‘QUE NOs HACE
ESPECIALES,
RAICES
DEL 7
ESP{RITU
COOPERATIVO
La predis
de nuestra especie
posicion singular
a cooperar en sociedades
de gran tamajio tiene
un origen evolutivo remoto
o Frans de Waal
L DEBATE SOBRE EL MODO EN QUE LA HUMANIDAD HA LOGRADO ERIGIRSE EN
la forma de vida dominante, con una poblacién ereciente que ya su-
‘ 4. Peta los siete mil millones de personas, ha girado siempre en torno
ala competencia. Segtin se dice, nuestros ancestros fueron ocup:
.
do tierras y exterminaron otras especies, entre ellas a nuestros he
; nanos los neandertales, y cazaon fos grandes depredadores hasta
ae '% Ja extincion. Hemos conquistado la naturaleza a sangre y fuego.
Pero relia improbable quot iden se juste aa raided. Nuestros antecesores eran dema
sada pequeftos yvulnerables para dominar la sabana. Vivieron bajo la amenaza constante de las
Jaurias de hienas, de una decena de grandes felines y de otras bestias peligrosas. Quizd debamos
rnuestro éxito como especie mis ala aptitud para eooperar que a la inelinael6n a la vilenela,
[Nuestra actitud eooperativa tiene profundas rafes evolutivas en el reine animal, pero solo la
especie humana se organiza en grupos de indivicluos capaces de lograr hazathas colosales, Solo
ella posee la compleja moralidad para poner de relieve las responsabilidadtes de los demas ¥
hhacerlas eumplira través de la eputaei6n o del castigo. ¥, en ocasiones, llevamos a cabo proezas
Inerefbles que desbaratan la idea de que solo aetuamos motivados por el interés propio.‘Veamos 1m suceso que tuvo Ingare ato pasada en tna estar
cidn de metro de Washington D.C. La silla de ruedas elctrica
de un pasajero se averi6, con tan mala suerte que este acabo
tendido sobre os rafles. En segundos, varios testigos saltaron a
JaviayJo rescataron antes de la legada del tren, Un rescate ain
ads arviesgado tuvo Ingar en 2007 en el suburbano de Nueva
York cuando Wesley Autrey, un obrero dela eonstruceion de 50
alos, salvo la vida a un hombre que cay6 ala viaen el momento
fen que entraba el convay en la estacién, Sin tiempo material
para sacarle, Autrey se lanza la via y permaneci6 sobre el ac-
cidentado mientras cinco vagones rodaban por encima de sus
ceabezas. Luego rest importaneia al acto heroics.
‘Sin duda lo habia sido. Pero équé le impuls0 a poneren riesgo
ssvida para salvar un desconocido en el metro? Para responder
4 esta pregunta ¥ saber eémo acabamos cooperando de otras
‘maneras, debemos drigit la mirada hacia nuestros primos ev-
Jtivos en busea de conductas siuuilares, en especial a nuestros
parientes vivos mas proximos el chimpaneé y el onobo,
LA COOPERACION EN LOS PRIMATES
Con regularidad presencio easos menos dramétioos de coope-
ruci6n altruista en el Centro Nacional de Primatologia Yerkes,
de la Universidad Emory, Desde mi despacho se divisa un gran
cereado herboso en el que una vieja chimpancé llamada Peony
‘mata el tempo tomando el sol en compania de otros iguales.
Los brotes de artritis que la aguejan le impiden con frecuencia
caminary trepar. Pera cuando intenta encaramarse al armazén
de trepa, ina hembra joven sin parentesco con ella se coloca
detrds y la empuja hacia arriba apoyando las manos sobre sus
ancl nalgas. También hemos vista a otros compatieros levarle
‘agua, pues parsella caminar hasta el grfo puede resultar agot-
dor: cuando comienza a dirigirse hacia é, otros se le adelantan,
‘oman un trago de agua y se detienen ante ella, que, dispuesta,
sabre la boea de par en par para que le eseupan el ehorvo.
‘Numerosos estudios recientes han analizado la eooperacion
en los primates y Tegan a tres conclusiones importantes, La
primera es que tal eondueta no depend de vineulos femiliares
‘Aunque los simios prefieren los parientes, la ayuda no se I
‘mite ala familia El andliss del ADN de las heees ha permitido
averiguar el parentesco de los ehimpaneés que eagan y vagann
juntos por el bosque: Ia mayorfa de las alianzas fuertes las trax
‘ban individos sin lazos familiares. Los amigos se aciealan, se
avisan de la presencia de depredudores ¥ comparten el alimento.
En segundo lugar, la cooperavion se basa a menudo en la
reciprocidad, Los experimentas indican que los chimpancés re-
cnerdan os favores recibidos. Un estudio de una colonia cantiva
analiz6 el aciealamiento matinal antes de la hora de comer.
