -a femeninas. 2 Las gramiticas tradicionales intentan soiventar este problema mediante listas de excep ciones, Sin embargo, 1a misma necesidad de tales listas revela que la correspondencia entre desinencias y género no es univoce. * La prenda que se ponen los obreros, no el animal. 36 IGNACIO M. ROCA el pez lapez Todos estos hechos indican con claridad que la desinencia no puede ser responsable del género de la palabra. Excluida asi la implicacién desinencia > género, quedan sdlo dos posi- bilidades Idgicas: i) el género y la desinencia no tienen conexién mutua; 2) la direccién de la conexién es género + desinencia. Si el género y la desin- encia no tuviesen conexién mutua (Ia alternativa 1), la desinencia no podria ser el exponente del género, y en consecuencia el género quedaria sin mani- festacién material y no se podria adquirir®’. Por tanto, la alternativa 2 debe ser la correcta, y propondremos ahora una formalizacién para ella. 5.2. Implicaciones género > desinencia 5.2.1, El rasgo de génera Supongamos de momento que el género es una propiedad idiosincrasica de cada morfema nominal {pronto encontraremos la forma de reducir este despilfarro léxico), y que dentro de cada palabra su morfema nuclear impo- ne su género, mediante el filtrado (Lieber 1980, 1992), la regla del nucleo a Ja derecha (Williams 1981, DiSciullo y Williams 1987), u otro mecanismo apropiado. Supongamos también que cada desinencia es el exponente de una clase declinacional especifica, también Iéxica: como acertadamente se- fiala Comrie 1999, el género y la declinacién necesitan diferenciarse cuida- dosamente, aunque no siempre se hace asf en la bibliografia. Surgen ahora dos cuestiones: 1) ,c6mo se formalizan estos dos supuestos?, 2) qué rela- cion hay, si la hay, entre las dos categorias morfolgicas de género y clase desinencial (el equivalente espafiol de la clase de declinacién de Comrie)? Para el género, podemos comenzar postulando un rasgo binario [+F], donde [-F] define el masculino y [+F] el femenino. (La cleccién de F, por «femenino», como rasgo de género, en lugar de M, por «masculino», con los valores opuestos, es por supuesto arbitraria, aunque no irracional, como pronto se vera.) En principio, supondremos que todos los nombres (los con- troladores de género) Jlevan una marca para este rasgo en el lexicon, que se transmite a sus categorias dependientes mediante la concordancia. Ilustra- *7 Hacemos abstracciGn de los casos de género supletorio (v. n. 88), muy contados en el espaol. LA GRAMATICA Y LA BIOLOGIA EN EL GENERO DEL ESPANOL 37 mos el procedimiento de forma esquematica en (22) (para mayor claridad, ponemos las representaciones de base entre diagonales, y las de superficie entre corchetes)**: (22) DET NOMBRE ADJECTIVO ao / ot pupitre amarill-V / LF [ al pupitre amarillo] bof ol mesa amarill-V / LE [la mesa amarill-a ] En el diagrama de (22) obviamente se ignoran los mecanismos de selec- cién de la desinencia, y pasamos ahora a ocupamnos de ellos. 4.2.2. Rasgos de clase desinencial Formalizaremos cada clase desinencial mediante un rasgo léxico «X» asociado a cada morfema (entendiendo «X» como una variable concretada de forma diferente en cada clase desinencial, segin se vera). Cada X activa una regla de tipo [X] > [x], que proporciona sustancia fonica especifica a cada categoria, como se muestra en (23). Por conveniencia mnemotécnica, representaremos cada rasgo de clase desinencial con la letra mayiscula que corresponde al sonido de la desinencia respectiva: 3) LF) OF] CF] CFI BF] ‘ pais mes- pupitr- tax- tribe / [0] [A] [E] fH tu) [X]> [x] paf-o — mes-a pupitr-e tax-i—trib-u Supongamos ahora que las dos implicaciones género-desinencia no marcadas [-F] > [O] y [#F] -> [A] se formalizan por medio de las dos re- glas de redundancia que siguen”: 3* Ya hemos aclarado arriba que los detalles de la concordancia no forman parte de nues- tra presente tarea, y por ello hemos de dejar de lado esta cuestion. *® La condicién no marcada de -o y -a como desinencias de masculino y femenino en es- pafiol es indiscutible, Harris 1991 lo demuestra de modo humoristico con la hipotética (pero 38 IGNACIO M. ROCA @4) all> [OVE] b.