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Bertolt Brecht Los horacios y los curiacios Terror y miseria del Tercer Reich Los fusiles de la sefiora Carrar (Teatro completo, 6) Traduccién de Miguel Saenz El libro de bolsillo Biblioteca de autor Alianza Editorial ‘Teruo ontcmvas: Die Hovatier und die Kuriatior -Eucht wnd Blend des DritenReiches Die Genchre dr Frau Carrot Laedicibn de esta obra tha realizado conla ayuda de Inter Nationes, Bonn Primer ediciin en El libra de bolsillon: 1994 Primera reimpresin: 1998 Primera edicion en «Biblioteca de autor: 2000 Tercera eimpresisn: 2007 Diseto de cuberta: Aliana Editorial Tustracin: George Grose Los piles dea sociedad, 1928 (detale). Staalche Museen Preusscher Kulturbest, Notonalgslei, Beri ‘© VEGAR Madrid, 2000 Proyecto de colecin: Odile Attalin y Riel Clda Reservas todas os derechos. I contenido de esta obra ests proegido pork “Ley, que establece penas de pris yo muita, adems de las correspondientes indemnizaciones por datos yperulis, para quienes repeodujeren,plgiaren, distribuyeren 0 comunicaren publicamente, en todo o en parte, una obtalite~ ‘avi, atti o cena ss tansformaci,interpretacin 9 jecuciOn 3 tistica jada en cualquier upo de soporte o comunicada a través de cualquier ‘medio, sn la preceptiveautorizacion, © Subekamp Verlag, Frankfurt am Main, 1967. Todos os derechos reservados © dela tradvccin: Miguel Siena (© Fa cast: Alianza Editorial, S.A, Made, 1994, 1998, 2000, 2003, 2005, 2007 Calle Juan Ignacio Luca de'Ten, 15; 28027 Mais elf, 9 393 88 88 swvwalianaaeditoriales ISBN: 978-64.206-3708-2 Depésit legal: M,45.451-2007 Impreso en Fernindes Ciudad, .L Cota de Donana, 10. 28320 Pinto (Madrid) Printed in Spain| 51 QUIERE RECIBIR INFORMACION PERIODICA SOBRE LAS NOVEDADES DE [ALIANZA EDITORIAL, ENVIE UN CORREO ELECTRONICO A LA DIRECCION: alianzaeditorial@anaya.es Los horacios y los curiacios Pieza didactica Colaboradora: M. Steffin Pensonates Coro de curiacios. Coro de horacios. Los tres comandantes det jército curiacio: arquero, lancero, espadero. Los tres comandantes del ejército horacio: arquero, lancero, espadero. Mujeres de los ho- rracios. Mujeres de los curiacios, EL DESPLIEGUE DE LAS FUERZAS La ciudad de los horacios y la ciudad de los curiacios. Am- bas ciudades se vuelven hacia los comandantes de sus ejér- citos, CORO DE CURIACIOS 3Por qué, curiacios, despedazarnos entre nosotros? Otra vez ha pasado un invierno, y sigue arreciando en nuestros muros la dura lucha por poseer la tierra y poseer las minas. Por eso hemos resuelto tomar las armas yen tres cuerpos de ejército invadir el pats de los horacios para someterlos por completo y apropiarnos de todo lo que tienen sobre el suelo y bajo el suelo, Gritan a los horacios: 10 Bertolt Brecht iRendios! Entregad vuestras cabanas, campos y herramientas, por- que sino seréis invadidos con tal poder militar que ninguno de vosotros escapard. ‘CORO DE HORACIOS iLlegan los bandidos! Con un poder militar ‘monstruoso invaden nuestra tierra. Pretenden, que nos dejardn con vida siles damos lo que nosotros necesitamos para vivir. Por qué temer la muerte y no elhambre? iNo nos rendiremos! ‘CORO DE CURIACIOs Encomendamos alos comandantes las tropas y las armas. CORO DE HORACIOS Encomendamos a los comandantes las tropas ylas armas. Sujetan a las espaldas de los comandantes unos basti- dores con banderitas que indican la importancia de las unidades, y en la pizarra de las fuerzas que comba- ten escriben él miimero de éstas. ono ne curractos ‘Ati, comandante, te entregamos siete cohortes de arqueros. CORO DE HORACIOS Ati, comandante, te entregamos siete fratrias de lanceros. ‘CORO DE CURIACIOS Ati, comandante, te entregamos doce cohortes de espaderos. Los horacios y tos curtacios W CORO DE HORACIOS ‘Ati, comandante, te entregamos siete fratrfas de arqueros. CORO DE CURIACIOS Ati, comandante, teentregamos siete cohortes de lanceros. CORO DE HORACIOS ‘A ti, comandante, te entregamos siete fratrfas de espa- deros. ‘TODOS LOS COMANDANTES {Traed las armas! ‘Traen arcos, lanzas, espadas y escudos. ‘CORO DE CURIACIOS Escoged centre esas armas abundantes las