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Alexandra Murcia Navarro

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4.º Periodismo

Práctica 2 “El derecho a la información en el


constitucionalismo histórico español”

La primera vez que aparece la libertad de prensa como un derecho es


en la Declaración del Buen Pueblo de Virginia en 1776. Este texto
recoge la declaración de derechos, base de la posterior Constitución.

La referencia en esta declaración dice exactamente que “la libertad


de prensa es uno de los grandes baluartes de la libertad y no puede
ser restringida jamás, a no ser por gobiernos despóticos”. En este
derecho está bien definido el carácter liberal de la Constitución de
EE.UU. Prima la libertad y defienden la libre difusión de documentos e
información sin intervención alguna del estado. Su intervención está
considerada como despótica. De esta forma se quiere
constitucionalizar los derechos de informar y ser informados, la
investigación para informar, la difusión de esa información y sobre
todo no ser penado a causa de las opiniones que pudieran tenerse.

En una enmienda posterior a la Constitución, en 1771 añaden que el


Congreso no podrá promulgar ninguna ley que limite la libertad de
prensa. El texto corresponde a la primera enmienda y es
exactamente este: “el Congreso no hará ley alguna por la que se
establezca una religión o se prohíba ejercerla, o se limite la libertad
de palabra, o la de prensa, o el derecho del pueblo a reunirse
pacíficamente y pedir al gobierno la reparación de sus agravios”.

Las características liberales de este derecho en la Constitución son


debidos a la influencia de la Revolución Francesa y su repercusión en
la abolición del absolutismo. En este momento y contexto histórico se
perseguía la libertad y los derechos del individuo y se buscaba
desbancando al gobierno que históricamente les había oprimido y
creando un nuevo modelo de estado donde el individuo fuese el
protagonista y tuviera derechos y libertades.

Así queda plasmado tras la Constitución de EE.UU de 1787 en la


Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789. Su
artículo 11 dice que “la libre comunicación de los pensamientos y de
las opiniones es uno de los derechos más preciados del hombre; todo
ciudadano puede, por tanto, hablar, escribir e imprimir libremente,
salvo la responsabilidad que el abuso de esta libertad produzca en los
casos determinados por la ley”.

En esta declaración ya se hace referencia a un control de la difusión


de la información si incumple alguna de las leyes del Estado.
España se contagia del espíritu liberal y aparece la primera
Constitución en 1812. Las ideas liberales predominantes y sobre todo
la influencia de la Declaración de Derechos del Hombre y el
Ciudadano queda patente en la instauración de un estado burgués.
Los postulados liberales son evidentes y muy parecidos a sus
antecedentes en Estados Unidos. El Artículo 371 de esta Constitución dice:
“todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y publicar
sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación
alguna anterior a la publicación, bajo las restricciones y
responsabilidades que establezcan las leyes”.
La Constitución de 1837 y la de 1845 hacen igual referencia a este
derecho pero con algunas breves diferencias. En la de 1837 se hace
referencia a que se prohíbe la censura previa. La de 1845 recoge esta
novedad de la prohibición de la censura previa y añade que la
publicación de ideas se harán con sujeción a las leyes”.

En 1856 se dio un proyecto nonnato en el que se decía que “no se


podrá secuestrar ningún impreso hasta después de haber empezado
a circular”. Este artículo fallido se verá luego reflejado en la
Constitución de 1869.
Art. 17 “tampoco podrá ser privado ningún español: del derecho de
emitir libremente sus ideas y opiniones, ya de palabra, ya por escrito,
valiéndose de la imprenta o de otro procedimiento semejante”
(…).
Como garantía de lo anterior, el art. 22: “no se establecerá ni por las
leyes ni por las autoridades disposición alguna preventiva que se
refiera al ejercicio de los derechos definidos en este título. Tampoco
podrán establecerse la censura, el depósito ni el editor responsable
para los periódicos”.
Art. 23 añade: “los delitos que se cometan con ocasión del ejercicio
de los derechos consignados en este título serán penados por los
tribunales con arreglo a las leyes comunes”.

Esta Constitución ya refleja unas diferencias con la anterior liberal y


tiene un marcado carácter progresista, consecuencia de las
revoluciones sociales surgidas a partir de 1848 en Europa. Además de
estos derechos recoge el sufragio universal masculino, una
monarquía democrática y un liberalismo radical.