[] > [A]/+F] Estas reglas de redundancia dicen que, en ausencia de una especifica- cién de clase desinencial en el lexicon (tal como sugiere visualmente el es- pacio vacio entre Jos corchetes en la entrada de la regla), se asigna el valor de salida en el contexto dado. Cuando la clase desinencial esté especificada en el léxico las regias, evidentemente, no se aplican, pues se trata de reglas de redundancia, que por consiguiente no estén capacitadas para cambiar es- tructura, sino slo para rellenarla. La existencia de Jas reglas de (24) permite la simplificacién de las re- presentaciones léxicas de paito y de mesa, tal como sigue: (28) LF] DF] EF] LF] GF] / pale = mes-—pupit- —tax- tribe / (E] ie) (Ul La accién de las reglas de (24) en las cinco piezas léxicas que estamos analizando es como sigue (NA = no aplicable): (26) [][OVL-F] [0] NA bloqueo bloqueo NA [I>IAVEF] NA [A] NA NA blogueo Tras la insercién de los dos rasgos de clase desinencial redundantes, la derivacién contintia exactamente igual que en (23). Nombres como mano y tema también llevan las dos desinencias no marcadas, pero con distribucién marcada (invertida, de hecho). Por lo tanto, también aqui se necesita especificacién léxica, para impedir que las reglas de redundancia se apliquen del modo como lo hacen en (26) y den *mana y *temo, tespectivamente: Qn [4] LF] f man- tem- / [0] [A] Los mecanismos que esiamos proponiendo son simples y efectivos, y por ese motive confiamos que facilmente aceptables. la timica objecién ra- zonable que se nos ocurre concerniria a la complejidad de las representa- totalmente realista) nominalizacién hispénica del término inglés cheap “barato’ como el nom- bre EI Cheapo. Su correspondiente femenino obviamente seria La Cheapa. LA GRAMATICA Y LA BIOLOGIA EN EL GENERO DEL ESPANOL 39 ciones Iéxicas. Sin embargo, si las dos tinicas correlaciones regulares entre el género y la desinencia son [-F] > [0] y (+F] — [a] (una realidad de la Jengua, nou artificio del andlisis), todas las correspondencias restantes ne- cesitardn lexicalizacién sea cual sea el marco teérico: este grado de comple- jidad Iéxica no puede sino ser reconocido. Dicho esto, sin embargo, vere- ‘mos ahora que la presente representacién del género en el lexicdn puede ser reducida considerablemente. 5,3. Redundancias léxicas Demostraremos ahora que, de los dos géneros del espaiiol, el masculino es género «por defecto». En consecuencia, el valor [-F] puede omitirse del lexicon. 5.3.1. Concordancia [-F] por defecto En el espafiol pueden aparecer como nombres en la superficie palabras que no estén como tales en el lexicén, y que, por tanto, no poseen género léxico, que ya sabemos que sélo los nombres, los controladores de género, pueden tener. Considérense en este contexto los cuatro casos de nominali- zacion que siguen: (28) 1) infinitivos verbales: el zumbar (de las abejas), el saber (no ocu- pa lugar), (es) ut decir, el murmurar (de las aguas), etc. 2) otras partes de la oraci6n: (jamds de) los jamases, el si (de las nifias), (cara) al mafana, un no (rotundo), ee. 3) oraciones completas: el nunca te olvidaré (tan sincero), etc. 4) compuestos de verbo + sustantivo plural: el abrelatas, el cortau- fas, el salvavidas, el montacargas, etc. (NB la lata, la wia, la vi- da, la carga). La eategorizacién de estas formas como nombres sustantives en la su- perficie se justifica porque aparecen con determinante (el, un) y por otros diagnésticos sintacticos pertinentes. A su vez, todas las formas en cuestion no pueden estar representadas como tales nombres en el Iexicén. Esto os obvio en el caso de