mejores. CORO DE HORACIOS sas son vuestras armas. Depositan un montén de arcos delante del primer cu- riacio. EL CURIACIO El arco debe ser bueno. Si no podré combatir. in un buen arco Tensa un arco hasta que se rompe. CORO DE CURIACIOS ira ese arco! 12 Bertolt Brecht Elprimer curiacio tira el arco y tensa otro. Este aguanta. EL CURIACIO Me gusta este arco. Colocan un arco ante el primer horacio, El lo tensa con cuidado. EL HORACIO Puedo tensarlo més, pero se romperd, CORO DE HORACIOS Entonces conténtate. No tenemos otro, aeauaeacns Es que éste no es de mucho alcance, CORO DE HORACIOS Entonces acércate al enemigo. EL HORACIO Correré peligro. ‘CORO DE HORACIOS Si. MUJERES DE-LOS HORACIOS Cuando el arquero no esti de acuerdo con su arco no puede combatir. EL HORACIO, répidamente: Estoy de acuerdo. Dan dos lanzas al segundo horacio, ‘CORO DE HORACIOS Agufesté tu lanza y aqui Jade un curiacio, Como ves, las dos son igualmente largas y Pesadas. Por consiguiente, estaras alaaltura de tu adversario, lancero, Los horacios y los curiacios 13. ‘CORO DE CURIACIOs {Traed la nueva lanza! ‘También el segundo curiacio recibe una lanza, Es mucho mds larga. Levantan ante el tercer curiacio cinco grandes escudos. El va de escudo en escudo, intentando atravesay. los con su espada. Tres resultan efectivamente atravesa- dos; de los dos tiltimos elige uno. EL CURIACIO Esta espada se ha embotado. Le traen una nueva espada. ‘CORO DE CURIACIOS Ahitienes una nueva. Eltercer curiacio arranca una crin de caballo de su cine. ray la cortaen dos. zLCURIACIO Con este escudo y esta espada staré bien armado, Colocan dos escudos ante el tercer horacio, uno pequey y uno grande. EL HORACIO Quiero probarlo para saber. Atraviesa el escudo grande. Se vuelve hacia el pequefo. CORO DE HORACTOS {Deténte! Ya los has probado. El escudo incélume es del mismo metal. Pero el primer escudo no estaba bien sostenido. 14 Bertolt Brecht Un guerrero sostiene el escudo, mientras el tercer horacio lo golpea de lado, de forma que el golpe resbala, EL HORACIO He comprendido. Como no aguanta tun golpe directo, tendré que procurar que los golpes resbalen. ‘CORO DE HORACIOS Entonces, jrepararemos el escudo grande? EL HORACIO No, cogeré el pequefto. Es agradablemente ligero. Locoge. Me gusta este escudo. Con él me siento dgil. ¥ conozco esta espada. Yo mismo la forjé. Bs tan buena como pude hacerla. “MUJERES DE LOS HORACIOS Y MUJERES DE 10S CURIACIOS Ahora id. No todos regresaréis, EL COMANDANTE CURIACIO No lloréis! ;Preparad las coronas de laurel del vencedor! ;Volveremos cargados de botin! MUJERES DE LOS CURIACIOS Contaremos los dias hasta que volvais. ‘Vuestro puesto a la mesa y vuestro puesto en el lecho permanecern vacios. 108 COMANDANTES HORACIOS 4Cémo cultivaréis los campos, eémo haréis que funcionen los talleres sin nosotros? MUJERES DE LOS HORACIOS iNo 0s preocupéis! Los campos Los horacios y los curiacios: 1 15 serdn cultivados. Pero procurad {que la cosecha sea para nosotros. (COKO DE HORACIOS! ara frustrar la agresién nuestro sometimiento y el saqueo de nuestras cabanas, campos y herramientas, los horacios hemos resuelto avanzar cen tres cuerpos de ejército. Lucharemos hasta la completa derrota del enemigo. 1 LA BATALLA DE LOS ARQUEROS EL HORACIO ‘Ayer por la noche elenemigo ocupé la posicién que yo le habia elegido. Laclegi de forma que tuviera que avanzar por detrds de una montafia para atacarme. De esa forma la distancia entre los dos seré pequefta ‘como necesito a causa de mi arco. Ahora espero a que salga el sol. Debe serme de ayuda, EL CURIACIO Eladversario me espera ‘entre montafias que no conézco. No séa qué distancia se encuentra ‘pero no tengo el viento en contra ymiarco es bueno. “Aguardaré el sol 16 Bertolt Brecht 105 Dos coros Los arqueros han ocupado sus posiciones. ‘Cuando se haga de dia comenzaré la batalla. 