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SU GOBIERNO DESALMADO.
Les había nacido una criaturita quien, junto con la nota vital de las gaviotas,
garzas y patos convocados por la laguna, con sus gracias y lindezas
constituía el tema de natural ternura para los circunstanciales viajantes de
comercio, quienes al cancelar lo consumido elogiaban las empanadas y los
felicitaban por la nenita.
Sin conocer a nadie y con muy pocos recursos arrancó para Buenos Aires.
Vendía lotería por la calle y (muy importante) asumió su identidad
femenina: Comenzó a maquillarse y se dejó el cabello largo. Con el correr
del tiempo conoció a un travestido que le ofreció compartir un espectáculo.
Fue un inicio. Al poco tiempo cantaba, bailaba, hacía monólogos y diálogos
en escena. A pesar de carecer de formación actoral, pero no de talento, a
fuerza de voluntad y coraje, se convirtió en toda una profesional. Y como tal
consiguió su carnet sindical que lo habilitaba legalmente en el plano laboral,
permitiéndole realizar diversas giras por el interior de Argentina y Uruguay.
Como quien se ha quemado con leche, cuando ve una vaca, llora, Alberto,
muy bien aconsejado por los puntapiés recibidos en Santiago del Estero,
consideró prudente tomar distancia de estos locos con carnet y hacer sus
maletas con destino a la hermana República Oriental del Uruguay. Su
compañera, en cambio, sostenía que si uno es inocente no tiene por qué
huir, que quien no lo debe no la teme, que la Argentina es el mejor país del
mundo y que vale la pena correr cualquier riesgo con tal de quedarse en la
tierra que a uno lo vio nacer y otras estupideces por el estilo.
-“Una de ellas fue mi mejor amiga, detenida al salir de trabajar del cabaret
cordobés “Luzbel”. Nunca volvió a vérsela.” Con dolor y con profundo
respeto, pero también con mordaz ironía, me permito agregar: Que la
inocencia le valga!
Alberto realizó una corta visita a Buenos Aires, con objeto de tramitar su
pasaporte. Durante aquellos días caminábamos rapidito, pegados a la pared
y uno recordaba aquellos consejos de las viejas: No hay que hablar con
desconocidos en la calle; acostarse tempranito es bueno para el cutis (y
alarga la vida, sobre todo!).
Como el miedo no es zonzo, tan pronto como pudo se fue a España, sin
recomendación alguna y con sólo cien dólares en la faltriquera. Su único
material promocional era su carpeta de recortes y sus fotos: de inmediato
fue contratada.