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La independencia como desastre
Suponer que la destruccién causada por los temblores del 26 de
‘marzo de 1812 fue, precsamente, la cus del desastre en aquella dra-
sitica coyuntura, ¢s tan metodoldgicamente equivoco como asegurar
que la pérdida de la Primera Repiblica en la historia venezolana fue
tun desastre en si misma’ Los desastres no se decretan; antes bien, s¢
smateralzan ala wuekea de procesos que construyen contexios vulneri~
bles ant ciertas amenazas. En este sentido, todo desste ese resultado
adverso entre el eruce de dos variables determinantes una o varias ame-
nazas,y un contexto vulnerable,
En 1812, en medio del crisis inal del modelo colonial y clave
nimiento de la moderna, las regiones que actualmente conforman al
terttorio venezolano constitufan un endble escenario social, material
€ ideolégico,incapaz de soportar airosamente el ambicioso embate de
los crollos revolucionaris, ni de sorter con éxito las estocadas ser-
penteantes de un tereemoto destructor. Tampoco contaba por entonces
aquella sociedad con los recursos suficientes como para resstr una gue-
tra, enfrentar una quicbra econémica, intrpretar profundos cambios
Aiscursivose instcucionales,asimlar la susticién de la autoridad real
«favor de un consejo de regencia, seguirle los pasos ala resistencia
‘rica ante la invasién napoleénica, cambiar el numerario circulante
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nol Caras, 1 lo 189, 214 1812: DOCUMENTOS PARA EL ESTUDIO DE UN DESASTRE
por un papel moneda sin respaldo, o bien discerir las delgadas y su-
tiles fronteras seménticas entre los nuevos significados de “libertad”,
“patria, “soberania’, “pueblo” c“igualdad”. El eruce en el tiempo yen
cl espacio de todas estas condiciones cristalz6 en un desastre de dimen-
siones inconmensurables.
‘Al observar aquellascircunstancias desde estas perspectivas, es po-
sible comprender la nocién que asegura que ls esatres on el resultado
de proces, y no advenimientossorprendentesy caprichosos de fenéme-
‘nos incontrolableso girs inesperados de genios asombrosos. Es decit,
se tata de construcciones histsricas y no de naturaleza indomables,
pes lo que conviere 2 un teremoto a unas llwviastorrenciales en un
ddesstre no es, precisamente, la regularidad o la “sorpresa” en el com-
;portamiento de los fendmenos, sino la presencia de la sociedad en sus
‘aminos.
sei claro, asimismo, que esto no ha sido una verdad obvia y sos-
tenida a través de los tiempos, pues se trata de una laboracién teSrica
‘muy reciente. Su obviedad ha llegado tarde ala comprensin de la cul
tra occidental, y ain no ha logrado formar parte de ls herramientas
‘on las cuales ls sociedades construyen sus realidades. He alli que la
dilucidacin de estos problemas atin constcuya el mundo casi exclsivo
de la mirada cientifca,y demucsre con ello (una vex mis) la profunda
distancia entre el conocimiento analitico y quienes toman decistones.
Sin embargo, y para ef aso que aqui eoncierne, las propuestas
analitias y metodolégicas que se oftecen con el estudio hisicey social
de los dewsres, permiten comprender crticamente a los desasires del
pasado, observando a su ver los proczsos que construyeron el eruce dra-
Indtico de las variables que les determinaron como tales, para generar
«on ello resultados iluminadores sobre esos process, desde los cuales
reconstruir aquellos ecenarios bajo perspectvas y herramientas que los
‘presenten de formas més préximas asus desenvolvimientos reales.
Fs a partir de estas premisas metodoldgicas que este trabajo ha
‘compilado la documentacién que aqu se entrega. Se trata, cirtamente,
Endo Invoducor 15
de un conjunto de documentos inéditos, en gran parts, acompafiado
‘de muchos otros ya publicados y conocidos, agrupados ahora con otro
sentido: el que oftece Ia oportunidad de comprender a aquellos hechos
como parte de una enyuatire desasrose.
Lo que permite observar a la revolucién independentsta como
tun desasre es la posbilidad de comprenderle como una amenaza des-
plegada sobre un contexto que, includiblemente, se antojaba como el
‘objetivo de una transformacién estructural. Aquel contexto era, nada
‘mds y nada menos, una sociedad construida la vuelta de tres siglos de
explotacién econémica expafiola y dominacién social criolla. La pro-
puesta revolucionaria apuntaba a destrir ese modelo, yya.con esa meta
le sobraban condiciones para levantarse como una amenaza.
‘Ademis, se trataba de un contexto vulnerable, pues la situacién,
de la sociedad colonial, para entonces, era la de un modelo en des-
sgaste, un orden paradigmético cercado por el advenimicnto de la mo-
dlernidad que se levantaba cuestionando y presionando sobre los ab-
solutismos, las monarquias y las desigualdades sociales. La revoluci6n,
independentista (que, como todas las revoluciones, persigue destruir
1 modelo ante el cual se yergue como paladin justiiero), toda vez,
aque dejé de ser una urépica forma de observar la realidad, se mate-
rials como un evento destructor, atin cuando su discurso pretendié
set el dele wouvonatoria universal y la justfeacion ingral. Revolucion
independentista como amenaza y modelo colonial en desgaste como
contexto vulnerable, se eruzaron en el tiempo y en el espacio para
cistlizar en desasre.
‘A todo est se sumaron otras variables: en medio de aque! despic-
‘gue desestructurane, dos sismos destructores seguidos de inconables
replicas devasaron mateialmente ese mismo contexto. Los efectos de
«esta destruccin se vieron multiplicados y amplificados pore inicio de
‘una guerta que, por vex primera, rrumpia en estos excenarios que hasta
centonces sabian de su existencia solo por las leanas noticias transo-