108 HORACIOS ¥ LOS CURIACIOS Sehace de dia. Los combatientes tensan sus arCos, Un actor pasa por de~ tds del escenario levando en yna pértiga un proyector (que representa el sol. Para su récorrido de derecha a iz- quierda necesita tanto tiempo Como dura la batalla. Como el sol se levanta sobre la montafta del horacio, éste queda en la sombra y su adversario a la juz, EL-CURIACIO Oh! jEl sol me ciega! No puedo apuntar, y mi adversario esté en la oscuridad, Lo protege la sombra del monte. Primer intercambio de flechas. La flecha del curiacio cegndo pasa demasiado alta El horacio oer el o- ila EL CURIACIO, arrancdndose la flecha, Estoy herido, y mi adversario no lo est. Me olvidé de que el sol no sélo ilumina sino que ciega también. Para apuntar, yo necesitaba lu, hero también era importante de dénde vena, Estoy en mala posicién. Como tengo la rodilla destrozada, mi adversario me tiene en esta mala posicién. Los horacios y los euriacios: 1 7 coRO DE CURIACIOS {Qué has perdido? El curiacio muestra la importancia de sus pérdidas array. cando dos banderitas del soporte de sw espalday tirdndolas, CORO DE CURIACIOS, a su campedm mientras borra dos co- hortes de la pizarra de distribuci6n de fuerzas: Has perdidos dos cohortes de tus siete. Pero ‘tu arma es buena. Costé cara y es buena. Lomo todo, también el tiempo trabaja para nosotros. EL HORACIO Miarco no alcanza suficientemente lejos. Pero a mi adversario lo cegé el sol ymiflecha Ieha destrozado al menos la rodilla, ‘Mi posicién es buena. ‘CORO DE HORACIOS, a su camped: sPor qué no sigues luchando? Una buena posicién, no sigue siendo siempre buena. Nuestra situacion ‘empeoraré sino la mejoramos. Inexorablemente avanza el sol por el cielo. Inconteniblemente se hace mediodia la maftana, ELTIORACIO Queria derribar con tres flechas al que tiene el sol en el rostro, Pero con mi primera flecha no lo he matado, aunque siherigdg yahora se ha metido detrés de su roca y 18 Bertolt Brecht no lucha ya. Pero el sol avanza Ja sombra de mi monte se acorta, y yo me alejo de mi enemigo, de forma que ‘mi flecha no podré alcanzarlo ya. CORO DE HORACIOS Esmalo que tu arco sea malo, Esmalo, Pero no tenemos otro mejor. {Tiralo! ;Lucha con los puos! Tienes que luchar con todos tus medios. {Sobre todo, muévete! EL HORACIO No opino lo mismo. Al fin y al cabo heherido ya.con mi arco ami enemigo. Soy arquero y no pugilista. Mientras me llegaba vuestro mensaje seha hecho mediodia. Ahora yo también me encuentro a la luz. Por eso me adelantaré hasta un sitio desde el que pueda alcanzar al que esté cegado. Ahora vendré el segundo intercambio de flechas. El sol estd ahora entre las dos montafias, de forma que ambos combatientes se encuentran a la luz. EL CURIACIO El sol asoma tras la montafia. El enemigo ha avanzado y esta al descubierto. Tal vez pueda alcanzarlo ahora yo también. EL HORACIO iSal, bandido! iY dispara tu flecha! ;Ay! iNo veo nada! El sol me ciega también. Los horacios y los curiacias: 1 re Segundo intercambio de flechas. Las das flechas pasa” muy altas. [EL HORACIO Y E1.CURIACIO, yueltos hacia sus respectivos coros: El segundo intercambio de flechas ha terminado. Ninguno de los dos ha dado en el blanco. CORO DE CURIACIOS, vuelto hacia su campedn: Pero tu situacién hha mejorado. ELHORAGIO Inexorablemente avanza el sol por el cielo. Incesantemente se convierte en noche la tarde. Pero zqué puedo hacer? Sime quedé cegado porque el sol estaba al mediodia también mi enemigo debe de estar ciego ain. De forma que puedo avanzar ‘como me habéis aconsejado. Para luchar con mis pufios. ‘Da unos pasos hacia fa izquierda, pero se detiene, oteantdo con la manos sobre los ojos. Al coro: Queria avanzar, Pero ahora elsol esta ya detras del segundo monte, Elenemigo esté ala sombra. Yo estoy a plena luz. Al seguir vuestro consejo por la tarde, olvidé una cosa: me lo disteis al mediodia. El sol se ha ocultado tras el segundo monte, de forma que el curiacio puede asestar ahora al horacio un golpe mortal con su tercera flecha. 20 Bertolt Brecht EL CURIACIO ;Victoria! Mi dltima flecha Io ha herido. Mi situacién, que era mala se ha vuelto buena en el curso del dia. Y¥ como mi situacién era buena la superioridad de mi arco ha decidido. CORO DE CURIACIOS {Victoria! Un cuerpo de ejército del adversario ha sido aniquilado. Cinco cohortes de arqueros ELCURA, Célmese sefior Claasen. 1 MORIBUNDO. jLe va.a decir es0 de los pacificos? 