Los hombres tienen un fin temporal y eterno, pero ambos se funden
en una sola y dulce palabra: paz. San Agustn dedica a la paz pginas entera. Todas las cosas aspiran a la paz, y sta es la tranquilidad del orden, en el libro XIX captulo 13, de la Ciudad de Dios habla ampliamente sobre la paz. El anhelo y tendencia universal a la paz se puede considerar como el ms hondo substrato de la historia, lo mismo en la Ciudad de Dios que en la terrena. La paz con Dios, con los hombres entre s, la paz domstica, la paz ciudadana, la paz de todas las cosas, es celebrada por San Agustn con entusiasmo.