las oraciones (irifinitas en. mimero, y por tanto imposi- bles de enumerar), y muy plausible en el caso de los infinitivos, otras partes de la oracién no nominales, y muchos compuestos de verbo + nombre plu- ral: la extrema productividad de estos procesos de hecho también genera 40 IGNACIO M. ROCA clases abiertas. Es significativo para nuestro propésito que no parece haber ejemplos de femeninos no léxicos®. La conclusién razonable es, pues, que el masculino se asigna por defecto cuando surge ia necesidad, en ausencia de género Iéxico. Formalizamos en (29) la condicién por defecto del masculino en espa- fol: @9) [1>LFl Esta regla de redundancia dice que el valor [-F] se asigna en ausencia de una especificacién de género en el lexicén. Tal asignacién de género por defecto explica, pues, la presencia sistemitica del masculino en formas que son nominales en la superficie pero que no tienen representacién Iéxica co- mo tales, La regia (29) también hace innecesario incluir el valor [-F] en el lexicén en las formas que si la tienen. En concreto, todos los masculinos (pupitre, libro, tema, mandil, café, etc., ete.) pueden dejarse ahora sin valor léxico de género, ya que la regla (29) les suministraré cl valor adecuado: [-F]. Este es el primer paso en nuestra anunciada simplificacién de la repre- sentacién del género en las entradas léxicas. 5.3.2. Formas masculinas sin concordancia Un segundo argumento para la condicién por defecto del género mascu- lino en espafiol lo proporciona el conflicto de géneros en sintagmas como los siguientes: “ Puede argiiirse que expresiones como hacerla buena, emprenderla (con alguien), salir se con Ia suya, cle., con un pronombre femenino sin antecedente obvio, en realidad confirman la condicién por defecto del masculino. En concreto, estos femeninos serian tales precisamen- fe para permitir que la funcién puramente {éxica del pronombre en la locucién permanezca di- ferenciada de la funcién de género por defecto del masculino, “| Nétese que el masculino por defecto esta lejos de ser universal. Por ejemplo, Corbett 1991, pags. 30, 220, informa de la presencia de femenino por defecio en afro (una lengua cusitica de Etiopa), diyari (una lengua aborigen de Australia), dizi, koyra y wolaitta (omé cas), masti (nilética), séneca (iroquoia), guajiro (arawaca), dama (josia). Véase también Cor- bett y Fraser 2000. La seleccién de género por defecto es cuestiGn estrictamente fingliistica (s decir, interna a la lengua), sin relacién necesaria con la realidad social exterior: sociedades con femenino por defecto en su lengua pueden ser profundamente machistas, y sociedades on masculino por defecio en la suya pueden estar muy avanzadas en el camino hacia la igualdad sexual. No hay, por tanto, relacién causa-efecto entre el género y el orden social, en directo desafio a las recientes tendencias a politizar el género a las que nos vamos tefiriendo. LA GRAMATICA Y¥ LA BIOLOGIA EN EL GINERO DEL ESPANOL 4 0) a. Jarosay ef clavel blancos . ef clavel y la rosa blancos . *la rosa y el clavel blancas . *el clavel y la rosa blancas . el clavel y Za rosa blanca los claveles y Jas rosas blancas . *el clavel y la rosa blanco . los claveles y Jas rosas blancos FO mene se El Ambito del adjetivo masculino blancos en a. y b. incluye a los dos nombres, uno masculino y uno femenino, vayan en el orden que vayan. Como se ve en c. y d., la sustitucién de b/ancos por el femenino blancas provoca agramaticalidad en ambos casos. En e. y f., con el nombre mascu- lino precediendo al femenino, el ambito del adjetivo femenino blanca(s) se restringe al nombre (femenino) adyacente. Un masculino singular blanco es agramatical en esta posicién (g.), mientras que un masculino plural (blan- cos) restablece el ambito amplio, sobre los dos nombres coordinados {h.). Es, pues, evidente que el conflicto de géneros se resuelve en espafiol con el