136 Bertolt Brecht HL CURA, tras una pausa: Puede leerlo él mismo. Esta en el Sermén de la Montaiia. EL MORIBUNDO. El dice que todo eso viene de un judio y no vale. 1A. mUuteR. jNo empieces otra ver! No es eso lo que opina. ‘Se lo oye decir alos camaradas! EL MORIBUNDO. Si. Al cura: {No vale? 1a Mure, echando una mirada angustiosa a su hijo: No pongas en dificultades al seftor cura, Hannes. No debes reguntarle eso, BL Hij0. 5Y por qué no debo preguntarselo? FL MORIBUNDO, ;Vale 0 no vale? FL CURA, tras una larga pausa, atormentado: También esté en las Escrituras: Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Elmoribundo se echa hacia atrds. La mujer le pone sobre 1a frente un pao mojado. au LA CONSIGNA Les ensefia el magisterio ‘amorir por el imperio ‘como dos y dos son cinco, Morie no es nunca sencillo aprenden el estribillo Y¥se esfuerzan con ahinco. Chemnitz, 1937, Un local de las Juventudes Hitlerianas. Un grupo de jévenes, en su mayoria con mdscaras de gas colga- ddas. Un grupito se dirige hacia un joven sim méscara, que se sienta solo en un banco moviendo los labios sin pausa, como siestuviera estudiando, ‘error y misria del Tercer Reich: 24 137 ELPRIMER MUCHACHO. Sigue sin tenerla. [BL SEGUNDO MUCHACHO. Su vieja no se la compra. EL PRIMER MUCHACHO. Ella tendria que comprender que él lo pasa muy mal... EL TERCER MUCHACHO, Si no tiene la pasta HL PRIMER MUCHACHO. ;Con la mania que le tiene el gordo! EL SEGUNDO MUCHACHO. Ahora estudia la consigna, HLCUARTO MUCHACHO. Hace ya cinco semanas que se la es- tudia, y s6lo son dos estrofas. FL TERCER MUCHACHO, Se la sabe hace tiempo. EL SEGUNDO MUCHACHO. Solo se atasca porque tiene miedo, EL CUARTO MUCHACHO, Resulta siempre muy cémico, sver- dad? 1 PRIMER MUCHACHO, Para reventar de risa. Llama hacia el ‘otro lado: sTe la sabes, Pschierer? Elquinto muchacho levanta la vista turbado, comprende y asiente. Luego sigue estudiando, EL SEGUNDO MUCHACHO. El gordo se mete con él slo por- ‘que no tiene mascara antigas. HL TERCER MUCHACHO. El dice que es porque no quiso acompafiarlo al cine. ELCUARTO MUCHACHO. Eso he ofdo también, 30s lo creéis? EL SEGUNDO MUCHACHO. Es posible. Yo tampoco irfa con el gordo al cine. Pero conmigo no se atreve. Mi viejo le ar- ‘maria un escindalo, EL PRIMER MUCHACHO. ;Cuidado, el gordo! Los muchachos forman en dos filas. Entra un jefe de grupo corpulento. Saludo hitleriano. EL JERE DE GRUPO. ;A numerarse! Se numeran, 138 Bertolt Brecht iMascaras de gas! Los muchachos se ponen las mascaras de gas. Algunos no tienen. Todos hacen los mismos movimientos aprendidos, én nos la va a decir? Mira a su .¥ luego, de pronto: ;Pschierer! Primero la consigna. 2Q alrededor como indeci ‘Tite la sabes ya. Elquinto muchacho se adelanta, situdndose delante de la fila, Esti muy pélido, La sabes, artista? EL QUINTO MUCHACHO. (Si, jefe! EL Jerr De GRUPO. jEntonces venga! Primera estrofa! EL QUINTO MUCHACHO Aprende a mirar ala muerte de frente, ésa es la consigna del tiempo de ahora. Sivun dia te envian a luchar, valiente hhas de ser hasta tu tltima hora, EL JEFE DE GRUPO. ;No te hagas pis en los pantalones! ;Sigue! Segunda estrofa! EL QUINTO MUCHAGHO i¥ entonces dispara, acuchilla, golpea! Porque eso es lo que exige... Se queda atascado y repite las palabras. Algunos mucha- chos contienen con dificultad la risa EL JEFE De GRUPO. Entonces, sigues sin aprendértela? EL QUINTO MUCHACHO. (Si, jel EL JEFE DE GRUPO. Seguro que aprendes otras cosas en casa, gno? Rugiendo:Siguel ‘Terror y miseria del Tercer Reich: 22 139 EL QUINTO MUCHACHO. Porque eso es lo que exige nuestra... victoria. Sé un alemén, como sea, como sea ‘sé un alemén, como sea muere por ello... y alcanza la gloria, EL JERE DE GRUPO. {Como si fuera tan difici 2 ‘SE CONOCE EN LOS CUARTELES EL BOMBARDEO DE ALMERIA [Abillegan yas soldados. stn bien alimentados para que no tengan queja eben seguir peleando Y no ir por ahi preguntando or qué esta guerra no ceja. Berlin, febrero de 1937. Pasillo de un cuartel. Dos jévenes proletarios, mirando a su alrededor temerosos, levan un pa- quete envuelto en papel EL PRIMER MUCHACHO. Hoy estén excitados, zno? EL