Tras la Restauración vuleven de nuevo las Leyes de Prensa y las


dificultades para imprimir y editar .

La Constitución de 1876 permite la emisión libre de ideas y opiniones


y el uso de imprenta sin sujeción a la censura previa pero recoge
claramente en su Artículo 14.1su regulación. “Las leyes dictarán las
reglas oportunas para asegurar a los españoles en el respeto
recíproco de los derechos que este título les reconoce, sin menoscabo
de los derechos de la Nación, ni de los atributos esenciales del poder
público”.
No será hasta 1931 donde se encuentre otra Constitución que regule
extensamente los derechos de los ciudadanos. La proclamación de la
II República trae nuevos derechos en cuanto a la libertad de Prensa.
Se prohíbe el secuestro de publicaciones sin la orden de un juez y
asimismo no se permite la suspensión de una publicación sin una
sentencia firme. De esta forma se garantiza que la suspensión de una
publicación noopodrá ser elegida arbitrariamente por el legislador
sino que será alguien imparcial el que lo decrete si hay pruebas para
ello.

Art. 34: “toda persona tiene derecho a emitir libremente sus ideas y
opiniones, valiéndose de cualquier medio de difusión, sin sujetarse a
la censura previa. En ningún caso podrá recogerse la edición de libros
y periódicos sino en virtud de mandamiento de juez competente. No
podrá decretarse la suspensión de ningún periódico sino por
sentencia firme”.

La llegada del régimen dictatorial franquista supuso un paso atrás en


los derechos de los ciudadanos, muy en especial a la libertad de
expresión.

Según promulgaban las Leyes Fundamentales del Reino en el Fuero


de los Españoles “todo español podrá expresar libremente sus ideas
mientras no atenten a los principios fundamentales del Estado”.
De esta forma, todo lo que pusiera en duda al régimen estaba
prohibido y era censurado. La censura era previa y en el caso de que
se llegase a publicar se secuestraba la publicación, se prohibía su
difusión posterior y penaba con cárcel a los responsables de tales
publicaciones.

La actual Constitución de 1978 recoge en su Artículo 20 lo siguiente:


1. Se reconocen y protegen los derechos:
a. A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y
opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio
de reproducción.
b. A la producción y creación literaria, artística, científica y
técnica.
c. A la libertad de cátedra.
d. A comunicar o recibir libremente información veraz por
cualquier medio de difusión. La Ley regulará el derecho a la
cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de
estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante
ningún tipo de censura previa.
3. La Ley regulará la organización y el control parlamentario de los
medios de comunicación social dependientes del Estado o de
cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los
grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de
la sociedad y de las diversas lenguas de España.
4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos
reconocidos en este Título, en los preceptos de las Leyes que lo
desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a
la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.
5. Solo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y
otros medios de información en virtud de resolución judicial.

Hereda la universalización del derecho a la Información acuñado en


Europa tras la II Guerra Mundial, que pretendían evitar la
manipulación de los Derechos por los Estados. También recoge rasgos
de la Declaración de Derechos Humanos de la ONU que recoge en su
artículo 19 que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión
y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa
de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones
y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por
cualquier medio de expresión”.

El Consejo de Europa también es clave en nuestra actual


Constitución, es exhaustiva en los límites. El Convenio de Roma que
lo regula recoge en su artículo 10 que ”1. Toda persona tiene derecho
a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de
opinión y la libertad de recibir o de comunicar informaciones o ideas
sin que pueda haber ingerencia de autoridades públicas y sin
consideración de fronteras. El presente artículo no impide que los
Estados sometan las empresas de radiodifusión, de cinematografía o
de televisión a un régimen de autorización previa.
2. El ejercicio de estas libertades, que entrañan deberes y
responsabilidades, podrá ser sometido a ciertas formalidades,
condiciones, restricciones o sanciones, previstas por la ley, que
constituyan medidas necesarias, en una sociedad democrática, para
la seguridad nacional, la integridad territorial o la seguridad pública,
la defensa del orden y la prevención del delito, la protección de la
salud o de la moral, la protección de la reputación o de los derechos
ajenos, para impedir la divulgación de informaciones confidenciales o
para garantizar la autoridad y la imparcialidad del poder judicial”.

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