‘Cuando se oftefa a os simios alimentos que podian eompartis,
como sandfas, a los afortunados que se hactan eon ellas ense-
ssvida les rodeaba una multitud de pedigtenos que extendfan
Ja mano entre quejios ¥ lamentos; se comprobé que aquellos
‘que habfan aeicalado a los afortunados por Ia maana tenfan
‘nds posibilidades de reetbir una parte
En tercer har; la cooperacion puede estar motivada por la
fempatia, un rasgo comin en todos los mamiferas [uease «La
Si
Fran de Waal eet citedreC. 1. Concer
ecomporeients oe primate ena Unverad
Fare det dlCanto rg Lik nel
‘Centr Nasional Pilots.
LOS CAZADORES DE BALLENAS DE LAMALERA, que
afrontan coro con codo situaciones de vida o muerte, poseen t
profundo sentido dela equidad.
‘empatia en los animales», por Frans BM, de Waal; Mise ¥
‘CeteRno 1." 38, 2009]. Nos identiieamos con los demas en si-
tuaelones de necesidad, dolor o angustia,y ello nos impulsa a
prestar ayuda. Aliora ve eree que los primates yan més all y se
preocupan del bienestar de otros. En un experimento clisieo
‘se eolocan dos monas juntos ¥ a uno de ellos se Te da a escoger
centre dos fchas de colores: si elige una de ellas recibe recompen-
‘52 6, pero sl opta por laotra los dos reciben premio. Después de
ppovas ronda, acaba eligiendo ms a menudo la fea atrulsta,
La preferencia no se basa en el miedo a su vecina, porque pre
‘samente los mottos més generasos son los dominantes (y menos.
temerosos, por tanto),
A veees, como en la prueba anterior, la preoeupaci6n por el
pprijimo no acarrea eostealguno parasi mismo, pero los primates,
‘también prestan ayula aunque suponga umn cost elevado, como,
‘cuando el acto de generosidad implica perder la mitad del alimen-
to Se sabe que los eimpaneés adoptan a individuos huérfanos
‘0 acuden en defensa de otros membros cuando son atacados
por leoparts, acciones altuistas que pueden costar muy cars,
LAS PROFUNDAS RAICES DEL ALTRUISMO,
La predisposicion al altruisino de ls primates tal vez sutslo a
raiz del cuidado maternal que todos los mamniferos dispensan,
‘Ya sea raténo elefante, la madi ha de responder a las sefiales
a espece humana poste la Sngularaptud de exope- Gran pare dellundamert de esacooperacénitcllés La singular apd coopera de Ho
‘aren grupos numerosos y oganzads y recur a una
{56 INVESTIGACION Y CIENCIA nite 014
luempatay elaluiso.se observa ambiénenuestos me sapiens le ha permit ergs en
‘moralda compl, basadsenlaepuaciénylcastign, arenes mis cercanes. les primate ariopomor
laforma de vida dominare planaSELON
RAICES DELESPIRITU COOPERATIVO CUR Nee #
de hambre, dolor y miedo de las erfas, pues de lo contrario por
ddrfan perecer. Esa sensibilidad se extendi6 a otras relaciones,
reforzando los vineulos afeetivos, la empatta y la eooperaeién
cen el seno de una sociedad mas grande,
1a cooperacién hrinda beneficios sustanciales, por lo que
no es sorprendente que se extendiera. En el reino animal pre-
‘domina la cooperuelén mutualista, que supuestamente aleanza
‘an amplla difusion porque rinde beneficlos inmediatos, como
‘conseguir alimento orepeler a los agresotes. onsiste en trabajar
juntos en pos de un objetivo obvio que resulta ventajoso para
todos, como euando una jaurfa de hienas abate un fu, o una
Dbandada de pelfeanos dispuestos en semiefreulo consigue verear
cont las patas un banco de peves en aguas someras para darse
‘un festin, Esa cooperacién se basa en una accidn perfectamente
‘coordinada y en el posterior reparte de los heneticios,
Asu.vez, tales aeciones dan plea conduetas eooperativas mis
reinadas, como la compartieion, Si una hlena 0 un pelfeano
‘monopolizasen todas las recompensas, el sistema se desmoro-
aria, La supervivencia depende de la capacidad de compartir,
1o cual explica que tanto los hummanos come los animales sea-
‘mos tan puntllosos eon los repartos justos. Los experimentos
‘demuestran que monos, perros y elertas aves soetales rehsan
el premio cuando es inferior al que otto recibe por la misma.
tarea; el chimpancé y el hombre van ms alla y moderan el re-
pparto de las recompensas para evitar a frustraciOn de tereeros
Debemos nuestro sentido de la equldad a la larga historia de
‘cooperacion mutualista
LA SINGULARIDAD HUMANA
{Hser bumano ofiece ejemplos vividos del vineula entre el repan-
toy lasuperviveneta, Los habitantes de Lamalera, en Indonesia,
se adentran en alta mar en grandes canoas ala caza de ballenas
ccon las manos casi desnudas, Los balleneros reman hacia la
ppresa hasta que el arponero puede saltar sobre su lomo para
Clavar con todas sus fueraas el arma, ts lo eual se limitan a
segttirde cerca al leviatén hasta que muere desengrad. La vida
de muchas familias depende de ta pesca, por lo que el buen
reparto de la presa esti siempre muy presente entre Ia docena
‘de hombres que ocupan el bote. No sorprende en absoluto que
Jos lamaleranos sean los paladines de le equidad, un atributo
{que los antrop6logos valoran con wna herramienta Tlamtada el
Juego del ultimatum, que mesura la preferencia por las ofertas
equitativas. En socledades con mayor autosufcienela, como
aquellas en las que cud familla dispone de una parcels de
tierra, la equidad no es tan importante.