SEGUNDO MUCHACHO. Dicen que es porque puede haber guerra. A causa de Espafia, EL PRIMER MUCHACHO, Algunos estan blancos como el papel. EL SEGUNDO MuCHACKO. Porque han bombardeado Alme- ria, Ayer,noche. EL PRIMER MUCHAGHO, :Dénde est es0? FL SEGUNDO MUCHACHO. En Espafia, claro. Hitler telegrafid. ‘que un barco de guerra aleman bombardearia inmedia- tamente Almeria. Porque alli son rojos y os rojos deben tener miedo del Tercer Reich, Ahora puede haber guerra, 140 Bertolt Brecht EL PRIMER MUCHACHO. Ahora son ellos los que tienen miedo. EL SEGUNDO MUCHACHO. Sf, tienen miedo. EL PRIMER MUCHACHO. ZY por qué gritan entonces, si estin blancos como el papel y tienen miedo de que pueda ha~ ber guerra? BL SEGUNDO MUCHACHO. Sélo han gritado porque Hitler lo quiere. BL PRIMER MUCHACHO. Pero lo que quiere Hitler lo quieren ellos también. Todos estan a favor de Hitler. Porque fue él ‘quien cre6 la joven Wehrmacht. EL SEGUNDO MUCHAGHO. E50 es verdad. Pausa, EL PRIMER MUCHACHO. ;Crees que podemos salir ya? EL SEGUNDO MUCHACHO. Espera un poco, porque si n0, nos encontraremos con algiin teniente. Entonces nos lo q tard todo y los otros se dejardn engafiar. EL PRIMER MUCHACHO. Es una consideracién por su parte {que nos dejen venir todos los dias. FL SEGUNDO MUCHACHO. Tampoco ellos son millonarios por casa, Se dan cuenta! Mi vieja slo recibe diez marcos ala semana, y somos tres. No hay més que patatas. EL PRIMER MUCHACHO, Pero los de aqui comen bien. Hoy habia albondigas. ELSEGUNDO MUCHACHO. ;Cudntas te han dado hoy? FL PRIMER MUCHACHO. Una porcién, como siempre. Por qué? EL SEGUNDO MUCHACHO. A mi me han dado dos. EL PRIMER MUCHACHO. Déjame ver. A mi solo me han dado una, El segundo muchacko le muestra. {70 dijiste algo? Terror y miseria del Tercer Reich: 23 141 HLSEGUNDO MUCHACHO. No, Bueno dias, como siempre. HL PRIMER MUCHACHO, Eso no lo entiendo. Yo les dije lo de siempre. Heil Hitler. ELSEGUNDO MUCHACHO. Es extrafio. A mime han dado dos porciones. ELPRIMER MUCHACHO. Por qué de repente? No lo entiendo. EL SEGUNDO MUcHACHO. Yo tampoco... Ahora esté despe- jado. Se marchan corriendo. 2B CONTRATACION DE MANO DE OBRA. Vienen los que dan trabajo. Un hombre es escarabajo que ellos pinchan sin pudor. Ha de fecundar la tierra ‘yu méquina de guerra con su sangre y su sudor Spandau, 1937. Un obrero, al volver a su vivienda, encuentra fasu vecina. La vecnsa. Buenas noches, sefior Fenn. Queria pedirle prestado a su mujer un poco de pan. Ha salido un ins- tante, BLHOMBRE. Con mucho gusto, sefiora Dietz. sQuéle parece elempleo que he conseguido? LAVECINA. Si, ahora todos tienen trabajo. Esta usted en las nuevas fabricas de motores, jno? Alli fabricarn bom- barderos? EL HORE. Cada ver. mas y més. 142 Bertolt Brecht LA VecINA. Los necesitan en Espafia, EL HOMBRE. Por qué precisamente en ESPAHa? LA VECINA, Se dicen tantas cosas sobre lo Que Se envia ll una vergilenza. EL HOMBRE. Tenga cuidado con lo que dice. LA vectna. Esta usted también con ellos? ‘EL HOMBRE. Yo no estoy con nadie, Hage Mi trabajo. ;Dén- de se habré metido Martha? : LaVECINA. Ah, quizé tendria que preparatlo. Es posible que sea algo desagradable. Cuando entré: estaba aqui preci- samente el cartero, y habia dado una ¢attaasu mujer que lahabia trastornado. Pensé si no seria mejor que pidiera el pana los Schiermann. EL HOMBRE. Vaya. Llama: Marthal Entra su mujer. De luto, BL Homme. Qué te pasa? ;Quién ha muett0? Lamuyer. Franz, Ha legado una carta Leda una carta. LA VECINA. jSanto cielo! ;Qué le ha pasado? EL HOMBRE. Ha sido un accidente. Lavecina, desconfiada: ;Era aviador, nd? EL HOMBRE. Si LA VECINA. ZY tuvo un accidente? EL HoMaRe. En Stettin. En un ejercicio nocturno en el cam- pode maniobras, dice aqui La vecna. jNo ha sido un accidente! No me pueden venir con esa historia. EL HOMBRE. Sélo Te digo lo que dice aqui- La carta es del Es- tado Mayor del cam a wncrw PY dl les eseibiastimamente? De Stetin? ‘EL HOMBRE. No te pongas asi, Martha. No sirve de nada, Terror y miseria del Tercer Reich: 23, 143 La MUreR. No, lo sé. LAVeciNa. Era tan simpatico st hermano. Les preparo café? £1 HOMBRE. Si, sino le importa, sefiora Diet 1A vrcina, buscando un cacharro: Una cosa ast es siempre un golpe. 