masculino, no con el femenino”, Una interpretacién posible y plau- sible de este fenémeno es que el conflicto de género entre los controladores bloquea la concordancia del dependiente, que recibe entonces género mas- culino por defecto. Las construcciones ejemplificadas en (31) también contienen el alter- nante masculino (-0, -e, -2): (31) a. construcciones con pronombres indefinidos: para ti nada es bueno para tinadie es falso grandote francote b. construcciones con pronombres neutros: esto es estupendo aguello parece resuelto (muy) chiquitin (demasiado) chilion ¢. construcciones con el «articulo neutron: Jo bueno del caso es ... {me fastidia) Io tonto de Maria ramplon comodén d._construcciones con infinitivos (no sustantivados): jQué bello es vivir! comer es necesario y placentero conmovedor - caracoles y.ranas es muy francés Esta es Ia razén de la agramaticalidad de (11) (Sefloras y seffores: ciudadanas todas). También de 1a extrafieza de (1h) (Setiores y sefioras: ciudadanas todas), con ciudadanas ton das teferido solo a setoras. 42 IGNACIO M. ROCA La pregunta que obviamente surge en todos estos casos concierne a la fuente del masculino (absolutamente obligatorio), en ausencia de concor- daneia, pues aqui no hay palabra que pueda ejercer de controlador de géne~ ro. En concreto, los pronombres indefinidos (nada, nadie) y los pronombres neutros (esto, ello) por su propia naturaleza no llevan género en ef lexicon (s6lo los nombres pueden Hlevarlo, como sabemos), y no parece haber razon para que lo Ileven tampoco en Ja superficie. Lo mismo ocurre con el Iama- do «articulo neutro» To, que es formal y funcionalmente distinto de los au- ténticos articulos con género el, fa“. Los infinitivos de 4) son infinitivos verbales genuinos, no infinitivos nominalizados, y por ello hay que suponer que no flevan género, al no manifestar género los verbos en espafiol, en con- traste con el ruso, por ejemplo (v. n. 18). La aparicién (obligatoria) del masculino en casos como los que estamos examinando deberia poderse atribuir al cardcter «por defecto» de este géne- ro recogido en la regia de redundancia (29). Lo ilustramos en (32), donde se supone que la provisién de género est restringida a las categorias sintacti- cas que participan.en la concordancia (en espafiol, s6lo nombres, pronom- ‘bres, adjetivos y determinantes, como ya sabemos), sea cual sea la estrate- gia adecuada para alcanzar este objectivo: (32) (nadaes esto es comer es lo) / buen-V —estupend-V_placenter-V__tont-V/ [LIS IAVGF] NA NA NA NA (> [4] LF LF] LF] LF] LE] fo} [0] {0] (0} {0} JO] > [0] ‘buen-o estupend-o placenter-o—_tont-o [ bueno estupendo: placentero tonto] Se puede argilir que el «articulo neutro» no es en realidad un articulo, sino el alomorfo proclitico del pronombre neutro ello: compéresele e/ ~ él y Ja ~ elia. Sobre esta cuestiOn, ‘véanse, por ejemplo, Othegui 1978, Lujan 1980, Ojeda 1984, 1993 y Bosque y Moreno 1990. Obviamente, [0] no se asigna a formas que no llevan -o en la superficie. Este resultado puede conseguirse postulando que estas formas poseen su propia marca de desinencia en el éxico (cero incluido: [2]), bloquedindose asi la aplicaciéa de la regia de redundancia que proporeiona [O]. Altemnativamente, podria concederse a la desinencia existencia formal sepa rada de su manifestacién fonica, de modo que, por ejemplo, sol-o levara un rasgo léxico [+D] ( desinencia), a diferencia de sol, que levaria [-D]. La segla general de desinencia por defec- to necesitaria ahora contextualizarse, o sea, [ |» [O}(E#D], de modo que fuera inaplicable a LA GRAMATICA Y LA BIOLOGIA. EN EL GENERO DEL ESPANOL. 