Una de las diferencias aireadas entre los humanos y ottos
primates es que somos la dea especie que coopera con extraios.
A pesar de que nuestra disposiein a cooperar depende de Ins
circunstaneias después de todo, también matamosalos que no
pertenecen a nuestro grupo—,los primates suelen competirentre
sfen la naturaleza, EI modo en que las comunidades biummanas
ppermiten a los desconoeidos ateavesar su teritori, eomparten
‘ituallas con eos, intezeambian blenes yregaloso se alfan contra
enemigos eomunes no es propio de otros primates.
Pero ese aperturismo no exige ninguna explicacion evotutiva
especial, eomo algunos pretenden. Seguramente, la cooperacién
con extrafios eonstituye una prolongueidn de las endencias que
surgen en el seno de los grupos. En la naturaleza no resulta
infrecuente la aplicacion de aptitudes fuera del marco origi
nna. Un ejemplo lo hallamos en la manera en que las primates
cemplean las mnanos para enearamarse a sus madres, una habie
dad adquirida en la trepa a los &rboles. Experimentos en los
«que eamuchinos y bonobos se relacionan eon desconocidos han
ddemostrado su capacidad de intercambiar favores v compartir
alimentos. En otras palubras, el poteneial para eooperar eon
extraflosestd presente en otras especies aunque las situaciones
‘que dan pie a ello sean inusuales en la naturaleza,
Con todo, en un aspecto si parecems tinteos: la naturaleza
altamente organizada de nuestra eooperacion, Entablamos ¢o-
Jaboraciones jerarquizadas para llevara eabo proyectos a grant
scala de una complejidad y magnitud sin igual en la naturaleza.
‘Pensemos en los arvozales aterrazados del delta del Mekong.0 en
Ja teenologta que ha permitido construr el Gran Colisionador
de Hadzones del CERN,
La mayor parte de la cooperavion animal surge de la propia
corganizacion, A veces, los animales se reparten las papeles ¥ se
coordinan estrechamente. Suede asf cuando un grupo de orcas
rea una ola para barrer a una foea del témpano flotante donde
descansa; 0 cuando varios ehimpaneés macho se dividen en
‘grupos para persegnit ¥ rodear a un grupo de monos pequefios
en la copa de los Arboles, como si huieran acordado antes su co-
‘metido, Nose sabe cémo se crean y se comunican las intenciones
en este lipo de eooperaci6n, pero no parecen estar orquestadas
por los cabeeillas, como resulta habitual en los humanos.
Laespecie humana también dispone de mecanismos de coope-
racién que por ahora son inéditos en otras especies. A través del
contacto reiterado, nos labramios una reputacion com aumigos
de contanza o, por el eonteatio, somos castigados si nuestro
‘empero es flaco, La samibra del castiga tambien disuade a los
‘ndividuos de cometer fraudes. En el laboratorio penalizamos a
Js aprovechados aun a costa de nosotros mismos, préctica que
1 larga fomenta la cooperaeién en el grupo. Existe un gran
debate en torno a cui habitual esl eastign en la vida real, fuera
del laboratorio, pero sahemos que nuestros sistemas morales
‘ncluyen expectativas sobre la cooperacion ¥ que nos mostramos
‘muy sensibles a la opinion pablica. Los partcipantes en un ex-
perimento donaron ms dinero para una buena causa cuando se
vieron observados por un par de ojos dibujados em la pared, Al
sentirnos vigilados, nos preoeupa nuestra reputacién,
Y¥ esa preocupacién sobre la reputacion podria haber sido
el elemento cohesivo que permlué a Homo sapiens eonformar
soeiedades mas grandes. Durante gran parte de la prehistoria
‘humana, nuestros ancestros llevaron una vida némada muy
similar ala de los actales cazadores-recolectares. Estos pueblos
se inelinan por la paz y el comercio eon otras comunidades, 1o
cual sugiere que los primeros H sapiens compartfan es0s rasgos.
Sin near nuestro lado violento, estoy eonvencido de que esa
preclisposiekin para la cooperacion es Ia que nos ha llevado tan
lejos. Partiendo de tendencias que surgieron y evolucionaron
cen los primates no humanos, hemos teido comple redes so
ciales integradas por individuos que cooperan de innumerables
formas,
‘The human potenti for peace, Dow iy. Ofrd Urs Pres, 200,
Himono quellevamos derive, ans, dW, Tugs bes, 20,
‘The ago of empathy Fans B Md Wea Haro Books 20%.
Prosi rises Salish and unslish matin Fans. Md
"yal Sch en isp Tasco: te Raa Scr 36,
e53paq 71-272 septembre 2010.
Po gu cooperamon Marin d Mowat 212
Noviembre 2014, lvestgaionyCencaes 57