1A MUJER. Puedes lavarte tranquilamente, Herbert. A la se- fora Dietz no le importars. HL HOMBRE, Para eso hay tiempo. LAVECINA. ZY élles escribfa desde Stettin? EL HOMBRE, Sus cartas venfan siempre de Stett LA VECINA, mirdndolo significativamente: Ah. sPero estarfa en el sur? EL HOMBRE. ;C6mo que en el sur? La vECINA, Lejos, en el sur, en la hermosa Espatia EL HOMBRE, al ver que su mujer vuelve a sollozar: ;Célmate, Martha! No deberia hablar asf, sefiora Dietz. LA VECINA. Sélo quisiera saber qué dirfan en Stettin si fuera usted a buscar el cadaver de su cutiado. EL HOMBRE. No iré aStettin. ta vectwA. Todo lo tapan muy bien, Consideran una heroi- cidad que no se sepa nada. Uno de la alcaldia se jactaba de Io inteligentemente que ocultan su guerra. Cuando derriban a un bombardero de ésos y los de dentro saltan en paracafdas, los de los otros bombarderos les disparan en el aire con ametralladoras, a los suyos, para que no puedan decir a los rojos de donde vienen. 1A MUJER, poniéndose mala: Dame agua, Herbert, quieres, ‘me siento muy mal. 1A vicina, La verdad es que no queria trastornarla més, pero jcémo lo tapan todo! Saben muy bien que es un cri- men y que tienen que ocultar su guerra. Incluso aqui. {Un accidente en unos ejercicios! ;Qué ejercicios?jEjerci- cios de guerra! EL HomBRE. Por lo menos no hable tan fuerte. A su mujer: {Te sientes mejor? 144 Bertolt Brecht 1A vecina, También usted es de los que callan como un muerto, jEn esa carta tiene la prueba! HL HOMBRE. ;Quiere callarse de una vez? Lauren, jHerbert! LA VECINA. Sf, que me calle de una vez! ;Porque ha encon- trado trabajo! ;Pero su cufiado también! Precisamente ha tenido un «accidente» con una cosa de esas que pro- ducen enla fabrica de motores. : EL HoMBRe, E50 ¢s demasiado, sefiora Dietz. Dice que tra- bajo en cosas de ésas! ;Y en qué trabajan los otros? En ‘qué trabaja su marido? jEn lamparas, no? 3Y eso no es para la guerra? Es slo para iluminacidn! ;Pero para qué esa iluminaci6n? ;Qué es lo que se se ilumina? ;Se ilu- minan los tanques? ;O los buques de guerra? ;0 una cosa de ésas? El s6lo hace lamparas! Dios santo, jno hay nada ‘ya que no sea para la guerra! ,Dénde voy @ encontrar tra- ‘bajo sie digo: ;pero que no sea parala guerral? sTendré que morirme de hambre? 1A VECINA, apocada: Yo no digo que tenga que morirse de hambre. Naturalmente que tiene que aceptar el trabajo. Hablo sé6lo de esos criminales. Es una bonita contrata- cin de mano de obra! EL HOMBRE, seriamente: de negro. No es gusta. LAVEcINA. Lo que no les gusta son las preguntas que hacen, La MUJER, tranquil: {Crees que debo quitarme el luto? EL HOMBRE. Si. Sino, me quedaré sin trabajo enseguida. La MUJER. Pues no me lo quitaré. EL HOMBRE. Qué quieres decir? La Mujer. Que no me lo quitaré. Mi hermano ha muerto. Llevaré luto por él. EL HOMBRE. Si no tuvieras ese vestido, porque lo comprd Rosa cuando murié mi madre, no podrias vestirte deluto. La mujex, chillando: ;Nadie me impedird que lleve lut ellos lo han sacrificado, yo debo poder llorar al menos. {ui tampoco debes andar por ahi ‘Terror y miseria del Tercer Reich: 24 145, Nunca ha habido nada parecido! Nunca se ha visto en el mundo nada tan inhumano! ;Son unos verdaderos cri- minales! LA VECINA, mientras el hombre, mudo de espanto, sigue sen tado: Sefiora Fenn! EL HOMBRE, roncamente: Si hablas asi, nos pasaré algo peor ‘que perder mi puesto. 1A MUJER. {Que se me lleven! También tienen campos de concentracién para mujeres. ;Que me metan en uno, porque a mi no me da igual que maten a mi hermano! Qué se le habia perdido en Espatia? BL HOMBRE. ;Deja de hablar de Espafa! LAVECINA. {Se va a buscar un disgusto, sefiora Fenn! ramuyer, ;Vamosa tener que callar para que no te quiten el puesto? ;Porque moriremos si no fabricamos sus bom- barderos? ;Y para morirnos luego de todos modos? Como Franz? A él también le han buscado un puesto. ‘Aun metro bajo tierra. ;También aqui hubiera podido tener ese puesto! gL HomRe, Quiere cerrarle la boca: jCéllatel jEso no sirve de nad: 1A MUJER. {Qué sirve entonces? jHaz algo