4B Nétese, sin embargo, que las consecuencias empiricas de la regla por defecto [ ] > [-F] en esta derivacion se réducen a fa «alimentaciém» (inglés (feeding) de la regla de clase desinencial también por defecto [-T] -» [0]. ‘Ahora bien, nada parece impedir la generalizacién de esta regla, liberandola de su conexién con [ ] > [-F], tal como se refleja en (33): 3) []> [0] La nueva formulacién de esta regla sin [-F] en la entrada conduce de modo natural a una interpretacién radical del género del espafiol como una- rio: la marca tnica {F] definird el femenino, mientras que los masculinos no Hevaran marca, y por tanto formalmente no tendrén género (harris 1991, 1992, 1999). Demostramos Ia aparente viabilidad de la estrategia en (34), donde [ ] -> [al/[+F] aparece reformulada como [] — [a]/{F]: 4) (nadaes esto es comeres Io) i buen-V —_estupend-V_placenter-V_ tont-V_/ LIS IAM NA NA NA NA {1> [0] [o} [0] [o] [0] [O}>[o] buen-o —estupend-oplacenter-o —tont-o [ bueno estupendo placentero tonto] Este nuevo modelo permite una explicacién natural y simple de un tipo de datos adicional, los diminutivos de adverbios y de gerundios*: (35) a. (ayer) viniste (bastante) tard(ec)ito; (asi) es peoreito; etc. b. (Marla dice que) va tirandillo, etc. Una vez més, aqui no hay posible inductor de género. més atin, las pa- labras a las que se asigna aqui el masculino pertenecen a categorias que en espafiol no participan en la concordancia de género, como son los adverbios y los gerundios, Siguiendo nuestra actual estrategia, por tanto, estas pala- la palabra [-D] sol. Nétese que este andlisis es compatible con Ja consideracién de la vocal fi- nal e como epentética: las formas en cuestiOn (madre, nube, etc., etc.) serlan [-D], y, por tan- 10, no se les asignarfa clase desinencial, En el momento adecuado, la fonologia afiadiria una [e] epentética para hacer pronunciable(s) la(s) consonante(s). No investigaremos mas a fondo estos temas, por falta de espacio y por su irrelevancia para nuestro principal objetivo, Ia rela- cin entre el género y el sexo. Sin embargo, en las notas 67 y 70 veremos que la alternativa preferible es la segunda de las esbozadas, “S Notese que estas son buenas formaciones, y posiblemente de uso connin en variedades de la lengua que favorecen el diminutivo, las mexicanas, por ejempto. 44 IGNACIO M. ROCA bras no pueden recibir la marca [-F] que en otro caso les suministraria la re- gla de masculino por defecto de (29). Sin embargo, dado un género unario [F], el problema desaparece: simplemente, estas palabras no llevan [F], y por ello no tiene aplicacién la reformulada regla de redundancia [ ] > [A]/{F], permitiendo asi que la otra regla de redundancia, [ ] + [O], se apli- que en ausencia de informacién Iéxica contraria“*. La derivacién que sigue ilustra el procedimiento: G6) tardit-V tirandill-V/ [1 [AMF] NA NA [1 [0] [0] fo) [0] fo} tardit-o tirandill-o [ tard{ec)ito —tirandillo =] Llegados a este punto, parecen haberse alcanzado las siguientes conclu- siones: i) _ el espaiiol tiene un solo género, el femenino (= [F]) ii) enespafiol hay 10 (5 + 5) desinencias”” iii) -a (€ [A]) se asigna por defecto a las formas [F] iv) -0 (€ [O]) se asigna por defecto a las otras v) el resto de las desinencias (y -o y -a en contextos que no sean «por defecto») requieren especificacién léxica Este modelo satisface todos los requisitos empiricos observados hasta ahora, y evidentemente es mis simple que la alternativa con el rasgo binario [4F]. Sin embargo, ciertos hechos seménticos que encontraremos en Ia sec- cin 7.1 (véase en particular la discusién que sigue al mimero (56)) sugie- ren que la formalizacin unaria del género en espafiol puede ser contrapro- ducente. Debido a ello, mantendremos en el resto del articulo el tradicional rasgo binario plasmado en la regla (29). (concluiré en el niimero 35,2) * De existir tal informacién, como en grandote o ramplén, ta regla de redundancia [ ] > [0] obviamente se bloqueard, prevaleciendo ast la informacién Iéxica. ” Una vez més ignorando la puramente consondntica -s, cultista y muy minoritaria.

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