que sir 4 PLEBISCITO Y¥ los vimos avanzar... [Nos pusimos a gritar: no hay alguien queno lo sigat Nos quedéis ahi pasmados! sa guerra, despraciados, noes la vuestra, aunque él lo digs, Berlin, 13 de marzo de 1938, En una vivienda proletaria, dos obreros y una mujer. El asta de una bandera bloquea la pe- 146 Bertolt Brecht quefia habitacién. En la radio se oye un enorme ribo, repi- car de campanas y ruido de aviones. Una voz dice: «¥ ahora el Fithrer hace su entrada en Viena. La MUJER. Es como un mar. EL VIEJO OBRERO. Si, no hace mas que vencer y vencer. BL JOVEN OBRERO. Y nosotros somos los vencidos. TAMUTER. Asi es. FL JOVEN oBRERO. Escuchad cémo gritan! ;Como si les re- galaran algo! 1 Vit}0 OBRERO. Seo estn regalando, Un ejército invasor. ELJOVEN OBRERO. Y aeso lo laman eplebiscito». jUn Pueblo, tun Reich, un Pibhrer! zNo es eso la que quieres, alemn? Y nosotros no podemos siquiera distribuir una octavilla en ese plebiscito. Aqui en la ciudad obrera de Neukélln. LA MUTER. sPor qué no podemos? HL JOVEN OBRERO, Porque es demasiado peligroso. EL VIEJO OBRERO. Ahora que incluso Karl se ha ido, conseguir las direcciones? EL JOVEN OBRERO, Para redactar el texto nos hace falta un hombre. La MUIER, sefialando la radio: El tenia cien mil hombres para su agresién. A nosotros nos falta uno. Esté bien. Si sélo él tiene lo que necesita, venceré. EL JOVEN oBRERO, irritado: Entonces tampoco nos hace fal- ta Karl. LA MUJER. Si ése es el ambiente que hay aqui, més valdré que nos separemos. EL VIETO OBRERO. Compafieros, no tiene sentido hacernos ilusiones. Es indudable que distribuir una octavilla re- sulta cada ver més dificil. No podemos hacer como sino oyéramos esos aullidos de victoria. Sefalaa la radio, Ala ‘mujer: Tienes que reconocer que cada vez que él escucha algo ast, debe de tener la sensacién de que cada vez son iis fuertes, ;No suenan realmente como un pueblo? 4Cémo ‘Terror y miseria del Tercer Reich: 24 147 LA MUyER. Suenan como veinte borrachos a los que han dado cerveza grat EL JOVEN OBRERO. {Quizd seamos los tinicos que diremos que no? LA MUIER. Si, Nosotros y los que son como nosotros. La mujer alisa una hojita de papel arrugada, EL VIFIO OBRERO. {Qué es es0? 1A MUyER. La copia de una carta, Con ese ruido, puedo leer~ laen voz alta. Lee: ‘(M1 QUERIDO HHO! MANANA YA NO EXISTIRE, LAS E7ECU- CCIONES SUELEN SER A LAS SEIS DE LA MANANA. PERO TE BS CRIBO AUN PORQUE QUIERO QUE SEPAS QUE MIS OPINIONES NO HAN CAMBIADO. TAMPOCO HE SOLICITADO NINGUN PER- DON, PORQUE NO HE COMETIDO NINGUN CRIMEN, SOLO HE SERVIDO A MI CLASE, SI PARECE QUE CON ELLO NO HE CONSE~ GUIDO NADA, NO ES VERDAD. {CADA UNO EN SU PUESTO, £54 DEBE SER LA CONSIGNA! NUESTRA TAREA ES MUY DURA, PERO ES LA MAS GRANDE QUE EXISTE, LIBRAR A LA HUMANIDAD DE SUS OPRESORES. LA VIDA NO TENDRA NINGUN VALOR HASTA (QUE SE LOGRE, St NO TENEMOS ESO SIEMPRE PRESENTE, TODA LA HUMANIDAD SE HUNDIRA EN LA BARBARIE, TO ERES TO- AVIA MUY JOVEN, PERO HACE FALTA QUE SEPAS CUAL ES TU LADO. SE FIEL ATU CLASE, ¥'TU PADRE NO HABRA PADECIDO EN VANO SU DURO DESTINO. CUIDA TAMBIEN DE TU MADRE Y 1US HERMANOS, TU ERES EL MAYOR, TIENES QUE SER SENSA~ TO. 0S SALUDA A TODOS TU PADRE QUE TE QUIERE. EL VIEJO OBRERO. No somos demasiado poces. EL JOVEN OBRERO. {Qué debe decir entonces la octavilla para el plebiscito? LA MUJER, pensando: Lo mejor sera una palabra s6l vol Observaciones sobre «Terror y miseria del Tercer Reich» Terror y miseria del Tercer Reich se basa en relatos de testi- _g0s y noticias de periddicos. Las escenas se imprimieron en 1938 para la editorial Ma- lik de Praga pero, por la agresién de Hitler, no pudieron di- fundirse. Una adaptacién teatral destinada alos Estados Unidos se representé en Nueva York y San Francisco con el titulo The Private Life of the Master Race (La vida privada de la raza dominante), Esa version contiene: Las escenas 2,3, 4,13 y 14 de la parte I; las escenas 8, 9, 6 y 10.de la parte Il,y las escenas 15, 19, 17, 11, 18, 16,20y 24 dela parte IIL El elemento fundamental de los decorados es el clisico tanque del ejército nazi. Aparece cuatro veces: al comienz0, ‘entre las partes y al final. Entre las distintas escenas se oye tuna voz y el rodar del tanque. Ese rodar se oye también du- rante las escenas en que se implanta el Terror para llevar a los hombres a los tanques. ‘observaciones sobre «Terror y miseria del Tercer Reich» 149 Porejemplo: Primera parte De la oscuridad surgen, a los acordes de una barbara misica militar, un gran indicador con el letrero «ttacta Po- 1014» yal lado el tanque con una dotacién de doce a dieci- 1 soldados, que sostienen fusiles entre las rodillas, llevan cascos de acero y los rostros blancos como la cal. Sigue el CORO Cuando el Fiihrer.. con su mano de hierro. ‘Vuelve a oscurecerse la escena. El sordo rodar del tanque se oye todavia unos segundos. Luego la escena se ilumina de nuevo y se ve una escalera. Sobre la escena cuelga, en gran- des letras: BRESLAU, SCHUSTERGASSE 2, Sigue la escena 2 Sigue la voz As{traicionaba el vecino.. so en nuestros tangues de guerra. CORO DE LA DOTACION DEL TANQUE Antes de la primera parte: Cuando el Fahrer habia puesto orden en Alemania con mano de acero ordens (jpara que no nos desborden! que lo impusiéramos al mundo entero. Muy obedientes a nuestros mayores 150 Bertolt Brecht quisimos hacer del mundo colonia, como un rayo fuimos los invasores de aquella antigua ciudad de Polonia. Pronto vio Europa los carros de hierro ‘manchados atin de sangre del Sena. EI Fuhrer nunca cometia un yerro su Causa era siempre una Causa buena: Antes de la segunda parte: ‘Traicién y discordia han sido la causa. Los tanques no pueden dejar de rodar. La discordia contintia hoy, sin pausa la traicién abre puertas de par en par. ‘Los tanques avanzan siempre victorios®S hacia el Sund danés y mucho mas allé y os pueblos que no quieren ser glorios0s caen bajo Hitler, que avanzando va. Lo que antes sufriera la tierra alemana lo sufre ahora Europa aplastada. De costa a costa reina soberana con el nuevo orden, esa cruz gamada Antes de la tercera parte: ‘Los tanques los hizo Krupp alli abajo y Thyssen les puso luego las cadenas. Los hombres hacian muy bien su trabaj® yllos doce nobles no pasaron penas. Después de la tercera parte: Altercer invierno se nos averiaron y de pronto se detuvo la conquista, Nos dio mucho miedo cuando nos miraton pues la Patria no estaba ya ala vista ‘Muy lejos habiamos ido hacia el Este ylla nieve cubria nuestros laureles. Observaciones sobre «Terror y miseria del Tercer Reichy 151 Habiamos llegado a un pais agreste ro servian ya los tanques de corceles. Quien era vencido nos vence en la brecha, quien estaba muerto golpea mortal. ‘Tenemos la muerte a izquierda y derecha, la Patria esté lejos yel frio es glacial. LAVOZ Después de la escena 2: As{ traicionaba el vecino al vecino, asi se despedazaban las gentes humildes la hostilidad crecié en las casas y los barrios Y nosotros entramos con paso seguro Y cargamos en nuestros tanques a todo el que no habia muerto: a todo ese pueblo de traidores y traicionados lo cargamos en nuestros tanques de guerra. Despuésde la escena 3: De las fabricas y las cocinas y la oficinas del subsidio sacamos las dotaciones de nuestros tanques. El pobre trajo @ nuestros tanques al pobre. Con besos de Judas los trajimos a nuestros tanques, con amistosas palmadas en la espalda los trajimos a nuestros tanques de guerra. Después de la escena 4: La discordia del pueblo nos hizo grandes. Nuestros presos seguian pegindose en los campos de concentracién luego todos se subjan a nuestros tanques. Los presos se subian a nuestros tanques. Y los guardianes se subfan a nuestros tanques. 152 Bertolt Brecht Los torturados y los torturadores todos sesubierona nuestros tanques de guerra, Después de la escena 13: Abrumamos a los buenos obreros cP” elogios ylos abrumamos con amenazas. Pusimos flores en sus puestos de trabajo y hombres de las $S.a la salida. Entre salvas de aplausos ysalvas de fusil Jos cargamos en nuestros tanques. “Antes de la escena 8: Ysinechando contra sha sas hijos Jas madres de Bretafia miran estupefactas al cielo para ver los inventos de nuestros sabios. Porque hay también sabios en nuest*s tanques,

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